
Prologo
El mundo para él era simple, en la más sencilla y hermosa forma de la vida.
La vida de campo otorgaba una visión bastante práctica de las cosas. Ordon, una bella y pequeña villa, oculta en los bosques de Farone nunca decepcionaba con su belleza. Los habitantes eran gente afable y vivaz.
Link adoraba su villa y vivía tranquilamente en ella. Era un joven capaz y fuerte; amable con un corazón puro y noble pese a su naturaleza callada.
“¡Link!”
Terminando de juntar los lingotes de madera en el almacén, Link elevó la mirada observando a Ilia correr emocionada hacia él. Epona, a unos cuantos pasos a la distancia levantó su cabeza de su reposo ante la rebosante energía de la joven.
Llegando, Ilia se tomó un segundo para recuperar la respiración para después mirarlo con emocionados ojos “¡Link! ¡A que no te crees las buenas nuevas!”
Inclinando levemente la cabeza a un lado Link sonrió, confuso pero expectante incentivando a su amiga a continuar.
“¡Llegó una carta de Hyrule! ¡Una carta de aceptación en la academia!” anunció “¡Para ti Link!”
Ilia sacó la carta de su bolsa verde. El grueso pero resistente papel de la carta traía engravado patrones tradicionales de Hyrule, la Capital, junto con el sello simbólico del Reino y en letras cursivas el destinatario.
LINK NUORODA
“Ahora podrás asistir a la academia y visitar Hyrule!”
Link tomó la carta perplejo, mostrando que realmente no había llegado a creer que lo aceptarían.
Link era un joven tranquilo, con mucho talento en el área de tecnología y mecánica; especialidades de alta necesidad en el presente reino. Todos en el pueblo reconocían su talento e incentivaban al joven a cultivarlo. Por ello, cuando el alcalde de la villa, Bono, mandó una carta de solicitud y recomendación junto con una de las invenciones del joven. Ninguno puso en duda la aceptación del joven a excepción del mismo.
El pueblo mismo se beneficiaba de los mecanismo creados por Link para la mejora de cultivos, sistemas de engranaje, riego, luz y cuidado de los animales. Al ser una villa bastante alejada de la ciudad, los avances tardaban en llegar y por lo tanto sus modos eran manuales hasta la llegada del niño huérfano, Link.
La llegada de Link al pueblo fue lo que muchos pudieron llamar como algo trágico.
Lo único que sabían del joven eran los hechos de la noche tormentosa en donde una mujer vestida en una gruesa túnica, pedía con su último aliento el auxilio de su niño en brazos. El primero en asistirla fue Moy, el cazador y guardia de la villa. Junto con su esposa Juli, una médica y Bon, trataron inútilmente de salvar la vida de la mujer. Finalmente, del misterioso evento, solo quedó un niño de cabello miel dorado y ojos cobalto.
Creciendo bajo el cuidado de los adultos de la villa, rápidamente el interés y juego del niño se orientó a la maquinaria e invención. Y su talento, con su gran corazón, fue colocado al servició de los que eran ahora su gente.
“¡Felicidades Link!” Ilia se lanzó a darle un fuerte abrazo siendo cálidamente bienvenida en fuertes brazos. “Sabía que lo lograrías”
“Mh…” Link asintió.
…
Decir que el pueblo entero estaba rebosante de energía y pura felicidad por él, no era exageración. El día antes de su partida, el pueblo preparó un gran festín, la música, los juegos pirotécnicos y las danzas eran parte de la fiesta. El callado joven observaba como la gente gozaba del momento. Los niños reclamaban su atención obligándolo a bailar con cada uno de ellos, alzándolos y siguiendo los infantiles pasos de baile. Los adultos observaban contentos y orgullosos del joven. Risas y carcajadas se escucharon por largas horas hasta que el fin de la fiesta, a altas horas de la madrugada acabó y todos decidieron darle pie al descanso.
“Link…”
Moy lo llamó con su fuerte y profunda voz, su sonrisa era cálida y sus ojos reflejaban tanto alegría como cierta tristeza, probablemente por la pronta separación. Frente al rio del pueblo, los dos se sentaron en un banco observando la luna reflejándose en el agua cristalina.
“Es increíble ver cuánto has crecido” dijo nostálgico su mirada enfocada en la luna. “Estoy seguro que harás grandes cosas”
Link respiró profundamente disfrutando la tranquilidad del momento. Todos en la villa han sido una gran familia para Link pero Moy, ha sido lo más parecido a un padre. Siempre al pendiente, Moy fue quien lo introdujo a las maravillas de la mecánica, el armar pieza por pieza, el ayudar a la gente, el tratar siempre de cruzar los limites.
“Estamos muy orgullosos de ti Link. No olvides que siempre encontraras un hogar en Ordon. Ve sin cuidado y encuentra nuevas aventuras de las cuales aprender.”
Su mirada cobalto se encontró con la gris azulada de Moy.
Link sonrió tiernamente, sus ojos reflejando el aprecio y cariño que sentía en ese momento; un profundo sentimiento de agradecimiento y amor instalados en su pecho.