27 de enero
Pour toi, ma chaton.
Me despierto y te miro dormir, siempre me levanto antes que tú y este día no es la excepción, me da tiempo de preparar tu sorpresa. Me encanta ver como tu cara se ilumina cuando ves tu pastel, y este año es una copia del auto de carreras de tu escudería.
Caliento el chocolate, pongo las velas en el pastel y veo que un par de brillantes ojos verdes me observan
—Kitty, ven gatita.
Nuestra peluda gata gris se acerca esperando algunas migajas, mientras su hermanita carey de ojos amarillos se sube a mi hombro y me ronronea.
—Haruka y sus gatos…
Equilibro la bandeja con el desayuno y la dejo en la habitación mientras aún duermes y Kitty, entendiendo hace lo suyo: cumple su función de despertador. Se sube a la cama, y pone la manito en tu nariz, maúlla y vuelve a darte pequeños golpecitos. Eso toma un rato, por lo que sin que Gölge deje mi hombro voy por el pastel y llego a tiempo para ver como Kitty comienza su concierto de maullidos que haces que abras los ojos y nos mires medio confundida para luego recordar que día es y tu rostro se ilumina con un gesto de felicidad máxima y te lanzas a abrazarme.
—Cumpleaños feliz, te deseo a ti, que los cumplas felices, cumpleaños feliz
Deposito un suave beso en tus labios por sobre el pastel y las velitas, te las quedas mirando y sé que estás pidiendo tu deseo justo antes de apagarlas con fuerza
—Ya, hecho.
—¿Pediste otra vez la paz mundial?
—¡Claro!
—Pensé que esta vez sería que te cumpliera una fantasía en la cama
—¿Para qué? Esas ya me las has cumplido todas
Decido ignorar eso último —¿Rebanada gigante?
—Yey, sí claro. –siento tus labios en mi mejilla mientras corto tu rebanada— ¿Por qué eres tan buena?
—Porque quiero que tengas un día memorable... aunque sea... algo pequeño.
—Michiru…. –Acaricias mi mejilla, me haces dejar lo que estoy haciendo para que te mire, me sonríes y siento tus labios sobre los míos en un suave y largo beso — Me basta con tenerte aquí.
Me das un beso de nariz y sigues comiendo tu pastel
—Es exótico... Jengibre, vainilla, naranja… está muy rico... te escuché hasta tarde en la cocina
—Eres la persona que más quiero en este mundo, quería que tuvieras un rico pastel, y un rico almuerzo y cena. –Veo como brillan sus ojos— Y eso no es todo —acaricio su mejilla— Hay un regalo para ti, mira en tu auto
De un salto se levanta y corre hasta la cochera dónde escucho un grito de alegría cuando ve su nuevo panel con reproductor de música, radio, GPS, cámara y otras características. Me abraza y se mece conmigo
— Michiru... no sé qué decir... Gracias —Sonríe y se gira hacia mi para tomar mi cintura y me da un largo beso— Gracias...
—Tranquila, este año no fue tanto, te he hecho regalos mejores.
—Michiru... sin darme nada de esto ya me habías dado algo que no olvidaré —me toma de la barbilla— A ti. Y eso, ya es demasiado. Más que cualquier otra cosa.
—¿Quieres hacerme llorar, no?
—No… Solo quiero que sepas que eres mi mejor regalo. Y que quiero pasar todo el día contigo.
Toma mi mano y me lleva adentro
—Quiero de ese pastel… pero comerlo desde tu pecho… —Me dice susurrando en mi oído y ya sé que no saldremos sino hasta mañana.