
Cuatro corazones y una graduación
Habían pasado varias horas ya desde que terminó de sonar el timbre del instituto anunciado que ya había finalizado el día escolar y que únicamente faltaban horas para la gran graduación que se celebraría mañana.
En sus veinte años de director de EAH había asistido a muchísimas graduaciones de alumnos y siempre eran idénticas: todos llevaban sus mejores galas, había discursos de despedida a los profesores y al instituto, daba los diplomas en mano a los alumnos y luego fiesta de despedida. Aunque este año sería distinto por supuesto, después de la graduación siempre se sabía que los estudiantes graduados emprenderían sus destinos asignados, pero ahora no tenía ni idea de que haría cada uno en su futuro. Aún no se creía lo mucho que había cambiado esta generación el concepto de los cuentos de hadas y a él mismo también ¿Qué habían hecho con él? ¿Dónde estaba el Milton Grimm qué le enseño a ser su padre? Habían conseguido que su lado rebelde saliera, que llegara a cuestionarse los principios conservadores de su padre respecto a la exigencia de seguir los destinos y además había vuelto a tener a su hermano menor con él.
Toc, toc sonó en su puerta antes de que se abriera y apareciera su hermano menor con una sonrisa como siempre en su rostro, suponía que venía de la pequeña "fiesta" que habían hecho los alumnos a los profesores como despedida.
"Milton, te has perdido los regalos que les han hecho los chicos a madame Yaga, a la reina Blanca, a Piper… e incluso ha habido algo para Rumpelstiltskin" Los alumnos se había portado demasiado bien haciendo regalos a todos.
"Ha debido de ser emotivo seguro" Afirmó mientras hacía como que le había interrumpido en su misión de firmar todos los diplomas para mañana que había en su mesa. Había escuchado la invitación que les habían dicho a los profesores cuando estaba pasando al lado la cafetería y le pareció bonito de los alumnos que hubieran organizado eso.
"Deberías haber bajado conmigo, tú también estabas invitado, eres el director" Todos habían ido y el único que se había ausentado había sido su hermano mayor.
Una cosa es que le hubiera parecido bien la idea que habían tenido los estudiantes y otra cosa es que hubiera querido ir, no se imaginaba allí ni tampoco pensaba que alguno de ellos hubiera querido que él estuviera presente. Tal vez porque sabía que no había sido el mejor director para todos ellos no había ni querido salir de su despacho en toda la tarde, había hecho cosas no dignas de un director para intentar corregir a los que no querían seguir los pasos de sus padres. Tantas cosas tontas y crueles para nada, ellos habían sido firmes y habían seguido con su ideología de cambiar los cuentos de hadas, consiguiendo su objetivo en vez de retroceder como una vez hizo él con las exigencias que su padre le decía.
"¿Giles, podrías hacer tú el discurso de despedida?" Normalmente le correspondía a él hacerlo y siempre en todas las ceremonias de graduación solía decir el mismo cambiando palabras, pero estaba claro que este año había sido especial con alumnos muy especiales que habían conseguido cambiar por fin las historias escritas y como tal pensó que no debería ser él quien les despidiera como hacía todos los años anteriores.
"¿De veras, quieres que yo diga el discurso? ¿Estás seguro?" Giles le miró con demasiada sorpresa y no le extrañaba, desde que le perdono en la fiesta de Coronación solo le había dejado decidir pequeñas cosas en la escuela. Aunque le hubiese nombrado subdirector, pero esta vez tenía bastante claro que él daría mucho mejor ese discurso.
Giles sonrió más ampliamente aun antes de abrazarle por sorpresa, cosa que hizo que se quedara bastante inmóvil ante esa muestra de cariño. Antes de que se marchara le volvió a invitar a que bajara con él a ver a los alumnos, pero desistió su oferta, seguía prefiriendo quedarse aquí alejado de ellos. Así que su hermano menor aunque le apenó que siguiera negándose a acompañarle, le sonrió antes de despedirse y cerrar la puerta de madera.
El resto de la tarde se dedicó a terminar de firmar los diplomas que le faltaban. No era de expresar mucho sus sentimientos, pero ver los nombres de los alumnos allí le hizo empezar a sentir nostalgia y eso que ni se habían ido de EAH aun. Estaba comenzando a emocionarse recordando todos los quebraderos de cabeza que le habían dado durante todo el curso actual y no sabía por qué, pero los añoraría. Les echaría de menos el próximo año, no sería nada igual sin todos ellos. Tal vez no se lo había mostrado mucho, pero les había llegado a coger cariño. Era consciente que no se había portado perfectísimamente con todos, sobre todo con los rebels y en especial con la señorita Queen, pero aunque no lo demostrará incluso ella había llegado a importarle. El próximo curso ya no tendría charlas con la señorita Beauty por dormirse en clase, no influiría sobre qué se podía publicar o no en el Blog del Espejo, ni le mentirían a la cara sobre la no fiesta del Día de los corazones sinceros.
Se pasó la mano por su cara intentando quitarse los pensamientos tan moñas que estaban en su mente, seguramente le pasaba esto porque en las graduaciones siempre le venían recuerdo de la suya, esa noche en la que el amor de su vida se fue para siempre después del baile. No quería pensar ahora en eso se dijo a sí mismo, mientras se levantaba de su silla y miraba la hora que era. Era algo tarde y debería de irse a dormir ya para mañana que se tenía que despertar pronto, así que salió de su despacho dándose cuenta de que ni la señora TrollWorth estaba en su mesa y se dirigió hacia su habitación. Pero lamentablemente no pudo hacer que el sentimiento de su corazón sobre su pasado le llevara al lugar donde estuvo la noche antes de la graduación con su amor. No era él quien se movía, ni tampoco su cabeza, era su corazón quien le hacía caminar y abrir por completo la puerta del balcón que daba a la parte norte de la escuela. Nunca iba allí, ni podía ni quería, pero solía pasarle que las noches de final de curso se daba el lujo de salir a esa terraza y sentarse en el banco de piedra que había para recordar viejos momentos del pasado.
Cuando salió una ráfaga de aire algo frio paso por su cara, esta noche hacía más fresco que las anteriores, pero aun así estar en ese lugar especial para él le hacía entrar de algún modo en calor. Eran como las doce de la noche ya y la escuela estaba silenciosa, todos durmiendo y él en aquel balcón con la luna llena en lo alto de la noche mirándole. A diferencia de los treinta y algo años que pasó desde la primera vez que hizo eso, no había una chica con él en el banco o por lo menos jamás pensó que se encontraría de nuevo con una allí en la noche.
Por eso se sorprendió cuando se percató de que una figura femenina estaba ahí sentada llorando. Sus ojos instintivamente parpadearon mientras se acercaba, intentando ver si era su imaginación o es que en verdad se encontraba en una situación parecida a la de hace años.
"¿Director Grimm?" Su voz sonó confusa, suponía que no esperaba encontrarse con alguien más ahí y además desde donde estaba diría que no se le veía muy bien.
"¿Señorita White? ¿Qué hace aquí?" Seguramente si no hubiera sido ella la hubiera castigado al segundo de ver que se había saltado el toque de queda, pero siendo su royal preferida quien se encontraba allí sentada con los ojos llorosos y la voz algo quebrada solo pudo intentar ser lo más dulce posible con ella.
"¿Está bien?" Parecía un deja vù de su adolescencia ver a una chica llorando en aquel lugar mientras la luna hacia que su blanquecina piel brillara y sus manos intentaran limpiarse las lágrimas que aún salían de sus ojos.
Su pregunta se quedó en el aire porque ella siguió permaneciendo callada como había hecho desde que le vio aparecer en el mismo balcón que ella, suponía que no querría contarle sus problemas personales y él no era nadie para obligarla. Aunque después de unos segundos pareció que abrió la boca para decirle algo, pero fue interrumpida por el sonido de su teléfono que se encontraba al lado de ella en el banco.
No era su intención mirar quien la llamaba, pero sus ojos involuntariamente se dirigieron a la pantalla que se acababa de encender. Se sorprendió de que alguien pudiera llamarla a esas horas de la noche, aunque fue aún más curioso que ella no cogiera a la hija de Lance. No la colgó, pero tampoco llegó a responderla, sino que dejó que siguiera sonando hasta que desapareció la imagen de ella y la señorita Charming y apareciera en la pantalla una notificación de que tenía siete llamadas perdidas de su amiga especial.
Su móvil seguramente se habría apagado después de un rato de esa notificación, pero aparecieron nuevas sobre los WhatApp que la estaban llegando que volvía a ser la hermana de Daring Charming. La hija de su antiguo amor tampoco los respondió, solo la silenció y bloqueo el teléfono con nuevas lágrimas en sus ojos. Algo había pasado entre ellas dos estaba bastante seguro de eso, aunque lo que no sabía fue el qué y cuándo porque aparentemente los últimos días las seguía viendo en el bosque encantado e incluso ayer estaban tomando un pícnic en secreto juntas. Y también por lo que notaba la chica que quería ser caballero no entendía muy bien que había pasado entre ellas porque le había escrito que si la había pasado algo o si estaba bien porque no la había visto durante el día de hoy.
"Debería contestarla, parece preocupada" Le comentó cuando se sentó en el banco, cansado de seguir de pie, pero manteniendo una distancia prudente mientras que el móvil vibraba con cada nuevo mensaje.
"Lo sé, pero sí lo hago debe de ser para romperla el corazón porque no puedo permitir que sigamos juntas y que descubran que es verdad" Respondió volviendo a agitarse por las palabras que acababa de pronunciar, los rumores se habían extendido demasiado ya.
Así que era por eso que no la contestaba o hablaba, porque iba a dejar la relación secreta, suponía para centrarse en proseguir con su destino escrito. Era verdad que últimamente los rumores eran cada vez más sonados por la escuela y seguramente por fuera, aunque tampoco debería de sorprenderle la decisión de ocultar ese noviazgo porque sabía que ella continuaba empeñada en seguir lo que desde la cuna le habían dicho que debía hacer. Sabía que hasta él mismo la había influido en que tenía que hacerlo y aunque él era uno de los mayores conservadores de que las nuevas generaciones siguieran al pie de la letra sus cuentos familiares, su corazón se encogió al saber que la decisión que ella ya había tomado no era estar con la única hija de su excompañero de clase.
"Aunque sea solo para eso, hágalo Apple, si ha decidido por completo seguir con su destino escrito no deje que termine lo que tenían así y se lo digo por experiencia propia"
No era quien para decirle que contestara a sus mensajes o llamadas de preocupación si no quería hacerlo, pero sintió la necesidad de por lo menos recomendarla que lo hiciera. Y por unos segundos se le quedó mirando, tal vez porque le había dicho lo que era correcto de hacer en cuanto a su situación o por lo de la experiencia propia. O simplemente por la extrañeza de haberla llamado por su nombre sin la aposición de señorita antes o sin decir su apellido. Pero la siguiente vez que volvió a sonar por segunda vez desde que él se encontraba ahí, sí aceptó la llamada.
"Apple ¿por qué llevas todo el día sin cogerme al teléfono ni contestar a mis mensajes?" Se notaba perfectamente por el tono de su voz la preocupación que tenia debido a la ausencia de ella.
"Darling…" Comenzó a hablar intentando luchar contra sus ganas de llorar y quebrarse en plena llamada.
[…]
Cuando le dijo que llamara la chica Charming no pensó que lo haría en presencia de él y escucharía una llamada privada entre ambas. Le recordó algo a la forma en la que rompió con su madre, rompiéndose todos sus sueños. Mientras intentaba no enterarse de nada de lo que estuvieran hablando se empezó a preguntar si algo hubiera cambiado si en su época hubieran tenido teléfonos móviles con tanta tecnología como ahora, su ruptura pudo haber sido diferente y no tan directa cara a cara como fue.
"Director Grimm ¿antes de irme puedo darle un abrazo de despedida?" Escuchó que le preguntó una vez que colgó la llamada de ella y se levantaba del banco en dirección hacia él.
No era un hombre de abrazos, pero verla como estaba con sus mejillas empapadas por culpa de sus ojos una vez que termino la llamada, le hizo no poder rechazar su propuesta aunque ella fue quien hizo que su cuerpo se juntara al suyo y su cabeza se pudiera apoyar en su pecho.
Le llegó a empapar un poco su chaleco mientras se secaba las lágrimas con sus manos, pero no le importó porque no podía pedirla más después de que hubiera llamado a su novia secreta como él le dijo que debía hacer. No pensaba que llegaría a dejarse abrazar por una de sus alumnas, eso le parecía poco profesional como director. Mucho menos se imaginó que lo correspondería usando sus brazos para acercarla, pero ella parecía que tenía algo de frío y su instinto de padre protector apareció, sintió por un momento la sensación como si de su propia hija se tratara.
"Ummm…, nunca había notado que usted usa la colonia de Hans Christian Dior" Se sorprendió que le oliera y que además conociera esa colonia, la llevaba usando desde que se la enseñó su madre y era algo antigua para que la reconociera ella.
"Es la favorita de mi madre, siempre se la compra a papá" Terminó diciéndole antes de dar por terminado el abrazo y se despidiera para marcharse silenciosamente por donde él había aparecido irrumpiendo su soledad.
La graduación de este año como pensaba y esperaba estaba saliendo muy diferente a la de cursos anteriores, incluso se llegó a emocionar demasiado mientras entregaba algunos diplomas como el de Blondie Lockes porque sabía que se convertiría en una gran periodista o al llamar a Sparrow Hood que tenía posibilidades de llegar a lo alto con su banda Merry Men, incluso se alegró gratamente al decir el nombre de Raven Queen por el micrófono para que subiera. Estaba siendo una gala que en verdad le estaba gustando mucho más que cualquier otra, ya que salía de lo tradicional y tedioso que solía ser esos eventos. Y eso que ni siquiera él estaba teniendo casi protagonismo porque ni dio el discurso de despedida a los estudiantes, pero como sabía su hermano menor lo clavó y llegó a hacer un discurso en el que no dejaba a nadie indiferente o de lado, sino que todos fueron de alguna manera incluidos, si él lo hubiera escrito seguramente habría habido algo de preferencia hacia los royals. Dijo una frase que le conmovió porque tenía mucha razón Giles, si estos chicos ya habían hecho grandes cosas siendo adolescentes en unos años más ni se imaginaría que podían conseguir con lo decididos que eran la mayoría de ellos.
"Lamentablemente esta graduación está apuntó de llegar a…" Iba a decir la palabra final, ya que después de la actuación de ballet de Duchess Swan y Justine Dancer, ahora le tocaba dar la despedida definitiva y sus más sinceras felicitaciones a la promoción del 2021. Pero antes de que pudiera terminar su frase sin previo aviso le arrebataron el micrófono e interrumpieron inesperadamente.
"¡Señorita Charming, devuélvame el micrófono inmediatamente!" Aunque interiormente se alegraba de verla, no eran formas de quitarle el micrófono a su aún director.
"¿Apple? ¿Apple White dónde estás?" Empezó a gritar ignorándole por completo y buscando con su intensa mirada azul entre todos los presentes: padres, madres y alumnos de Ever After High, buscándola únicamente a ella.
Se quedó desconcertado, juraría que no la había visto en todo el tiempo de graduación que llevaban en el auditorio, ni siquiera había subido a por su título de graduada y ahora irrumpía al final de la gala de ese modo. Se merecía una sanción gravísima claramente, pero en vez de hacer eso y permitir que alguien la quitara del medio del escenario, consintió que se quedara ahí para encontrar a su chica de cuento de hadas.
"¡Apple! ¡Te quiero! Y sé que tú no eres como tu madre, no tienes por qué seguir tu cuento porque sé que no quieres ser así ¡Elige quién quieres ser! Le dijiste a Raven malvada antes de que casi matara a Courtly Jester y por eso te lo repito yo ¡Elije quien quieres ser!"
"¡Baje ahora mismo a esa impertinente de ahí director! ¡No está diciendo más que sandeces y tonterías a mi hija!" Gritó furioso levantándose de su asiento el padre de la chica a la que se había dirigido la menor de los tres hermanos.
"¡¿Quién quieres ser Apple?!" Volvió a hablar de nuevo mirándola haciendo contacto visual con los ojos de ella.
[…]
El final de la ceremonia fue digna de la generación menos tradicional que diría que conocería en su vida y eso que la parte del desenlace no estuvo ni planificado, pero fue aplaudido por todos los presentes de la ceremonia. Incluido él aunque luego la escena posterior a terminar la graduación supuso que no fue grata para ninguna de las dos chicas, ni para la que se subió sin permiso al escenario ni la que en principio siguió sentada sobre su butaca al lado de sus amigos cercanos.
"Si el antiguo director estuviera vivo, ¿qué crees que hubiera pensado del día de hoy?" La mujer de pelo oscuro hizo una pregunta retórica al entrar en su despacho privado.
Despegó su vista de la mesa de su escritorio y apartó sus pensamientos para centrarse en observar como ella cruzaba su puerta elegantemente. No pensó que la vería de nuevo en el día con su vestido blanco y menos a solas. Habían pasado algunas horas desde lo ocurrido y no esperaba verla en el día restante cuando oficialmente por su hija se había enterado de que por lo menos una relación amorosa entre ella y la otra chica había ocurrido.
"Debemos ser fieles a nuestros cuentos" Repitió en voz alta la frase que estaba tallada en el marco de la imagen que tenía con Giles de pequeños. Esas palabras siempre las decía su padre y se las dejó muy claras a él en su día. Estaba seguro de que ahora le estaba mirando con una cara de desaprobación al ver cómo había dejado graduarse a unos adolescentes que no iban a cumplir sus futuros escritos.
"Dime Milton ¿qué ha ocurrido para que mi hija y tú os hayáis rebelado y ahora seáis rebels?" Intuyó que se había dado cuando de que la mintió en aquella videollamada que tuvieron.
"Diría que somos roybels” Llamarse a sí mismo como rebel no le gustaba mucho la verdad, así que le pareció mejor el término tan sumamente curioso que una vez escuchó que se llamó a sí misma Poppy O'Hair.
"¿Roybel?" Pronunció extrañada la mujer con piel blanca como la nieve, mirándole después de volver a dejar la fotografía en su sitio.
No sabía leer sus expresiones o por lo menos no sabía en la actualidad, su papel de reina perfecta y ejemplar lo hacía muy bien y no mostraba sus emociones nunca. Él lo intentaba, pero no le salía ser tan frío o últimamente era que se estaba volviendo más sentimental de lo que debería. Ella en cambio con los años se volvía más introvertida parecía o por lo menos en sus actos públicos era siempre muy poco expresiva.
“Lo siento por mentirte” Se disculpó mirándola mientras que ella parecía analizarle con sus orbes azules maquillados elegantemente.
"Bueno, tal vez si no lo hubieras hecho no habríamos venido a ver un espectáculo tan bochornoso como ha dicho Florian" Comentó aunque no parecía enfadada, solamente con el semblante serio y los labios algo fruncidos.
La mención de su marido no le gustó, aparte de que era el hombre con quien estaba casada, pudo escuchar una parte de la conversación que él había tenido con la hija que compartía con ella y las atrocidades que le habían dicho que sería capaz con tal de que siguiera los pasos de su madre, daban mucho miedo. Cómo podía chantajearla o decirle todas esas cosas a una adolescente por no seguir un maldito destino, sabía que él era de los que tiraban la piedra y escondía la mano, pero aun así no entendía como había podido decirle eso a su propia hija. Aunque pensándolo, ya entendía por qué era el alumno favorito del director en la época que estudiaron juntos en la misma clase.
"¿Ahora qué va a pasar con ellas?" Si la había mentido era porque no quería que las separaran, pero después del discurso de la hija de Lance y lo otro obviamente ellos sabían lo que ya había entre ambas y por eso no tenía idea de que ocurriría ahora.
"El cuento dice que Apple debe vivir en el castillo de la madrastra malvada, debe cocinar y limpiar para siete enanos, ser envenenada y por último ser despertada por su amor verdadero para tener su final feliz" Eso dictaminó para ella, para su madre, abuela y demás parientes anteriores el libro de Cuentos Legendarios."Por eso cuando vi que se besaron en frente de todos sin ocultar su amor decidí no permitir que Apple hiciera como yo. Aunque no creo que ella se vaya de la graduación de su último curso, dejando atrás su gran amor al que había esperado fielmente que le demostrara que podían romper miles de barreras juntos. Me consuela saber que a mi hija no la hayan dejado la noche anterior en un frío banco llorando como a mí y que a raíz de eso acepte simplemente seguir un estúpido destino escrito para que le ocurra que nunca vaya a tener su final feliz"
En aquel momento se dio cuenta de lo que hizo varios años atrás y se arrepintió completamente de no haberse enfrentado a todos y demostrando que el amor que ambos se profesaban valía más que un libro viejo con polvo como habían hecho Darling y Apple. No, él dejó pasar su oportunidad y prefirió terminar todo lo que tenían la noche antes de la graduación por el terrible miedo que sentía. Y ahora ya no sabía si existía una nueva posibilidad para esa mujer hermosa que tenía enfrente y él porque debió de luchar por su amor enfrentándose principalmente al director que alguna vez en vida llamó padre.