
Chapter 1
Suspiro una vez más mientras se ajustaba la corbata azul que siempre llevaba mientras revisaba su actual aspecto frente al espejo de su habitación. Sabía que después del día del Legado en el que Raven Queen se negó a firmar el libro de Cuentos Legendarios, el resto de alumnos también se unirían a su especie de revolución y querrían escribir sus propios finales, pero no pensaba que su alumna favorita llegaría a convertirse en una rebel.
Ayer se enteró por una vieja “amiga” de los rumores que había entre la futura Blancanieves y la hija menor de los Charmings durante los últimos meses después de que se reabrieran los juegos de dragones. Sabía perfectamente como se originó esa relación amorosa entre aquellas dos chicas. Tal vez fuera de la escuela apenas se supiera lo ocurrido entre la princesa y su supuesto amor verdadero, pero como director estaba claro que se enteraría tarde o temprano del beso fallido entre ambos. Cuando se enteró no se sorprendió tanto como debió de haber sido, aunque el hijo de Lance fuera el príncipe más apuesto y caballeroso que se suponía que tenía EAH, le veía y era demasiado egocéntrico para ser el príncipe encantador del cuento de Blancanieves y los siete enanitos.
Les observaba de lejos a los dos rubios y podía decir prácticamente que era una relación superficial y poco amorosa, simplemente no pegaban aunque lo intentaran como lo hacían ya de jóvenes la madre de ella y su marido. Pero como un gran seguidor de que siempre se volvieran a repetir los cuentos de hadas, se suponía que debía de contentarse de que siguiera su destino y al igual que su progenitora, tenía citas con un completo imbécil. Y aunque se alegrara interiormente de que ella hubiera podido dejarle atrás, con quien salía ahora era inaceptable para su destino como royal. Después de que se lo dijo su antigua compañera de instituto, investigó sobre ellas y descubrió que llevaban saliendo en secreto durante varios meses. Según ella, si era verdad que salían, esa relación debía de ser cortada de raíz como le había dicho ayer.
“¿Ya vas a hacer lo que te ha exigido? Es demasiado patético que sigas haciendo obedientemente como un perro todo lo que ella quiere” Comentó riéndose de él la Reina Malvada cuando apareció en el espejo, que mujer más insoportable pensaba mientras hacía como que no había notado su irritante presencia.
“¿Ahora también te ha prohibido hablar conmigo?” Siguió riéndose con risa de villana mientras la seguía ignorando.
“Ella no me prohíbe o exige nada, solo voy a hacer lo correcto para el destino de Apple White, destino casi perdido por culpa de tu hija” Le respondió secamente mientras se miraba una última vez antes de marcharse de allí.
La mujer atrapada en la prisión del espejo solo se rio más fuerte con su comentario echándole la culpa a su primogénita mientras cerraba la puerta detrás de él. Aunque serviría solo para unos momentos de tranquilidad, ya que seguramente estaría en su despacho dentro de unos minutos si no ya, para escuchar su conversación con la señorita White.
Camino serio y decidido hacia su gran despacho mientras ignoraba a los estudiantes que se encontraban cerca de él mientras pasaba. Pobres ignorantes, como si en esos momentos le importara mucho lo que estuvieran haciendo en la escuela. Ese día no pensaba en ponerse a castigar a alumnos, rebels seguramente, así que solo pasó los pasillos sin ni siquiera molestarse en saber que estaban haciendo. Incluso le dio a la señorita Lockes su vista buena para que siguiera con su programa especial de leyendas escolares verídicas, aunque luego en un futuro muy cercano se arrepentiría, pero en esos momentos quería que le dejaran solo mientras continuaba su recorrido.
Solo le quedaba cruzar la puerta y ya vería a la señora TrollWorth en su mesa que estaba al lado de la puerta de su despacho. La dirigió una mirada de aprobación porque estuviera allí sentada como debía de ser antes de pasar a su despacho, aunque luego la ignoró cuando se levantó para comentarle algo. La verdad que no quería escuchar asuntos de mínima importancia como el horario de comidas para esa semana de la cafetería o de los premios de la Copa de Atletismo Real.
No le interesaba ninguna minucia más que no fuera relacionado con Apple White, así que le cerró la puerta en las narices, ya que solo quería otros minutos para reflexionar solo otra vez. Aunque nada más cerrar la puerta, vio que estaba su hermano menor esperándole sentado a que llegara él, seguramente eso era lo que quiso advertirle su secretaria.
“Hermano, déjalas que sigan juntas ¿no ves que son felices?” Debió de esperar que Giles estuviera esperándole para continuar rogándole que no intentara romper aquella pareja.
“Las reglas son las reglas, ellas ya volverán a ser felices cuando encuentren a la pareja que les ha asignado sus destinos, solo deberán esperar un poco más” Le contestó mientras se sentaba sobre su silla del escritorio.
“¡Por dios Milton! Después de todo lo que ha pasado y sigues creyendo que los alumnos seguirán los pasos de sus padres tal y como lo habían hecho las generaciones anteriores. Ellos saben que cada uno puede escribir el suyo propio y que nadie hará puff por eso”
Sus palabras retumbaban en sus oídos, le venían deja vù de la misma conversación que tuvo con él cuando decía que cada uno era libre de elegir cualquier camino que quisiera, antes de que le maldijera y le encerrara en la biblioteca secreta debajo de EAH. Giles podía pensar lo que quisiera, ya no volvería a encerarle por su diferente opinión a la suya, pero no podía impedir que hablara con una estudiante de la que su madre había expresado su preocupación por los actos rebeldes que había escuchado que estaba haciendo.
“Señora TrollWorth por favor ¿puede ir a buscar a la señorita White? Ahora mismo debe de estar a punto de salir hacia el bosque encantado” Pidió a su secretaria desde el teléfono de su mesa, mirando la hora que era. Después de todo lo que había descubierto de esa relación secreta, sabía que en esos momentos habían quedado para salir juntas a hacer un picnic.
Se volvió a sentar una vez que finalizó de hablar con su secretaria mientras que Giles, aun escuchando que había pedido hablar con la rubia seguía intentando convencerle de que no se entrometiera en la relación. Diría que le empezaba a volver a explicar sus opiniones sobre que cada uno eligiera lo que quisiera y bla, bla, bla… suponía que decía porque ignoraba su presencia y su voz una vez que colgó a la señora TrollWorth.
Y estuvo un rato más así, intentando convencerle hasta que sonó su teléfono. Su secretaria ya había vuelto y traído a las dos chicas que en esos momentos se encontrarían detrás de la puerta doble de madera. Por fin le liberaban de la interminable charla de su hermano menor.
“Ya están aquí, así que como solo eres el subdirector no hace falta que estés conmigo durante la conversación que tendremos la presidenta del Consejo Estudiantil y yo” Le comentó mientras se levantaba de su asiento para echarle y recibir a su estudiante favorita.
Le dio una sonrisa para aparentar normalidad mientras Giles se levantaba de la silla donde estaba para salir por la puerta que acababa de abrir, le miró con una cara decepción antes de marcharse sin decir nada más. Cuando pon fin salió, miro que estaban aquellas jóvenes sentadas de la mano en el banco que se encontraba en las afueras de su despacho.
Estaban sonriéndose mutuamente felices, ignorando el hecho de que las estaba mirando a ambas desde hace unos segundos, esa visión sabía que no le agradaría para nada a Blancanieves.
“Cof, cof” Tosió para llamar su atención y romper su nube imaginaria de amor.
“Director Grimm, nos había llamado ¿verdad?” Se sobresaltó un poco cuando llegó a notar que las estaba mirando, sus mejillas se coloraron unos segundos aunque aún mantenía su mano enlazada con la hija de Lance.
“Así es señorita White, si me hace el favor de pasar” Pidió con una voz firme una vez que captó la atención que quería de ella.
“Solo la señorita White por favor” Añadió antes volver a su despacho.
De reojo veía como la rubia le dio una sonrisa a su supuesta “amiga” mientras se alejaba del banco donde estaba y terminaban por separarse sus manos, antes de que tan siquiera llegara a pasar por el escritorio de su secretaria.
Cuando ella entró, veía a la menor de los Charmings con un rostro de tristeza y con la mirada fija en el cabello rubio que seguramente se vería desde su posición antes de que terminara de cerrar la puerta.
Se sentó otra vez sobre su amplia silla después de eso, desde ahí podía ver perfectamente a la hija de Blancanieves en frente de él. Tenía el mismo rostro dulce y los ojos no eran iguales que los de su madre, pero tenía la mirada amable e inocente con la que le solía mirar a él en sus años de estudiante cuando iban juntos a clase. No eran idénticas, sobre todo por el cabello rubio de ella, aunque aun así podía verla muy reflejada en la mujer más hermosa que había conocido.
“¿Me ha llamado por la última reunión del Consejo Estudiantil? Si es por eso, perdóneme porque pensaba que era la próxima semana” Empezó a disculparse con él por su supuesto olvido, aunque intuyó que lo dijo porque la había incomodado mirándola tanto, ya que si hubiera sido una reunión del Consejo Estudiantil hubiera tenido que aparecer también la otra presidenta rebel.
“No, no es por eso querida, la reunión sigue programada para la próxima semana. Solo la he llamado para saber qué tal se encontraba, después de todo lo ocurrido estos últimos meses. Espero no haberla importunado mientras hacía otras cosas” Negó amablemente con una sonrisa la acusación de que estaba haciendo algo importante cuando pidió hablar con ella, aunque no pudo evitar que sus mejillas se volvieran a teñir de rojo durante unos segundos, cuando pensó en que estaría haciendo si no estuviera en ese lugar.
“Estoy bien director, muchas gracias por preocuparse” Respondió mientras sus mejillas intentaban volver al tono pálido que eran siempre.
Por su sonrojó y la hora que era, sabía que le había interrumpido como una vez le hizo su padre. Intuía por la cesta de mimbre que había en una esquina del banco de afuera, que las había impedido pasar una tarde de picnic maravillosa en un lugar escondido del bosque encantado.
Por lo que había escuchado de ellas dos durante el día de ayer en el que estuvo buscando datos para verificar la relación esa prohibida, se enteró de que salían cada tarde y no volvían hasta la hora de cenar. Sabía que iban al bosque encantado y no se marchaban de ahí hasta que veían el maravilloso atardecer que pocas personas conocían que se pudiera ver algo tan encantador en ese lugar.
“La graduación está cada vez más cerca, únicamente faltan días para que se celebre esa gran ceremonia. Creo que usted fue la que me dijo después de la presentación de bienvenida, que graduarse de EAH era lo que más quería que pasara en su vida porque así comenzaría su final feliz” Lo recordaba perfectamente aquella felicidad como de una niña pequeña cuando habla de la navidad y por la forma que reaccionó a su comentario, ella también lo recordaba muy bien. Pero ya no parecía tan feliz de que fuera a ocurrir dentro de apenas tres semanas.
“Sí, se lo comenté unos días antes de que Raven se negara a firmar en el Día del Legado” Dijo con algo de pena recordando aquel acontecimiento tan sorpresivo para ambos.
“Correcto señorita White, antes de que su compañera de cuarto iniciara…. Tal revuelta contra los destinos escritos en el libro de Cuentos Legendarios. Ha pasado mucho tiempo ya desde lo ocurrido a principios de año, pero ¿no se alegra de graduarse ya? Es usted una de las alumnas que más futuro prometedor sé que tendrá” Aunque la estaba halagando, cuando hizo mención de la graduación y de su futuro, su semblante se volvió distinto.
Notó de nuevo su incomodidad por aquellas palabras que serían neutrales para cualquier persona, pero intuía que para ella le provocaban incertidumbre, intranquilidad o incluso podría decir miedo. Si por él hubiera sido, no hubiera continuado hablando y comentando sobre la cercana graduación, pero tenía que hacerlo. Ya que tenía que sacar a su estudiante estrella la secreta relación que mantenía con su compañera de curso para reconducirla hacia el camino royal de las cosas como le habían pedido que hiciera.
Así que continuo con ese tema, aunque ella solo se dedicaba a escucharle pasivamente mientras se tocaba sus manos que estaban sobre su regazo, movimiento que recordaba muy bien que lo hacía su madre cuando se ponía nerviosa, aunque eso era poquísimas veces.
“Director Grimm ¿puedo hacerle una pregunta?” Salió de sus labios como si fuera más bien un susurro bajo, interrumpiéndole. Le entraron recuerdos de los segundos anteriores a que la hija de la Reina Malvada dijera que pasaría si no quisiera hacer la promesa.
“Por supuesto señorita White” Le aseguró intentando hacerla sentir cómoda para que hablara con él con confianza como siempre había hecho.
“Verá siempre he estado en el lado royal de las cosas, cumplir con mi futuro como futura Blancanieves ha sido mi mayor deseo desde niña, tanto que incluso he hecho cosas muy impropias para una princesa como yo solo para conseguir mi final feliz. Pero ahora, a días antes de la graduación y de que salga de EAH para no volver al año que viene, no sé qué haré una vez que me vaya de aquí” Entendía ese sentimiento de no saber que hacer respecto a su futuro, él también lo tuvo una vez, pero en sus tiempos no había seguridad de que si no cumplías con tu destino escrito no ibas a hacer puff y además su padre al enterarse no fue considerado con un pobre adolescente confuso.
“¿Es por el señor Charming que se encuentra perdida? Sé que ha comenzado una relación romántica con la señorita Beauty, lo lamentó si es por eso” Ella sonrió un poco mientras se limpiaba con su mano sus ojos que se encontraban llorosos.
“No, no es por Daring, me alegro de que haya pasado página y encontrado a alguien tan amable como Rosabella. En verdad él y yo nunca estuvimos en una relación amorosa como debió de ser, solo éramos amigos y hubiéramos seguido siendo eso aunque nos hubiéramos llegado a casar” Parecía que lo decía como con algo de culpa de que nunca hubieran podido llegar a quererse como decía su cuento.
Con su respuesta ya supo oficialmente como ellos dos nunca fueron pareja o estuvieron en una relación más que de amistad y también estaba convencido de que ella no estaba indecisa porque su príncipe destinado estaba con otra chica, si no por la hermana menor de él.
“Entonces es debido la hermana del señor Charming ¿no?” Abrió los ojos ampliamente cuando citó a la chica que seguramente estaría esperándola afuera. Fue directo, ella le estaba hablando sobre sus dudas con el destino y él debía ser claro para que supiera que ya tenía conocimiento sobre la relación que había entre ellas dos.
Estuvieron en silencio unos minutos más, en los que se levantó lentamente de su silla y dio unos cuantos pasos para quedarse de espaldas a ella mirando la gran ventana que tenía detrás de su mesa. No hacía falta que respondiera a su pregunta, con su silencio y demás ya sabía que estaba enamorada de la chica con cabellos platinos, tanto como para incluso cuestionarse si seguir su destino. Aunque tampoco es que fuera la única que pensaba en no realizar los mismos pasos que sus padres, estaba seguro de que ninguno de sus demás compañeros de su curso iban a hacerlo.
Desde su despacho podía ver perfectamente todos los alrededores de EAH, los alumnos riendo, disfrutando del final de la primavera, algunos estudiando para los exámenes de recuperación… pero sobre todo desde ahí podía contemplar el templete de piedra que se encontraba en el bosque encantado. Él al igual que algunos estudiantes supuso que ese lugar se encontraba perdido y que nadie le encontraría si realizaba una cita por ahí, pero como al igual que ellos no pensaba que desde el despacho del director se veía perfectamente. En esos momentos mientras lo miraba desde las alturas, se veía ahí de joven con una chica de cabellera negra como el ébano y labios rojos como la sangre riéndose de sus chistes malos y de las tonterías que hacía únicamente cuando estaban a solas. Días antes de que la graduación se aproximara y que su padre, el director en aquel entonces se enterará de la cercana relación que mantenía con una de las princesas más importantes de sus tiempos y reina actualmente.
“¿Sabe lo que podría hacer su madre si se llegara a enterar de su relación secreta?” Musitó despacio, escuchando segundos posteriores un sollozo detrás de él por la mera mención de que Blancanieves se llegara a enterar oficialmente.
[...]
Cuando ya se secó todas las lágrimas que brotaron de sus ojos azules con el pañuelo que le ofreció, después de la conversación que tuvieron, la acompaño a la salida. Todo lo que la tenía que decir se lo dijo ya y ahora ella solo tenía que hacerle caso y vería como el destino que en verdad quería se cumpliría. Cuando le abrió la puerta vieron que la menor de los hermanos Charming seguía afuera esperándola a que saliera, aunque hubiera tenido que aguardar durante casi una hora. Se levantó inmediatamente de donde estaba al verla salir y la dedico una sonrisa de felicidad mientras se acercaba a ella con la cesta.
“Apple ¡por fin! ¿Estás bien?” Supuso que lo preguntó por su nariz roja o sus ojos hinchados que era signos de haber llorado.
“Sí, solo ha sido una alergia esporádica, pero bueno ¿nos vamos ya? Aún no es tarde para hacer lo que teníamos planeado” La otra princesa al escuchar su petición, sonrió más ampliamente mientras la dejaba que enlazara su brazo con el de ella y comenzaron su paseo hacia el bosque encantado.
La próxima Blancanieves antes de cruzar la esquina, miró unos segundos hacia él y le dedicó una mirada dulce como lo hizo alguna vez su madre y desaparecieron de su campo de visión entre risas de felicidad y con sus brazos enlazados.
Momentos después de que se hubieran ido ya, volvió a meterse a su despacho para realizar una llamada con la madre de una de las dos princesas para comentarla que ya había realizado su cometido tal y como le había pedido. Se volvió a sentar sobre su silla y habló con uno de los 700 enanitos que estaban bajo las órdenes de su excompañera de curso para pedir una videollamada directa con la mujer más bella de todas.
“¡Por fin! Te has demorado muchísimo para llamarme, ahora solo puedo hablar durante unos pocos minutos” Comentó molesta mientras la veía a través de la pantalla digital lo regia que estaba sentada junto con sus labios rojos fruncidos hacia abajo.
“Lo lamento muchísimo mi reina” Pidió perdón por haberla hecho esperar demasiado.
“Bueno dime rápidamente si has averiguado si esos rumores que me han llegado eran ciertos y has conversado con mi hija sobre su futuro. Ya sabes que últimamente cuando he hablado con ella, la he encontrado temerosa de hablar sobre su destino de nuestro cuento de hadas” Hablo con un tono de voz más relajado al anterior, aunque estaba enfadada de que le hubiera hecho esperar, pero sabía que él nunca le fallaría. Se lo prometió la última vez que estuvieron juntos en el bosque encantado hace años ya, el mismo día en que el director les pillara y les diera una charla a cada uno individualmente sobre los destinos que tenían que realizar cada uno por separado.
“Pues hemos conversado sobre la importancia de su destino y lo que debería de hacer ella en los tiempos que corren actualmente, diría que ya no está para nada indecisa con su destino. Y los rumores únicamente son eso, infundías seguramente inventadas por algunas personas para cotillear únicamente” Gracias a sus palabras pudo ver la sonrisa que siempre le había gustado desde la adolescencia.
Sabía que la haría sonreír por haber cumplido con lo que le encargo, aunque siempre hubiera preferido que hubiera sonreído por una de las muchas tonterías que hacía anteriormente y que a ella le encantaban. Se lo agradeció y se despidió de él segundos después de que su marido apareciese por la puerta para llevarla a cenar o algo relacionado con un restaurante escuchó antes de que terminara la videollamada.
Una vez finalizada la llamada se volvió a levantar de su silla y se dirigió a su ventana, ya estaba atardeciendo y desde cualquier punto de EAH era maravilloso ver como el sol desaparecía.
“Vaya, vaya, vaya Milton. Nunca pensé que llegarías a mentir a tu reina sin siquiera inmutarte, en el fondo eres todo un rebel aconsejando a la hija de AguasNieves a seguir con la relación secreta que tiene con la caballera blanca” Le aplaudía riendo la Reina Malvada desde el espejo, se había olvidado completamente de que ella seguramente había estado escuchando todo lo ocurrido.
No contestó a su comentario, no iba a intentar negarlo cuando ella había estado de observadora omnisciente mientras había tenido las charlas con las féminas de la familia White. Siguió mirando por la ventana antes de bajar un poco su vista hacia la arboleda que había hacia la izquierda. Como sabía, las veía perfectamente desde las alturas al lado del templete de piedra sobre una manta, disfrutando de la hermosa puesta de sol que le comentó que podrían ver aun a las horas en las que eran, si se daban prisa.
Mientras las miraba le salió una pequeña sonrisa recordando como había hecho lo que él siempre quiso que hiciera su padre en el momento en que descubrió la relación que mantenía con la mujer que aún seguía en su corazón.