
K y T
Los años pasaron.
Muchos años.
Los hermanos menores ahora eran adolescentes.
Los hermanos mayores ahora son adultos con su empresa recién fundada.
Los adultos ya habían envejecido.
Todo… Estaba bien.
-¡Oigan chicos!-llamó Draken luego de que despidieran la reunión de las pandillas.
-¿Qué pasa Ken-chin?-pregunto curioso Mikey al ver a su amigo-novio llegar con una caja en sus manos.
-Estaba en la entrada del parque cuando una mujer me pidió que les diera esto a ti, Keisuke, Kazutora, Seishu y los gemelos-dice el de trenza dejandoles la caja.
Los mencionados se acercaron mientras el resto de sus amigos los observaban con curiosidad.
Abrieron la caja y…
Se quedaron de piedra.
-Draken… ¿Cómo era la mujer?-preguntó Haruchiyo.
-No la alcance a ver bien ya que estaba totalmente tapada… aunque creo que tenía un lunar parecido al de Kazutora-dice el.
Eso los dejó mudos, en especial a Tora.
El resto no entendía lo que pasaba, pero supieron que era algo serio cuando los amigos de la infancia se disculparon y salieron corriendo con todo y caja a sus motos.
Para luego irse de allí.
Era un día más en la empresa Black Dragons de los viejos fundadores de esta pandilla.
Los cuatro, junto a Akane, había decidido fundarla cuando cada uno se recibió de la escuela…
Ahora mismo estaban despidiendo a sus empleados luego de una reunión cuando la secretaría de Shinichiro pasó por la puerta.
-¿Qué ocurre?-preguntó Akane curiosa por ver lo que la mujer traía entre sus manos.
-Señores… un hombre me pidió que les dejara esto- dice ella acompañada por los de seguridad y les muestra una caja.
Los cuatro se quedan alerta con eso…
Entonces piden a los de seguridad que abran la caja (con todos los procedimientos adecuados) y cuando eso ocurre solo había algunas pocas cosas allí.
Pero entre ellas destacaba algo…
Una carta con una letra que reconocen a pesar de los años.
-¿Como era el hombre?-pregunto Keizo serio… de la nada su esperanza habia vuelto.
-Estaba cubierto con una gabardina señor Arashi, solo logré ver su rostro con una cicatriz cruzando un ojo…-explicó la mujer.
Entonces los cuatro se miraron.
Dieron indicaciones de que cancelaran todas sus citas o entrevistas y que avisara a los empleados que tenían el resto del día libre.
La mujer estaba sin entender pero si ellos lo decían…
Y en cuanto a ellos, bueno.
Rápidamente se fueron a la casa del abuelo de Shinichiro cuando recibieron una llamada de Manjiro.
Ninguno podía creerlo todavía.
Casa Sano…
Al llegar mayores y menores se encontraron, tanto Shin como Mikey sosteniendo las cajas.
No se dijeron nada pero entraron y abrieron de nuevo los paquetes.
Encontrando ropa bastante cara que coincide con los talles de todos, comida en especial dulces, también había… dinero.
-¿Por qué todo esto?-dijo Akane.
En ese momento, en el fondo de la caja de los menores, encontraron un sobre con una carta.
Keizo la abrió y comenzó a leer.
"Si leen esto es porque pudimos liberarnos para darles un adiós. Sabemos que deben estar confundidos, tristes y hasta enojados… pero todo fue por mantenerlos a salvo.
Papa y el señor Hanemiya nos amenazaron… ni Kuma ni yo queríamos que algo malo les pasara así que optamos por seguirlos a ellos y que ustedes crecieran en paz, pero tranquilos… nos encargamos de ellos.
Tal vez nos odien… después de todo nos fuimos sin dejar rastro.
Solo queríamos que supieran lo que nos llevó a irnos.
Nosotros estamos bien, en el lugar donde estamos.
Algún día nuestros caminos se crucen…
Atten: Takeomi y Kazukuma"
Todos se quedaron en silencio procesando la información recibida.
Solo sabían, en el interior de sus corazones, que ellos… se estaban despidiendo.
-¿Ya terminaron? Es hora de irnos- dice un hombre de traje mientras encendía un cigarrillo.
Los otros dos no contestaron con palabras, pero sus lenguajes corporales fueron suficiente para este señor.
Luego, los tres subieron a un auto bastante caro…
Takeomi y Kazukuma se despidieron con esa carta.
Los dos habían pasado por cosas fuertes… tanto que ya ni se consideraban dignos de volver con sus familias.
Por eso…
Cuando dijeron.
"¡No somos ellos!"
Ante la mafia a la que fueron vendidos.
Ya no hubo vuelta atrás.