❁Panic! At the Beacon Hills
Beacon Hills, California.
En algún lugar de las profundidades del bosque que rodeaba el pequeño pueblecito que era Beacon Hills. Una manada de lobos corría del peligro inminente que los asechaba, estaban cansados, golpeados y completamente derrotados.
-¡No falta mucho por llegar! -Alentó el alfa a su manada.- Solo un poco más...
-¡Cuidado!
Una figura alta y humanoide les cerraba el paso hacia su única salida entre la espeses y oscuridad del tenebroso bosque. Los hombres lobos intentaron retroceder pero detrás de ellos aguardaban más cerrándoles el paso.
-Si quieres los quiere a ellos, tendrán que pasar sobre mi -Avanzo hasta el frente en en desesperado intento de proteger a su manada, mientras declaraba mostrando sus brillantes ojos color cereza.
Pero para su desgracia ninguno de sus atacantes acato sus palabras, uno de ellos tomo al que estaba al lado del alfa sobreprotector. Lo tomo por el cuello mientras el licántropo en un inesperado intento de liberarse del agarre del mayor, pataleaba en el aire intentando en vano tomar aire para sus pulmones. Los otros licántropos intentaron ayudarlo pero uno de sus agresores los mantuvo a raya usando una especie de guante eléctrico que propinaba fuertes descargas eléctricas a cualquiera que intentara interferir.
-¡No dejare que lo conviertan en una quimera!
De nuevo las palabras del alfa fueron ignoradas por sus captores, quienes todavía los retenían. Esperaba que intentaran atacarlos a todos o peor aun capturarlos como lo habían estado haciendo durante semanas desde que el Nogitsune se había ido, pero no fue así.
-¿Donde esta Mieczyslaw? -Pronuncio con voz mecánica, quien sujetaba al lobo por el cuello.- ¿Donde esta?
-¡No lo sabemos! -Respondió el chico al que mantenían sujeto por el cuello.- Solo desapareció...
El hombre con la voz mecánica soltó la licántropo dejándolo caer contra el duro suelo, le hizo una seña los sus otros dos acompañantes quienes se alejaron de la débil y derrotada manada, su principal objetivo no se encontraba en Beacon Hills.
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Después de que sus agresores se alejaran de ellos, lograron llegar a la casa de su alfa sin que nadie más saliera herido o se perdiera en el camino. Después los mayores decidieron que los betas más jóvenes se fueran a sus respectivas casa, alejándolos del peligro y de lo que seguramente era una muerte segura.
-Derek ¿Ahora que haremos?
-Tranquilo, Scott. Lo encontraremos antes que ellos -El menor seguía moviéndose de un lado otro de la habitación -Si ellos siguen persiguiéndonos es por que no lo han encontrado.
Scott seguía paseándose de un lado a otro de la habitación sin prestar atención a las palabras del alfa. Se lamentaban de haber tratado mal a su mejor amigo, de haberle dado la espalda cuando el más lo necesitaba, cuando necesitaba de un hombro del cual llorar y de una mano a la que aferrarse.
Pero el demonio fue lo que lo impulso a decirle aquellas cosas terribles y lo había abandonado debajo de una terrible tormenta de la cual ahora debía luchar solo, todavía recordaba sus ojos castaños bañados en lagrimas y los sollozos que sacudían el frágil cuerpo del que había sido por mucho tiempo su único y mejor amigo, al que también había llegado a considerar como un hermano. La imagen le destrozo el corazón, había hecho aun lado a la persona que más lo había apoyado en todas sus locuras, decisiones y travesuras, su compañero de crimen.
Sin que pudiera evitarlo, la tristeza lo consumió llevándolo al momento exactamente al momento en el cual habían acabado con su amistad.
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La lluvia torrencial caía pesadamente sobre el empapado cuerpo del que había sido su mejor amigo.
-Scott, por favor. Tie-tienes que ayudarme. -El castaño miro directamente a los ojos del beta, tenia miedo sobre el poder que el Nogitsune ejercía sobre el y de las intenciones que le deparaban en su futuro.
Pero el pelinegro ya había tomado su decisión desde hace mucho tiempo, una decisión que no sabia que lamentaría en su futuro, una decisión que acabaría con aquellos años de amistad y confianza mutua.
-Scott, por fa...
-Monstruo -Dijo amargamente mientras miraba a los ojos castaños del que había considerado hace mucho tiempo su mejor amigo.-Eres un monstruo.
Stiles lo miro profundamente adolorido y afligido, nunca había esperado que su mejor amigo le diera la espalda también como lo habían hecho los demás. Sabían que no había sido culpa de él que todo había sido obra del demonio que aguardaba en su interior, pero aun así no se molestaban en querer ayudarlo o darle una mano a la cual sujetarse.
Estaba cayendo, estaba perdiendo el control.
-Scott...
-¡Eres un monstruo! -Escupió con rabia el beta.- ¡Por tu culpa Allison esta muerta!
-Sco...
-¡No digas mi nombre! -Rugió el pelinegro, haciendo que el menor retrocediera por el miedo, el dolor y la traición que destrozaban a su pequeño corazón.- Nunca más vuelvas a dirigirme la palabra ni a mi ni a ninguno de la manada, no vuelvas a pedir mi ayuda, monstruo.
Noto que el cuerpo del castaño se sacudía por los sollozos que intentaba contener, de sus ojos castaños caían lagrimas que rápidamente caían por sus mejillas y miraba con profundo dolor al que había sido la única persona en la que podía confiar ciegamente, mientras que la lluvia lo había empapado por completo el adolescente transmitía una imagen realmente devastadora y conmovedora.
Traición, desesperanza y miedo.
Era unas de las tantas cosas que podrían describirlo pero el beta no sintió tan siquiera ni una punzada de remordimiento su corazón solo estaba cegado por el miedo y el odio que abundaban desde la llegada del demonio al pueblo.
-Sco..Scott, por favor.
La voz quebrada del adolescente solo hizo que el susodicho quisiera irse, se dio la vuelta y camino hasta su moto, dejando tras él al quebrantado adolescente y la tormenta que lo asechaba.
-Sco..Scott
La voz del menor sonaba desesperada, no podía creer que lo habían traicionado que le habían dado la espalda, se negaba con todo su ser que las personas que más había querido lo estaban abandonando.
-Scott...
Subió a su moto y la encendió para luego ponerse el casco, el sonido del motor apagaba un poco los lamentos del castaño.
-Scotty...
Una punzada de dolor golpeo su corazón, no quería sentir lastima por el demonio no quería caer de nuevo creyendo que era Stiles cuando realmente era el Nogitsune quien estaba al mando.Piso al acelerador haciendo que la moto andará a una velocidad mayor, dejando atrás al adolescente, su mejor amigo, su confidente, a su hermano y al Nogitsune.
Un grito desgarrador y doloroso resonó entre la lluvia, el beta casi pierde el control del vehículo pero pudo maniobrar para no perder el equilibrio y después de hacerlo volvió a pisar el acelerador para llegar a su casa.
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-¿Scott? ¡Scott!
"¿Como puede haberle hecho eso? Fui muy egoísta, demasiado egoísta"
Derek lo tomo por los hombros y lo sacudió bruscamente sacándolo de sus profundos pensamientos, y aun estando un poco aturdido logro captar la mirada del alfa.
-Scott ¿Estas llorando?
El licántropo sintió las pequeñas gotas calientes deslizarse se desde sus ojos hasta sus mejillas y finalmente hasta sus barbilla, donde dieron a parar hacia el suelo.
"¿Por que tuviste que irte? ¿Por que tuvo que elegirte a ti? ¿Por que te tuvo que poseerte a ti?"
Más escenas llegaron a su mente, la noche en la que habían estado corriendo por todo el bosque en busca de un cadáver, cuando estaba a su lado ayudándolo a sanar sus heridas que eran el resultado de haber estado huyendo de los cazadores mientras le vendaba la herida y le propinaba palabras de animo junto a algunos regaños por no haber tenido cuidado ademas de lo preocupado que había estado por él, las noches en vela por jugar videojuegos hasta el amanecer, su chistes malos y comentarios sarcásticos.
-Ve a casa Scott -Derek lo volvió a sacar de sus pensamientos, otra vez.- Necesitas descansar.
-¡No! Me quedare aquí contigo, si los Dread doctors regresan...
-Es una orden, Scott -El alfa de abrió la puerta a su beta.- Ve a casa.
El pelinegro sabia que intentar razonar con Derek era como intentar hablar con una pared de ladrillos, no cambiaría de opinión de ninguna manera.
-Si me necesitas, llámame -El alfa cerro la puerta después de ver como Scott subía a su moto y se alejaba a toda velocidad del loft.
Derek pego su espalda a la puerta mientras cerraba los ojos intentando reprimir los sentimientos que lo estaban consumiendo.
-Deja de ser un lobo amargado...
Recordaba perfectamente la voz del castaño, su sonrisa, sus hermosos ojos brillantes y radiantes de curiosidad.
-El es mi primo, Miguel.
Intentaba contenerse y alejar todo pensamiento relacionado con el menor pero su mente lo traicionaba, y los recuerdo empezaron a llegar con mayor velocidad.
-Te necesito, para sobrevivir.
Se obligo a sacar sus garras y clavárselas en las palmas de las manos, solo el dolor podía ayudarlo pero no resulto como lo esperaba.
-¿¡Derek, estas bien!?
Se le corto la respiración al sentir como Stiles tomaba una de sus manos, creía que era real pero no era así. Solo era un recuerdo que su lucida y desesperada cabeza estaba proyectando, no se atrevía a abrir los ojos por el miedo de no volverlo a ver, el miedo de perderle era mayor.
-Derek, me gustas.
Dejo caer los muros que lo separaban de sus sentimientos, hace mucho tiempo que no se había permitido llorar desde que esa noche que lo había perdido todo en un incendio pero esta vez fue diferente. No pudo soportar más y dejo que los sentimientos que ocultaba por fin salieran a flote, sintió las ardientes lagrimas resbalar por sus mejillas y su piernas se debilitaron haciendo que cayera al suelo.
Nunca antes se había sentido tan débil.
-Haré lo que sea necesario para encontrarte, Stiles. -Susurro para si mismo mientras miraba la luna alzándose a través de la ventana.- Para traerte a casa.
Era un promesa que cumpliría hasta el final.