La Castración del Monstruo - o porqué Drácula tuvo que buscarse un nuevo empleo y abrió un hotel

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La Castración del Monstruo - o porqué Drácula tuvo que buscarse un nuevo empleo y abrió un hotel
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"My mind has touched the farthest horizons of mortal imagination and reaches ever outward to embrace infinity. there is no knowledge beyond my comprehension, no art or skill upon this entire planet that lies beyond the mastery of my hand. And yet, like Faust, I look in vain, I learn in vain... For as long as I love, no woman will ever look on me in love." [Erik - Phantom, by Susan Kay] Como trabajo de final de curso para la asignatura "Cultura de Masas y Sociedad" realicé un breve estudio sobre la evolución de los monstruos clásicos y cómo se han visto afectados por el posmodernismo y los cambios sociales.
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¿Qué es un monstruo? - Una definición Breve

 “No era como ellos. Semejante a los vampiros, era un anatema y un terror oscuro que debían destruir. Y de pronto, nació la nueva idea, divirtiéndolo […]. Un nuevo terror nacido de la muerte, una nueva superstición que invade la fortaleza del tiempo. Soy Leyenda.” [Neville - I am Legend, by Richard Matheson]

 

Así concluye la novela de Richard Matheson “Soy Leyenda”, en la que Neville, quien había pasado muchos años luchando en solitario contra hordas de vampiros, matándolos durante el día y escondiéndose en su casa – convertida en una guarida; una fortaleza infranqueable – por la noche, descubre finalmente que los vampiros no son los verdaderos monstruos. ¿Cómo puede convertirse el ser humano en el monstruo?  Para contestar a esta pregunta, lo primordial es definir ¿qué es un monstruo?  

Empecemos a nivel lingüístico, por el significado de la palabra latina, cuyo significado original equivale a prodigio [lat.: monstruum/monstrum]. Se trata de un sustantivo polisémico que tan bien puede referirse al aspecto físico (“ser vivo que posee caracteres morfológicos muy distintos a los habituales de su especie” o “persona o cosa de una fealdad o dimensión extraordinaria”), al carácter (“persona muy cruel y perversa”);  a los talentos (“Prodigioso, extraordinario” “persona extraordinariamente dotada para una determinada actividad.”); y puede llegar incluso a referirse a la imposibilidad de la existencia del ser o cosa al que se refiere (“ser fantástico, extraño, desproporcionado”). En su artículo “Mutaciones posmodernas: del vampiro depredador a la naturalización del monstruo” David Roas hace una breve descripción del origen de los monstruos – centrándose en el vampiro. Roas descubre dos características primordiales para que se considere al vampiro un monstruo terrorífico:

  1.      Es una amenaza hacia la integridad física del ser humano – se trata de un depredador y tiene colmillos para demostrarlo.
  2.      Es un representante “imposible” del miedo a la muerte y a lo que venga después de ella.

De esta manera el monstruo es una amenaza tanto física como psicológica. Física por razones obvias y psicológica porque gravita entorno a las fronteras de lo imposible. No es posible volver de entre los muertos – en el caso del zombie, el vampiro y los fantasmas entre otros muchos monstruos – tampoco es posible cambiar la forma física y la propia especie por la de otra criatura – hombres-lobo y demás metamorfos.

Todas estas criaturas inverosímiles son creaciones de la mente humana como representantes físicos de los miedos elementales inherentes de todo ser humano. El miedo es una reacción primaria presente en todos los seres humanos desde su nacimiento y está unido – en sus estadios mas primigenios – a “la oscuridad, al escuchar ruidos fuertes, ante la pérdida del apoyo físico o afectivo y ante personas extrañas” [Diccionario de Psicología, 2003], también está estrechamente relacionado con “el miedo a la muerte […] el miedo al ser que transgrede el tabú de la muerte […] el deseo de inmortalidad” y la liberación del Ello. Así mismo es también “una representación de la Alteridad”, es decir, de todo aquello que no somos pero que nos gustaría ser [ROAS, 2012].

La cuestión de la liberación del Ello de la que habla David Roas es un punto bastante importante a la hora de analizar el comportamiento – y la evolución – de los monstruos. El Ello es una de las tres instancias distinguidas por Sigmund Freud en su segunda teoría del aparato psíquico – las otras dos son el Yo y el Super-Yo. La expresión psíquica de las pulsiones es  tanto inconsciente como hereditario e innato. El Ello es el almacén primario de energía psíquica y se encuentra reprimido por el Yo y el Super-Yo, por lo tanto está en constante conflicto con las otras dos instancias. El Ello reprimido es representante de los instintos más básicos – comer, procrear y dormir, entre otros – y la satisfacción de estos instintos es lo que produce felicidad a los individuos, así Freud. El problema está en que la satisfacción plena de muchos de estos instintos – principalmente el que se refiere a las prácticas sexuales – se encontraba reprimido  culturalmente de tal manera que su satisfacción plena era un deseo prohibido, satisfacerlo era primitivo y amoral.

La moralidad es un “conjunto de normas de conducta que el ser humano percibe como obligatorias de su propio raciocinio y que libremente se impone a sí mismo. El acto moral es aquel que se acomoda a las normas libremente decididas, por lo que es susceptible de recibir la aprobación o rechazo de los demás individuos.” Nietzsche distingue entre la “moral de los señores” y la moral de los esclavos, definiendo la primera como aquella opuesta a la segunda “que se basa en valores épicos y creativos que considera bueno (‘lo aristocrático’) y malo (‘lo despreciable’)”. [Larousse, 2003]

La moral sería, por lo tanto, un reflejo del dominio del Yo y Super-Yo sobre el Ello, la racionalidad sobre el deseo de satisfacer los instintos, por lo tanto la moral se opone directamente a la existencia del monstruo y, por lo tanto se trata de una criatura amoral.  Las obras de una criatura amoral no se pueden, por lo tanto, considerar buenas o malas – desde un punto de vista ético. Solo los comportamientos que posean motivación, intención, decisión y adecuación de medios pueden ser valorados bajo este prisma. A demás se debe tener en cuenta el conocimiento de los límites éticos de las acciones. No se puede acusar a alguien de actuar de forma errónea, si no tiene comprensión de lo que esto significa. 

Así pues concluimos que el monstruo es un ser amoral, que no tiene conciencia de estar actuando ‘mal’ cuando desgarra el cuello de una persona, seduce a una virgen inocente o se come los sesos de un transeúnte despistado. Y esta falta de moralidad, incapacidad de raciocinio es otra fuente de temor para el ser humano, otro motivo – si acaso más fuerte – para repudiar al monstruo y perseguirlo montaña arriba con antorchas. 

Como hemos comentado más arriba, el monstruo es un ser imposible y, por lo tanto, una invención del ser humano. Esto quiere decir que su representación depende completamente de la forma de pensar que el humano tenga en cada momento de su historia. Es un hecho que relacionamos estrechamente “lo bueno” con “lo bello” desde la época de los griegos. La acción moralmente buena es bella. Esto se conoce como la metafísica de la belleza. Por lo tanto, si lo moralmente bueno es bello, por contraposición, la inexistencia de la moral será fea. Todo lo que consideremos “malo” es feo, repelente, desagradable. La representación física de los monstruos, debe corresponderse con su maldad interior.

 

Little girls, this seems to say,

Never  trust a stranger friend

No-one knows where it may end

As you’re pretty, so be wise

Wolves may lurk in every guise

Now as then, ‘tis simple truth

Sweetest tongue has sharpest tooth.

[The Company of Wolves, 1984]

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