Aguas Profundas

The Legend of Zelda: Twilight Princess
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Aguas Profundas
Summary
Link, un joven mecánico de Ordon, recibe la oportunidad de ampliar sus oportunidades y estudios en la academia de Hyrule en donde conocerá a Midna y se verá involucrado en una nueva aventura.
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La Despedida Y El Comienzo

En la mañana de su partida el sol a penas y mostraba su presencia sobre las nubes; La niebla cubría el follaje mientras que el céfiro imperaba en la piel sensible de los recién levantados, obligándolos a aferrar sus cálidas ropas a sus cuerpos para conservar el calor.

Juli, Moy, Bon, Ilia e Ivan se levantaron temprano en la madrugada para lograr despedirlo antes de que se marchase en la salida de la villa junto al carro que Moy había preparado para llevarlo a la estación de tren más cercano. Ilia sostenía una gran canasta en sus manos mientras que Iván un pequeño saco.

“Link, cariño. Espero que las diosas te acompañen y protejan en tu travesía” dijo Juli acercándose para acariciar tiernamente el rostro del que una vez fue un niño, un pequeño crio contento de jugar con las gallinas, revolcarse en el lodo y dormir con los caballos. “Nuestros corazones te acompañaran sin lugar a duda” sonrió tratando de contener las lágrimas de la emoción en sus ojos azules.

Bon se acercó y palmeó paternalmente el hombro del muchacho. “No dudes en escribirnos Link, estaremos esperando con ansias tus noticias”

“¡Si! ¡No te olvides de escribir Link!” remarcó Ilia mirándolo con ojos llorosos extendiéndole la canasta “Hice la merienda para tu viaje, recuerda cuidar tu salud adecuadamente”

Tímidamente dando un paso al frente, Iván, con labios temblorosos y lágrimas recorriendo sus mejillas elevó el pequeño saco “Link, ten. Regresa pronto ¿sí?” sus ojos suplicantes, idénticos a los de su madre causaron un trémulo sentimiento en su pecho. Link suspiró tomando tanto la canasta como el saco, colocándolos brevemente en el suelo para poder rodear tanto a Ilia como a Iván con sus brazos fuertemente.

“Mh… Gracias.” Murmuró con parsimonia, sintiendo el peso y sentimiento de la palabra en una voz profunda y suave, siempre gentil.

Separándose finalmente, Link recogió sus cosas dirigiéndoles una mirada firme a los adultos y luego asintiendo a Moy reflejando determinación en sus ojos cobalto.

“Bueno, ya es hora muchacho” declaró el mayor, Bon. “¡Ten buen viaje Link!”

Link colocó sus cosas en el asiento trasero del carro y sonrió agitando su mano a modo de despedida una última vez hacia sus amigos  antes de subirse al carro, Moy lo esperaba ya en el asiento del conductor.

Moy encendió el motor del carro y observó a Link con una pequeña sonrisa satisfactoria “Bueno chico, empecemos el viaje.”

Link asintió y el carro avanzó hacia la estación del tren más cercana.

Al llegar, Moy lo ayudó a cargar su equipaje hacia la puerta del tren observando los pequeños pero notables cambios de la estación. Ordon era un pueblo bastante recluido en las profundidades del bosque de Farone, por lo que incluso llegar a la estación era una travesía que tomaba alrededor de una hora de viaje, más tiempo si el camino resultaba ser obstaculizado por algún tronco, animal o rocas. Por esta razón, los habitantes de Ordon no solían llegar mucho a la estación, la necesidad de ello también era escaza.

Por parte de Link, era la primera vez que salía de la Villa, su vida girando en torno a esta. En su memoria y piel, estaban grabados cada camino del bosque, borde de las rocas de la montaña, rincón de refugio de los animales, fuentes, estanques, ríos, cascadas y lagos. Sus sentidos tenían memorizados la esencia de su tierra, algo inherente a su persona.

Al ver llegar el tren un brillo de interés se reflejó en los ojos de Link, cierta fascinación y profunda curiosidad.

Moy rió al ver la expresión atónita de Link. “Bueno, seguro un día logras hacer algo así hijo.” Dijo dándole unas suaves palmadas paternales en el hombro. “Ya es hora”

Link tomó sus cosas mirando a Moy con profundo aprecio y una cálida sonrisa en el rostro.

“Estoy orgulloso de ti Link” Moy respiró profundamente cerrando los ojos antes de envolver al joven en un fuerte abrazo “Verdaderamente orgulloso…Cuídate, que las diosas iluminen tu camino.”

Una tramposa lágrima se deslizaba por la mejilla del joven.

 Con fuerza asintió y con una última mirada llena de determinación, se despidió, subiendo al tren finalmente para empezar su travesía hacía una nueva aventura.

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