
La vuelta
El abrazo fue algo…inesperado. Sintió la necesidad de apartarla, como siempre, pero una vez la miró a los ojos…no pudo hacerlo. Ya no. La chica estaba destrozada, cubierta de sangre, llorando, y aun así, sonreía. Por ella. Porque estaban juntas, vivas. Y cuando volvió a pegarla a su cuerpo, sintiendo cómo la apretaba con firmeza, no pudo evitar cerrar los ojos, permitiéndose perderse en el momento. “Me alegro tanto de que estés bien”, susurró Enid, y ella se limitó a murmurar un suave “hum”, escondiendo el rostro en su cuello, sabiendo que era lo que su cuerpo la pedía en ese momento. Pero no estaban solas, y finalmente (mucho antes de lo que ambas querrían), se vieron obligadas a separarse. Sus amigos no se atrevieron a tocarla, aunque tampoco se lo hubiese permitido, pero sus sonrisas de alivio y sus palabras amables fueron más que suficiente, cosa que no demostró en su rostro, siempre vacío de toda emoción. Respondió con cortos asentimientos y palabras ligeramente más dulces que de costumbre, sin separarse de la loba en ningún momento. Por suerte, la policía no tardó en llegar, ordenando a los estudiantes que volviesen a sus habitaciones y prohibiendo abandonar el recinto mientras intentaban tomar control de la situación. El sheriff y su hijo habían desaparecido, y había un cadáver aún caliente cubierto de picaduras de abeja y marcas de bota en el patio. Definitivamente, necesitaban control. La vuelta al dormitorio fue lenta y silenciosa, con ambas compañeras utilizando a la otra como punto de apoyo. Estaban heridas y agotadas, pero ambas se habían negado a que las tratasen en el hospital. La rubia confiaba fielmente en que su licantropía la ayudaría a curar sin problema, y la Addams era demasiado cabezota como para dejar que la ayudasen. Una vez llegaron, fue Thing quien revisó sus heridas. Enid no le preocupaba, sus heridas cicatrizaban a una velocidad inhumana, y la mayor parte de la sangre que la cubría no era suya. Lo único que necesitaba era una buena ducha, y eso fue lo que anunció apenas su amigo la dio el visto bueno.
- ¿Necesitas que te ayude con algo antes de irme?
- Desnúdala de cintura para arriba-pidió la mano, en su particular lengua de signos, y la chica miró a la morena buscando su aprobación.
-No necesito ayuda con eso-gruño, incómoda.
-Ya, ya, eres la más dura del lugar, lo sabemos. Ahora deja que la niña que te quite eso antes de desangrarte, ¿quieres?
-Es un simple flechazo en el hombro, hasta Pugsley ha conseguido causarme heridas más graves jugando.
- ¿CÓMO QUE UN FLECHAZO? -Enid la miró, aterrada.
-Xavier y sus brillantes ideas-explicó, intentando fingir que la herida no escocía horrores cuando intentó quitarse la manga por si misma-Nada que no pueda soportar.
- ¡Para, te vas a hacer daño! -Enid la agarró las muñecas, preocupada-Deja que te ayude. Esto no puede salvarse, voy a cortarlo y nos ahorramos un problema, ¿vale? -la enseñó las garras, esperando permiso, y tras unos segundos lo recibió en forma de asentimiento silencioso.
Con todo el cuidado del que era capaz, la loba empezó a cortar la manga de abajo a arriba, con especial delicadeza en la zona de la herida. Pasó al otro brazo, mucho más rápido al estar sano, y finalmente pasó al frente. Se detuvo a la altura del estómago, confusa al ver el agujero causando por el cuchillo de Crackstone.
-Goody ya se ha encargado de eso-explicó-No te preocupes, está completamente curado. Sigue.
- ¿Qué era?-preguntó, obedeciendo.
-Una puñalada.
- ¿TE HAN APUÑALADO?
-Sí, Enid, y me han curado. Date prisa-frunció el ceño ante el gesto que recibió de su amiga- ¿No necesitas una ducha? Acaba y podrás irte.
-Te han apuñalado. Y tu…ancestro, te ha curado mágicamente. Y después te han metido un flechazo. Y un zombie te ha lanzado de acá para allá como un trapo-terminó de cortar, y muy lentamente desprendió la tela de su cuerpo. Las cicatrices y las heridas abiertas eran alarmantes-Joder, Wednesday.
-No es nada. Ahora, vete. Thing se encargará del resto-bufó al ver que la chica no se movía, sus ojos fijos en la cicatriz a medio cerrar de su estómago-Thing se encargará de esto. Pero cuando termine necesitaré tu ayuda, y no podrás ayudarme si sigues en la ducha. Vete, Enid.
-Oh. ¡S…si! Me daré prisa, lo prometo. ¡Grita si necesitas algo!
Cogió su pijama y salió corriendo, y por primera vez la morena se permitió demostrar el dolor que sentía. Thing tuvo la delicadeza de no comentar nada, y se puso manos a la obra con una precisión milimétrica. Tenía años de experiencia, al fin y al cabo. Tuvieron que esperar unos minutos a que Enid dejase libre el baño para poder entrar a limpiar correctamente tanto las heridas como la sangre que cubría su cuerpo. Una vez estuvo curada, limpia y vestida, el momento que más temía llegó. Tras un suspiro de frustración, llamó a su compañera.
-No puedo lavarme el pelo sola-explicó, sin mirarla a los ojos- ¿me harías el favor?
-Madre mía. ¿De verdad Wednesday Addams me está pidiendo A MÍ que la lave el pelo?
-Ha sido una terrible idea. Lo haré yo misma, de alguna forma. Puedes retirarte.
- ¡NO! Lo siento, lo siento, déjame hacerlo-suplicó la loba, ambas manos ante su rostro para añadir dramatismo, y la imagen fue suficiente para conseguir que la joven aceptase, demasiado cansada como para discutir. O eso se decía a sí misma, luchando por ignorar el calor que se había instalado en su pecho sin permiso.
Los siguientes diez minutos estuvieron llenos de risas y bromas por parte de Thing y Enid, y de suspiros que pasaban del cansancio a la frustración por parte de Wednesday. La rubia deshizo con delicadeza las trenzas, quitando tantos palos y hojas como pudo, y después la ayudó a encontrar una postura en la que su cuello no fuese a doler horrores a los pocos minutos, colocando una toalla sobre sus hombros para no empapar su ropa por accidente. Su pelo era sorprendentemente suave, agradable entre sus dedos, y el ligero masaje y el agua templada consiguieron relajar los hombros de la siempre tensa Addams. Una vez terminaron, cambiaron de escenario, ahora sentadas en las coloridas sábanas rosas para usar el secador.
-Gracias por tu ayuda, Enid. Sin ti, todo hubiese sido mucho más incómodo y doloroso.
-No se merecen, compi. Después de enfrentarme a un monstruo, esto no es nada-la miró con una amplia sonrisa-Wow, creo que es la primera vez que te veo con el pelo suelto. ¡Te queda muy bien!
-Podrías haber muerto esta noche. Y no por obligación, te lanzaste por voluntad propia al peligro, por mí. Te debo la vida. No lo olvidaré-ignoró el cumplido, sintiendo sus mejillas arder-Si le dices a alguien lo que ha pasado esta noche desde la vuelta al dormitorio, alimentaré a mis serpientes con tu lengua.
-Lo sé, lo sé, tranquila. Esto queda entre tú y yo. Bueno, y Thing.
-Estoy segura de que sabrá mantener sus dedos callados-se puso en pie, quitándose las arrugas del pijama-La policía vendrá a buscarnos a primera hora, muy probablemente. Deberíamos descansar.
-Espero que entiendan la situación…-la chica pateó sus calcetines fuera de las sábanas antes de acomodarse-Tampoco es que tuviese muchas opciones, ¡y fue su padre quien le disparó!
-No te acusarán de nada, Enid, puedes estar tranquila-Se tumbó mirando al techo, ambas manos cruzadas sobre el pecho-Me preocupa más la acusación de homicidio a la que sin duda me enfrentaré mañana junto a Eugene. El pobre no está preparado para una situación así, estará nervioso, desencajado, aterrorizado incluso…-una sonrisa siniestra se pintó en sus labios-Lo espero con ansia. Espero poder interceptarle antes de entrar al despacho, quiero asegurarme de que nuestras versiones concuerdan. No debemos hacer la situación más incómoda de lo que ya es.
-Pero…lo entenderán, ¿no? Os estabais defendiendo-la miró, sin recibir respuesta-Porque…fue lo que hicisteis, ¿verdad? Espera, ¿sabes qué? No quiero saberlo. Cuanto menos sepa, mejor para todos.
-Sabia decisión-cerró los ojos, relajando su dolorido cuerpo-Buenas noches, Enid.
-Buenas noches, compi.