Luna De Miel Infernal

Supergirl (TV 2015)
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Luna De Miel Infernal
Summary
—¡Detente! —le rogó Kara.Lena terminó de aflojar su cinturón de un tirón, desabrochó su pantalón y bajó su cremallera antes de que la rubia pudiera repetirlo.Se echó hacia atrás, dejando sus pantalones abiertos y revelando la gran protuberancia escondida sólo por sus boxers de color gris.—Está bien —dijo con dulzura.Kara respiró hondo y se relajó visiblemente.La pelinegra sabía que la estaba presionando, pero no tenía ninguna opción.Kara estaba siendo tan malditamente terca y no la escuchaba.
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Capítulo 11

Capítulo 11

 

—¡Lo siento!

—No estamos hablando —le recordó mientras se centraba en el largo camino frente a ellas que llevaría esta pesadilla a su fin.

—¡Pensé que estabas bromeando!

—Puedes decirle eso al juez cuando presente el divorcio —dijo la rubia entre dientes, haciendo caso omiso de la manera en que todos esos malditos arañazos escocieron mientras se obligaba a mantenerse en movimiento.

Pequeños bastardos despiadados, pensó Kara con amargura, medio pensando en bajar a la perrera y adoptar un perrito y gatito para ella, así podían vengarla.

—¿De verdad regresamos a eso otra vez? —preguntó Lena en un tono que a la rubia no le importaba mucho.

—Nunca lo dejamos.

—Bien, entonces consigo todos tus recuerdos de los Yankees en el divorcio.

—Bien, entonces pondré una cláusula de sexo en nuestro acuerdo de divorcio —dijo distraídamente la rubia a la vez que decidía si añadir una cláusula de cocina también.

—¿Una cláusula de sexo? —preguntó Lena, todavía sonando divertida y dándole la esperanza de que la maldición estaba casi llegando a su fin.

—Mmmhmm, una cláusula de sexo —dijo la rubia con un gesto firme mientras se tropezaba en la estrecha pasarela.

—¿Y qué diría exactamente esta cláusula tuya?

Se detuvo a parpadearle a su bella esposa.

—Sexo. ¿No fui clara acerca de eso?

Sus labios se movieron a la vez que se aclaraba la garganta, más probablemente para evitar reírse.

—Y, eh, ¿cuáles son exactamente los detalles de esta cláusula?

—Tú tienes que proveerme de sexo increíble dos veces en la mañana, una vez después del trabajo y tres veces por la noche —dijo Kara, gustándole más la idea cuanto más pensaba en ello.

No es que alguna vez fuera a darle el divorcio.

La rubia no era estúpida después de todo.

Lena era lo mejor que le había pasado y ella era malditamente codiciosa para renunciar a eso.

—¿Nada de mamadas dos veces por mes? —preguntó la pelinegra, parpadeando inocentemente hacia la rubia.

—No —dijo la rubia, inclinándose hacia abajo para poder rozar sus contra los de Lena—. Esos son todos los días.

—¿Y cómo vamos acomodar uno a diario en tu horario? —se preguntó Lena en un susurro bromista mientras rozaba sus labios contra los suyos.

—Oh, haré el tiempo —le prometió con un guiño cuando se detuvo en frente de su casa.

Casi suspiró de alivio cuando sus ojos se fijaron en la puerta principal.

Por fin, esta pesadilla de luna de miel había terminado.

—Gracias a Dios —murmuró, moviendo a Lena en sus brazos mientras caminaba hacia los dos escalones que las salvarían y...

—¿Tienes las llaves? —preguntó Lena, ganándose una injustificada mirada fulminante mientras la cambiaba de posición con cuidado en sus brazos para poder llegar a su bolsillo frontal y...

Pasó los dedos por un gran agujero en sus pantalones vaqueros donde su bolsillo debería estar.

—Nunca va a terminar —dijo Kara con un suspiro de resignación, a la vez que trataba de averiguar qué hacer con Lena mientras buscaba las llaves.

Consideró dejarla en el escalón principal, pero no le gustaba la idea de dejarla sentada allí con nada más que una manta desgarrada y sucia.

Consideró romper una de sus ventanas para poder entrar, pero con su suerte probablemente perdería su brazo en el proceso, de modo que poco a poco se dio la vuelta y se dirigió hacia el patio trasero.

—Así que... esta maldición —le recordó Lena en tanto alargaba el brazo para empujar sus gafas nuevamente en su nariz sólo para recordar con un adorable ceño fruncido que no las llevaba puesta y dejó caer la mano segundos más tarde.

Exhalando lentamente y deseando que nunca lo hubiera mencionado, la llevó con cuidado alrededor de la casa.

—En realidad no es una maldición —explicó la rubia mientras apretaba su agarre alrededor de ella y pasaba con cuidado por encima de la valla de estacas blanca que marcaba el límite de su propiedad.

—Entonces, ¿qué es? —preguntó Lena, acomodándose cerca de la rubia mientras ésta trataba de equilibrar todo su peso y el de ella en su pierna buena.

—Bueno —dijo Kara, haciendo una pausa para que pudiera abrir la puerta de la piscina abierta con el codo—, parece que no hay Danvers que pueda llegar a darle a su esposa una luna de miel sin que algo seriamente jodido suceda.

—Ya veo —dijo Lena en voz baja, pareciendo reflexiva mientras lo miraba de reojo.

—Mientras que la mayoría de las familias cuentan historias de fantasmas alrededor de la fogata, mi familia parece apasionarse atormentando a la siguiente generación con serias advertencias de lo que vendrá —explicó la rubia con un encogimiento de hombros mientras la llevaba al sillón donde realmente había jodido todo sólo para pensarlo mejor y llevarla a la piscina.

—¿Y qué tipo de historias te contaban exactamente? —preguntó la pelinegra cuando la rubia se arrodilló con cuidado y la colocó en el borde de la piscina, moviéndose rápidamente para quitar la manta del camino.

—Pon los pies en el agua —murmuró mientras guiaba su pie lesionado en el agua fría.

Cerrando los ojos con una pequeña sonrisa de satisfacción, la pelinegra dijo:

—Eso se siente mejor. Gracias, Kara.

Sonriendo y sintiéndose mejor de lo que había hecho desde que la alarma de humo en el hotel había sonado la noche anterior, se inclinó y rozó sus labios contra los de ella.

—De nada, cariño.

—¿Las historias? —le recordó con una sonrisa suave.

Rozando sus labios contra los de la pelinegra una última vez, se echó hacia atrás con una sonrisa, simplemente porque no podía estar cerca de ella y no sonreír.

Cristo, había algo en Lena...

—Correcto —dijo, pasando sus dedos por su cabello y dándose cuenta de que había pasado demasiado tiempo desde que había tenido la oportunidad de ver a su peluquero—. Siempre pensé que las historias eran más tonterías para joder nuestras cabezas, pero como se vio después que estaban en lo correcto —admitió en un suspiro—. Debería haber esperado un año para llevarte en una luna de miel.

—¿Por qué un año? —preguntó con el ceño fruncido de curiosidad mientras movía suavemente sus pies a través del agua.

—Siempre que cada Danvers esperó un año para llevar a su pareja en una luna de miel ha sido capaz de darle el viaje perfecto, pero cada Danvers que llevó a su esposa en su luna de miel antes de la marca del año siempre ha deseado haber esperado.

—Ya veo —murmuró Lena pensativa a la vez que apartaba la mirada de la rubia para entrecerrar los ojos en el agua mientras se mordía el labio inferior.

—¿Y qué es exactamente lo que ves? —preguntó la rubia, llegando para arrancar una hoja de su cabello enmarañado.

—Nada —dijo después de una breve pausa antes de añadir: — Sólo que no creo que tu familia esté maldita.

—Entonces, ¿cómo llamas a la pesadilla con la que hemos lidiado? — preguntó Kara, viendo una pequeña ramita en su pelo y decidiendo arrancarla.

—Mala suerte —dijo con un descuidado encogimiento de hombros similar al que siempre había hecho cuando alguien en su familia mencionaba una de las historias destinadas a joder su cabeza.

Se rió entre dientes.

—¿Llamas a lo que ha ocurrido en los últimos días mala suerte?

—Mmmhmm —dijo la pelinegra despreocupada mientras miraba en la piscina donde trazaba perezosos círculos en el agua con sus pies.

—¿Y el resto de mi familia que sufrió circunstancias similares? — preguntó la rubia, curiosa de oír cómo iba a discutir un hecho que apenas estaba comenzando a aceptar.

En lugar de responderle, le preguntó:

—¿Fueron las lunas de miel previstas o dejadas para el último momento?

—¿Qué tiene eso que ver? —preguntó con el ceño fruncido.

—Todo. Ahora, ¿vas a responder a mi pregunta? —preguntó Lena, cambiando su atención hacia la rubia mientras le daba otra de esas sonrisas dulces que le gustaban.

—No, no fueron planeadas.

—Ya veo —murmuró ella, de alguna manera arreglándoselas para lucir reflexiva mientras miraba a lo lejos.

—¿Qué es exactamente lo que ves? —preguntó, cambiando a una posición sentada para poder quitarse las zapatillas y calcetines y arrojarlos a un lado, decidida a unirse a Lena y ver si el agua fría podría ayudarle a relajar el músculo que había tensado cuando había tratado de esquivar ese ataque despiadado.

—Bueno, me suena como que fue probablemente más un caso de mala planificación y mala suerte que una maldición —explicó con un encogimiento de hombros.

—Mala planificación, ¿eh? —preguntó mientras bajaba sus pantalones hasta la pantorrilla.

Haciendo una mueca, bajó cuidadosamente sus piernas en la piscina y casi gimió de placer cuando el agua fría inmediatamente trabajó en sus músculos doloridos.

—Mmhmm —murmuró la pelinegra distraídamente mientras se estiraba y colocaba la manta suelta alrededor de su pecho.

—¿Esa es tu explicación para doscientos años de jodidas lunas de miel? —preguntó mientras la miraba tirar de la manta suelta y empujarla hacia abajo, haciéndolo lamer sus labios con avidez.

A pesar de que sabía que ninguno de los otros vecinos tenía una visión clara de sus patios traseros, todavía miró para asegurarse que nadie más pudiera ver a su hermosa esposa desnudarse.

—Bueno —comenzó Lena, arrastrando su atención de nuevo a ella mientras empujaba la manta de su regazo y se sentaba con cuidado en la piscina—, si son algo como tú, y supongo que lo son, entonces probablemente se fueron un poco por la borda tratando de darles a sus esposas la luna de miel perfecta y terminaron tomando más de lo que podían manejar.

—¿Eso es todo? —preguntó, quitándose la camisa y tirándola a un lado.

—Eso es todo. — Lena fácilmente estuvo de acuerdo con una sonrisa de satisfacción mientras se echaba hacia atrás en el agua y cerraba los ojos, suspirando de placer.

—¿Y los que esperaron un año antes de ir de luna de miel, y llegaron a tener una gran experiencia? —preguntó mientras retiraba sus piernas del agua y abría sus vaqueros.

—Sus esposas probablemente planearon esos viajes —respondió con una sonrisa traviesa que le hizo reír y empujar su pantalón junto con sus calzoncillos.

—¿Es eso lo que piensas? —preguntó Kara con una sonrisa mientras dejaba su ropa a un lado y se unía a ella en la piscina.

—Mmmhmmm, eso es lo que pienso —dijo, con un suspiro de placer cuando la rubia la envolvió con sus brazos y la atrajo hacia sí.

—¿Y qué habrías hecho diferente? —preguntó la rubia, lamiendo sus labios mientras ella abría los ojos para poder envolver sus brazos y piernas a su alrededor.

—Absolutamente nada.

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