
Sin rastro
Los años habían pasado.
Ni señales de ellos había.
Makomo se había separado de su marido luego de no aguantar más…
Pero eso no la hizo ser mejor madre para Kazutora.
Porque cada vez que veía a su hijo mirándola con cariño, esperanza…
Veía a su hijastra, la cual había desaparecido sin dejar rastro.
Nunca se atrevió a hacerle recordar a Kazutora sobre su hermana… pues nunca supo dónde se fue y no estaba lista para romperle más el corazón a su hijo.
Por eso mismo rompió conexión con los amigos de Kuma.
Tampoco se atrevía a mirarlos a la cara.
Pero cuando Kazutora llegó un día exigiendo respuestas de donde estaba Kuma…
Ella se rompió y lo abrazó llorando.
Los dos lloraron.
Porque ella no estaba.
Akashi Sara todavía recordaba cuando llegó con sus nietos menores a su casa, luego de la muerte de su hija, y Takeomi parecía ido.
Ella podría ser vieja, pero sentía que algo no andaba bien con él…
Lo vio ser distante con los gemelos, casi rayando lo cruel.
Ni ella ni los niños entendían lo que le pasó.
Y al otro día…
Solo desapareció.
Contacto con los Sano y los Inui.
Pero ellos no lo habían visto.
Contacto con Wakasa y Keizo.
Ellos tampoco.
Trato de llamar a Hanemiya…
Pero estos nunca atendieron.
Lo peor de todo es que ya no sabía qué hacer con sus nietos menores.
Los dos estaban perdiendo la esperanza de volver a ver a su hermano.
Hasta que un día su corazón no pudo más.
Wakasa, Keizo, Shinichiro y Akane los buscaron desde el primer momento.
Era como si la tierra se los hubiera tragado.
¿Dónde estarían? ¿Por qué se fueron? ¿Los secuestraron? ¿Que paso?
Esas preguntas siempre rondaban en sus mentes.
Porque ninguno quería creer que ellos se fueron por voluntad propia.
¿Lo peor de todo?
Se enteraron que Bunko había salido de prisión y actualmente no podían contactarse y saber cómo estaba Kazutora.
Querían seguir buscándolos.
Pero no tenían rastro alguno….
Y ahora que Bunko andaba suelto, priorizaron el cuidar a Senju y Haruchiyo y por las dudas al resto de los menores.
Pero aun así les quedaba la culpa de no saber dónde estaban.
Sin rastro.
Era lo que ellos recibían cuando hablaban donde estaba Takeomi.
Cuando Bunko comenzó a ser cruel con ellos, los dos lo veían a él como su esperanza de seguir adelante.
Nunca se sintieron inseguros con su hermano.
Pero cuando ocurrió el incidente…
Ellos…
Fue su trauma.
Confundieron a su dulce hermano con el monstruo de su padre.
Y cuando lo pudieron volver a ver, este tenía su rostro vendado.
El dijo que fue un incidente.
Pero los dos sentían algo más detrás de eso.
Y con el tiempo lo vieron caer… caer… no podían hacer nada.
Su rostro se veía apagado.
A veces lo encontraban durmiendo en lugares inadecuados.
Él tenía demasiada presión encima.
Él trataba de ayudarlos a ellos y a su madre.
De cuidarlos.
Hasta el día en que su madre murió y él desapareció.
Su abuela también murió tiempo más tarde y ambos vivían con Wakasa y Keizo.
Quienes los cuidaban, junto al resto, por temor a que Bunko los buscará.
Ellos querían seguir teniendo esperanza en encontrar a su hermano.
Actualmente querían tenerla.
Pero ya lo habían asumido.
El día en el que despertó en el hospital, no recordaba nada.
Las enfermeras le dijeron que tuvo un accidente y perdió su memoria.
Luego de eso sus padres le ayudaron a recuperar sus recuerdos…
Él estaba bien con eso…
Pero sentía que algo faltaba en esa casa.
Una presencia fantasmal que se instalaba cuando quedaba solo con su madre o pasaba frente a la "habitación de invitados".
Luego sus padres se separaron…
En el transcurso de ese tiempo él hizo amigos… verdaderos amigos.
Pero fue cuando vio a uno de ellos que…
Los recuerdos faltantes volvieron.
Ahora lo comprendía…
El porque sentía que algo no estaba bien.
Su hermana mayor faltaba.
Recordó todo.
Su nombre.
Su apariencia de ese entonces.
Los tiempos que pasaron juntos.
Llegó a su casa llorando, exigiendo a su madre respuestas.
Pero ella también se derrumbó allí.
Pidiendo perdón. Por no haberle dicho antes, por no saber donde estaba ella.
Porque su madre también estaba rota como él.
Los dos habían perdido su luz.
Sin rastro.
Los dos nos fuimos y no dejamos nada mas que dolor.
Pero estan a salvo.
Es lo que cuenta para nosotros
Nuestro alivio.
Ahora podimos encargarnos de todo.
Ellos ya no los lastimaran.
Solo nos queda.
Decirles adiós.