
❁The beginning of chaos
Stiles lo sabía, después del incidente del Nogitsune ya nada volvería a ser lo mismo.
Allison, su mejor amiga había muerto por culpa suya y Aiden también. El Nogitsune saco lo peor de él, había logrado alejar a todos y cada uno los que él amaba. Scott, su mejor amigo y compañero de aventuras ya no podía ni dirigirle la palabra mientras que Derek no podía ni mirar al castaño, todos estaban dolidos por la muerte de dos miembros de la manada.
Pero él no podía aguantar más, las miradas furiosas de la manada y los malos tratos hacia el hacían que sus ataques de pánico fueran más frecuentes.
Necesitaba irse lejos, lo más lejos posible.
Una urbanización que sea tan ruidosa y escandalosa en todos los aspectos que hagan que olvide el pequeño pueblo de Beacon Hills.
New York, sería perfecto para él. Ya se había inscrito en University Empire States, para iniciar su primer año en curso común. También su padre había ayudado encontrando un buen sitio para que se quedara, una pequeña casa para un estudiante de preparatoria.
Ahora se encontraba en el porche de su casa, junto con sus maletas. Ya que varias de sus cosas -muebles, comics, libros..- habían sido enviadas a New York con una semana de anticipación y todo sin que la manada sospechara.
El castaño se había estado preparando para este momento durante toda la semana, no quería separarse de su único familiar vivo, pero no tenía más opción. Se despidió de su padre dándole abrazo sin ni siquiera intercambiar algunas palabras para luego tomar sus maletas junto a su mochila y dirigirse al taxi.
El transporte que lo llevaría lejos de su vida, lejos de Beacon Hills. El conductor le ayudo a meter las maletas a vehículo mientras que el castaño llevaba a su lado la mochila y así poder emprender el largo camino hacia el aeropuerto. Con una mirada triste, le dio un último vistazo la fachada de su casa.
“Probablemente vuelva para navidad”
Aunque él sabía que no sería posible.
Lo inundo el inquietante sentimiento de tristeza. Estaba abandonando todo lo que amaba, su padre, su vieja vida, su muy amado Jeep con el cual había vivido tantas experiencias de un adolescente normal hasta persecuciones sobrenaturales, su mejor amigo Scott. ¡Demonios! Hasta extrañaría al profesor Harris.
Sus ojos se empezaban a llenarse de lágrimas, pero intentaba reprimirlas, no se permitiría llorar.
Maldita sea, él no tenía la culpa de que un espíritu de zorro maligno lo eligiera para poseerlo. El jamás llevo a cabo sus acciones a voluntad propia, él solo había sido una marioneta y el Nogitsune su titiritero.
Intento cambiar su ánimo ya que en poco tiempo llegaría al aeropuerto, se contó a si mismo viejos chistes, anécdotas y comentarios sarcásticos que usualmente le contaba a la manada para alivianar el ambiente en momentos de tensión. No funciono, solo hizo que extrañara más su hogar.
-Maldita sea- Susurro para sí mismo, apretando sus puños con fuerza.
Necesitaba llegar a Nueva York, y rápido. Pero Stiles estaba demasiado centrado en sus pensamientos que no se inmutó que el vehículo había llegado a su destino.
-Joven, hemos llegado a su destino - Le aviso el conductor.
-¿Eh? ¡A si, gracias! - Bajo rápidamente del taxi con sus maletas de R2D2 y Batman, para luego pagarle lo correspondido al chófer del vehículo.
Tomó sus maletas, mientras salía de un salto del vehículo.
-Nueva York, prepárate que aquí viene Stiles Stilinski.
Y emprendió una corta pero rápida caminata hacia la entrada del aeropuerto, su vuelo saldría en menos de 15 minutos así que no podía darse el lujo de ver las “mierdas” para turistas. Atravesó corriendo con sus maletas desde un extremo del aeropuerto hasta el otro, rápidamente pasó por revisión y finalmente puso sus maletas en la cinta transportadora, pero llevo consigo su mochila, volvió a correr, pero esta vez para poder abordar el avión.
Por fin, se desplomo completamente agotado en su asiento correspondido junto a la ventana como a él le gustaba. Las piernas le dolían horrores, sentía como si hubiera corrido medio maratón, pero haciendo a un lado la molestia física, se encontraba de maravilla.
-Pasajeros del vuelo N°234, favor de acomodarse en sus respectivos lugares, el vuelo despegara en 5 minutos y gracias por elegir nuestras aerolíneas- Dijo la voz mecanizada de la azafata.
Soltó un largo suspiro, finalmente estaba se tranquilo. Pero se sentía un poco triste, y a la vez sentía a flor de piel la emoción de conocer otra ciudad. No sabía lo que era, pero decidió llamarlo, “el placer de marcharse”.
Por ahora, solo le quedaba esperar y como había dicho la azafata, el vuelo despego exactamente después de 5 minutos. Stiles no tenía sueño así que saco su laptop de la mochila e intento leer un poco acerca de la situación actual de Nueva York, pero no encontró nada fuera de lo "normal".
Cerró su laptop, y la guardo en su mochila. Mientras se retorcía en su asiento en búsqueda de una cómoda posición para poder dormir bien y hasta que lo logro pudo caer en los brazos de Morfeo.
Lo que no sabía es que había emprendido un largo viaje a lo que podía ser su perdición o salvación.