De Venecia con Amor

KinnPorsche: The Series (TV)
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De Venecia con Amor
Summary
Un viaje a Venecia cambia el curso de sus vidas, hay muchas leyendas en Italia pero quizá sea la de "El puente de los suspiros" la que más importancia tenga para Vegas y Pete.
Note
Esta historia es idea mía y pueden encontrarla también en Wattpad.
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Un viaje

A Vegas no le pareció la idea en un principio, pero fue fácil de convencer cuando le recordé lo difícil que habían sido esos meses, necesitábamos avanzar y tomar un tiempo para salvar nuestro matrimonio antes de que se fuera todo a la borda y no quedara más que solo tristeza. A regañadientes aceptó, sabía que no quería que nadie lo viera derrotado empezando por Kinn, pero su primo lo veía con tristeza por lo que ambos pasábamos, y aunque el sentimiento tampoco me gustaba, era mejor que pasar indiferentes en el mundo de los que parecen no comprendernos.

 

Fueron largas las horas de vuelo, pero incluso en los asientos mientras esperábamos, ambos compartimos, otra vez, esa sensación de amor que tuvimos al conocernos, charlamos largo rato sobre todo, los empleados, la nueva pizzeria que había abierto cerca de casa, sobre el álbum que esperamos de Black Pink y ni una sola vez se nos ocurrió hablar de nuestro problema o nuestra tristeza, es más, no sentimos la necesidad de traerlo a colación, eramos solo una pareja de esposos que iba rumbo a unas vacaciones tranquilas, y nada más importó. Al llegar a Venecia ambos decidimos caminar hasta el hotel, aunque no quedaba cerca, para asombrarnos con las calles pintorescas y las casas, que no tenían nada de especial quizá, solo fachadas antiguas con colores llamativos nos impresionaba como nunca otro lugar lo hubiese hecho.

 

-Crei que extrañaría Tailandia pero este lugar sin duda me a atrapado - nos hicimos fotos hasta con los grifos de agua pero es que parecíamos estar en un cuento -

 

-Vegas - le mostré las góndolas que circulaban por loc canales - Dejemos las maletas y subamos a uno de esos, reserve una cena en la azotea con vista a los canales -

 

-Está es como nuestra segunda luna de miel - mucho mejor, esta era planeada y y no la pospusimos por ninguna junta - Incluso podríamos pasar muchas horas en la habitación -

 

-Olvidaba que mi esposo no es alguien saciable - ambos nos dirigimos al hotel donde nos dimos una ducha y guardamos la ropa, el calor de la primavera azotaba las calles venecianas y era el lugar mas perfecto para simplemente existir -

 

Caminamos por un rato hasta llegar al puente de los suspiros, sentí ganas de llorar por la vista, me parecía increíble que me perdiera de un lugar como ese mientras yo vivía lejos de ahí sin creer que un lugar como ese existía.

 

-Debemos darnos un beso - mi esposo me miró sin entender -

 

-¿Justo ahora? Esta bien - se encogió de hombros y me dio un corto beso en los labios hasta que lo separé de mi -

 

-No, hay una leyenda que dice que si cruzamos en góndola este canal al atardecer y nos damos un beso tendremos felicidad eterna - Vegas siempre a sido escéptico y sé lo mucho que le cuesta seguirme en cosas como esa -

 

-Amor no creerás en esas cosas ¿O si? - honestamente creía en el romance, justo en ese igual al que escribía Austen en donde crees que el amor de tu vida vendrá hasta a ti corriendo entre la niebla para confesar su amor -

 

-Está bien, no es necesario, aún nos quedan un par de lugares por recorrer - comencé a caminar mientras trataba de seguir el mapa, a decir verdad me sentía algo desconsolado por que en verdad quería seguir la tradición de cruzar el puente en góndola, era cursi pero eso me gustaba, habíamos viajado cientos de kilómetros como para no sumergirnos en la cultura y las leyendas venecianas -

 

Subimos a uno de esos guías turísticos de dos pisos donde apreciamos las calles y los cafés que se extendían fuera sobre las banquetas. Nos adentramos también en el campanario de San Marcos, paseamos por el palacio Ducal de Venecia y terminamos por el maravillo teatro Fenice. Parecía más maravillado de lo que mi esposo estaba, pero jamás me sentí menos preciado cuando hablaba y hablaba de lo que había leído de cada lugar, y sabía bien que si alguien trataba de callarme, mi esposo me defenderia a capa y espada, me escuchó atento y de vez en cuando suspiraba al verme, es imposible no enamorarme de él.

 

-Es algo tarde y estoy un poco cansado - los pies me mataban después de la caminada de ese día - Podemos conocer más de Venecia mañana -

 

Habían muchas cosas que hacer en Venecia como por ejemplo relajarse en la tina de baño. Era mi momento de relajación total hasta que Vegas entró para hacerme compañía, sabía exactamente que estaba esperando de entrar en la tina conmigo y no me disgustaba. Una gran parte de nuestra relación se había fortalecido por el sexo, no siempre era solo algo pasional y caliente, muchas veces era romántico y tranquilo, Vegas podía ser una combinación inesperada de maldad y dulzura.

 

-Vegas - susurré su nombre mientras besaba tras mi oído - Más lento -

 

-Apenas puedo contenerme - su miembro de deslizó en mi interior haciéndome gemir con fuerza, sus manos taparon mis labios mientras comenzaba a moverse dentro mío haciendo que el agua chapoteara y amenazara con salir de la tina - Pete -

 

-Vegas - me sostuve de sus muslos mientras seguía moviéndose de forma lenta pero profunda - Más rápido - mi esposo hizo caso a mi pedido e intensificó su fuerza y movimiento haciendo que el agua de la tina se saliera -

 

El vaivén era exquisito, la sensación del agua caliente combinado a sus certeros movimientos me hicieron girar los ojos y dejarme llevar, no tuve que utilizar mis manos para llegar al orgasmo el cual me recorrió desde el pubis hasta la espalda. Mientas disfrutaba del placer que comenzaba a descender, Vegas se corrió sin más dentro mío, podía sentir el líquido caliente depositado en mi interior lo que también me provocó placer.

 

-Khun - dejé caer todo mi peso sobre él, mi cuerpo parecía pesar una tonelada -

 

-Esta es nuestra segunda luna de miel - asentí - Deberíamos tomarnos unos días más, al diablo la junta directiva, le diré a Macao que se haga cargo solo esta vez, vayamos al Coliseo, comamos pizza en cualquier calle de Italia, hay que tomarnos una fotografía en la Fontana Di Trevi y lancemos unas monedas para pedir deseos, luego podemos volver a Venecia o ir a donde tu quieras - esta nueva sensación de felicidad era algo que no experimentaba hacia mucho tiempo, su rostro se iluminó cuando dije -

 

-Vayamos al coliseo, he oído que la entrada es gratis el primer domingo del mes - entrelazamos nuestras manos y disfrutamos de la poca agua tibia que quedaba en la bañarea antes de enjuagarnos y salir -

 

El día siguiente fue igual de increíble, caminamos tanto y probamos los mejores panes del lugar con una taza de café de la región, habíamos probado todo lo más interesante de los menús que habíamos leído en cada restaurante, habíamos probado también las pizzas italianas y descubierto que no sabíamos comer una sola rebanada hasta que les dimos el primer bocado. Y para finalizar nuestra andanza del día...

 

-¿Bromeas? Pensé que no te gustaban estas cosas - estábamos frente a una góndola que nos esperaba -

 

-Pero a ti si te gustan estas cosas, leí más de la leyenda que me contaste el otro día, nunca e sido alguien romántico, ni si quiera cuando fuimos novios fui alguien expresivo y detallista, esto podría no ser mucho pero es un avance - estiró su mano y la tomé sin dudar - Vamos, está atardeciendo y hay que pasar bajo el puente -

 

Pocas cosas habíamos hecho hasta ahora que fueran dignas de una foto de esas que pones en un marco para adornar la sala, pero esta era una. Cruzamos el canal y cuando el sol se había ocultado ya, nos besamos de manera lenta y tierna, la leyenda era real, nos amariamos por siempre, y después de hacer méritos juntos, nuestras almas se encontrarían una vez más después de esa vida y esperaraba que nos amaramos como ahora.

 

Viajamos a Roma y asistimos al Coliseo, mi esposo estaba encantado con la historia del lugar y de nuevo, nos hicimos suficientes fotografías como para llenar un álbum. Le escribimos también a Macao para contarle que todo estaba más que bien, lo estábamos pasando mejor de lo que creímos en un comienzo. Y las noches en Italia tampoco fueron en vano. Era nuestra luna de miel y como tal lo estábamos disfrutando.

 

-¡Vegas! ¡ASÍ! - apreté las sábanas con fuerza mientras trataba, sin éxito, de mantener mi cabeza sobre el colchón, mi trasero estaba al descubierto siendo sostenido por mi esposo que desde hacía unos minutos seguía metiendomela con fuerza y salvajismo por detrás -

 

-¿Así? - comenzó a acelerar sus movimientos - ¿Más duro? - de una fuerte estocada todo mi cuerpo cayó sobre el colchón pero eso no lo detuvo -

 

-¡Con más fuerza! - me sostuvo del cabello y siguió entrando y saliendo con fuerza mientras mi garganta se sentía áspera por los gemidos que no podía controlar - ¡Vegas! ¡Termina adentro! -

 

-¡Por su puesto que iba a terminar dentro! - una fuerte estocada más y terminé eyaculando sobre el colchón mientras el semen de mi esposo se escurría desde adentro - ¡Oh Pete! - nunca hemos usado condones, nunca fueron una necesidad - ¡Dios! -

 

Había un encanto especial en Italia que nos hacía no querer parar de tener sexo, aquello era incluso insano, no había otro tailandes que hubiese superado nuestro récord. Lo hicimos en todos lados y de todas formas, no había forma de saciarme de él, siempre lo quería dentro mío, siempre quería que me besara y acariciara un poco más y ese poco más se prolongaba por varias horas. Vegas es un amante increíble.

 

Visitamos pocos lugares después del segundo día y conocimos más la habitación, había perdido la cuenta del número de veces que tuve un orgasmo y que Vegas había terminado dentro de mi, solo podía sentir algo viscoso escurriendo entre mis muslos y a mi amado esposo limpiandome mientras me repetía lo mucho que me amaba.

 

Todos creían que era un monstruo por su carácter, pero solo vi a ese monstruo cuando comenzamos a conocernos, pero pronto comencé a ver al hombre que me dio confianza en mi mismo, al hombre que no me abandonó cuando estaba solo y todos parecían odiarme, en ese entonces solo el me abrazó y me cuidó, no le dio pena verme llorar ni me conmiseró, me amó a cambio y repitió lo especial que era. Con él conocí el amor verdadero.

 

-¿En qué piensas? - Vegas acariciaba mis muslos con las yemas de sus dedos mientras yo seguía mirando un punto fijo en el techo -

 

-En lo mucho que quiero vivir aquí, no quiero que acabe esto, nosotros disfrutando y sin preocupaciones, del mejor sexo que hemos tenido, de no pensar en nada mas que aquí y ahora -

 

-Volveremos en unos meses te lo prometo, y estaremos aquí por todo un mes, volveremos a Venecia y luego iremos a París, comeremos lo que sea que sea un clásico de la comida y que me costaría una mierda pronunciar -

 

-Te creo, quiero volver aquí, quiero que sea todo como estos días contigo - iría a todos lados solo si era con él -

 

Disfrutamos hasta el último momento juntos, del sexo y de la ciudad más hermosa que había visto, lanzamos unas monedas a la Fuente di Fontana, no había pedido nada en específico, solo había pensando en aquellos momentos con mi esposo y nada más, pero esperaba que la suerte o lo que fuese nos hiciera estar juntos por siempre. Cuando volvimos a Tailandia la rutina se sentía menos asfixiante, el ruido de la ciudad me dañaba menos, había echado de menos entender mi idioma entre todos los que caminaban al lado mio, y auqnue había amado la pasta carbonara, extrañaba un buen plato de Pad Thai para la comida.

 

La oficina ya no era tan mala, la atmósfera se sentía mucho mejor, sin tensión, sin dolor, y como parte de esa felicidad tiré todo lo que me recordaba a ese trágico día y lo reemplacé por fotos de nuestras vacaciones, había vuelto a ser feliz y lo estaba disfrutando al máximo. Vegas y yo ahora teníamos una cena romántica en casa cada viernes, mi esposo cocinaba algo delicioso e imposible de creer y lo combinabamos con vino, para terminar yendo a la alcoba a hacer el amor como animales, sin vecinos que quejarse de nosotros últimamente vivíamos al máximo nuestro matrimonio, eramos felices y estábamos renovados.

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