
Día 13 - Raiju
Enviado por Raijin hacia el mundo humano, Rai era un yokai especial, diferente a muchos de los yokais que habitaban en tierra. Al igual que los kitsune de Inari, Rai sería a una deidad, velando por los intereses divinos.
Su especie de yokai era Raiju, la manifestación misma de los rayos siendo capaz de adoptar diversas formas para sobrevivir en la tierra. Su misión, el ayudar a los humanos en lo que necesitaran y fuera justo.
En un principio vagó sin rumbo ayudando a diferentes humanos en el trayecto. Su carácter ceremonioso provocaba que lo consideraran un monje, pidiendo su ayuda cuando le veían. Los rumores de un ser que velaba por los humanos comenzaron a expandirse por el territorio, en donde muchos esperaban su visita.
Eligió una pequeña aldea como su hogar luego de estar un tiempo de viaje, comenzando a convivir con los humanos de forma apacible, convirtiéndose aquel lugar en su hogar.
Pese a comprender las peticiones de los humanos para poder ayudar, Rai aun desconocía gran parte del mundo humano. Tradiciones, festividades, rituales y celebraciones; Música y comida, todo aquello eran aspectos de los cuales no sabía mucho al respecto y, cada vez que tenía la oportunidad disfrutaba, aprendiendo.
Era como un pequeño niño explorando el mundo, todo lo nuevo le causaba curiosidad, todo descubrimiento llamaba su atención, mostrando su interés por saber, probar, aprender. El convivir con los humanos era agradable para él, puesto a que todos los días aprendía algo nuevo.
- Rai-chan, Rai-chan – una anciana se acercó al yokai con una sonrisa, tomando las manos del chico con las suyas, temblorosas, y dejando en la palma de la mano de él un pequeño dulce – Ya es temporada de castañas así que debes probar los manjus de pasta de castaña – le sonrió.
- oh, muchas gracias – hizo un leve gesto de reverencia agradeciéndole a la mujer, para luego observar el dulce. De un bocado se lo llevó a la boca al ser tan pequeño, sorprendiéndose del dulce pero ligeramente amargo sabor, era la primera vez que probaba algo como eso – Delicioso – no pudo evitar expresar dichas palabras mirando a la mujer y sonriendo con suavidad, agradecido por la consideración de ella.