Aguas Profundas

The Legend of Zelda: Twilight Princess
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Aguas Profundas
Summary
Link, un joven mecánico de Ordon, recibe la oportunidad de ampliar sus oportunidades y estudios en la academia de Hyrule en donde conocerá a Midna y se verá involucrado en una nueva aventura.
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La tienda de Perícleo

La casa, fiel a las palabras de Shad, se veía mucho mejor por dentro.

Link observó la pequeña sala circular, el suelo de madera se veía en perfecta condición pese al tiempo, unos sillones bajos se encontraban enfrente de una chimenea y en una esquina estaba ubicada una pequeña cocina resguardada por barras de madera dividiéndola de la sala.

“Mi madre vino hace unos días con ayuda de mi hermana a limpiar y mover los muebles del almacén para recolocarlos con ayuda de unos tíos” explicó Shad recuperando la energía inicial.

Link sonrió y avanzó hacia las escaleras espiral que se veían al fondo para subir al segundo piso en donde se encontraba un gran ventanal, una cama y un armario en una esquina dejando un gran espacio al centro del tamaño de la sala y en otra esquina se encontraba una puerta que supuso llevaba al baño. Automáticamente Link pensó que el lugar se asemejaba mucho con su casa en Ordon.

Sonriendo con nostalgia recordó los días en que construyó su casa con ayuda de Moy, por supuesto, Moy tuvo mucho que ver en el diseño pues poco sabía Link de estructuras y bases sólidas. Sobre todo al tener la idea de construir su hogar sobre un árbol. Moy había reído ante la ocurrencia infantil, pero sin queja, ofreció su ayuda.

La casa estaba tenia suficientes ventanas para dejar entrar la luz por lo que la iluminación no era un problema y al mismo tiempo conservaba un aire simple y hogareño similar a Ordon. Link no podía estar más satisfecho y cómodo con el resultado.

Shad miró a Link tratando de leer sus expresiones, al notar la pequeña sonrisa este sonrió con igual satisfacción y un notable brillo de orgullo.

“¡Me alegro que te haya gustado!” espetó sin miedo a equivocarse y agregó “Mi familia vive cruzando la calle del frente, no dudes en llamar de necesitar algo”

Link asintió ofreciendo una afable mirada de agradecimiento.

Shad amplió aún más su sonrisa “Mañana te vendré a recoger para mostrarte el camino hacia la academia. Dejare que descanses por ahora”

Link asintió, una leve sonrisa curvándose en sus labios “Gracias por todo Shad” dijo en el mismo suave y profundo tono.

Sus palabras parecieron emocionar al joven académico. En el rostro de Shad pareció brillar renovadas energías de iniciar conversación pero antes de dejarse llevar retuvo su lengua sabiendo que Link probablemente estaba cansado del viaje y unas cuantas palabras no significaba que tuviera energía para nuevos argumentos. Por lo que finalmente, se decidió por una retirada prudente antes de caer ante la tentación de sus profundos deseos de verbalizar cada uno de sus pensamientos.

“¡No hay de que! ¡Para lo que necesites!” ajustó su bolso antes de agitar vehemente su mano a manera de despedida y finalmente retirarse a su casa.

Ojos condescendientes lo observaban deduciendo el debate interno del joven.

Una vez solo, Link se colocó manos a la obra desempacando sus cosas.

Realmente no traía mucho, más que su ropa y sus herramientas de trabajo. Una vez terminado, se dedicó a inspeccionar las casa con más  cuidado; la suavidad de las sabanas y comodidad del colchón; la funcionabilidad de los aparatos de la cocina; la madera del suelo…etc. Finalmente Link descubrió un cobertizo, para su sorpresa el lugar contaba con el suficiente espacio para cualquier proyecto que se le viniese a la cabeza; en la pared colgaba una gran pizarra y al otro extremo de la pared un escritorio.

Probablemente ese era el lugar de trabajo de Moy cuando vivía en la capital. Motivado, Link se decidió en ir hacer unas cuantas compras.

Lo primero que se le vino a la mente era empezar a ubicar los principales proveedores de materiales y cotizar el costo de estos. Pero al ver la posición del sol por la ventana, supuso que el tiempo para ello tendría que ser al día siguiente, por lo que tendría que conformarse en satisfacer sus necesidades inmediatas lo cual significaba: Alimentos.

Recordando todo el recorrido inicial con Shad, Link no tuvo ningún problema en llegar a la plaza principal en donde varios puestos de ventas se esmeraban en destacar sus productos para atraer a la gente. Con una bolsa de tela, Link pasó por los puestos de verdura, fruta, carne, pescadería y especias. Al final, terminó con más de una bolsa que cargar.

Pensando que era más que suficiente decidió regresar a la casa, sin embargo, la conversación de un grupo de niños llamó su atención.

“¡El viejo Perícleo logró encontrarnos!” dijo frustrado uno de los niños que parecía ser la cabecilla del grupo.

“¡Es tu culpa! ¡Serás bobo! ¿Cómo se te ocurre jugar con las cosas de su taller? ¡Solo estábamos ahí para ver! ¡Tarado!” espetó una niña.

Link rio recordando la fuerte personalidad de Bea junto a Lalo y Talo cada vez que a Lalo se le ocurría meterse algo para meterse en problemas.

“¡El viejo Perícleo siempre tiene cosas nuevas! ¡No es justo que no podamos verlas!”

“¡Tonto!”

“¡Chicos!” llamó nervioso un tercer niño “Ya casi es hora de la cena, hay que regresar”

“¡Ah! ¡Cierto! ¡Mamá me matará!” dijo la niña.

“¡Corran!”

Curioso, Link volteó hacia el callejón por el cual los niños habían salido. Adentrándose se encontró con el rotulo de una tienda que le llamó la atención.

Tienda de Repuesto y más de Perícleo

Llevaba el nombre que habían mencionado los niños.

Al entrar, se escuchó el sonido de la campanilla anunciar su llegada.

Enfrente de él se encontraban diferentes estantes con diferentes partes de repuestos que llamó su atención y al otro lado se encontraba una barra que contenía diversos aparatos tanto encima como en la pared.

“¡Niños! ¡Si son ustedes, más vale y vuelvan con sus madres antes de que veras me enfaden!” gritó un hombre que salía de un cuarto en la esquina de la tienda. Al mirar a Link, el rostro enojado del señor cambio a una de sorpresa y luego a una de cansancio. “¿Un cliente? Lo siento muchacho, unos pequeños rufianes tienen la costumbre de pasarse por aquí de vez en cuando. ¿En qué te puedo ayudar?” el señor lo observó curioso arqueando una ceja al observar las dos grandes bolsas de alimentos que Link cargaba.

Consciente de sí mismo, Link se avergonzó un poco al haber entrado a la tienda del hombre con bolsas de comida por mera curiosidad.

“Mis disculpas. Vi el rotulo y no pude evitar entrar” dijo sintiendo que debía disculparse con el señor por haber irrumpido.

Notando la incomodidad del joven Perícleo rio ante la espontaneidad negando con la cabeza. “¡Ah…ya veo!” acercándose a la barra, se inclinó apoyando sus brazos en la superficie mirando a Link con cierta diversión en sus ojos. “Tienes la pinta de un inventor chico. Soy Perícleo, el dueño de la tienda como ya te imaginaras, a tus órdenes”

Link asintió mostrando en sus ojos aun la disculpa colgada en su expresión.

“No te apenes. Ve todo lo que desees.”

El deseo de observar con cuidado la tienda era más que innegable para Link, sin embargo, el peso de las bolsas en sus manos le recordaban que probablemente lo más sensato fuese regresar el siguiente día a la menor oportunidad.

Al ver el conflicto del chico el rostro de Perícleo era una mezcla de comprensión y diversión.

“¿Cuál es tu nombre chico?”

Link levantó la mirada saliendo de sus pensamientos y respondió “Link”

“Link” repitió Perícleo “Estamos abiertos todos los días excepto los domingos. No te apures”

Link asintió agradecido por la consideración del señor. “Regresare”

Perícleo sonrió en respuesta despidiéndolo con la mano.

….

Regresando finalmente a la casa, Link guardó sus cosas en la cocina dejando salir un pesado suspiro. Sus ojos barrieron la sala de su casa viendo por la ventana como la luz del sol disminuía de a poco. La comisura de sus labios se elevó levemente en una ligera y cansada sonrisa.

Cerrando sus ojos pensó…

Finalmente estaba en Hyrule.

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