Of Broken Dreams and Mended Hearts (Traducción)

The Avengers (Marvel Movies)
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Of Broken Dreams and Mended Hearts (Traducción)
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Summary
Cuando la Casa de Barnes es dejada en una masiva deuda después de la muerte de George Barnes, su hijo mayor y heredero, Bucky, es forzado a sacrificar sus propias esperanzas y sueños y a entrar en un matrimonio arreglado con Steve Rogers. Steve parece lo suficientemente amable, tiene un empleo prominente en el gobierno, y fue votado el Mejor Partido de Sociedad. Pero la Casa de Rogers es significativamente más importante en cuanto a status que la de Bucky, lo que significa que Bucky se casará con alguien por encima de él en Sociedad, lo cual conlleva no solo recompensas, sino además ciertas… expectativas y pérdidas—algunas de las cuales Bucky haría lo que sea por evitar. Y dichas oportunidades podrían venir hacia él.A menos, claro, que comience a enamorarse de verdad de su nuevo esposo…(Traducción al español del original de Kellyscams)
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Capítulo 3

Su esposo huele a champaña. No le sorprende pues Bucky ha estado tomando copa tras copa desde que volvió de su viaje por la pista de baile. Steve ya sabe que Bucky disfruta pasarla bien, se entrega a la bebida y el baile y el sexo—son rumores, claro, pero Steve no es tonto. Sabe cosas de la gente, su lenguaje corporal y la forma en que hablan, lo que dicen y hacen versus lo que no dicen y no hacen—todo eso dice tanto de alguien.

Por lo que se ve, a Bucky le gusta tocar. Le gusta el contacto físico, tocar, ser tocado, Steve no tiene dudas de que se absorbe en atención física. Cada entrevista que Steve ha visto de él lo muestra tocando a alguien. Sea la persona que está con él o mover la mano para descansarla en quien lo entrevista, claramente obtiene más comodidad con el contacto.

Aunque sus círculos nunca han sido del todo los mismos, si tienden a cruzarse. Steve conoce a personas con las que Bucky se ha acostado, sabe que siempre salen de la experiencia felices y hablando efusivamente de lo lindo que había sido. Nada de eso molesta a Steve en lo absoluto. Y no es como si Steve no hubiese disfrutado de sexo casual en el pasado. Simplemente él no está en el ojo público del mismo modo que Bucky. Sus relaciones nunca han sido transmitidas.

Aun así, con todo lo que ha visto de Bucky, atestiguado de primera mano él mismo cuando han estado en el mismo lugar al mismo tiempo, Steve nunca lo ha visto así de ebrio. Steve había—tal vez tontamente—pensado que estaba un poco más relajado tras su primer baile. De hecho, estaba bastante seguro de ello.

Tras su giro por la pista—bueno, era más como moverse de un lado a otro pues Steve tiene dos pies izquierdos—habían hecho lo apropiado e ido a todas las Casas a agredecerles por venir. Bucky había sido agradable con todos, sonriendo e incluso riendo al recibir elogios. Era todo mentira, por supuesto. Steve lo notó. El brazo de Bucky, enlazado con el suyo todo el tiempo que estuvieron andando, estaba completamente rígido. Su postura demasiado derecha, como si fuera incapaz de relajarse. Aun así, sonrió y aceptó felicitaciones amablemente como si esto fuese algo que había planeado. El único momento en que no respondió fue cuando estaban saludando la mesa donde los invitados de la Casa de Rumlow estaban. Eso no fue del todo sorprendente. Casa Rumlow es una casa bastante privada, y mucho más elevada en Sociedad que los Rogers. Tienen cierta reputación de ser rudos y tal vez hasta violentos. Dado su emblema—un cráneo con dos huesos cruzados—y su sello—Por Sobre Todo; Fuerza—no es sorpresa que Bucky se haya tensado a su alrededor.

Pero cuando se alejaron—Steve no se quedó ahí por más de unos minutos—Bucky se relajó de nuevo, incluso decidió hablar un poco cuando estuvieron sentados en su mesa privada.

“No sabía que los Pierce estarían aquí.” Bucky comentó. “¿Qué no tú, o... nosotros, o...?” Cerró lo boca e intentó de nuevo. “¿No es la Casa Rogers una especie de... rival de ellos?”
“Si.” Steve suspiró, sin comentar la dificultad de Bucky para acoplarse a la Casa. “Papá no quería invitarlos realmente. Pero no quería arriesgarse a insultar a nadie. Ya sabes cómo es esto.”
Bucky soltó una risita ante eso. “Supongo que no. Digo, no como tú.”
“¿Qué quiere decir eso?"

Sonrojándose, Bucky tomó un sorbo de agua de la copa que ya estaba en la mesa.

“Lo siento.” Dijo, aunque Steve no sabía del todo por qué se disculpaba. “Quise decir que... mi Casa...” Bucky se talló la frente. “Quiero decir, la Casa de Barnes está bien posicionada en Sociedad. Solo... Claramente no tan bien posicionada como la Casa Rogers. Nunca me di cuenta de qué tan bajo están los Barnes.”
“No están bajos.” Replicó Steve. “Siguen siendo parte de la Sociedad.”
“Si, pero no...” Bucky vio a su alrededor, ojos llenos de impresión como si apenas viera el salón por primera vez. “No Alta Sociedad. Pensé que lo éramos. Pero estaba equivocado.”
“Están cerca de serlo.” Le dijo Steve, odiando el hecho de que necesitaba reforzar el que Bucky ya no pertenecía a la Casa de Barnes. Sería un tema delicado, un duro obstáculo que superar. “fuiste votado Novio de Sociedad.”
Bucky soltó una risa sin humor. “Votos de lástima.”
“¿Lástima? Oh.” Steve notó que Bucky pasaba su mano derecha por su brazo izquierdo. “No. Creo que son tus ojos. Tu sonrisa, también.”

Bucky no se volvió a verlo, pero Steve supo el momento en que reparó en su comentario. Las palabras en si tomaron tiempo para abrazar una parte de él que necesitaba afecto. Sus ojos, aun mirando hacia otro lado como si estuvieran analizando todo a su alrededor, se humedecieron y brillaron con algo tibio, e hizo un intento desesperado por mantenerse serio, pero las esquinas de sus labios se alzaron lo suficiente para que Steve lo notara.

Se quedaron así por un rato. Callados, hablando poco de forma medio forzada, medio casual. Steve incluso preguntó su Bucky quería bailar, pero él se negó.

“¿A menos que tú quieras?” Se preguntó, inseguro sobre si eso estaba bien decir que no.
“Oh no. Yo no...” Steve negó con la cabeza. “¿No te gusta bailar?”
Bucky asintió, con un poco de entusiasmo. “Si, me gusta, es solo que... Hoy... No sé.”
“Pues, puedes hacerlo si quieres.” Le dijo. “No tienes que bailar conmigo tampoco. Puedes bailar con alguien más.”

Por primera vez en un rato, Bucky lo vio, mostrando una corta sonrisa.

“Eso sería terriblemente poco tradicional, Lord Rogers.” Se burló.
“Si bueno.” Steve tomó algo de pan de la canasta puesta recientemente en su mesa. Estaba tibio y suave y prácticamente se derretía en su lengua. “Creo que descubrirás que soy menos tradicional que muchas personas.”
“Hmm. Estoy empezando a pensar que se casó conmigo para usarme para algún escándalo social.”

Steve echó a reír por la broma de Bucky, lo cual hizo que su sonrisa se ampliara. Esa sonrisa, callada y suave como la caída de la nieve, hizo que el corazón de Steve diera un vuelco. Quería ver más de esa sonrisa.

La sonrisa se borró un poco cuando los ojos de Bucky se posaron en algo detrás de Steve. Steve vio por sobre su hombro y la sonrisa de Bucky se movió a sus labios.

“¡Hey!” Saludó al hombre que se acercaba.

Sam Wilson extendió los brazos a los lados mientras se acercaba y Steve se levantó a abrazarlo.

“¡Hey, amigo!” Sam rió, palmeando la espalda de Steve cuando se abrazaron fuertemente. “¡Pensé que si no te buscaba, nunca tendría oportunidad de verte hasta que se acabara la velada!”
Steve se rascó la nuca. “Lo siento. Ha sido... Una noche atareada. Diferente, eso sí.”
“¿Diferente malo?”
“No, diferente... ¿interesante?” Steve no estaba seguro de si eso tenía sentido, pero Sam asintió. Luego sus ojos de movieron hacia el esposo de Steve, pasando sus dedos por el mantel de encaje. “Oh, Bucky,” Bucky alzó la vista, “Este es Sam Wilson, mi mejor amigo.”

Bucky se incorporó y extendió la mano derecha hacia Sam, quien la tomó como si hubiesen sido amigos de años y apenas se hubiesen reencontrado.

“Bucky, es un gusto conocerte.”
“El gusto es todo mío, Lord Wilson.”
“¡Wow!” Sam alzó ambas manos. “Es Sam, amigo. Nada de esas tonterías de Lord Wilson.”

Bucky sonrió tímidamente y asintió, luego se volvió hacia Steve.

“Um, dijiste que podía...” Sus ojos se movieron a la pista de baile. “Mi her—er—Rebecca me pidió que bailara con ella si había baile. ¿Está bien...?”
“¡Ve!” Dijo Steve. “Diviértete.” La mirada de Bucky sugería que tal cosa era casi imposible para él esa noche. “Solo, no vas a escaparte de mí ¿verdad?”
Recibió una sonrisa ladina por respuesta. “No planeaba hacerlo. Aun no, al menos.”
“Pues si lo haces, avísame primero, ¿si?”
“Lo haré.” Respondió Bucky, luego se perdió entre la gente que bailaba.
“La gente hablará.” Sam dijo cuando estuvieron solos. “Preguntarán por qué los recién casados del momento no están uno encima de otro. Ya puedo ver los encabezados.” Paso sus manos por el aire. “¡Insubordinación en la Casa de Rogers, jefe destruido en una noche!”

Steve trató de reír, de verdad trató, pero no podía. No cuando se imaginaba las manos temblorosas y los ojos llorosos de Bucky.

“Que impriman lo que quieran.” Se quejó, dejándose caer en la silla con el rostro en las manos.
“¿Estás bien?” Le cuestionó Sam.

Alzando la cabeza, Steve vio el salón. En verdad habían hecho un gran trabajo. Con tema otoñal para la temporada actual, las mesas estaban cubiertas de fluidos centros de mesa hechos de mini alcatraces—naranja quemado y de tonos flama que brillaban a la luz de las velas de las mesas— rosas de color borgoña, con bayas y agridulces viñas subiendo por entre los pétalos y tallos. Tiras de pequeñas luces colgaban delicadamente de pared a pared, de modo que cuando alguien viera al techo, luciera como si las estrellas estuvieran ahí, brillando suavemente contra el cielo nocturno, visible a través del techo de vidrio.

“¿Steve?”
“No sé, Sam.” Admitió. “Es miserable. No quiere tener nada que ver conmigo.”
“¿Contigo? ¿O con el matrimonio que no puede controlar?”
“¿Qué diferencia hay ya?”

Sam se tomó un momento para responder y cuando lo hizo, su respuesta cayó pesadamente en el corazón de Steve. Las palabras parecían ser sus enemigas esta noche.

“Ninguna. Supongo que ninguna.”

¿Qué más podía decir Sam? Nada. Porque simplemente esa era la verdad y nadie nunca acusaría a Sam Wilson de mentir para proteger los sentimientos de alguien. Siempre había rechazado a alguien gentilmente, pero casi siempre sabía lo que debía decir, y cuándo era mejor no decir nada. Así que no era sorprendente que se recargara en la mesa y sonriera con simpatía hacia Steve.

“Pero te escogió a ti.” Dijo. “Eso debe significar algo.”
“Solo porque se casó conmigo no quiere decir que él me eligió. Su familia puede haberme elegido para él.”
“O tal vez no. Me imagino que más Casas aparte de la tuya aceptaron. Tal vez estás con él ahora porque él lo quiso así.”
“Pero esto no es lo que él quería.”
“Tampoco lo que tú querías,” Puntualizó Sam. “Pero... Mis padres son felices. Mucha gente termina siendo feliz, lo sabes ¿no? Aprenden a amarse.”
Steve negó con la cabeza. “Nunca quise que alguien tuviera que aprender a amarme.”
“Lo sé.” Rio Sam. “Eres un romántico sin remedio.” Lo sabía, considerando todas las indirectas que se mandaron en el pasado. “No quiere decir que no pueda funcionar. Y no quiere decir que ambos no van a encontrar romance ahí.”

Era difícil aferrarse a ese sentimiento cuando su marido volvió un momento más tarde con una copa de champaña en mano y una fría y dura expresión en el rostro. Bucky se bebió—se trincó, más bien—esa y luego se consiguió otra. Y luego otra. Y después algunas más. Bebió durante su cena—Steve comió salmón, Bucky un filete.

La recepción casi termina, y Bucky está sentado ahí silenciosamente, con la piel enrojecida y los ojos adormilados, un manojo de borracha miseria.

“Tal vez no deberías.” Sugiere Steve cuando otra copa de champaña toca los labios de Bucky.
Bucky baja la copa el tiempo suficiente para decirle bruscamente. “¿Vas a usar tu rango contra mí, esposo?”
“Solo si debo hacerlo.” Responde, alzando la voz un poco ante la agresión de Bucky. Su respuesta hace que Bucky lo mire de lado. “¿Qué pasó?”

Steve no sabe si fue la amenaza de usar su rango o porque Bucky ve el valor de su sugerencia, pero su esposo baja la copa.

“Nada.” Responde demasiado rudamente para que Steve lo crea y tras un momento dice, “Lo siento.” Y eso Steve lo cree. “Normalmente no... esto no es... Solo lo siento.”
“Si, has dicho eso ya. No importa.” Tuerce los labios, deseando tener algún conocimiento interno de qué pasa en la cabeza de Bucky. “¿Puedo ayudar?”
“¿Quieres hacerlo?”
“Si. De cualquier modo que pueda.”

Bucky se mueve en su silla de modo que está completamente de lado en ella. Hay una súplica en sus ojos cuando ve a Steve.

“¿No pienses muy mal de mí?” Le pide. “Este no soy yo, no en realidad. Y no es por ti tampoco. Lo juro.”
“¿No quieres hablar de eso?”

Bucky niega con la cabeza y toma su copa de nuevo, un movimiento no pensado, pues cuando lo acerca a sus labios, debe darse cuenta de lo que está por hacer y en vez de beberlo, lo pone en la mesa de nuevo.

“¿Harías algo por mí a cambio?” Pregunta Steve. “Y no, por cierto. No pienso nada malo de ti.”
“Gracias. ¿Qué quieres que haga?”
“Al menos considera hablar conmigo. No sobre esto, no si no quieres, pero... ¿en el futuro? ¿Cuándo algo te moleste?”

Parece considerar aquello por un momento, su gesto algo arrugado como si le doliera pensar en ello. Después de una cantidad decente de tiempo, suficiente para que Steve esté a punto de decir algo, Bucky suelta un quejido.

“Está bien.” Acepta, no de mala gana, pero sin interés de hacerlo tampoco. “Quiero decir, lo intentaré.”
“Supongo que eso será suficiente por ahora.” Dice Steve. “Pero puedes confiar en mí. De verdad quiero ser un esposo decente para ti.”
“Esposo decente,” Murmura Bucky. “¿Eso quiere decir que planeas ser un jefe decente?”

Aquello fue dicho en un murmullo así que Steve no está seguro de si debía o no escucharlo. Independientemente, no piensa dejar la pregunta sin atender. Aunque nunca le ha interesado ser un líder, sucede que Steve es la cabeza de su matrimonio, aunque alguno de los dos no lo quiera.

“Mira.” Su voz hace que Bucky le preste atención de inmediato. “Tengo la impresión de que estás algo obsesionado con esto del liderazgo. Ninguno de los dos planeó esto, pero eso no cambia el hecho de que yo tengo que ser cabeza de esta pequeña unión. Y planeo ser cabeza, por el bien de ambos.” Ambas casas se verían malamente implicadas si este matrimonio fallaba por falta de liderazgo, “Hablo en serio cuando digo que creo que esto puede funcionar, Bucky, y no tiene nada que ver con ser cabeza. Creo que nosotros podemos funcionar, juntos.”

Los hombros de Bucky están encorvados, sus cejas juntas como si sintiera humildad por las palabras de Steve y a la vez le molestaran. Palabras. Al parecer Bucky y él tenían un enemigo en común esta noche. Debe estar contemplando demasiadas cosas pues abre la boca no una, sino tres veces antes de ser capaz de responder.

“Todo esto es nuevo para mí.”
Steve suspira. “Lo sé. Para mí también. Perdón si eso sonó... severo o algo. Solo necesito que sepas...”
“No, está bien.” Dice Bucky. “Lo merecía. No has sido más que paciente conmigo todo el día. Lo siento. Steve yo...”

Steve no pudo escuchar lo que su marido quería decirle—pero notó la forma en que su estómago se contrajo de forma placentera cuando su nombre salió de sus labios. Su padre acababa de decirle a la banda que dejase de tocar y el salón estaba en silencio de nuevo. Steve y Bucky voltearon a donde Joseph y Sarah estaban, justo en medio del salón.

Joseph es quien habla primero.

“A nombre de nuestra Casa, mi bella esposa, Sarah, y yo quisiéramos agradecer a nuestros invitados por estar con nosotros esta noche para celebrar la boda de nuestro hijo, Steve, y dar la bienvenida a Jame...” Joseph se detiene cuando Sarah dice algo en su oído, “Ah, y dar la bienvenida a Bucky a la Casa de Rogers.”

Todos aplauden educadamente y la mayoría de los ojos están sobre los recién casados. Steve sonríe para todos, y parece que Bucky lo intenta.

Sarah continúa después de su esposo. “Mientras la noche se termina, y nos preparamos para decirle adiós a estos buenos caballeros de Sociedad, les pedimos que antes de que se marchen nos den unas palabras de despedida.”

~~

Más tradición. Como si no hubieran forzado a Bucky a seguir suficiente toda la noche. Steve y él deben decir sus primeras palabras al público como una pareja legalmente casada antes de irse a comenzar sus vidas juntos.

Steve se levanta, moviendo la cabeza en una leve reverencia mientras agradece los aplausos a su alrededor. Se supone que Bucky también se levante a decir algo. Pero su cabeza, su cuerpo entero está nadando en champaña, y su boca está seca, su garganta tiene un nudo, le duele el estómago.

Para empeorar las cosas, este es su fuerte. Esto es lo que Bucky siempre hace. Habla al público, los hace reír, los emociona con ingenio y bromas. Por eso todos lo aman. Porque puede contar cosas increíbles como nadie, cortejar a las damas con su encanto juvenil y fascinar a los chicos con carisma tentador. Y ahora no puede pensar en nada qué decir.

Sabe por haber visto las entrevistas que Steve no está tan cómodo como él siendo el centro de atención. Sí, puede reír y sonreír y responder preguntas como todos, pero no es lo que le gusta. Prefiere estar al margen, participando en la vida y haciendo cosas buenas sin recibir atención por eso. Todos saben de su trabajo voluntario con niños en orfanatos y ancianos en hospitales y animales en refugios. Es un rumor común entre aquellos en Sociedad que Steve Rogers solo hace esas cosas para hacer que su casa y él mismo se vean bien. Bucky ya no sabe si les cree.

Ahora ambos están de pie—uno normalmente familiar y relajado con la atención, el otro no—como esperando que el otro comience. Debería ser Steve el que hable, pues es el cabeza. Pero Bucky siente que él debería decir algo para salvar a Steve de que lo haga. Comienza a entrar en pánico, las brillantes luces que antaño pensó eran hermosas ahora lo juzgan y esperan que comience. Pero Bucky no necesita hacerlo.

“A nombre mío y de mi nuevo esposo,” Steve comienza de pronto, rostro frío y tranquilo, como si hiciera esto hace años, “nos gustaría agradecerles a todos por venir hoy y compartir nuestro día especial con nosotros. Hay momentos en que es bueno estar rodeado de personas que son importantes para uno, y para nosotros, esta fue tal ocasión. Esperamos que lo hayan disfrutado tanto como nosotros y deseamos agradecer sus buenos deseos y apoyo.

Bucky está totalmente impresionado, no tiene idea de si Steve ensayó este discurso—por la forma en que sus ojos de mueven hacia un lado de tanto en tanto, está seguro que no fue así—y solo puede mirarlo.

“Debemos admitir, que nos impresionó mucho la cantidad de personas que se ofrecieron para ayudarnos a preparar todo para hoy, si no son mencionados por nombre, y la mayoría de ustedes no lo serán, por favor estén seguros de que Bucky y yo estamos muy agradecidos.”

No puede evitar sentir algo hervir dentro de él cuando Steve dice ‘nosotros’ en vez de ‘Yo’, como si considerara a Bucky importante en todo esto.

“A mis padres, me gustaría darles las gracias por darle un maravilloso comienzo en la vida. Han estado siempre ahí para mi, en buenas y malas,” su tono cambia un momento como si deseara decirle eso solo a sus padres y no a un salón lleno de gente, “Tantos altibajos, tantas veces, y nunca me abandonaron,” Bucky no está seguro a qué se refiere con eso. Nunca ha escuchado que Steve Rogers se meta en ningún problema. El tono de Steve sube de nuevo. “Esto realmente honrado y bendecido de tenerlos como padres y soy privilegiado por haber nacido en la Casa Rogers. Pero más que nada me gustaría agradecerles por aguantarme todos estos años, no puede haber sido fácil, yo lo sé, yo estaba ahí.”

Recibe unas cuantas risas, una pequeña de parte de Bucky mismo. Es entonces que Bucky ve lo tengo que está. Su brazo está prácticamente pegado a su cuerpo, su mano apretada en un puño. Así que está nervioso, horriblemente nervioso como Bucky puede ver. Mientras Steve continúa agradeciendo a algunas Casas individuales, Bucky lentamente pone una mano temblorosa sobre los blancos nudillos de Steve. El roce hace que Steve dude un momento, pero se recupera pronto, y cuando lo hace, deja que su mano se abra. Bucky entrelaza sus dedos con los suyos y aprieta su mano en señal de apoyo, y su mano le dice a Steve, Puedes hacer esto. Bucky está aquí, pero no sabe si Steve puede escucharla. Tampoco sabe de dónde viene, este ardiente deseo de apoyar al esposo que no conoce, y no tiene idea si a Steve le importa que esté ahí o no, pero Bucky quiere hacerlo. Necesita enmendar lo de esta noche, por las cosas que Steve no sabe—y nunca puede saber—sobre él. La tensión que hacía que los músculos de Steve apretaran sus huesos lentamente desaparece, y Bucky es recompensado con una rápida mirada de Steve y la más corta de las sonrisas.

Y luego Steve continúa impresionándolo con cómo termina su pequeño discurso improvisado.

“Y por último, yo, personalmente, quiero agradecer a la Casa de Barnes, por darme esta maravillosa oportunidad.” No puede estar diciendo eso, ¿o sí? ¿Agradecer a la anterior familia? Simplemente nunca se hace. “No puedo imaginar lo difícil que debe ser para usted, Lady Barnes,” Bucky observa las mesas y ve a su madre, con una mano en el rostro como si se limpiara una lágrima, “entregar a su único hijo a otra familia. Y para ti, Rebecca,” Bucky no puede verla. No importaría de todos modos. Sus ojos están demasiado húmedos para ver. “Ver a tu único hermano irse a otra familia y Casa. Pero les prometo a ambas, y a mi esposo también. Voy a cuidar de él. Voy a tomar las riendas de esta familia a algo bueno y feliz.” Steve se mueve para estar frente a frente con Bucky. “Y a ti, mi esposo,” Su voz es lo suficientemente baja para que solo los que están más cerca puedan escuchar también. Parece que va a tomar la otra mano de Bucky, pero se arrepiente. “Gracias. Bucky. Gracias por elegirme.”

Pero Bucky no lo eligió. El no eligió nada de esto. Nunca quiso nada de esto, y ahora no tiene idea de cómo se siente. El embate de emociones es demasiado y una lágrima sale de su ojo, arrastrándose por su rostro y dejando un camino de vergüenza tras ella. Bucky no sabe por qué llora, pero lo hace, y Steve decide limpiar la lágrima.

Sabe que Steve dice unas cuantas cosas más al público que hacen que todos aplaudan, pero Bucky ya no puede escucharlas. No debió beber tanto, no debió tratar de ahogarse en champaña. No ayudó de todos modos y ahora está tan ebrio que puede sentir el salón comenzar a dar vueltas a su alrededor. Nunca aprende.

Alguien tira de su brazo, y Bucky se da cuenta de que está caminando por el salón, su mano aún entrelazada con la de Steve. Ve sus dedos juntos como si eso fuera a separarlos de algún modo. No está seguro de qué está pasando. Y luego, de pronto, con un horrible tirón en el corazón, lo sabe.

Se están marchando. La fiesta ha terminado, al menos para ellos, y Steve se lo está llevando al sitio de su luna de miel, a donde sea que eso sea.

No. Piensa él. Aún no. Por favor.

Bucky quiere despedirse. Quiere abrazar a su madre y besar la mejilla de su hermana. ¿Puede al menos pedir eso? Ya no son su familia. No debería ser problema. Rostros pasan rápidamente frente a él, la habitación le da calor y lo sofoca y lo encierra. Solo puede ver fragmentos de personas mientras salen, mientras deja atrás una vida para comenzar otra que le aterra.

Hay un parpadeo de cabello rojo, un par de manos deletreando palabras, una fuerte sonrisa...

...y dos ojos, duros y fríos que hacen que un escalofrío recorra su espalda.

 

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