Dreams Inc.

Carmilla (Web Series) Carmilla - All Media Types
F/F
G
Dreams Inc.
Summary
“¿Ellos logran su felicidad? Los ‘soñadores’”“Algunos por siempre, otros por un tiempo. Lo importante es que por unas horas sus fantasías se han hecho realidad. Si no supieras de nuestra existencia, que es tan sólo una ilusión, un acto ¿No querrías disfrutar de tu mayor sueño aunque fuera por unas horas?” O en el que una alma perdida es encontrada por un especial grupo de entusiastas que le invitan a trabajar con ellos.
Note
Hola, hola a todos :)Esta es una nueva historia que traigo para su deleite. Les cuento, hace muchos años que vi esta obra en vivo, y se convirtió en una de mis favoritas; y hace algunos meses me encontré con una versión que hicieron en película. Después de verla, no pude dejar de pensar en cómo sería tener a Hollstein en la misma situación. Así que esta historia está lejanamente basada en la obra de teatro 'Los árboles mueren de pie' del dramaturgo español Alejandro Casona. Les recomiendo verla o leerla después del fic pues sino se adelantarán en saber lo que pasa; aunque, claro está, hice cambios para adaptarla al universo de Carmilla. La advertencia es, la historia se desarrollará lentamente; así que tengan paciencia porque valdrá la pena. Hollstein siempre lo vale ;)Sin más, es un gusto volver a escribir para todos ustedes Creampuffs. ¡Les quiero! xoxoMckie P.D. Sigo en shock después del full trailer y no puedo esperar a que ya salgan los primeros 17 capítulos :D
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Conoce a Lilita Morgan.

Después de dos agotadores días la relación entre Cupcake y Kitten parecía ir mejorando; tanto como que al menos la pelinegra ahora parecía haber dejado de contestar a la rubia sólo con monosílabos y ya se refería a ella sin utilizar intermediarios. En su mayoría LAF que ya estaba realmente harta de ello.

 

El señor Hollis se había despedido de ellas la noche anterior, con un gran abrazo de oso que le hizo a la pelinegra sentir que sus huesos estaban siendo triturados por la fuerza del gesto.

 

Esta mañana se enfrentarían a la prueba mayor, viajar a Styria para conocer a Lilita y estar con ella y Sherman por una semana, hasta que aquella llamada de trabajo les hiciera regresar a su vida en Nueva York dejando a una abuela feliz en sus últimos años de vida.

 

“Sigo sin entender por qué no puedo ir yo en tu lugar LAF.” Dice T.A. cruzando los brazos al frente realmente molesta ante la decisión.

 

“Ya te lo dije mil veces, T.A. No necesitamos más de los antagonismos entre Kitt… Carmilla y tú.” Contesta LAF frotando su frente, pues es quizás la decimotercera vez que tiene que aclarar el asunto a la alta pelirroja.  Desde ese día, el grupo está determinado a llamar a las mujeres por sus nuevos nombres para hacerlas sentir cómodas con sus actuales personalidades.

 

Por el contrario de Cupcake y Kitten, la pelinegra y T.A. no han podido avanzar en su relación. En cada oportunidad que la pelinegra tiene, Kitten llama a la pelirroja por algún sobrenombre molesto; Xena, Clifford y Agente Orange, sus favoritos.

 

La conversación es interrumpida cuando una determinada Cupcake intenta bajar la pesada maleta por las escaleras con su poca fuerza.

 

T.A. corre de inmediato para ayudarla y todos se reúnen en la sala principal de la casa para las últimas instrucciones. Todos excepto Kitten.

 

“¡Esto es inaudito! Sabía que debía estar lista hace más de treinta minutos. ¡Perderemos el avión si no nos vamos ahora! ¡Arrrgh!” Grita una desesperada Cupcake que no ha dejado de pasear por toda la sala lanzando manotazos al aire en fastidio.

 

“Laura, tenemos tiempo de sobra. Dean está con ella arriba, al parecer, Carmilla necesitaba ayuda con algo.” Contesta LaFontaine frotando el centro de su frente.

 

El señor Vordenberg y el demás equipo se encuentran sentados en la sala intentando tener la paciencia suficiente.

 

“¡Ugh! ¿Qué le puede tomar tanto tiempo? Teníamos todo listo desde anoche. Si no baja en cinco minutos, juro que subiré por ella yo misma.”

 

“¡Oooh! ¿Me extrañabas, cutie?” Se escucha la voz de Carmilla que se encuentra al pie de la escalera.

 

Todos levantan la cansada mirada y sus expresiones faciales son confusas para Cupcake que se encuentra de espaldas a la mujer.

 

Cuando la rubia gira en su lugar no puede evitar que su boca se abra ampliamente con su quijada cayendo hasta el suelo.

 

“Pero mírate, eres tal y como imaginaba a Carmilla.” Expresa un Cornellious complacido.

 

La pelinegra viste una de sus clásicas sonrisas complacidas ante la perplejidad en el salón y su mirada de inmediato se engancha al asombro en el rostro de Cupcake; haciendo que su sonrisa se agrande aún más.

 

Carmilla, está ataviada en un par de negros pantalones de piel tan apretados que parece ridículo que alguien pueda vestirlos mientras respira; lo que parece aún más increíble es que una blanca camiseta normal en la pelinegra se vea como un artículo extraordinario. Cupcake no sabe si hay alguna regla contra el uso de los chalecos de piel encima de una chaqueta de jean; pero si la hay, la pelinegra tiene el mejor argumento para romperla. La indumentaria remata con un nuevo par de botas de motociclista.

 

Pero lo que realmente llama la atención de la rubia, en particular, son las delicadas líneas curvas que la negra cabellera de la ‘Carmilla’ presenta al final, cayendo sobre sus hombros con tal sutileza como si se tratara de un ser etéreo, no humano pero al mismo tiempo con tanta fragilidad como el cristal.

 

“Wow” Es lo único que el cerebro de la rubia la deja expresar y las cejas de Kitten se alzan de inmediato en respuesta.

 

T.A. aclara su garganta atrayendo la atención de todos, asegurándose de romper la magia en el ambiente entre las dos mujeres.

 

“Errr… Laura, es tiempo.” Dice la pelirroja en un tono de amargura.

 

“¿Uh?” Contesta la rubia cuando siente un ligero golpecito en el hombro por parte de la alta pelirroja al ver que ésta no ha retirado la mirada de su ‘prometida’.

 

“T.A. tiene razón. Debemos irnos o para evitar el tráfico y llegar a tiempo para su vuelo.” Complementa Bookworm revisando su reloj de bolsillo.

 

“¡Claro! ¡Vuelo! Yo, Laura. Tengo que tomar un vuelo para ver a mi abuela y mi padre en compañía de mi prometida… Carmilla.” Exclama la nerviosa rubia desviando la mirada y recogiendo sus cosas con premura y saliendo torpemente de la casa para evitar que todos vean el rojo de sus mejillas.

 

Afortunadamente para todos, LAF, Carmilla y Laura logran llegar a su vuelo.

 

“Este es el auto que estaré manejando en Styria y estará a su disposición en cualquier momento. Sólo tienen que llamarme y vendré por ustedes.” Dice la pelirroja abriendo las puertas de un negro vehículo económico.

 

“¿Llamarte? Pensaba que te quedarías con nosotros como nuestra amiga.” Declara una confundida Laura.

 

“Si… respecto a eso. Pensamos que es mejor que no haya más trama. ¿Qué persona lleva a una amiga extra en su primer visita en quince años a casa de su abuela? Además tienes a tu prometida para hacerte ‘compañía’” Contesta la pelirroja en mirando al par por el retrovisor haciendo bailar sus cejas ante la última palabra.

 

La rubia respira ampliamente a manera de resignación. Tener a LAF cerca le hacía sentir menos ansias de estar sola con Carmilla, pero ahora eso ha cambiado.

 

“¿Por qué no nos hemos casado, eh?” Pregunta de la nada la pelinegra mirando a Laura.

 

Lo que hace que LAF pierda su concentración en el camino volanteando bruscamente antes de recuperar el control.

“¿Por qué…? ¡¿Qué?!” Grita Laura.

 

“Carmilla y Laura. Tenemos dos años comprometidas. Nos amamos ¿Por qué demonios hemos esperado tanto en casarnos?”

 

“Porque… No creo que a la abuela le interese saber eso.”

 

“Pero es una pregunta bastante coherente en realidad.” Dice la pelirroja frunciendo el ceño.

 

“Es obvio que Laura y Carmilla tienen una vida realmente ocupada, sus trabajos les toma mucho tiempo. Planear una boda no es cosa de un día, hay que ver muchos detalles y los gastos; el pastel, las invitaciones, la música, el lugar, el vestido…”

 

“Por lo que veo tienes todo pensado para tu boda, cutie.” Responde Carmilla sonriendo burlonamente.

 

Antes de que la rubia pueda decir algo la risa de LAF parece aminorar la tensión en auto.

 

El resto del camino a la residencia Hollis es en completo silencio. Carmilla contempla los amplios campos a la orilla del camino recordando parte de las cartas del señor Hollis.

 

La vendimia es lo que más recuerdo y extraño de mis años en Styria. Despertar antes de que el sol apareciera entre las montañas para recorrer los verdes pasillos del viñedo mientras los trabajadores recogían uno a uno cada racimo de uvas, escogidos con enorme precisión.

 

Las manos de mi padre llenas de tierra tomando con extrema delicadeza las parras, estudiando el crecimiento de éstas.

 

Quizás, algún día, pueda regresar a esos enormes campos para recorrerlos en una nueva cosecha.

 

“Hemos llegado.” Afirma LAF en cuanto una enorme reja frente a ellas se abre y el auto hace su camino hacia la blanca y enorme vivienda que se ve en el horizonte.

 

Carmilla se encuentra tan perdida en sus pensamientos admirando la belleza del espacio a su alrededor que brinca de inmediato cuando siente la mano de la rubia a su lado escabullirse entre la suya.

 

“¡Pero qué!”

 

“Estamos comprometidas, es obvio que debemos llegar tomadas de la mano.” Dice la rubia mirando al frente para esquivar la mirada de la pelinegra, a la que no se le escapa el carmesí en las mejillas de la mujer. Carmilla sonríe para sí misma, si Laura quiere realmente hacer un espectáculo de su ‘relación amorosa’, ella se asegurará de que así sea.

 

En cuanto el auto se detiene frente a la puerta de la finca Carmilla desciende del vehículo para abrir la puerta de Laura y darle la mano para ayudarla a bajar. La rubia se queda desconcertada ante el gesto pero al sentir la mirada de todos sobre ella no tiene más que sentirse obligada a aceptarla. No es que tomar la mano de la pelinegra le haga sentir electricidad cada que se rozan, hace apenas unos minutos lo ha hecho; pero el acto en sí es totalmente contrario a la ruda actitud que siempre muestra Carmilla.

 

“¡Laura!” Grita una emocionada Lilita que con sus pocas fuerzas apresura su paso para llegar hasta donde se encuentra su nieta.

 

Detrás de ella camina sigilosamente un intranquilo Sherman Hollis que toma su distancia de la situación.

 

“¡Abuela!” Corresponde la rubia abrazando a la mujer con gran entusiasmo.

 

La anciana mujer toma el rostro de Laura entre sus manos para mirar directamente a sus ojos, es como si pudiera recordar cada una de las sombras de las tonalidades de color avellana del iris de su nieta; y quisiera corroborar que siguen ahí. Sus ojos pasean por el resto de las facciones de la rubia.

 

“Has cambiado mucho.” Dice la abuela en un murmullo, casi como si se lo dijera a sí misma.

 

“Han sido tantos años, abuela.” Responde Laura nerviosamente desviando su mirada a LAF y Carmilla brevemente, esperando que Lilita no lo note.

 

“Señora Lilita, ha olvidado esto en la cocina.” Dice un hombre de mediana edad con una bandeja de cupcakes en la mano.

 

“¡Cupcakes!” Grita Laura en cuanto ve los pastelillos; haciendo que Carmilla gire los ojos ante su reacción.

 

“¡Ahí está mi Laur!” Sonríe con lágrimas en los ojos la abuela.

 

“Puedes llevar los cupcakes a la sala junto a todo lo demás, William querido” Ordena la mujer al hombre que de inmediato asiente y regresa al interior de la casa.

 

LAF, Carmilla y el señor Hollis dejan salir el aire contenido en alivio.

 

“Bienvenida a casa, Laura-bear.” Dice Sherman acercándose a la rubia que de un salto ataca al hombre en un abrazo.

 

“¡Papá!”

 

“Tú debes ser Carmilla”

 

“¿Debo ser?” Masculla la pelinegra recibiendo un codazo por parte de LAF antes de que se ocupe de sacar las maletas del automóvil.

 

“Uh. Sí, soy yo. Señora Morgan. Carmilla Karnstein.” Recompone la pelinegra extendiendo su mano a la mujer.

 

“Deja la palabrería formal, llámame Lilita o abuela, si te nace. Dentro de poco seremos familia; y por las cartas de Laura ya siento que te conozco. Bienvenida a casa.” Contesta la anciana evitando la mano de la pelinegra dándole un fuerte abrazo, que Carmilla tarda un poco en regresar.

 

“Gracias… Li… abuela.” Dice Carmilla relajándose en el gesto y apartándose de la mujer para mirar a Sherman.

 

“Señor Hollis, es un gusto conocerle por fin. Laura ha hablado tanto de ustedes dos que me parece conocerles también.”

 

“Así que tú eres el gran amor de mi Laura. Espero pronto tener una larga plática en privado contigo, Carmilla.” Dice seriamente el señor Hollis a la pelinegra. Tan seriamente, que Carmilla puede sentir verdaderos nervios y sus hombros tensarse de lo real que se escuchan las amenazas de Sherman.

 

“¡Papá! No tienes nada de qué preocuparte. Te aseguro que Carmilla es una buena persona; ha sido una excelente novia, ahora prometida y no tengo duda de que será una excelente esposa, algún día.” Interviene Laura mientras mira directamente a los ojos a la pelinegra y tomando una de sus manos entre la suya.

 

Un sentimiento sobrecogedor recorre cuerpo de Carmilla cuando sus ojos se detienen en la cálida mirada de la rubia. La pelinegra se pregunta sobre la sinceridad detrás de las palabras de Laura, pero todo es actuado, recuerda Carmilla.

 

“¡Y qué suerte que tú serás la afortunada!” Exclama entusiasmada Lilita.

 

“Sí, muy afortunada.” Murmura Laura y la pelinegra siente un poco de decepción en su afirmación. Quizás es sólo su imaginación, se dice.

 

“Pero vamos, vamos; he pasado toda la tarde horneando para su llegada.” Dice Lilita.

 

“Uhm. ¿Señoritas? Su equipaje.” Expone LAF gesticulando la montaña de maletas frente a ella.

 

“¡Oh! En seguida llamo a William para que las lleve a sus habitaciones en el segundo piso.” Responde Sherman.

 

“No será necesario. Seguramente nuestro chofer podrá hacerse cargo por su cuenta.” Interviene Carmilla sonriendo complacida ante la situación mientras saca un par de billetes para entregarle a la pelirroja que la mira con ojos asesinos.

 

“Si necesitamos algo más te llamaremos.” Dice Laura poniendo una mano en el antebrazo de su amiga pidiendo disculpas con la mirada.

 

“Uh-um.”

 

“¿Qué fue eso?” Pregunta Carmilla levantando una de sus cejas fingiendo altivez; pero realmente disfrutando de ello.

 

“Por supuesto, Señorita Laura.” Masculla LAF.

 

“Entremos a la casa.” Concluye Sherman intentando no reír con la escena.

 

Al entrar a la sala principal Laura puede percibir el aroma a hermosos recuerdos encerrados en ella; recuerdos que no le pertenecen pero que la calidez de la casa le hacen sentir con plenitud. Es un hogar.

 

“Esta casa es tal como en las imágenes.” Dice Carmilla admirando su rededor.

 

“¿Imágenes?” Pregunta la confundida abuela.

 

“Sí. Creo que he hablado tanto a Carmilla de mi infancia aquí que incluso la he hecho ver esta casa hasta en sus sueños, creando imágenes de la finca.” Aclara Laura borrando el pánico en la cara de Sherman y la pelinegra.

 

“Claro, claro. Entiendo. Laura siempre ha sido una experta en relatar historias con lujo de detalle, desde pequeña lo único que le importaba era contar sus aventuras. Me extrañó un poco cuando me escribió que estudiaría periodismo, siempre pensé que se inclinaría más por la escritura.” Dice Lilita repasando las cartas en su mente.

 

“Brindemos por su visita.” Interviene de inmediato el señor Hollis para desviar el tema.

 

William ha llegado a la sala con una botella de vino y cuatro copas.

 

“Es de nuestras mejores cosechas. Nada mejor para brindar por el regreso de nuestra Laura.” Dice Lilita con voz entrecortada tomando una de las copas.

 

“Por Laura.” Exclama Sherman extendiendo su copa al frente.

 

“Por Laura y Carmilla. Por su futuro matrimonio y felicidad; y porque esta sea la primera de muchas visitas más.” Explica la abuela mirando a la pareja.

 

Carmilla extiende su copa rodeando la cintura de la rubia a su lado con su brazo no ocupado. Laura salta por un instante ante el contacto pero trata de recomponerse pasando el revés de una de sus manos por la prominente línea del rostro de la peliengra que cierra los ojos disfrutando de la caricia.

 

La pelinegra gira su mirada a la rubia registrando en su mente la tímida sonrisa en su rostro y Carmilla no puede evitar el movimiento involuntario de acercarse a besar su frente.

 

“¿Pero qué clase de beso es ese? ¡No sean tímidas!” Dice Lilita gesticulando a la pareja.

 

“Lilita…” Advierte Sherman.

 

“Nada, nada. ¡Están comprometidas! No hay nada de qué asustarse.”

 

Laura modesta y rápidamente besa la mejilla de la pelinegra.

 

“Listo, abuela.”

 

“Es no es un beso, Laura-bear.” Replica la abuela.

 

Laura comienza a jugar nerviosamente con la copa entre sus manos. Carmilla puede ver la mirada expectante en el rostro de Lilita, llena de emociones, llena de esperanza.

 

La pelinegra gira a Laura entre sus brazos para verla de frente, jamás había estado tan cerca de la rubia como para notar las pequeñas pecas encima de su nariz, ni la belleza de sus pestañas cuando bailan al pestañear; mucho menos la delicadeza de los labios rosas de Laura. Su prometida, Laura. Carmilla siente la respiración de la rubia sobre sus propios labios y sin pensarlo una de sus manos toma la nuca de su prometida para atraerla hacia ella. El momento en el que sus labios colisionan ambas mujeres cierran los ojos dejándose llevar por la danza de sus labios, sintiendo la explosión de millones de galaxias al unísono. Laura se siente tan ligera que puede jurar que sus pies no tocan el piso y no está segura si es el dulce sabor del vino o de Carmilla lo que intoxica sus sentidos. Como sea, cualquiera de los dos la volverían adicta.

 

“¡COF. AHUM. COF. UHM!”

 

Laura y Carmilla se separan de inmediato ante la interrupción con sus rostros incendiados.

 

“Uhm. Todas las maletas están en su lugar. Me retiro ahora.” Dice LAF con una enorme sonrisa que hace que la pareja se sienta aún más apenada. Laura sabe que definitivamente, eso será lo primero que la pelirroja llegará a contar al equipo en su reporte de esta noche.

 

La pelirroja sale de la residencia después de que un par de avergonzadas Carmilla y Laura asiente mirando a todos lados menos a su compañera.

 

“¿Has visto Sherman? Eso es a lo que llamo un beso de amor verdadero.” Dice Lilita con emoción.

 

 

 

“Por Laura y Carmilla. Y por los nietos que vendrán.” Repite Sherman con una sonrisa haciendo sonrojarse a ambas mujeres aún más.

 

Lilita aplaude ante el razonamiento de su yerno y abraza a ambas mujeres fuertemente.

 

Después de cenar, los cuatro reciben con alegría los postres horneados por Lilita.

 

“Estos son en tu honor, Laura.” Dice Lilita señalando una de las bandejas que contiene varios cupcakes con una pasta de color miel y pequeños pedazos de nueces encima.

 

“Nueces…” Murmura Laura.

 

“¡Son tus favoritos! ¡Pero hacen falta las galletas! Iré a ver a William para saber dónde las dejó.” Aclara Lilita antes de hacer su camino a la cocina.

 

“¡Son nueces!” Susurra la rubia en un grito a Sherman en cuanto la abuela deja la habitación.

 

“Los favoritos de Laura.” Explica el señor Hollis asintiendo con una sonrisa.

 

“¡Soy alérgica a las nueces!” Aclara Laura mientras revisa que Lilita no alcance a escucharla.

 

Los pasos de la mujer se acercan y Carmilla se adelanta a tomar uno de los cupcakes de la bandeja para ponerlo por completo dentro de su boca y dejar el papel en manos de Laura que la mira sorprendida.

 

La peliengra está al borde de ahogarse por el gran bocado de comida dentro de su boca y el ataque de azúcar en su cuerpo le provoca que los bellos de su piel se ericen. Carmilla se pregunta como es que la rubia puede comer este tipo de cosas sin chistar.

 

Cuando Lilita llega mira complacida a su nieta mientras deja una bandeja de galletas de jengibre sobre la mesa.

 

“¡Laura! pero no pudiste esperar ni un minuto.” Dice Lilita haciendo referencia al papel en su mano.

 

“Es que sabes lo mucho que me gustan. Mejor de lo que recordaba.” Contesta Laura aparentando morder y tragar el pastelillo imaginario en su boca y sonriendo ampliamente.

 

“Carmilla ¿Quieres probar uno?”

 

“¡No! Es decir, no, abuela. Gracias. Creo que por ahora sólo tomaré agua.” Y por el resto de su vida, piensa la pelinegra aún sintiendo su boca enmielada.

 

“Creo que yo comeré galletas.” Dice una sonriente Laura tomando varias piezas entre sus manos; mientras Carmilla pretende asesinarla con la mirada.

 

Al terminar la velada ambas parejas suben al segundo piso para pasar a sus habitaciones.

 

“Sé que deben estar realmente agotadas del viaje; así que espero que la recámara sea de su agrado y comodidad.” Explica la abuela mientras abre la puerta de una amplia habitación en la que se encuentran sus maletas.

 

Una sola habitación.

 

 

 

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