EL REY LOCO

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EL REY LOCO
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Cinco años

Brunilda amó las bebidas, ya no se consideraba una valkiria, tampoco quería ser la única en todo el universo. La muerte de sus hermanas la tomó como su propia culpa, y por eso de deshizo de su traje, ni siquiera viajó en busca de otro caballo alado. Además ya no tenía a nadie a quién defender, aparte de Loki.

Desde la muerte del rey loco, todos los reinos renunciaron a volver a arrodillarse ante los reyes de Asgard. La ciudad dorada no tenía un solo aliado, no tenía a nadie. Esto porque hasta los mismos asgardianos, en su mayoría, se habían mudado a otros mundos, a donde sea que no pudiera recordarles las mentiras en las que vivieron. Muchos, muy dentro de sus corazones, se sintieron cómplices indirectos del ex regente.

—Ya quita esa cara —Brunilda reprendió a Thor, ya que se ponía entre molesto y triste al saber que Loki seguía sin querer verlo. Ni siquiera de dignaba en enviarle algo.

Brunilda le informaba todo a Thor, el cómo estaba Loki. Y a Loki no le importaba si se estaba hablando de él, porque al igual que Thor, también esperaba que Brunilda le contara qué fue ahora lo que Thor le enviaba o le escribía.

—Ya casi puede escribir bien —contó Brunilda—, pero leer le da bastante bien. Con tu última carta dijo que eres algo arrogante y, te saltas signos de puntuación.

Habían pasado dos años en que los dos príncipes, no, reyes, se separaron sin un solo adiós. Cada uno trataba de vivir sin recordar el pasado, pero solo uno de ellos la pasaba fatal.

—Aún lo encuentro lejos de su nuevo hogar. Los jötnar pueden interrumpir su área personal que escogió de todo Jotunheim. —Brunilda sabía que Loki necesitaba de Thor, quiso sugerir sobre ello pero Loki era terco, él quería estar solo. —Lo encuentro llorando en silencio, nadie sabe por qué, nadie entiende qué es lo que lo atormenta, aún. Otros están convencidos que extraña a… él. Cuando me ve, a veces se limpia las lágrimas con torpeza u otras veces me ignora y sigue derramando lágrimas sin decir nada.

Si Thor viajaba a Jotunheim, Loki lo mataría. Estaba prohibido que alguien más pisara su mundo. Para Loki los jötnar eran los únicos en quienes podía confiar aparte de Brunilda, y a pesar de ser gigantes y casi silenciosos, Loki se llevaba mejor con ellos. Y ellos aceptaban a Loki, aunque hubiese matado a su predecesor, y ellos trataban de no sentir lástima por él como otros. Tal vez por eso a Loki les agradaba más.

Cuando Brunilda se marchaba, Thor no sabía cuántos meses tendría que esperar para saber de Loki, pero de todos modos aprovechaba con Brunilda enviarle cartas o algunos detalles, aunque a veces se arriesgaba en abrir el Bifrost para enviar tan solo algo y cerrarlo rápido, sin que nadie pisara esas tierras. Y cada día se preguntaba si llegaría el momento en que Loki le respondería sus miles de cartas, pero cada ver parecía imposible.

Un año más tarde, Brunilda le contó a Thor que Loki tenía tres hijos con una vanir llamada Angrboda.

A Thor casi se le salen los ojos de las cuencas ante tal noticia. Él amaba a Loki a pesar de solo haberse besado una sola vez y no haberle dicho siquiera algo bonito, y los celos lo quemaron.

En tan pocos meses Loki había logrado tener tres hijos, Brunilda no dijo más porque Loki le había prohibido hablar demás.

—Angrboda es una bruja malvada, pero le ha ayudado mucho a nuestro amigo con su magia y cada vez es mucho más poderosa.

Brunilda no paraba de hablar de Angrboda  mirando sin disimulo a Thor, divirtiéndose ante los gestos de molestia que éste ponía ante el nombre. Quería decirle la verdad pero pensó que solo Loki podría hacerlo. Porque sabía que algún día volverían a verse.

—Supongo que, aparte de ser malvada, es muy hermosa esa tal… Álgebrada.

—De hecho, es rubia —bromeó la mujer ganándose una mirada molesta de Thor —, bueno, es una mujer muy… interesante. Me agrada y desagrada porque ahora Loki pasa más tiempo con ella.

Thor dejó salir un suspiro con triste, sintiendo un poco feliz, después de todo tal vez Loki sí había logrado enamorarse y estaba viviendo la vida que le fue arrebatada. De todos modos no aceptaba que Loki pudiera tener ya tres hijos (quizás trillizos), era muy joven.

—Ah, lo olvidaba. Loki ha escrito muchas cartas, pero ninguna para ti —Brunilda carcajeó ante la expresión de Thor. —Pero sospecho que pronto recibirás una. Su letra es muy hermosa. Y si ha envidado cartas fueron para rechazar a muchos mundos que quieren tener una alianza con Jotunheim, además de que le invitan a tantas fiestas. Loki no quiere ser el rey a quien lo nombre el Padre de Todo, para él ése eres tú. Aunque no lo menciona seguido, Jotunheim es tuyo. Loki confía en su gente y en nosotros. Tal vez no en tu gente pero sí en nosotros.

—Pero antes de irse, él rompió la tregua que teníamos —recordó Thor.

—Y la volvió a unir, Thor. Entiende que estaba en una difícil situación en ese momento. Y por cierto, aunque te parezca difícil creer, a Loki también le gusta escuchar de ti. Él guarda muy bien todas tus cartas.

Thor sonrió como un chico enamorado, sintiéndose muy feliz. Y esperó pacientemente.

Y pasaron otros dos años, y entonces Thor recibió la carta que Brunilda estaba segura le llegaría un día.

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