Heizou x Aether
Aether miró el mar a través de su ventana. Se preguntó que estaría haciendo Heizou y sonrió al pensar en cada problema que podría estar causando.
La sonrisa se borró de su rostro al escuchar a sus padres que lo llamaban. Debería de actuar como un buen hijo y pararse inmediatamente pero no lo hizo. En su lugar se quedó sentado mirando el océano con añoranza.
Todo había comenzado desde que conoció al chico mitad tiburón Heizou. Heizou era travieso y le gustaba pasar el tiempo con él y aunque seguido los metía en problemas por su trabajo de detective Aether disfrutaba demasiado su presencia. Era inevitable que se volvieran amantes. Su amor era tan puro y hermoso pero sería odiado por su familia si se enteraran. La situación empeoró cuando escuchó rumores que sus padres buscaban un esposo para él.
Los matrimonios arreglados no eran un fenómeno poco frecuente. Su hermana Lumine fue entregada a las tierras de Inazuma para que se casara con la princesa Ayaka del Clan Kamisato. Aether tiene un deber como hijo pero su corazón duele al pensar en abandonar a su novio.
Aether tomó la carta que Lumine le habia enviado y la leyó por décima vez en el día.
Querido hermano
He escuchado a nuestros padres hablar que quieren ofrecer tu mano en matrimonio y me rompe el corazón pensar en eso. Yo fui muy afortunada que mi esposa resultara siendo una mujer tan buena y que me trata con amor y respeto y soy feliz en mi matrimonio a pesar que fue planeado por nuestros padres pero reconozco que las posibilidades que eso suceda son escasas. La mayoría de los matrimonios sin amor solo traen consigo infelicidad. Investigué quienes son los pretendientes y ninguno de ellos son buenas personas, los rumores que circulan sobre ellos son aterradores y me niego a dejar que mi hermano sufra. Te lo ruego, deja a nuestros padres y ven a vivir conmigo. Ya lo platiqué con Ayaka y esta dispuesta y emocionada con que vengas a vivir a la Mansión Kamisato.
No he olvidado la última carta que mandaste y quiero expresar desde el fondo de mi corazón que estoy extremadamente feliz que hayas encontrado a alguien a quien ames y que te ame de vuelta. Mi casa siempre estará abierta para ti y para el.
Por favor Aether, ven conmigo. No le debes nada a nuestros padres. Por años dimos nuestro mejor esfuerzo por hacerlos sentir felices y orgullosos pero nunca fue suficiente. Merecemos ser felices.
Con Amor tu hermana que te adora
Sus padres seguían llamando su nombre y Aether por fin se levantó pero en lugar de ir a donde estaban sus padres tomó una bolsa y guardó sus cosas mas importantes antes de salir por la puerta rumbo a la playa.
Aether miró el reloj y suspiró aliviado al ver que todavía Heizou estaría allí.
Sonrió al ver que efectivamente allí estaba Heizou, acostado en sus rocas como si tuviera todo el tiempo del mundo.
-Pensé que me habías remplazado por otro hombre. Ya estaba listo para romper el llanto.
Aether se rió al oír sus comentarios dramáticos. A pesar que Aether estaba sonriendo Heizou se percató al instante que había algo que le preocupaba. Su lenguaje corporal lo delataba.
-¿Qué tienes?
Aether se sentó en las rocas junto a él y acostó su cabeza en su cuerpo. Si pudiera se quedaría allí para siempre.
-¿Qué opinas de Inazuma?
-Muy lindo lugar, nací allí y viví muchos años en esos mares. Creía que era mi hogar pero luego vine aquí siguiendo una pista en un caso importante y descubrí mi verdadero hogar.
-¿Tanto te gusta Khaenri´ah?
-No. Lo que me gusta es cierto chico que me tiene en la palma de su mano. Ese es mi hogar.
Aether escondió su cara entre sus manos. Era imposible no ruborizarse al escuchar esas palabras.
-¿Qué opinas de regresar a Inazuma?
-¿Me estas pidiendo que huyamos juntos como un par de amantes imposibles?
-Si. Mi hermana me invitó a vivir con ella y quiero irme de aquí. Tu podrías seguir trabajando como detective y yo podría hacer recados y me gustaría presentarte a mi hermana y a su esposa.
-Olvidas un detalle importante. En esta época del año los arboles de cerezo florecen y es de buena suerte casarse en este temporada.
Aether se paralizó al escuchar aquello y sintió como su alma salia de su cuerpo. ¿Era posible morir por ser tan feliz? Debía de estar soñando.
-¿Quieres casarte conmigo?
Heizou sonrió triunfante al escuchar su pregunta.
-Claro que acepto. Pensé que nunca me lo preguntarías.