Dreams Inc.

Carmilla (Web Series) Carmilla - All Media Types
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Dreams Inc.
Summary
“¿Ellos logran su felicidad? Los ‘soñadores’”“Algunos por siempre, otros por un tiempo. Lo importante es que por unas horas sus fantasías se han hecho realidad. Si no supieras de nuestra existencia, que es tan sólo una ilusión, un acto ¿No querrías disfrutar de tu mayor sueño aunque fuera por unas horas?” O en el que una alma perdida es encontrada por un especial grupo de entusiastas que le invitan a trabajar con ellos.
Note
Hola, hola a todos :)Esta es una nueva historia que traigo para su deleite. Les cuento, hace muchos años que vi esta obra en vivo, y se convirtió en una de mis favoritas; y hace algunos meses me encontré con una versión que hicieron en película. Después de verla, no pude dejar de pensar en cómo sería tener a Hollstein en la misma situación. Así que esta historia está lejanamente basada en la obra de teatro 'Los árboles mueren de pie' del dramaturgo español Alejandro Casona. Les recomiendo verla o leerla después del fic pues sino se adelantarán en saber lo que pasa; aunque, claro está, hice cambios para adaptarla al universo de Carmilla. La advertencia es, la historia se desarrollará lentamente; así que tengan paciencia porque valdrá la pena. Hollstein siempre lo vale ;)Sin más, es un gusto volver a escribir para todos ustedes Creampuffs. ¡Les quiero! xoxoMckie P.D. Sigo en shock después del full trailer y no puedo esperar a que ya salgan los primeros 17 capítulos :D
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Como un hogar.

“¿Una habitación?” Pregunta Laura sorprendida.

 

“¡Claro! Tu papá insistía en darles habitaciones separadas pero no hay por qué hacer un revuelo de esto, hace años que Carmilla y tú viven juntas. Tu abuela es vieja pero no tonta, ni ciega; es obvio que han tenido intimidad en todos estos años.”

 

“Lilita” Dice Sherman en un tono de alerta.

 

“¡Sherman, no seas ridículo! Los tiempos han cambiado y, Laura y Carmilla están comprometidas, tener una vida sexual es perfectamente comprensible y es más que saludable.”

 

Laura comienza a toser mientras su rostro se pinta de un rojo encendido.

 

“Y créeme, abuela, nosotras somos más que saludables en ese departamento.” Responde Carmilla pasando uno de sus brazos por los hombros de Laura, dándole un beso en la mejilla antes de guiñarle el ojo a Lilita en complicidad.

 

“Debo imaginarlo, a su edad es algo que se disfruta con constancia. ¡Necesito nietos cuanto antes!” Dice la mujer en exageración.

 

“No creo que es así como funciona con nosotras, abuela.” Dice Laura entre dientes mientras Lilita desestima su comentario con un movimiento de mano como si el hecho no fuera de importancia.

 

“No quisiera sonar presumida pero la constancia y la potencia es algo que me sobra. No por nada, Laura me ha comparado siempre con una pantera en la habitación.” Carmilla interviene en un tono presuntuoso, disfrutando cada segundo que Laura parece orar mentalmente porque se abra un agujero en la tierra que la lleve muy lejos de allí.

 

“¿Con una pantera?” Pregunta el señor Hollis mirando a la rubia que pretende mirar a todos lados menos a las personas que se encuentran en la habitación.

 

“Bueno, Carm, no es precisamente a lo que me he referido. Siempre he dicho que Carmilla parece un felino en la habitación; y aunque ella prefiere creer que es una pantera; más bien, yo me refiero a un pequeño y lindo gatito que ronronea tiernamente cuando duerme.” Responde Laura tomando la cara de Carmilla entre sus manos para frotar su nariz contra la suya; sonriendo complacida cuando la cara de satisfacción de la pelinegra se convierte en fastidio.

 

Sherman Hollis explota en carcajadas mientras Lilita intenta no reír tanto como su yerno.

 

“Creo que es hora de despedirnos, Sherman.”

 

“Sí, sí. Sólo quiero tener unas palabras con ellas antes de ir a mi habitación.”

 

“Déjalas en paz, no necesitan un sermón. Ponte los tapones para los oídos si no quieres escuchar nada; yo por suerte ya no escucho tan bien como antes.” Dice Lilita guiñándole un ojo a la pareja, deseándoles buenas noches y dándoles un abrazo antes de salir de la habitación.

 

“¡Felicidades! Han obtenido el visto bueno de Lilita. Ambas son extraordinarias. Gracias, gracias por su compromiso.” Dice Sherman en cuanto la abuela despeja el cuarto.

 

El señor Hollis las abraza y les desea buenas noches antes de hacer su propia salida.

 

El dúo se queda incómodamente parado en el mismo lugar sin saber qué hacer.

 

“¿Pequeño y lindo gatito?¿En serio?” Carmilla es la primera en romper el silencio con una mirada de enojo en su rostro.

 

“¿Una pantera?” Argumenta Laura en un tono de burlón.


“Debo recordarte que LAF quería llamarme ‘Bagheera’, Cupcake.” La sonrisa complacida de Carmilla vuelve a su cara.

 

“Eso fue porque LAF estaba intimidada por tu forma de ser, no creo que haya tenido nada que ver con tu… ‘desempeño’ en la cama.” Replica la rubia con los brazos cruzados y girando los ojos a la pelinegra.

 

Laura es la primera en moverse de su lugar para tomar una de las almohadas de la cama y una de las mantas encima de ésta.

 

“Uh, ¿Qué haces, cutie?”

 

“Prepararme para dormir. Es obvio que aquí solamente hay una cama, así que yo dormiré en el suelo.” Responde la rubia comenzando a tender la manta sobre la fría superficie.

 

“Cupcake, tú puedes tomar la cama; yo puedo dormir en el suelo.”

 

“No. No es ningún problema, yo puedo…”

 

“Yo dormiré en el suelo, no hay discusión. Al menos hoy es bajo un techo.” Dice Carmilla mientras toma la manta de la mano de Laura haciendo que la rubia gire un poco para mirarla a los ojos.

 

La rubia no puede evitar sentir electricidad recorrer su cuerpo cuando la mano de Carmilla roza la suya para tomar la frazada.

 

“No, Carm… eso no es necesario.”

 

“Cutie, en serio. No voy a dejar que duermas en el piso cuando hay una cama muy cómoda ahí esperándote. Además, mi experiencia durmiendo en duras superficies le gana a la tuya.”

 

La rubia se siente obligada a aceptar cuando ve una sutil sonrisa llena de tristeza en el rostro de la pelinegra, seguramente tras recordar alguna de las noches en las que tuvo que pasar una desafortunada noche durmiendo en las calles. Laura sabe que decir que sí a Carmilla es darle una satisfacción que pocas veces en su vida ha obtenido.

 

Tomando su maleta para ponerla encima de la cama, Laura comienza a buscar su ropa de dormir.

 

“Debo decir que en verdad me has sorprendido hoy; y de muy buena manera. Lo que hiciste con el cupcake y lo bien que seguiste con la conversación durante la cena fue muy buen trabajo.”

 

“Sé tenías tus dudas, Cupcake, pero si dije que iba a hacer esto, no iba a fallar a mi palabra. Sólo me gustaría que no tuviera que mentir para hacer feliz a la abuela.”

 

“Ya te dije que no es ‘mentir’ en realidad. Es cierto que sería lindo no tener que recurrir a nosotros, pero la vida…” Las palabras de la rubia se quedan en su garganta mientras gira para hacer su camino al baño y su mentón cae al suelo cuando puede ver la espalda desnuda de la pelinegra, que se ha quitado la ropa para ponerse una tank top para dormir.

 

La delicada luz que hay en el cuarto, mezclada con el brillo de la luna que entra por la ventana, hace que la palidez de la tersa piel de la pelinegra resplandezca de una manera atrayente. Laura puede sentir en la palma de su mano y hasta las puntas de las yemas de sus dedos una picazón insensate por querer tocarla.

 

“¿La vida qué, cutie?” Dice Carmilla mientras la tela de la tank top comienza a resbalar por su expuesta espalda.

 

Afortunadamente para la rubia, la pelinegra no voltea en ningún momento; aunque ella tampoco hace lo suyo hasta que Carmilla comienza a desabrochar sus pantalones de cuero y el calor que invade a Laura es tan insufrible que tiene que separar su mirada de la pelinegra.

 

“¿Qué?”

 

“Estabas diciendo, que sería lindo no recurrir a nosotros, pero que la vida…”

 

“¡Claro! Que la vida a veces es como es. Debo desvestirme. ¡Cambiarme! Es decir, entrar al baño ¡A cambiarme! Debo ir al baño a cambiarme para dormir. ¡Ok, bye!” Responde entre apuros Laura mientras que sus torpes pies hacen pasos apresurados para salir de la habitación cuanto antes.

 

Carmilla frunce el entrecejo queriendo comprende qué diablos ha pasado pero levanta los hombros desestimando la acción. Laura ha resultado siempre así de impredecible.

 

Cuando Laura regresa del baño, Carmilla se encuentra ya encima de la frazada sobre el suelo, a un lado de la cama. Sus brazos debajo de su cabeza mirando al techo en ausencia.

 

Laura está vistiendo un pantalón de tela a cuadros y su propia tank top para dormir. La rubia hace su camino al otro lado de la cama para no incomodar a Carmilla en su paso.

 

“Son unas buenas personas. Ambos, Sherman y Lilita.” Dice la pelinegra al escuchar la cama moverse cuando Laura se sube a ella.

 

“Lo son. Es una lástima que la verdadera Laura no haya aprovechado a su familia, cuando los dos son tan cariñosos.”

 

Ambas mujeres se encuentran mirando al techo desde su propio espacio y el silencio reina en el ambiente; aunque para Laura es difícil estar así, ésta ocasión es diferente; estar con Carmilla en silencio se siente cómodo, de cierta manera como estar en casa.

 

“¿Así se sentirá tener un hogar con una familia que te acepta?” Pregunta Carmilla después de unos minutos con una diminuta voz que le estruja el pecho a la rubia.

 

“No lo sé. Yo no tuve ninguno de los dos. Al menos, no de manera tradicional; mi familia se formó con los años; cuando conocí al escuadrón y ahí se formó mi hogar. Soy feliz con ellos, pero nunca se sentirá igual.” Contesta Laura esperando que la pelinegra no pueda notar su voz entrecortada.

 

“Al menos los tuviste cuando lo necesitaste. Es peor preguntarte todo el tiempo por qué tu propia sangre no te acepta y sentir que ni siquiera sabes lo que es un hogar.” Dice Carmilla en una pequeña voz llena de nostalgia.

 

“Ahora ya tienes los dos.” Contesta la rubia en un suspiro.

 

“Buenas noches, Laura.”

 

“Buenas noches, Carm.”

 

Carmilla despierta al día siguiente con el sentimiento de haber dormido como nunca antes. A pesar de que se había comenzado a acostumbrar a su cama en la casa del escuadrón, la sensación de descarga en ella se siente diferente tras la pequeña conversación de la noche anterior. Como si se hubiera quitado un peso de encima.

 

La pelinegra nota algo diferente en cuanto extiende sus brazos para estirar su cuerpo, hay una manta encima de ella que no estaba ahí la noche anterior. La mujer sonríe porque algo en su interior le indica que en algún momento de la noche Laura la ha puesto ahí.

 

La atención de Carmilla es distraída cuando la puerta del baño se abre para revelar a una pequeña rubia cubierta solamente en una toalla, cantando alegremente.

 

Laura está tan absorta en su mundo que ni siquiera advierte que la mujer en el suelo está despierta. No es sino hasta que la rubia comienza a desamarrar la única prenda que la separa de la desnudez completa que Carmilla aclara su garganta para hacer notar su presencia.

 

“¡Oh, por dios! ¡Carm!”

 

“Buenos días, cutie.”

 

Al ser las primeras palabras que salen de la boca de la pelinegra su voz se escucha más ronca de lo normal, enviando un escalofrío que recorre y eriza la piel de la rubia. El mismo que Laura prefiere negar culpando a la brisa de la mañana y a su estado recién salido de la ducha.

 

“Buenos días.” Masculla Laura tomando su ropa para regresar al baño inmediatamente.

 

La sonrisa de Carmilla se hace más grande cuando ve el rojizo color de las mejillas de Laura. Algo que cada día disfruta más.

 

Cuando las dos están listas caminan rumbo al comedor para desayunar. A media escalera Laura toma tímidamente la mano de Carmilla entre la suya y por primera vez la pelinegra no salta ante la acción; lo que hace que la rubia sonría levemente.

 

En el comedor se encuentran ya Sherman y Lilita, esperándolas para desayunar juntos.

 

“¿Qué tal su primera noche en casa?” Es lo primero que pregunta la abuela cuando las mujeres están lo suficientemente cerca de la mesa. Ninguna de las dos deja pasar el insinuante gesto de las cejas de la mujer.

 

“Excelente, abuela. Con un poco de dolor de espalda pero dormimos muy bien.” Contesta Carmilla mientras retira una de las sillas para que Laura tome asiento.

 

La rubia sonríe ante el gesto aceptando el lugar.

 

“¿La espalda? ¿Es por el colchón? Podemos intentar cambiarlo con otro de otra habitación o mandar a comprar uno nuevo.” Responde Lilita de inmediato en preocupación.

 

“No, no, abuela. La cama es perfecta; es sólo un poco de molestia por algunas de las posiciones…”

 

“¡Al dormir! A Carm le cuesta mucho encontrar la posición correcta para dormir.” Interviene Laura apresuradamente para interrumpir cualquiera que sea el inapropiado comentario que la pelinegra tiene en mente.

 

Carmilla suelta una risita en complicidad con Lilita. Mientras Sherman parece impactado lanzando a su hija una severa mirada.

 

Después de un desayuno libre de nueces; gracias a que Carmilla insiste en que Laura debe mejorar su dieta y comenzar a eliminar su ingesta de azúcar, haciendo que la rubia no obtenga mas que una sola galleta de postre, bajo la amenazante mirada Laura que intenta matarla con los ojos; los cuatro hacen su camino hacia los viñedos.

 

“¿Puedo robarte a mi nieta unos minutos?” Caminando a mitad del viñedo Lilita pregunta a Carmilla que lleva a Laura del brazo

 

“Por supuesto.” Contesta Carmilla gentilmente dando un pequeño beso a Laura en la mejilla antes de caminar hacia Sherman que se encuentra revisando detenidamente unas de las parras del pasillo en el que se encuentran.

 

Laura ofrece su brazo a Lilita para que ésta se recargue en ella y caminen juntas.

 

“¿Y? ¿Qué te ha parecido hasta ahora Carmilla, Abuela?”

 

“¿Sabes? Cuando leí tus cartas hablando de Carmilla siempre pensé que era un poco extraño.”

 

“¿Extraño? ¿A qué te refieres?” Pregunta algo nerviosa Laura.

 

“Sí, extraño. Esa estudiante de filosofía, con esa impenetrable muralla sobre su persona, algo sarcástica e insolente y no comprendía del todo que existiera esta persona extraordinaria que pudiera haberse ganado tu corazón.”

 

“¿Y ahora?”

 

“Ahora he entendido por completo por qué te has enamorado de ella. Cada pequeño detalle, cada pequeña cálida sonrisa que ofrece como un regalo, cada mirada que te da ¡Y qué mirada!”

 

“¿Mirada? ¿De qué mirada hablas, abuela?” Laura se siente intrigada por las palabras de la mujer que camina a su lado.

 

“Cada vez que te mira su mirada cambia. Cuando mira a alguien más, a pesar que pone este gesto duro de indiferencia, su mirada delata lo buena persona que es, cuando mira a tu padre o a mí, su mirada se llena de algo familiar que no puedo nombrar; pero cuanto te mira a ti, Laura. Cuando te mira solamente a ti, es como si todo el mundo a su alrededor desapareciera, como si lo único que existiera en este mundo ¡Bah! En este universo entero, fueras tú y sólo tú. Sus ojos se llenan de esos sentimientos que se nota que ha guardado por tanto tiempo dentro de ella, de todo el amor y admiración que siente por ti. Su falsa muralla de insensibilidad se derrumba en cuanto te ve. Esa mirada, me recuerda tanto a la misma que tenía tu padre cuando veía a mi Eileen. ¡Esa mirada, mi querida Laur, no puede estar llena de otra cosa que no sea el más puro amor!” Dice emocionada Lilita dándole unas palmadas al brazo de su nieta.

 

Laura no sabe que responder ante las palabras de Lilita. Es obvio que ha notado que la mirada de Carmilla es cálida, como si te envolviera en un abrazo con sólo mirarte. Sabe también que la pelinegra ha sufrido demasiado en su pasado y que eso es lo que la ha llevado a tener esta máscara de dureza aunque en realidad es una persona que se preocupa por los demás; lo demostró desde su visita a la señora Jordan. Laura reconoce la alta estima que Carmilla tiene por sus propios estándares de los valores, siempre angustiada por tener que ‘mentir’ a los demás; preocupación que demuestra rudamente pero al final su motivación es siempre no querer engañar a los demás. Y a pesar de los años de sufrimiento, que la rubia desconoce a detalle, Laura puede ver que el alma de la pelinegra ha quedado intacta de la malicia del mundo que tanto le ha lastimado. Sigue manteniendo ese espíritu puro que poco se ve en estos días.

 

La idea de una persona como Carmilla mirándola con tanta adoración como Lilita dice que lo hace, provoca que Laura se llene de emoción y su corazón palpite acelerado dentro de su pecho. El cerebro de la rubia le hace pensar que no sólo es por que ‘una persona como ella’ la vea así, sino que es la misma Carmilla la que lo hace.

 

Laura sonríe sin pensarlo.

 

“No puedo esperar a la boda.” Dice Lilita extrayendo a la rubia de sus pensamientos.

 

Es cuando Laura recuerda que todo es un acto, una simple simulación y la rubia no puede evitar sentir decepción cuando se obliga a recapacitar y pensar que todo lo que ha dicho Lilita sobre la mirada de Carmilla es debido a esa misma personificación. No a ella. No a su relación que es falsa. No a un amor que ni siquiera existe.

 

“Entonces ¿Le has dado tu visto bueno para casarnos?” Pregunta Laura recomponiéndose e intentando enterrar cualquier tonto pensamiento y sentimiento sobre Carmilla.

 

“¿Visto bueno? ¡Tienen mi bendición!” Dice la abuela con una amplia sonrisa.

 

“Es mi imaginación o creo que ya quieres a Carmilla más que a mí. Si no fuera porque es mi prometida, estaría celosa ¿Eh?” Responde Laura burlonamente aligerando y desviando la conversación.

 

“Amo a mis dos nietas. Amo a mi familia y Carmilla, es familia.” Responde Lilita.

 

Laura no puede evitar que lo bien que se siente escuchar a la abuela decir eso, con tan solo unos días de conocer a la familia y Carmilla ya se ha ganado su amor.

 

La rubia sonríe pensando en que en realidad no es tan extraño, la pelinegra ha hecho lo propio en su propia familia de amigos; por más que LAF sea un dolor en el trasero al respecto, por más que T.A. y ella se la pasen peleando la mayor parte del tiempo, por más que Zeta no entienda cada vez que la pelinegra suelta un insulto en su contra, por más que Bookworm siga siendo intimidado ante su presencia; por más que ella misma encuentre exasperante la manera en la siempre la molesta.

Carmilla es familia. Carmilla es como un hogar.

 

Detrás de ellas, Sherman y la pelinegra caminan juntos a un lento paso. El hombre no ha parado de hablar sobre los viñedos, las cepas de uvas y cosas sobre la plantación de las que Carmilla no ha escuchado ni la mitad de ellas. La pelinegra está segura que así fue como este hombre terminó escribiendo miles de cartas en tantos años, no para de hablar como no pudo evitar escribir.

 

Aunque es también innegable que la presencia de Laura caminando frente a ella ha sido la mayor distracción del paseo.

 

“… familia.”

 

“¿Qué?” Pregunta la pelinegra cuando siente una de la manos del señor Hollis sobre su hombro.

 

“Preguntaba que dónde está tu propia familia.”

 

“No lo sé. Mi madre me echó de casa cuando se enteró de mi preferencia. He estado sola desde entonces.”

 

“¿Y cómo encontraste este destino?”

 

“Aún no lo sé. Creo que más bien, el destino me encontró a mí” Suspira Carmilla mirando perdidamente la manera en la que los rizos color de miel de la cabellera de Laura se mueven hipnotizantemente sobre sus hombros a cada paso que da y el contraste que hacen con el perfil de sus rojas mejillas por el calor de la caminata.

 

“Debo decir que es impresionante la amorosa pareja que hacen juntas.”

 

“Señor Hollis, Sherman, usted mejor que nadie sabe que todo esto no es más que una simulación, un trabajo. Lo estamos haciendo por usted. No hay nada más.” Expone Carmilla con una mezcla de decepción y molestia en su tono.

 

“Lo sé, lo sé.” Responde Sherman poniendo sus manos a la defensiva.

 

“Sólo que no he podido dejar de pensar en lo hermoso que sería que todo esto fuera realidad. Que Laura hubiese regresado a nosotros, que tuviera a alguien que la amara de la manera en que Carmilla lo hace, que nuestra familia nunca se hubiera roto y que fueras parte de nuestra familia. ¿No lo crees?” Por supuesto, Sherman Hollis no puede dejar el asunto por la paz.

 

La pelinegra asiente lentamente sin saber qué responder a ello.

 

En conflicto respecto a lo que es verdad y que es farsa Carmilla se encuentra pensando en que es cierto, sería hermoso si todo fuera realidad; si ella pudiera ser parte de esa cariñosa familia. Casi puede verse desayunando todas las mañanas con ellos, caminando por los viñedos con Sherman para hablar de la producción, regresando a casa por las tardes para encontrar a Laura horneando con la abuela.

 

La pelinegra mira al frente nuevamente para ver a la rubia reír con un comentario al oído de Lilita; y no puede evitar recordar las palabras de Laura la noche anterior, ni la sonrisa que emerge de inmediato en su rostro. 

 

De alguna manera, Laura es familia. Laura es como un hogar.

 

 

 

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