
Día 6 - Nekomata
Suspiró mientras observaba el atardecer desde uno de los pasillos exteriores del templo. Rondaba por su mente un conflicto del cual no estaba segura como lidiar. Ella no era así, no solía estar cargada de preocupaciones, pero esta vez no podía evitarlo, pues era algo realmente importante y que, de tomar la decisión, significaría cambiar toda su vida por completo.
Inconscientemente, comenzó a recordar su pasado, desde lo que su memoria recordaba. Abandonada cuando pequeña, perdida en las calles dio a parar a uno de los templos que estaban custodiados por los Tengu, en donde uno de los monjes principales sintió compasión y le otorgó un hogar. La joven nekomata, sintió que, en ese momento, al ser adoptada por ellos, era como una ligera luz de esperanza, luego de estar contra aquel fino hilo entre la vida y la muerte tras ser abandonada.
Vivir en aquel lugar no sería gratis, había sido aceptada como una de las sirvientas del lugar, por lo que pese a ser joven, tendría que realizar tareas en el templo al igual que los demás sirvientes. Aun así, el limpiar, ordenar y cocinar además de servir la joven heredera de aquel templo no era problema para la pequeña nekomata.
Siendo de diferentes especies, e incluso especies en las cuales “tradicionalmente” no se llevarían del todo bien, la joven nekomata comenzó a relacionarse con la pequeña heredera Tengu. Su amistad fue creciendo con el tiempo, a medida que interactuaban, se iba fortaleciendo; e incluso fue capaz de aprender magia debido a que solía esconderse cerca cuando le realizaban clases a su amiga.
En cierto punto de su relación, algo cambió. La interacción entre ambas era diferente, los sentimientos de cariño y protección también. El amor comenzaba a surgir a paso lento y en silencio, sin que ninguna se diera cuenta, sin que ninguna pudiera detenerlo.
Ella, la nekomata, deseaba permanecer a su lado, pero sabía que era imposible ser aceptada, no solo por el hecho de que era parte de la servidumbre del templo, sino que también era de una especie diferente a la de su amada, y claramente no tenía un linaje puro para estar a su lado. Deseaba poder cambiar aquello, pero no estaba segura de si su amor realmente era correspondido, tenía miedo, por lo que permanecía en silencio, disfrutando de sus días a su lado, pero ya no era capaz de resistir más.
¿Qué era lo que realmente debía hacer?
Antes de siquiera llegar a una respuesta, una voz amable se dirigió a ella. Una voz que le era imposible no reconocer y que tenía grabada hasta en lo más profundo de su corazón.
— ¿Qué es lo que estás haciendo aquí tan sola? — preguntó con una sonrisa suave la joven tengu acercándose a la nekomata.
— Hm, no es nada en realidad, solo pensaba — sonrió de regreso decidiendo abrazar a la chica y esconder su rostro. Tenía una personalidad un tanto mimada, por lo que aprovechó eso de si misma para poder estar en estos momentos cerca de ella, su amada, aferrándose un poco a los ropajes de ella. Aun no había sido capaz de llegar a una verdadera respuesta.