Se encontraban sentadas en un restaurante de pollo con arroz hainanés.
A ratos intercambiaban miradas tímidas que a Sam le recordaban los primeros días de lo que alguna vez fue su relación. Mon bebía de una lata de cerveza, a pequeños sorbos, ahora mirando fijamente a la lampara roja que colgaba en la puerta de aquel lugar.
El silencio no era perturbador pero a Sam le resultaba ruidoso.
- ¿Por qué aceptaste venir a cenar conmigo? - habló con sincera curiosidad.
-Andaba con ganas de encontrarte, de encontrarnos - respondió Mon, sonriendo de lado.
-Poético , eh - dijo Sam con un tono sarcástico.
Mon comenzó a golpear con los dedos la mesa al ritmo de la música, sabía que a Sam probablemente le molestaría, quizás los años habían pasado pero seguían siendo ellas.
- ¿Sabes? Cuando las ví , me recordaron a nosotras , por eso acepté - Mon habló después de unos minutos, ahora mirándola fijamente, como si tratara de encontrar algo.
Sam sabía perfectamente a quienes se estaba refiriendo, eran dos jóvenes pasantes que recién habían empezado a trabajar en su empresa.
Miradas tímidas, caricias discretas, sonrisas amorosas, celos ocultos. Parecían haber compartido toda una vida juntas y no solo dos meses. Si Sam fuera un poco más romántica , diría que eran almas gemelas.
Si siguiera siquiera siendo un poco romántica , podría apostar que serían felices el resto de sus vidas. Pero la vida real no era un cuento de hadas y ella lo sabía perfectamente.
Ella sabía que estos tiempos eran mejores, habían avanzado aún más o al menos eso quería creer. Pero haber vivido lo que vivió , no le permitía pensar en finales felices.
El silencio, el maldito silencio, ese que años atrás la hundió, fue interrumpido por platos siendo puestos sobre la mesa.
- Carajo, no podías ser menos ruidoso - dijo con voz fría y una mirada asesina al mozo.
El chico que atendía solo atinó a hacer una reverencia a modo de disculpa y se retiró.
- Me recuerdas a la Sam de ese entonces, a esa chiquilla mandona, misma voz , misma mirada- acotó Mon, llevándose a la boca un trozo de pollo.
- Así me querías - respondió Sam sin pensarlo mucho.
Mon carraspeo un poco y decidió cambiar de tema.
- Encontré a Milk y Love en el almacén, no era el escenario más apto para un horario laboral que digamos - dijo pícara.
- No pensabas lo mismo cuando hacíamos algo más que besarnos en mi oficina - acotó Sam, tratando de molestarla.
Mon se sonrojo ante ese comentario, claro que recordaba esa época, más de lo que sobriamente quería admitir.
- Apuesto a que incluso ahora, si estuviéramos juntas, no solo nos encontrarían en el almacén- Sam le guiño el ojo a Mon. - Pues lo siento , pero eso no lo podremos comprobar - dijo Mon con un tono lastimoso y poniendo un falso puchero.
Para Sam, Mon ya no era aquella chica tímida que conoció, ahora la desafiaba cada vez que quería y eso le movía el piso , a estas alturas ya no se podía engañar a ella misma.
Sam, también sabía que lo que le propuso indirectamente era más probable ahora que antes. Mon había regresado por tiempo indefinido a Tailandia, después de divorciarse de Cait, una mujer inglesa de mirada imponente pero sonrisa encantadora.
Y por su parte, ella... Bueno ella no soportó mucho tiempo vivir en un matrimonio infeliz con Kirk. Después de 4 años se divorciaron por mutuo acuerdo, luego de un año recién le informaron a la abuela al respecto, ella falleció poco tiempo después, etapa en la que Sam no puede negar que Kirk fue un buen apoyo emocional.
Ahora después de casi 8 años, el hilo rojo las había vuelto a enredar.
- No me digas que ya hay un pretendiente - Sam siguió el hilo de la conversación.
- Uy, ¿celosa? - dijo Mon - quien diría que era yo quien sufría por pensar que podía no ser suficiente , sin mencionar todo el tema de la boda y Kirk.
- Sabías que la boda era inevitable , a pesar de eso no tenía ojos para nadie más que para ti - menciono un poco a la defensiva Sam.
- Eso si que lo comprobé, solo te pedía que no me dejes en ese momento, solo pedía un poco más de tiempo - Mon vio como Sam se congeló después de lo que dijo.
Ese día que la abuela apareció en el departamento de Sam, fue el día en el que se supone que todo terminó.
Rápidamente volvió a hablar , no quería arruinar la cena que estaban teniendo.
- Lo siento - hizo una pausa y tomó un sorbo de su cerveza- luego de pensarlo por mucho tiempo entendí que si no lo hacías en ese momento iba a ser más doloroso después, así que gracias , supongo- le dio una pequeña sonrisa.
- Yo debería ser quien lo siente, debí ser un poco más valiente- Sam estaba con los ojos vidriosos.
- A veces ser valiente no es suficiente y eso también esta bien - Mon acarició suavemente la mano de Sam que se encontraba sobre la mesa.
El tiempo se pausó. Decisiones diferentes hubieran llevado a otros resultados, quizás a resultados más deseados.
- Necesito salir a fumar- dijo Sam después de unos minutos.
Fumar , era un hábito del que Sam no estaba orgullosa pero que había cultivado algunas semanas después de terminar con Mon. Fumar, la hacía sentirse cálida incluso en las noches más largas, ante ausencias que pesaban.
Mon pagó la cuenta y compró un par de cervezas para el camino.
Caminaban sin rumbo fijo, en silencio pero con pensamientos ruidosos. Pararon en un pequeño malecón desde donde se podía ver el mar , la luna y las luces de una ciudad que parecía no descansar.
- ¿ Algún día lo podremos volver a intentar? - susurró Sam mirando la luna.
- ¿Por qué no? - respondió Mon.