Kaeya x Diluc
A pesar del clima helado Diluc no sentía frió y el motivo de eso era que su rabia lo mantenía caliente.
Lllegó al lago y miro con enojo al tritón que reposaba relajado en una piedra bebiendo alcohol...Alcohol que había sido robado de él.
-¡Kaeya! ¿Cómo te atreves a robarte alcohol del barco que iba a vender en la taberna?
-Lo lamento.
No, no lo hacía y ambos lo sabían.
Diluc suspiró malhumorado. Cuando su padre hace años le dijo que había encontrado un tritón, Diluc pensó que iba a ser una criatura linda y agradable y que serían amigos cercanos y quiso reír ante su idea tan ingenua y estúpida. Kaeya no era lindo ni agradable, al contrario era un borracho mentiroso que huía de sus responsabilidades. De todas las criaturas en el agua, ¿no pudo su padre haber elegido alguien mejor?
-No te enojes querido mio. Estoy dispuesto a pagar con mi cuerpo por tus moras perdidas.
-Acepto. Estoy seguro que Xiangling pagaría una buena cantidad de dinero con tal de crear un platillo de tritón. Por fin seras útil en algo.
Kaeya rió ante aquel comentario. Diluc nunca sabía si debía sentirse malhumarado a agradecido de que a pesar de tantos cimentarios llenos de veneno Kaeya seguía a su lado.
Kaeya le aventó la jarra de alcohol y se sumergió en el lago antes de salir de nuevo en la orilla, esta vez más cerca de Diluc el cual ahora estaba a menos de un metro de distancia. Kaeya tomó su mano y la besó.
-Ambos sabemos que si te entrego mi cuerpo lo vas a disfrutar. Deja de negarlo, la última vez lo disfrutamos los dos.
Diluc trató de zafarse pero no pudo. Sabía que había sido una equivocación aquella vez que los dos lo hicieron y aunque quería pretender que eso jamas había pasado Kaeya disfrutaba de recordarselo.
-Hay errores que no deben repetirse dos veces.
A pesar que dijo eso Diluc no se fue, al contrario se sentó en la orilla del lago sin hacer nada. Hay varias cosas que anhela hacer pero que sabe que son imposibles de terminar bien. No importa cuanto quiera quedarse con Kaeya y decirle que a pesar del gran bastardo que era, él era lo más importante en su vida, su relación no iba a terminar bien y la culpa era de Diluc, él no era la clase de persona que pudiera hacer que las personas se quedaran.
-Eres un cobarde y un tonto Diluc querido. De niño solías ser tan tierno y valiente y ahora....ahora sigues siendo igual, la diferencia es que eres fuerte para enfrentarse a enemigos y pelear pero cuando se trata de ser honesto sobre tus deseos eres un cobarde. Dime, ¿qué harías sin mi?
Kaeya no hablaba enojado, hablaba como si solamente estuviera expresando como consideraba el clima.
-Que lengua tan hábil tienes Kaeya, vine por tu robo y fuiste capaz de desviar la conversación.
Kaeya sonrió y comenzó a recorrer con sus frías manos la piel del otro hombre con la actitud de alguien que sabe que consiguió todo lo que deseaba.
-Tu mejor que nadie sabes lo agil que soy con mi lengua.
Diluc no tuvo tiempo de responder antes de sentir unos labios contra los suyos. Perdió todas las ganas de discutir porque sabía que sería inútil, estaba destinado a caer en la tentación cuando se trataba de Kaeya y en el fondo estaba satisfecho de eso.