Día 18 - Zashiki Warashi
Traviesa y risueña, va de casa en casa, jugando con su Temari por los pasillos el entretecho. Escondiendo algunas cosas del hogar y permitiendo que su risa se escuchara en las silenciosas noches de verano.
Más que un mal presagio, todos aquellos que vivían estos fenómenos sabían que el escuchar a un Zashiki Warashi era un símbolo de buena fortuna.
Aun así, no todos estaban contentos con las travesuras de cierta yokai. Fuuka, una Zashiki bastante traviesa, además de llevar buena fortuna al hogar, solía causar algunos desastres a su paso.
Nadie le había enseñado a ser yokai, y ella, con aquella mentalidad infantil que presentaba, todo le parecía juegos y diversión. El ver como algunos intentaban encontrarle solo lo hacía más emocionante. “Están jugando al Oni-gokko” era lo primero que pensaba mientras, divertida corría por los hogares sin permitir ser atrapada.
En ocasiones, incluso había llegado a ingresar a templos a jugar. Su adorable risa era capaz de escucharse como eco por los pasillos, y al jugar con su Temari algunas esculturas o material ceremonial terminaba siendo estropeado.
Si bien los Zashiki Warashi solían dar buena fortuna, eso solo era para los humanos. Aquellos yokais que se veían involucrados con Fuuka, quedaban envueltos en sus desastres y travesuras. Esto era incluso para aquellos yokais habitantes de los templos.
Muchos intentaban pillarle, para detener el caos, pero Fuuka realmente era difícil de atrapar. ¿Cuál era la solución de todo aquello? Un secreto escondido dentro de lo más profundo del corazón de la joven Zashiki, el deseo de una familia y el ser amada. Hasta que no encontrara un lugar al cual fuera capaz de llamar hogar, y tener una cálida familia que cuidara de ella, seguiría otorgando breves fortunas y grandes destrozos a su paso.