
Respuestas
El timbre de una casa se escuchó alrededor de tres veces, y detrás de la puerta se hicieron presentes los pasos y una voz de una mujer ya algo grande. –Ya voy. –llegó a la puerta y en un rápido movimiento la abrió. Se puso feliz, de inmediato una sonrisa se formó en su rostro.
-¿Quién es? –se escuchó la voz de un hombre un poco más grande que la mujer que provenía desde la sala, además de que se oía la televisión.
-Hola abuelita. –saludó y enseguida de eso abrazó a la mujer y ésta correspondió el abrazo apretándolo cariñosamente.
-Vamos, pásate. –le dijo. –Mi vida. –nombró a su esposo. –Tony vino a visitarnos.
En ese momento el hombre mayor se levantó del sofá y observó a su nieto, le sonrió y se acercó para saludarlo con un abrazo que el menor correspondió sin quejas. –Siéntate.
-Iré por galletas y leche. –dijo la abuela. –De seguro mi niño tiene hambre y no aceptaré un no por respuesta, estas muy delgado, le diré a Jarvis que te dé más comida.
El castaño solo se rio. –Gracias abuelita...
-¿Qué te trae por aquí? –preguntó el hombre mayor. –Por lo regular siempre vienen todos juntos a vernos, ¿Cómo está tú papá? ¿Y tú mamá? Y sobre todo ¿Cómo estás tú?
Ahí fue donde Tony se dio cuenta de que sus abuelos maternos no estaban enterados de lo que sucedió, de seguro les caería como agua helada enterarse de esta forma, y más porque creía que su madre estaría aquí, necesitaba hablar con ella, necesitaba sacar algo que le ha estado molestando desde que su padre se enteró.
-Venía a hablar con mamá... –le dijo a los ojos. –Pensé que estaría aquí...
El abuelo de Tony se percató de que la situación no estaba bien, algo había pasado, aun así decidió esperar a que Tony hablara. –De acuerdo, esperemos a tú abuela. –Tony solo le asintió.
Pocos minutos después la señora entró a la sala con una bandeja con galletas con chispitas de chocolate blanco porque sabía que eran las preferidas de su nieto, un vaso de leche y dos tazas de té. Dejó la bandeja en la mesita que estaba en medio de los sillones y seguido de eso tomó asiento. –Vamos Tony, come.
-Hay algo que debo decirles... –avisó el más joven, tomando del vaso. –Es serio...
-Te escuchamos. –respondió la mujer.
El Stark menor procedió a contarles todo a los papás de su madre, notó como sus rostros mostraban un signo de horror y de decepción, no creían a su hija capaz de lastimar a su propio hijo a tal grado. –Eso es todo.
-No puede ser... –la señora se tapó el rostro en frustración, ¿cómo era posible esto?
-¿Qué hicimos mal? –se cuestionó el hombre. –Lo siento mucho... –se disculpó con su nieto, su mirada era triste y arrepentida como si ellos tuvieran la culpa.
-No es su culpa. –se apresuró Tony, apretando levemente el vaso.
-No creo que hayas solo venido a decirnos eso ¿Verdad? –preguntó la señora recuperándose de todo lo que había escuchado. –Hay algo más ¿cierto?
-Sabes que puedes decirnos. –apoyó el hombre siendo comprensivo, María era su hija y la amaban pero eso no quitaba el hecho de que todo lo que le hizo a Tony estaba muy mal, por eso no regresó con ellos, si la llegaban a ver hablarían muy seriamente con ella, aunque ya ni caso había.
-¿Quién es Alexa? Hubo varias veces en que mamá me llamó así.
Los dos adultos se miraron entre sí y suspiraron tristemente, sabían que tarde o temprano la pregunta llegaría. –Es tu hermana mayor... bueno era... –dijo el abuelo.
-¿Mi hermana? –se confundió Tony.
-Antes de que María quedara embarazada de ti, primero se embarazó de Alexa... sin embargo murió dentro del vientre. –mencionó la mujer con tristeza.
-Papá nunca me dijo nada...
-No lo sabe. –se apresuró en contestar la abuela. –Todo eso pasó cuando tu padre fue a un viaje de negocios, nosotros cuidamos de María cuando le extirparon el feto.
-Nos pidió que no mencionáramos nada... que eso destrozaría a su esposo... aunque ya es su exesposo. –finalizó el abuelo.
-Tres o cuatro años después de lo del aborto, llégaste tú al mundo. –con nostalgia la mujer observó a su único nieto.
-Ya veo... –el castaño bajó la mirada algo triste, ahora entendía muchas cosas pero no entendía el hecho del por qué le odiaba, tal vez nunca superó su primera perdida, tal vez ella ya no deseaba más hijos.
-En fin... ya no hay que recordar cosas tristes. –suspiró el abuelo recargándose en el sofá y tomando de su taza de té tibio que ya se había enfriado por la conversación.
-Bueno... –el menor los miró a ambos. –Hay algo más que debo decirles.
-Dime Tony. –la abuela habló con un tono de voz cariñoso.
-Si llegan a ver a mamá díganle que... –inhaló profundo. –Díganle que no la odio por lo que hizo, que no le guardo rencor y que a pesar de todo sigue siendo mi mamá y la quiero... –sonrió como si se quitara un peso de encima.
-Tony... –la abuela sin pensarlo se levantó y abrazó a su nieto. –Tienes tan buen corazón... no dudes que te quiero...
-Me alegro de tener un nieto como tú, Tony... –el abuelo sonrió. –Estamos orgullosos de ti... de eso no lo dudes y te pedimos perdón en nombre de nuestra hija.
-No te preocupes abuelito. –el menor le sonrió. –Yo también los quiero...
Regresando a la mansión Stark, Howard estaba hecho un desastre, habían salido a buscar a Tony y no obtuvieron ninguna pista además de que no contestaba el celular, cuando regresaron de nuevo a la mansión, todos estaban más alterados, sobretodo tenían miedo de que ese pervertido haga de las suyas.
-¡No está por ningún lado! –caminaba de un lado a otro. –¿¡Por qué no me dijo nada!? ¿¡Y si le pasó algo!? –Howard estaba que golpeaba lo primero que veía.
-Señor, creo que debe de calmarse...
-¡No puedo calmarme Jarvis! Es la primera vez que hace algo como eso...
Steve y Bucky siguieron intentando con el celular pero se quedaron en shock con lo que vieron y es que no se lo esperaban, de hecho nadie se lo esperaba. –Wow... –dijeron los dos fortachones al mismo tiempo.
Se preguntaran qué pasó, simple, Howard no dejaba de estar alterado tanto que sus pensamientos se hicieron torpes, el mayordomo ya se estaba hartando de aquello, así no iban a resolver nada y mucho menos encontrar al señorito. Jarvis se acercó hasta el pelicafé, lo sujetó por los hombros y le dio vuelta para que quedaran de frente luego de eso le dio un beso en los labios al más bajo.
Solo fueron unos segundos hasta que por fin se separaron, Howard estaba en shock, no se esperaba eso y menos en una situación como esta, todo fue tan rápido que ni tiempo de confundirse tuvo. –¿Jarvis?
-Me alegra que ya esté más calmado. –contestó el mayordomo alejándose de él.
Steve y Bucky no sabían qué hacer en ese momento, su suegro estaba muy confundido y alterado, Jarvis lo había besado y ellos fueron testigos de todo. –A mí se me hace que éstos dos van a terminar juntos... –añadió el castaño.
-Tienes toda la razón, tienen pinta de que se gustan pero no lo saben... –apoyó el rubio estando al lado de su amigo.
Su mente se volvió un caos, ¿qué acaba de suceder? Como sea, ya después trataría ese tema, primero tenía que encontrar a su bebé, pero vaya cosas le estaban sucediendo, sacudió su cabeza y decidió volverle a marcar a su hijo, si no contestaba esta vez iba a marcarle a toda institución de seguridad tanto pública como privada.
El teléfono sonó una vez, dos veces, tres veces hasta que finalmente contestaron la llamada. –¡Tony! ¿¡Dónde estás!? ¿¡Estas bien!? –ni siquiera dio tiempo de que la otra persona respondiera cuando ya estaba haciendo otra pregunta. –¿Qué? –atrajo la atención de los presentes. –Si... muy bien, no se preocupe, lamento los problemas... si... en este mismo momento voy para allá... –colgó el teléfono.
-Señor Stark... –habló Steve.
-¿Qué pasó? –le siguió Barnes.
-¿Está bien? –cuestionó Jarvis.
-Ya sé dónde está Tony... –suspiró Howard de alivio. –Está con sus abuelos maternos... iré por él, si quieren pueden esperarme aquí. –salió de la casa, supusieron que quería ir solo.
-¿Anthoska está en problemas?
-Es lo más seguro... –respondió Steve.
-Prepararé la cena... –suspiró Jarvis. –Pueden esperar en la sala si gustan.
Minutos antes de que Howard marcara el celular
-¿Te quedarás a cenar? –preguntó la señora.
-No creo, ya son las 7 pm... pero puede ser otro día...
-Que pena Tony. –habló el hombre. –Pero vienes otro día a visitarnos.
-Sí.
-Tony, vamos a la cocina si no te vas a quedar entonces llévate el resto de las galletas para el camino. –sugirió la señora caminando a la cocina seguida por el menor.
El Stark menor había dejado su celular en la mesita y no lo había revisado por lo que no se dio cuenta de todas las llamadas perdidas ni de los mensajes que le habían enviado, fue entonces que el celular de Tony comenzó a vibrar y encendiéndose la pantalla dando a entender que le llamaban.
El abuelo vio la pantalla del celular ajeno y en él estaba escrito "Papá" así que supuso que le estaban llamando, iba a hablarle a su nieto para que contestara pero decidió contestar él solo para saludar a su exyerno. El problema era que no sabía cómo hacerlo, hasta que finalmente descubrió la forma. –¿Bueno? –habló pero de inmediato escuchó como el padre de Tony gritaba. –¿Howard? ¿Eres tú?, perdona por contestar el teléfono de Tony, pero pensé en saludarte, Aquí está Tony... está con la abuela... muy bien, aquí te espero.
Tony y la abuela regresaron a la sala. –Gracias por todo pero ya me tengo que ir...
-Tony, tú papá acaba de hablar, no te preocupes él va a venir a recogerte.
-Hay Dios... –tembló el menor. Había sido descubierto.
-Por como escuché a tú papá debo suponer que viniste sin avisar... ¿cierto?
-Eh... –jugó con sus dedos el más bajo. –Sí... me va a regañar como aquella vez en que me fui con un desconocido solo por dulces...
-Debiste avisarle. –regañó la mujer.
Pasó alrededor de una hora cuando el Stark mayor llegó, tocó la puerta y en cuanto el abuelo la abrió y le dejó pasar buscó a su hijo con la mirada, en cuanto lo vio se acercó hacia él y lo abrazó demostrándole lo tan preocupado que se encontraba, se separaron y los ojos del pelicafé se agudizaron. –Tú y yo hablaremos muy seriamente jovencito...
Tony tragó saliva, cuando su papá se lo proponía podía ser muy aterrador. –Es-está bien...
-¿No gustan quedarse a cenar? –ofreció la mujer.
-No gracias... ya es tarde... perdonen las molestias. –respondió Howard. –Pero ya nos vamos.
-No lo regañes mucho Howard. –y como siempre los abuelos salieron para defender al nieto. –Solo nos vino a decir unas cosas... además es buen niño.
-De acuerdo, otro día vendremos a visitarlos. –ambos Stark salieron de la casa y se subieron al auto.
-Cuídate mucho Tony. –se despidió el hombre mayor.
-No se te olvide comer bien. –de igual forma se despidió la señora. Notaron como Howard estaba enojado y por ello no se detuvo a platicar con ellos o simplemente no quería verlos.
El auto arrancó y el ambiente dentro del coche se había tornado incómodo, el menor decidió dar el primer paso antes de que su papá comenzara a regañarlo. –Perdón si te asusté papá...
El castaño notó como su padre apretaba el volante. –¿Por qué no me avisaste que ibas ir a verlos? ¿Por qué me mentiste? –Sí, sin duda estaba enojado.
-Necesitaba hablar con mamá... pensé que estaría ahí... y creí que no me dejarías ir a verlos o hablar con ella...
-Te hubiera acompañado ¿sabes?
-Lo siento papá...
-Nos preocupaste ¿Te das cuenta de eso? Pensamos que te había pasado algo... ¿Qué no te pusiste a pensar en nosotros? Tony no estoy enojado porque fuiste a hablar con ellos, estoy enojado porque me mentiste, ¿Y qué si te hubiera pasado algo? Ni siquiera sabríamos donde estarías y no podríamos ayudarte, ¿y si María te lastimaba? Por Dios Tony, date cuenta de lo que hiciste...
-No lo volveré hacer... –bajó la mirada el menor. –No quería preocuparte, pero tenía que hablar con ella... pero los abuelos dijeron que no sabían nada...
Howard inhaló profundo tratando se calmarse, no quería alterarse de nuevo, está bien, estaba enojado con Tony con lo que hizo pero el enterarse que estaba sano y salvo podía más con él. –No me interesa donde esté esa mujer, Tony, ni siquiera puedo verla en pintura por todo lo que te hizo...
-Papá...
-Ahora dime de que querías hablar como para ir a buscar a María.
-Necesitaba respuestas... saber por qué me detesta, solo quería saber eso... y decirle que no la odio... –bajó la mirada el menor. –Yo... realmente lamento haberlos preocupado...
-Muy bien... –el pelicafé suspiró un poco más aliviado. –No quiero que vuelvas a buscar a tú madre, al menos no solo ¿Entiendes?
-De acuerdo...
-Por cierto, estás castigado... no entrarás a tu taller por una semana. –Howard sabía dónde darle a su hijo donde más le dolía, si era como él, sabía que su taller era su peor debilidad.
-Pero...
-Sin peros, ya tomé mi decisión y no te quejes o subiré tú castigo a un mes. –su tono de voz era ya más calmado. Tony solo se limitó a asentir.
Cuando llegaron a la mansión, Howard les explicó a los presentes lo que había pasado y lo que Tony había hecho. –Me alegra que esté bien señorito pero por el amor de Dios no lo vuelva a repetir... –lo abrazó.
-Por Dios Tony. –dijo Steve ya más calmado. –Realmente me preocupaste...
-Te estas volviendo rebelde Anthoska... –añadió Bucky con una sonrisita. –Me gusta tu lado malo... –susurró para sí mismo.
-Perdonen por preocuparlos, de verdad. –finalizó Tony.
-Y no olvides que estás castigado. –añadió Howard, posicionándose al lado del mayordomo.