Young Peculiar

Young Avengers (Comics)
F/M
M/M
G
Young Peculiar
author
Summary
Solo una pequeña adaptacion de la PELICULA de 'Miss Peregrine's Home For Peculiar Children a los young avengers, con teddy como el prota, Billy como alguien muy liviano, y si quieres saber el resto tendras que leer.Only a small adaptation of the film of 'Miss Peregrine's Home For Peculiar Children to the young avengers, with teddy as the prota, Billy as someone very light, and if you want to know the rest you will have to read.
Note
Ni los personajes, ni el universo me pertenecen, solo la locura.
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Chapter 1

Teddy:

Durante mi infancia, el abuela Sara Altman era la persona más increible y genial que conocía. Ella era la abuela materna, mi madre se llamaba Anelle, agente inmobiliaria y mi padre Marvel y era un militar jubilado de antemano por las secuelas del cancer que lo atormento años atras, que ahora pasaba sus dias observando aves y trabajado voluntariamente en un museo militar. En mi familia habia esta tradicion de llevar los apellido de nuestras madres por lo que mi nombre era Teodore Rufus Altman.
Cuando tenía seis años decidí que quería ser un explorador como mi abuela. Élla me animaba pasando las tardes a mi lado, cuando nadie podía hacerlo, encorvada sobre mapas del mundo, planeando nuestras expediciones imaginarias y marcando rutas con chinchetas rojas. Me mostraba fotos sobre niños con los que vivió, ella decia que eran como sus hermanitos menores y ella los habia querido un monton, las fotos eran de unos atrapantes tonos monocromaticos y yo pasaba los dedos, trazando las formas con reverencia.

Para ese entonces yo ya era fan de los superheroes, a veces cuando estaba solo, dibujaba a los niños de las historias con atuendos de los vengadores o los x-men, mis favoritos, incluso una vez, me pase todo un tarro de pintura verde encima y les dije a mis padres que tenia una habilidad peculiar, como la abuela, mi mama se enfado mucho, ella y la abuela no se dieron revancha esa noche.

Aun asi, eso no logro que cesara mi cariño y lealtad a la abuela. Ella era mi idola por lo que me sentí estafado cuando comprendí que la mayoría de las mejores historias de la abuela no podían ser ciertas. Los relatos más fantásticos giraban siempre en torno a su infancia, ella era de origen polaco, pero a los doce años la enviaron en barco a un hogar para niños en Londres y a los dieciocho a uno en Gales. Cuando le preguntaba por qué sus padres la habían alejado de ellos, su respuesta era siempre la misma: los monstruos iban tras ella.
Polonia estaba repleta de monstruos.
—¿Qué clase de monstruos? —preguntaba yo, con los dedos cosquilleando de emoción, ello se convirtió en una especie de rutina.
—Unos terribles, largos y feos, sin ojos —contestaba—. ¡Y tenían tentáculos con los que te perseguian así! Y me perseguía arrastrando los pies como si caminara en la luna y yo huía riendo.

Nos aferramos a nuestros cuentos de hadas hasta que el precio se vuelve demasiado alto, que fue cuando teníamos que dar una clase acerca de las vidas de nuestro pariente favorito, y por supuesto yo hable de ella. Ese día no entendí porque todos se reian de mi, pero si se que fue muy vergonzoso. La maestra hablo con mis padres, y ellos decidieron y a por el problema, no reproche. A parecer todos eran secuelas de demencia que la abuela interpretaba para superar su tiempo como enfermera militar en la segunda guerra mundial. Mis papas me explicaron que ella habia visto cosas horrendas, pero no eran mounstros deformes, si no hombres y maquinas.

Dejé de pedir a mi abuelo que me contara historias, y creo que secretamente se sintió aliviado. Una atmósfera de misterio rodeó los detalles de sus primeros años. No curioseé.

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