
La Academia
Al primer canto de las aves sus parpados temblaron, tentados en permanecer cerrados mientras su consciencia poco a poco despertaba hasta finalmente verse listo para dejar la comodidad de su cama y prepararse para lo que sería su nueva rutina. Podía escuchar desde su ventana como la ciudad misma despertaba parsimoniosamente; el sonido de la gente abriendo sus ventanas, gente saliendo y empezando conversaciones a las afueras de sus casas. Link realmente no acostumbraba a madrugar, la tranquilidad y movilidad de Órdon diferían enormemente con los de una gran ciudad, la dinámica de Ordon tendía a ser más tranquila.
“¡Liiink!...”
Terminando de colocarse su camisa, escuchó claramente el llamado de Shad probablemente listo para llevarlo a la academia de investigación de Hyrule. Sonriendo ampliamente, Link apresuró el paso, colocandose rápidamente las botas para bajar las escaleras y abrirle la puerta a Shad.
“¡Ah! ¡Estas Listo! ¡Perfecto!” dijo entusiasmado Shad. “¡Ten! Estos serán libros que te ayudarán bastante, también hay un mapa para que te puedas guiar cuando yo no este y una caja de almuerzo que mi madre hizo para ti” extendió su mano pasándole una bolsa negra.
Link agradeció con una sonrisa tomando la bolsa.
“¡Vamos! No perdamos tiempo”
La emoción de Shad encendía aún más la llama de excitación y curiosidad en Link, el hombre era tan abierto con sus expresiones que Link sentía que se contagiaba al verlo de las mismas emociones y energía. Tal y como había dicho Shad el día anterior, la academia no quedaba lejos de su nuevo hogar, saliendo a la calle principal, yendo derecho solo les tomó menos de media hora en llegar a las puertas de la academia. Shad se tomó su tiempo en explicarle la historia detrás de la construcción de tan majestuosa edificación, Link escuchó atentamente...
La academia, como ellos le llamaban, era el castillo de Hyrule, hogar de los regidores del reino. Sin embargo, con los avances tecnológicos y mecánicos, muchos dirigidos por la misma familia e iniciativa de anteriores reinas Zeldas, decidieron abrir las puertas del castillo para una educación académica en dichas áreas convirtiendo el gran castillo en un nido y hogar del conocimiento. Todo por el bien y larga prosperidad del reino. Dicha iniciativa también ayudó a estrechar lazos con otros reinos como el de los Twili, Goron y los Zora.
Pronto llegaron a la academia y Link no pudo más que admirar el majestuoso castillo.
“¿Una belleza no?” dijo Shad mirando el castillo con un brillo de admiración. “Solo imagina cuanta historia hay detrás de estos muros Link, es impresionante estar aquí. ¡Vamos!” lo jaló de la manga de su camisa moviéndolo hacia las grandes puertas del castillo. “Creo que primero visitaremos la oficina del ingeniero en jefe a cargo del área mecánica, Darbus. Es un Goron muy respetado entre los suyos, un poco bruto, pero con excelentes técnicas en maquinaria.” explicó un poco nervioso. A juzgar por el día anterior, Link deducía que Shad no era muy bueno con los Goron, o con la gente más grande que él en general.
Los pasillos eran amplios, finamente adornados por banderas del color del reino, distinto tipos de personas transitaban por los pasillos; algunos, iban ataviados con finas túnicas y libros en sus manos; otros, como los Goron llevaban partes de máquinas en sus manos o cargando cajas de metal con instrumentos entre otras cosas. Los guardias iban y venían, vigilando los alrededores, asegurándose que todo estuviese en orden.
“¡Abran paso!”
Girando en una esquina un joven zora seguido de algunos Goron caminaba apresurado con una gran torre de papeles en sus manos bloqueando su rostro.
“¡Este es el descubrimiento del siglo! ¡Despejen el camino!” espetó, en ningún momento molestandose en ver lo que tenía enfrente.
“¡Hey! ¡Ralis! ¿Qué es todo este lio?” gritó Shad fuerte y claro parando al joven al agarrarlo de los hombros evitando un claro choque. Sin embargo, los Goron no fueron igual de hábiles en detenerse causando que uno chocara detrás del otro terminando encima del joven zora y Shad causando de los dos un grito poco masculino.
“¡RAALIIS!”
“¡SHAD!”
Los dos se llamaron con expresiones totalmente distintas en sus rostros; mientras que el joven zora llamaba al mayor complacido por verlo, Shad lo llamaba con enojo y frustración.
“¡Shad! ¡Excelente! Tienes que ver esto, estoy seguro que esta es la fórmula indicada para la programación de...”
“¡Ralis!” gritó Shad dándole un zape en la cabeza al menor. “¿Cuantas veces te hemos dicho que no debes de correr en los pasillos desprevenido? Pudiste haber lastimado a alguien.” trató de regañar, su mirada severa en el joven, más Ralis pareció ignorar o no escuchar ni una palabra de su boca optando en continuar con su inicial objetivo.
“No hay tiempo, tienes que ver esto Shad.” dijo mostrándole un pergamino en concreto.
“¡No! Ralis, tienes que aprender en algún momento a comportarte”
“Tch, no escucha” masculló entre dientes volviendo a ignorar a Shad “No hay otra opción. ¡Chicos!” chasqueó los dedos, inmediatamente los goron se colocaron alrededor de Shad “Llévenlo al laboratorio, hay que probar estar formula cuanto antes”
“Qu...espera...Ralis...¡EY! Suelten..¡uhoaa!” los goron agarraron a Shad y en cuestión de segundos, como una estampida desaparecieron del pasillo dejando a Link anonadado.
Totalmente desorientado, sin saber muy bien lo que acababa de pasar, Link se debatía si ir corriendo en busca de Shad o no, después de todo, Ralis se lo había llevado con bastante urgencia a lo que suponía era trabajo. Suspirando, finalmente decidió buscarlos, tal vez si se mantenía alejado en lo que trabajaban sin interrumpir, podría observar y esperar a que Shad terminase para seguir con el tour.
El problema era...Link no sabía ni por dónde empezar a buscarlos. Sin embargo, eso no era algo que pudiese detenerlo, Link confiaba que en algún momento en el transcurso él encontraría la forma de llegar a Shad por lo que caminó sin rubo alguno - olvidando totalmente el mapa a su disposición -. Se aventuró por algunos pasillos, abrió algunas clases – encontrando muchas llenas de gente recibiendo clases – subió y bajó escaleras aprovechando las vistas de los altos ventanales para ver el paisaje de reino. Pasó por muchos lugares inspeccionándolos con tranquilidad, al final, logró encontrar la biblioteca en donde se maravilló por el gran espacio y cantidad de libros dentro.
No pudiendo detener la tentación Link se adentró detallando las estanterías y los libros, muchos parecían libros antiguos, gruesos y gigantes. Acariciando el lomo de los libros con delicadeza, sus ojos barriendo los títulos de algunos, se detuvo en uno en especial...
Tiempos del Crepúsculo.
El libro tenía una pasta azul oscuro gruesa, estaba protegido con magia impermeabilizando las páginas de un color amarillo indicando que en algún periodo el libro estuvo a punto de caer putrefacto del tiempo. Con cuidado Link empezó a leer encontrando que el libro hablaba sobre la leyenda del Héroe del tiempo, el lobo y la princesa del crepúsculo. Link había escuchado la historia – de forma muy resumida – por parte de los ancianos de Ordon. Siempre le había parecido que la historia era bastante triste; un héroe y su compañera luchan juntos por el bien de sus reinos para al final ser recompensados con la separación. Link entendía que todo era por el bien de ambos mundos, el rompimiento del espejo, pero...también sentía que podía empatizar con los sentimientos del héroe, era triste el resultado final.
Dejando el libro en su lugar, no queriendo profundizar más en el tema al sentirse extrañamente afectado, Link se dedicó a seguir aventurando la biblioteca encontrando varios tomos con información sobre distintas formas de energía y su función en maquinaria. Adentrándose aún más en la biblioteca Link fue deleitándose con la gran variedad de informes, artículos, libros, manuales, investigaciones e historias que encontraba, el joven se encontraba totalmente absorto en su descubrimiento, nunca había visto tantos libros en lo que llevaba de vida.
Distraído, su concentración entera en los libros, su mano deslizándose suavemente por encima de los lomos, sin darse cuenta llegó a chocar con el hombro de alguien ligeramente, colocando su mano sobre otra más delicada, de dedos largos y elegantes y piel azulada.
Apenado Link elevó el rostro con la intención de disculparse, pero al reparar en la persona su aliento fue robado junto sus palabras al encontrarse a una mujer alta - más que él - hermosa, de cabello y ojos rojizos, ropas negras –que identificó como ropas tradicionales de los Twili – con tribales encima de estas y tatuados en su piel.
La mujer al ver su mirada encajada en ella arqueó una de sus finas cejas, la comisura de sus labios se elevó levemente a un lado.
“¿Qué pasa? ¿Mi belleza te ha dejado mudo?” dijo en un tono burlón.
Saliendo de su estupor, Link dio un paso atrás aclarándose la garganta, apartando el rostro tratando de ocultar el rubor que subía por sus mejillas.