Yokai list October

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Yokai list October
Summary
Pequeños relatos sobre yokais relacionados con la lista del Yokaitober elaborada por Asuhinee y por mí.Ella estará a cargo de los dibujos, y subirá aquellos detalles en su instagram y Facebook (@Asuhinee)Están invitados a ingresar al sobrenatural y oscuro mundo de los seres sobrenaturales, donde en realidad nada es lo que parece.
Note
Nue pertenece a Asuhinee
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Día 4 - Gyokuto (conejo jade)

¿Has escuchado sobre el conejo que habita la luna? Aquel que siempre está preparando mochi y en las noches de luna llena puede verse su silueta… ¿O en realidad preparaba medicina para la eterna juventud? Nuevamente, nos adentramos a otros de los misterios de los yokais.

 

No se sabe si en realidad existen o no muchos Gyokuto. Los rumores dicen que habitan en la luna, aunque otros creen que conviven con los demás y, al igual que los conejos normales, suelen esconderse y mantenerse fuera del peligro de aquellos que quieran cazarles.

 

Con Arian no era la excepción, la hermosa yokai de cabello como el cielo despejado, acompañada con unas largas orejas de conejo, vivía en una zona alta y protegida, desde donde vivía era capaz de ver el pueblo y todos sus festivales, mientras ella, en silencio protegía a todos de los males. Ocultando su apariencia por el día, adoptando la forma de una joven campesina, solía visitar el pueblo, el cual se había visto afectado por la guerra, por lo que solo quedaban ancianos, mujeres y niños. Llevando medicina, intercambiándola por alimento, ayudando a los demás en lo que pudiera, volviéndose una guardiana sin notarlo.

 

Fuera del pueblo existían los rumores de una doncella que bajaba durante el día a ayudar; que su bondad era imposible de describir. Incluso dentro del pueblo creían que la amabilidad de ella no era de este mundo “¿Será una mensajera de los dioses?”era la pregunta que solía frecuentar a las espaldas de la chica, “es como si ella nos protegiera, es una sacerdotisa o incluso podría ser una diosa”.

 

Los rumores solo incrementaban con la bondad de la chica, quien solo era una joven Gyokuto, pero ella no podía decirlo, pese a tener el apoyo de los aldeanos, después de todo, aun existía la creencia de que los yokais no eran confiables, prefería que por el momento ellos siguieran creyendo que era una mensajera de los dioses.

 

— Realmente es difícil verlo de este punto — suspiró. Era una noche de luna llena y, como solía hacerlo, en aquella joven montaña cubierta por un frondoso bosque, justo en el centro de aquel lugar existía un hermoso claro, donde ella se encontraba en esos momentos, sentada en una roca observando la luna y siendo iluminada por ella en el reflejo del pequeño lago — Realmente me gustaría que cambiara todo, que yokais y humanos pudiéramos llevarnos bien — volvió a suspirar.

 

Era uno de sus deseos. Ella había observado por bastante tiempo a los humanos, por lo que sabía que existían tanto buenos como malos, y lo mismo era con los yokais, pero, aunque lo supiera, los humanos seguirían sospechando de lo desconocido, temiendo de los yokais para protegerse.

 

— Bueno, no debo perder las esperanzas, puede que ese momento llegue, solo debo ser paciente — decidió ser positiva por el momento, levantándose de su lugar y estirando su cuerpo mientras cerraba los ojos, disfrutando de como la luna le proporcionaba energía y agotaba su fatiga del día — creo que debería continuar con la medicina por el momento — se alentó.

 

Se acercó a lo que parecía un taller al aire libre, el cual tenía un cuenco, una piedra y varias hierbas. Agregando las hierbas al interior del cuenco, tomó este y la piedra para comenzar a moler todo, con calma, usando la fuerza justa y necesaria, como si fuera una experta en preparar medicina. Tarareando, con su dulce voz, continuó realizando los preparativos bajo la silenciosa protección de las estrellas y la luna.

 

— Pronto se acercará el festival lunar ¿Tal vez deba preparar algunos pasteles y mochi? — se detuvo pensativa, observando el astro en el cielo — creo que algo de música estará bien también, será un divertido festival, lo propondré en la mañana — sonrió orgullosa de su idea – espero que el rey celestial esté de buen humor. Puede que este sea un buen año, después de todo Orihime-sama y Hikoboshi-sama lograron encontrarse esta vez — dejó el cuenco sobre la mesa y suspiró — dos amantes separados, debe ser muy difícil. Ellos realmente se esfuerzan para ser capaces de verse ese día. ¿Amar será tan problemático cómo dicen? No estoy segura de si todo aquel terror que infunden sea realmente verdad — sonrió con suavidad, pasando su dedo por el borde del cuenco, con cuidado — me gustaría experimentarlo —

 

Pese a solo ser un gyokuto, Arian si tenía conexiones con los dioses y guardianes del cielo. Aunque ella no contaba con poderes realmente divinos más allá de ser capaz de hacer una medicina que, de saber su existencia, sería codiciada por todos los humanos, desequilibrando el mundo.

 

Ella era cuidadosa de usar dosis justas para solo curar las enfermedades y no proporcionar la vida eterna en los aldeanos, así también cuidaba de la medicina y protegía su hogar para que no cayera en malas manos. Muchos se preguntarían ¿para qué debe crear dicha medicina si no puede otorgarla? Lo cierto es que, si bien tiene aquellos efectos en los seres humanos, para las deidades y yokais, actúa como una medicina común, que solo cura las heridas y enfermedades.  Era su responsabilidad el crear aquello y, responsablemente lo hacía todas las noches, para estar preparada para cuando solicitaran su ayuda.

 

Aun así, la joven conejo, deseaba cosas más simples que el ayudar a los dioses. El poder llevarse bien con los humanos, vivir su vida feliz y tranquila, enamorarse, ser capaz de formar una familia. Deseos que esperaba que el tiempo, fuera capaz de otorgarle poco a poco, mientras tanto seguiría su propósito, preparando medicina por las noches y ayudando al pueblo por el día, cuidando de todos, con una amable sonrisa.

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