"Puedo Amarte Todo El Día"

Marvel Cinematic Universe DC Extended Universe Wonder Woman (Movies - Jenkins)
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"Puedo Amarte Todo El Día"
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Summary
Un avión cae inesperadamente en las amplias aguas de una discreta isla y la princesa de dichas tierras no pierde tiempo en ir a averiguar de qué se trata. Absolutamente no veía venir lo que le traería el destino al momento de acudir al rescate de un hombre.Dos extraños que se unen por una misma causa y los mismos ideales, descubrirán en su trayecto que en realidad no son tan diferentes como pensaban.La travesía llena de aventuras, emociones y sentimientos que ambos enfrentarán será inolvidable.
Note
Buenas, buenas.Bienvenidos, debo admitir que esta es mi primera historia de superhéroes y la quise hacer de mi segundo ship favorito uwu. Algo impopular lo sé pero los amo juntos y son superiores. <3333Quisiera decir que esto está inspirado más que nada en las primeras películas de cada uno de ellos, al igual que su aspecto.Y habrá partes que sufran cambios para que encaje con mi narrativa. :)Creo que el nombre es re cursi pero tiene la esencia de los dos tórtolos y a lo mejor lo cambio, quién sabe.En fin, espero que les guste y que salga como me lo imaginé porque en mi cabeza era épico xdd.Gracias por leer y disfruten del cuento este.
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Chapter 8

VIII

Madre e hija sostuvieron miradas, ambas a espera de lo que la otra haría, la más joven terminó cediendo pues no quería desafiar a la matriarca. Con la cabeza baja hacia sus pies y sintiendo los ojos de su acompañante encima quien ahora estaba a su lado y no más en el bote , luego de un breve rato finalmente alzó la vista y le dedicó un gesto tranquilizador al rubio, en el rostro de él se leía que comprendía y que se haría cargo mientras ella regresaba por lo que sacó del mar la nave marítima. Diana se dirigía a su mamá a un ritmo constante con los brazos a sus costados, por su parte Hipólita hacía lo mismo, bajó de su caballo y también Antíope que ordenó a sus guerreras aguardar. Llegaron a un punto medio, lo suficiente para que los presentes fueran capaces de oír todo, eso no importaba ya, lo que sí era resolver los conflictos que venían teniendo desde hace mucho tiempo.
-No me puedes detener madre, puedes decir lo que quieras y aún así haré lo correcto: detener a Ares, pelear por aquellos que no pueden pelear por sí mismos, ayudar y acudir donde me necesiten.- la castaña esperaba que eso sirviera. -Lo sé.- el tono tan calmado y expresión resignada de la mayor tomaron desprevenida a la Princesa sin embargo todavía no terminaba. -Pero hay tanto que no entiendes.- pronunciaba con lágrimas contenidas en sus ojos. -Entiendo lo suficiente.- dijo de vuelta su hija. -Sabes que si eliges irte puede que nunca regreses.- no fue una pregunta; la Generala robó la palabra a su sobrina. -Creo que ya es hora de hablar con la verdad hermana.- Antíope nunca quitó la mirada de la Princesa al mismo tiempo que se aproximaba hacia ellas posicionándose detrás de Hipólita. La joven con la boca entreabierta y su entrecejo fruncido veía a sus familiares en espera de obtener respuesta, en su mente surgía un incontable número de preguntas, el pánico también estaba presente pero su semblante como de costumbre no lo reflejaba más no aguantó. -¿A qué te refieres tía? ¿Acaso me estuvieron mintiendo acerca de algo desde siempre?- aunque su voz era pasiva los ademanes que hacía delataban su ansiedad.
-Mi niña, no es fácil ahora decirte esto y me estuve preparando porque sabía que este día llegaría sin embargo no lo creí tan pronto. Tú te distingues de los demás debido a que no naciste como las otras guerreras, tú eres hija de Zeus por tanto posees ciertos rasgos y aptitudes que lo caracterizaban. Él aisló Themyscira después de derrotar a Ares para que cuando llegaras estuvieras a salvo rodeada de gente que te quisiera y te protegiera porque sabía que su malvado hijo volvería tarde o temprano y nosotras teníamos que estar listas para eso, tú hija mía eres su última creación y la única que puede destruir a Marte de una vez por todas. Yo viví asustada de que un día crecieras y te marcharas, no quise esconderte nada pero no quería enfrentar a la realidad de que fuiste hecha para salvarnos por esa razón te conté cosas horribles del mundo afuera, para que te quedaras y no expusieras tu vida al peligro y que tu hermano te encontrara ...Al fin llegó el momento de que hagas tu vida y estamos conscientes que sabrás cómo hacerlo.- la castaña procesaba la información que acababa de recibir ni siquiera sabía cómo sentirse al respecto. -Por favor Diana comprende a tu madre, ponte en sus zapatos. Ella quiere lo mejor para ti, siempre ha sido así aunque eso la haga ver una estricta y controladora, debes darle crédito pues nunca se opuso a tu naturaleza y concedió el que te convirtieras en la guerrera que estabas destinada a ser. Está muy orgullosa y te ama con toda su alma.- la Reina con sus ojos agradeció a la Generala por tan bello discurso y no ocultó su sorpresa cuando sintió un cuerpo contra ella y brazos rodeándola con fuerza, fue la respuesta de su hija, no dudó un segundo en devolver el abrazo. Era una imagen en verdad conmovedora, las dos Amazonas fundidas en un apretujón con la más joven recargando su cabeza en el hombro de la matriarca quien a su vez acariciaba su cabello suavemente. -Gracias mamá.- pronunció sollozando su heredera al separarse. Hipólita sosteniendo el rostro de la contraria y limpiándole las lágrimas habló. -Mi más grande amor hoy eres mi más grande tristeza. Sé en mi corazón que nos vamos a reunir y me contarás todas tus hazañas y experiencias, las buenas y las malas. Ve a salvar el mundo y cuídate mucho.- besó su frente.
Con una ligera sonrisa en los labios Diana asintió y replicó no sólo a su madre sino a toda Amazona presente. -Lo haré ...Adiós.- dió media vuelta y se dirigió hacia el mar.
-¡Espera!- volteó y se detuvo al observar a Antíope quien iba deprisa hasta ella y cuando la alcanzó retiró su tiara de la cabeza y se la ofreció. -No puedes irte sin esto.- con ojos ampliamente abiertos su sobrina veía el objeto al mismo tiempo que negaba con la cabeza y la boca. -No, no, no puedo, te pertenece y se debe quedar contigo.- con lo necia que Diana era la Generala recurrió a su voz y mirada firmes, así si la recibiría. -Es una orden soldado. Acepte el obsequio, lo merece.- la joven dejó de protestar y tomó la tiara de las manos de la contraria, acto seguido fue colocarla en su propia cabeza. -Se lo agradezco Generala.- ambas se sonreían tiernamente y se tomaron de la manos, podría decirse que los ojos de la mayor se humedecieron por la mujer fuerte que tenía en frente pero como no le gustaba ser expresiva se despidió. -Ya vete, o harás que cambiemos de parecer.- soltó sus manos no sin antes darles un apretón y la guerrera retomó su camino en dirección a su transporte.

Steve se mantuvo prudente después de todo se discutían asuntos familiares, era sólo un espectador más y aún así se sintió intrusivo pero le alegraba que pudieran irse con el consentimiento apropiado. Aún no asimilaba que todo lo que acaba de descubrir fuera real, lo que había aprendido de otros Dioses que no fueran el suyo los respetaba si, pero los creía un mito hasta ahora. Entendió que no debe adelantarse a juzgar y mantener la mente abierta para con cualquier tema.
Con la Princesa yendo de vuelta él no demoró en empujar la barca hacia las aguas con ayuda de las olas y lo retuvo ahí hasta que ella se acercó, esta vez la dama abordó primero. El Capitán enredaba los cabos sueltos antes de subirse y echó un vistazo a la playa, resultó que el ejército seguía ahí, conectó su mirada con la de la Reina, Steve educadamente realizó una pequeña reverencia y una seña con la mano como símbolos de agradecimiento y despedida, por increíble que parezca ella dió un asentimiento junto con una sonrisa sin mostrar los dientes. Rogers trepó a la cubierta de la embarcación y ocupó su lugar al lado de Diana emprendiendo su viaje.
Después de remar los dos por un rato la Amazona maniobraba el timón con facilidad y por la expresión en su rostro sabía muy bien lo que hacía. -Parece que conoces el camino a nuestro destino.- la miró de reojo el rubio no negaría que estaba sorprendido. -Y no te equivocas, estudié durante demasiado tiempo cómo salir de la isla para llegar con los mortales.- él no se quedó con las ganas de expresar su sentir y aclaró su garganta. -Si me permites pienso que eso fue conmovedor, el que te hayas arreglado con tu madre, digo es alentador que pudiste irte con todo aclarado.- en el rostro de ella se dibujó una sonrisa. -Gracias por decirlo, yo también lo pienso y sí, mi cabeza me estuviera reprochando de haberme marchado así como así.- Diana quiso continuar charlando pero el muchacho cambió el tema. -Tengo comprendido que nos dirigimos a mi Tierra como tú le dices pero exactamente no he mencionado hacia dónde tenemos que llegar.- él esperaba su respuesta de brazos cruzados casi angustiado si supiera en qué parte se ubicaban en específico podría empezar desde ahí y guiarse sumando el hecho que su preciada brújula no quiso cooperar; una voz lo sacó de sus pensamientos. -En la escotilla a tu costado si no mal recuerdo hay diversos mapas, por favor busca el que nos lleve donde necesitamos.- Steve no tardó en obedecer y sabía muy bien cual planilla encontrar. No sabía por qué pero presentía que su gente permanecía ahí, sería absurdo pensar que tal vez lo estaban esperando y seguramente sólo hacían su trabajo pero fue el último lugar donde estuvieron juntos.- al tenerlo en sus manos sonrió y lo enseñó a la chica. -Suiza, entendido.- dijo ella apartando su vista del camino para dirigirla al rostro de él quien respiró profundo y volvió a su asiento.

Transcurrió más o menos una hora desde que salieron de Themyscira, la Princesa consideró justo descansar y ajustó el timón y las velas de tal manera para que siguiera la trayectoria deseada, calculaba que llegarían a tiempo para el amanecer y podrían ponerse en marcha una vez en tierra firme. Fue por las mantas que había empacado y las repartió con el soldado, había un poco de niebla pero nada serio; encontró el sitio más acogedor y preparó una cama improvisada, tomó prestado un costal para colocar su cabeza ahí. Antes de acostarse observó al joven detrás de que se entretenía con los demás planos enseguida de él las frazadas aún dobladas, en ese instante los apartó para mirarla. -Creo que es el momento apropiado para que me digas qué está ocurriendo, qué hay detrás de todo lo que se vive entre los países porque usted sabe más de lo que le gustaría aparentar señorita.- Steve sentado cruzó sus piernas y entrelazó sus manos, relajado para lo que estaba a punto de oír. Ella se posicionó frente a él, a estribor y recargó ambas manos en la borda, con vista al frente sin mirar algo en realidad comenzó con el relato.
-Hace miles de años cuando Zeus creó a la humanidad a Ares, su hijo no le agradó la atención que los humanos recibían y se puso celoso de ellos, de su naturaleza buena y porque consideraba que su existencia arruinó el planeta así que corrompió sus corazones causando una guerra interna para destruirse entre ellos. Ares un Dios Olímpico asesinó a los que eran como él después de que ellos se pusieran del lado de la humanidad y dieran vida a las Amazonas, alcanzó a herir a su padre quien lo desterró del Monte Olimpo ...Ahora con lo que sabemos puedo agregar a la historia que Zeus, mi padre me engendró con Hipólita, Reina de las Amazonas y después se enfrentaron en la batalla definitiva, Ares fue obligado a retirarse por graves heridas mientras que Zeus con su último aliento creó Themyscira como refugio para nosotras ante la ira de su hijo.- hubo un silencio prolongado pero no incómodo hasta que el rubio dijo algo
-Vaya. Entonces por lo que entendí tú sugieres que Ares volvió como estaba previsto y que la Guerra Mundial es a causa de él ¿Cierto?- Diana asintió frunciendo sus labios. -Y ¿cómo fue enterarte de que eres hija de Zeus y que de algún modo estás relacionada con el Dios de la Muerte?- el soldado tenía curiosidad por saber qué rondaba por la cabeza de su compañera después de dicha revelación. -Si te soy sincera fue liberador, no me causó tanta impresión porque algo en mí me decía que tenía una conexión con ellos. Durante gran parte de mi existencia la sentí incompleta y que yo estaba aquí para algo más ¿sabes? Y por años me dediqué a entrenar y convertirme en la mejor guerrera pero ¿con qué propósito? No fue hasta oír la verdad que todo en mi entorno cobró sentido y que finalmente cumpliré mis objetivos.- él escuchaba atento y cada palabra. -Podría decirse que toda tu vida has estado preparándote justamente para este suceso.- mencionó convencido Steve y la Amazona coincidió. -Si, pero también hay más factores como mi interés en la raza humana y todo lo que tenga que ver con ella, su protección y yo deseando tanto probarle a mi madre que se equivocaba y que la bondad abunda más que la maldad en cualquier lado ...O el que tú precisamente, un soldado de la guerra que se veía venir haya logrado encontrar Themyscira y comunicarnos lo que sucede allá. No es mera casualidad, ya estaba escrito y es necesario que sepas que sin tu hazaña esto no sería posible. Aparte no creo que Schmidt haya encontrado el Teseracto solo, a menos que contara con información privilegiada sobre su paradero y alguien como Ares sabe de esas cosas.- aunque seguía escéptico sobre si los hombres más peligrosos actualmente eran simples peones el Estadounidense agradeció el reconocimiento de Diana ya que él aseguró que haría lo mismo por el apoyo que ella brindaría en la batalla más difícil.
Después de eso ella ahora sí fue a donde estaba su lugar de descanso. -Lamento no haber traído algo para comer, debes estar hambriento Steven.- pronunció con un gesto apenado, él rápido la miró y apaciguó el ambiente.
-Descuida yo puedo resistir sin alimentos más tiempo que un hombre común.- la castaña no lucía impactada sino curiosa. -Cierto, iba a preguntarte acerca de eso. ¿Por qué parece como si fueras un súper humano? Sobreviviste a una caída desde muy alto, tu herida sanó demasiado rápido para mi gusto y no has ingerido nada desde que despertaste y eso fue hace varias horas. Hay algo distinto en ti. Cuál es tu historia.- El Capitán veía venir este cuestionamiento tarde o temprano por parte de la guerrera y si planeaba contarle no sabía en donde comenzar. El principio sonaba bien.
-No siempre fue así, hace poco tiempo que tengo este cuerpo y todas las habilidades que incluye. Yo nací y crecí muy enfermizo, mi sistema era en serio débil y nuestra imposibilidad para pagar medicamentos y tratamientos me garantizaba una vida corta. Fue gracias a mi mamá que era enfermera, mi mejor amigo Bucky y su familia que nos ayudaba cuando podían que poco a poco superé las enfermedades que me impedían vivir sin complicaciones.
Cuando tuve la edad suficiente mi deseo era enlistarme en el ejército de Estados Unidos e irme a combatir la guerra a pesar de mi físico poco favorable, mi mamá, Sarah me habló de mi padre quien se fue a pelear por la nación en la Primera Guerra Mundial sin embargo murió allá antes de que yo naciera. Yo tenía claro lo que haría y ya había hablado con Bucky sobre eso y acordamos en ir juntos a pelear, mi madre no estaba feliz con mi decisión pero me apoyaba. Yo ...- hizo una pausa al notar que la Princesa se movía, sólo se recostaba y él se percató que aún no alistaba su cama, por lo que en el sitio donde estaba comenzó a extender las cobijas que tenía y al sentir una mirada sobre él levantó la cabeza, era Diana quien lo veía raro. -No tienes que dormir ahí, hay suficiente espacio aquí conmigo eso sí, trae tu manta porque no compartiré la mía.- lo dijo en plan jocosa sólo que a él no le hizo gracia, en cambio la timidez del soldado regresó. -No, gr-gracias aquí est-está perfecto para pasar la noche ...Y es mejor pasar la noche en zonas distintas para mantenernos alerta ante cualquier percance.- su voz sonó más segura esta vez pero ella insistió. -Tonterías, nos encontramos literalmente en medio de la nada, estaremos bien. Además acá está más cómodo y aprovechas para que me sigas hablando de ti, asi te podré escuchar mejor.- palmeaba el sitio vacío a su lado e hizo un gesto para persuadirlo. Terminó funcionando y sonrió discreta al observarlo avanzar hacia ella con su abrigo. -¿Qué, no duermes con mujeres?- esa inocente pregunta provocó que Steve se sonrojara en extremo y desviara la cara mientras se le ocurría algo para responder. -¡Que! N-no no es lo que suelo hacer. Generalmente duermo con hombres ...- el Capitán creía haberlo empeorado. -Ehh es decir que cuando he entrado en acción acampamos solamente varones porque ellos son los que van a combatir. No es costumbre que hombre y mujer compartan dormitorio; hablo por mi parte al menos no todos hacen lo mismo.- después de la exageradamente extensa contestación apenado o no retomó lo que estaba haciendo, ella ya no habló más para no ponerlo en aprietos pues se dió cuenta de que había alcanzado el límite de confianza, tendría mas precaución con futuras interrogativas y al llegar extendió su manta y también colocó un costal de arena a modo de almohada junto a la Princesa. Lentamente se recostó boca arriba en su lugar correspondiente y se cubrió, sostenía la tela a la altura de su pecho y contemplaba las estrellas, el carraspeo de la dama a su derecha hizo girar su cabeza, ella se hallaba acostada de lado de forma que lo encaraba, el único ruido entre ellos eran sus respiraciones y el que emitían las calmadas olar del mar.
Diana sonrió con un particular brillo en sus ojos marrones, Steve no dejaba de verlos, todavía no descifraba qué había en la Amazona que le resultaba fascinante, de repente distintas imágenes de Peggy se manifestaron en sus pensamientos dejándolo descolocado así que apartó su vista bruscamente devolviéndola al frente terminando así el breve pero agradable momento. Suspiró.
-¿En qué me quedé ...?

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