Thor, don't cry

Thor (Movies) Loki (Marvel Comics)
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G
Thor, don't cry

 

Aún lo recuerdo…

Aún lo veo…

Aún lo siento…

Caí sobre el sofá con el peso del miedo que empezó a inundarme. Tomé rápidamente el teléfono celular y lo llamé.

Un tono, dos tonos… y Thor no contestaba, ¿pero por qué se tardaba tanto? Tres tonos y contestó.

Reclamé, colérico, su tardanza. Thor solo sonrió al otro lado de la línea; coqueto.

Thor era así: coqueto, además de guapo. Tal vez por eso caí rendidamente enamorado.

Mentira.

—No exageres, Loki —contestó después de unos segundos.

—¿Hay alguien contigo? —pregunté analizando las pausas que hacía. Si había alguien es que me escondía algo, si estaba solo… no, era imposible que estuviera solo. De ser así habría contestado al primer tono.

—¿Quién está contigo? —corregí, de inmediato.

Desde el aparato pude casi apreciar el gesto que Thor cambió a uno de seriedad.

—Loki, tienes que parar con esto. Por favor —suplicó la última palabra.

—¿Por qué debería parar? Razones me has dado —repliqué, y casi con burla murmuré un nombre que a ambos nos lastimaba, pero más a él —Jane...

—Debo colgar.

—¡No lo hagas! —grité, y Thor no colgó. —¿Acaso no eres feliz cuando te llamo?

—Estoy en el trabajo, Loki.

—¿O es porque pronuncié el nombre de esa sucia perra? ¿Aún te duele su muerte o es que aún la amas?

—Ya hablamos de esto.

—No me estás respondiendo a las preguntas, Thor —tomé con más fuerza el celular, exasperado.

—No la amo, ni sufro su muerte. Te amo a ti, Loki. Solo a ti.

—Pero antes la amaste. Si yo también muero, ¿dejarías de amarme como a ella?

—Te veo en casa —y colgó.

Tiré el teléfono celular al piso, molesto.

Esa misma noche, Thor llegó con un ramo de rosas y me pidió perdón si aún no había quedado claro que me amaba solo a mí.

Por eso me enamoré de él, porque comprendía mi dolor e inseguridad.

Hicimos el amor en el suelo de la sala, sin importarnos cómo desde la cocina salía el olor a quemado de la cena.

—¿Cuándo borrarás ese tatuaje tan feo? —le pregunté mientras daba caricias al torso desnudo de Thor. Ahí pude apreciar aquel nombre firmado en la espalda alta de Thor. La caligrafía era peculiarmente hermosa.

—Cuando tú quieras —respondió, risueño. Conocía ese tono, lo usaba para darme satisfacción.

—Eso quiere decir, —empecé ordenando todo lo que mis pensamientos arremolinaron de inmediato —que tú no quieres borrarlo, que si yo no insisto, ese nombre seguirá sobre tu piel.

—Es asombroso todo lo que puedes llegar a pensar —sonrió, llevando su mano a mi mejilla. —¿No crees que deberías… deberíamos asistir a una terapia?

—Odio a los psicólogos —bufé. —Aun así, no me estás contestando nada.

—No sé qué decir, exactamente —dijo Thor, casi molesto.

—Cuando te llamé, antes de colgarme, te hice una pregunta importante.

—No puedo recordarlo —frunció el ceño.

—¿No lo recuerdas o no quieres hacerlo?

—Sí, sí, ya recordé —un gesto de impaciencia se dibujó en su rostro —. Si te mueres; lloraría por ti, sufriría por ti…

Silencio.

Como si un demonio me jalara, me levanté de la cama con rapidez y empecé a vestirme preso de la rabia y el miedo que de pronto sentí. Thor era igual que todos los humanos: débil, como también humano. Él continuaría su vida sin mí.

—Si Jane siguiera viva, ya te habrías casado con ella, ¿verdad? Porque yo solo era el amante.

—Sí la amé, pero no lo suficiente como a ti. Es por eso que la engañé —también se levantó pero no se vistió ni tapo un poco su desnudez —. Loki, tienes que dejar de sobrepensar las cosas. Ni siquiera la muerte de Jane ha calmado tus celos. Sin mencionar que no dejaste que llorara un solo día su muerte. Y eso solo provocó sospechas de que yo hubiera sido el asesino.

Reí a carcajadas, como un loco, recordando cómo la policía rodeó a Thor y su familia, también a mí, pero era de Thor que sospechaban.

Caso sin resolver”, titulaba aún en las noticias, buscando al responsable del crimen atroz.

—Cuando te ríes así, creo que fuiste tú quien la mató —me acusó, señalándome con el dedo índice.

Como mi risa no era genuina, callé súbitamente, indignado de que, por tercera vez Thor me acusara de algo como eso. Aunque no niego que Jane merecía morir.

—Créeme, cariño, si hubiera sido yo, la policía jamás habría encontrado su cadáver.

Thor se sentó en la cama, apoyando los codos en las rodillas mientras llevaba las manos a su rostro, afligido. Sabía por qué.  Ni siquiera tuve que escucharlo: faltaba aún hallar el torso de Jane.

—Dijiste que ya no sufrías su muerte —le recordé. —Pero parece que vas a llorar por ella, después de un mes de su muerte. ¡Qué patético!

—No es lo que crees. Sí me lastima saber que Jane fue cruelmente descuartizada.

—¿Por qué, la sigues amando?

—¡Mierda, siempre lo mismo! ¡Te amo a ti!

—Pregunté si la sigues amando.

—No, solo me duele su trágica muerte. A veces me siento culpable, si tan solo yo...

Sin preguntar nada, salí de la casa. Tomé el auto de Thor para conducir lejos, donde alguna vez fui feliz, donde hace un mes pude darle paz a mi mente. No me tomó ni media hora llegar al lugar, un campo abierto con bosques alrededor de la casa que alguna vez fue de mis padres. Corrí al sótano a tomar un arma y disparar a los árboles, solo así podía calmar las voces, e imágenes que se arremolinaban en mi mente. Tomé un suspiro, relajado, sintiéndome como en casa al estar acompañado de mi soledad. Pero de pronto el miedo volvió como escalofríos recorriendo mi cuerpo al pensar que tal vez esa soledad y paz que podía hallar en ese lugar un día no fuera suficiente para tranquilizarme.

En ese momento no lo noté, pero yo ya no tenía a dónde escapar de mi mente. 

Pensé en las veces que Thor dijo que me amaba, su voz sonaba sincera pero sus ojos… cuando lo pienso (lo recuerdo) puedo sentir que me miente o tal vez me tiene miedo. Dijo que no había nadie con él, esta mañana, pero cuando no estaba conmigo ni en llamadas, ¿realmente era fiel a mí? Tal vez la muerte de Jane no era suficiente. Siempre habría más mujeres que se presentarían delante de él, provocadora o inocentemente, y cabía siempre esa pequeña posibilidad de que Thor volteara a verlas más allá de sus cuerpos, a comprenderlas y llegar a amarlas, dejándome solo. Convirtiéndome en la burla, como lo fue una vez Jane.

No podía dejar que eso ocurriera, solo había una forma de que Thor fuera mío para siempre, una sola manera…

Negué con la cabeza, pero no fue suficiente para deshacerme del montón de ideas que se produjeron en mi cabeza. Sonreí, y también lloré al instante.

Aún recuerdo que, estaba resuelto a decirle la verdad a Thor. A decirle que yo maté a Jane y tenía la última parte de su cuerpo en esa cabaña. Estaba dispuesto a tomar terapia, juntos porque sentí que algo estaba mal conmigo, pero…

Mas cuando llegué a casa, no encontré a Thor por ninguna parte. Tampoco contestaba mis llamadas. Me repetí una y otra vez que tal vez se había preocupado por mí, y había salido a buscarme. Y como tenía ahora el celular roto, tampoco había forma de que me enterara de su aflicción por mi ausencia. ¿Pero no debería contestar las llamadas al menos para cerciorarse de que alguien que pudo encontrarme lo llamaba?

Preocupado, también molesto, salí a buscarlo. Era de noche, el frío viento del invierno golpeó mi cuerpo sin abrigo. No me importó pescar un resfrió en todas las horas que recorrí cada lugar en el que probablemente Thor estaría. Regresé a casa dos veces, creyendo que tal vez ya había llegado.

Nada.

Con el terror de que de pronto Thor aprovechara mi ausencia para escapar de mí, me heló no solo la sangre sino también el alma. Tal vez Thor siempre supo que yo asesiné a Jane, y por temor de que sufriera el mismo destino, fingía amarme.

¡Fingir!

No. Thor… tal vez sí.

Cuando volví a casa por tercera vez y esta vez a esperar a que Thor fuera el que regresara, encontré las luces prendidas. Aún puedo sentir ese alivio y felicidad de saber que Thor ya estaba en casa, que no me dejó. Imaginé que tal vez Thor había vuelto a casa en varias ocasiones, como yo, y tal vez cruzamos caminos sin poder vernos, y ahora también tenía el mismo plan que yo: esperar a que regresara.

Cuando abrí la puerta, efectivamente noté que Thor sí estaría para quedarse en casa y no salir en mi búsqueda porque…

Él nunca salió a buscarme.

Cuando entré en la casa, sentí el olor amargo y fuerte del alcohol por la sala, y también a un amigo de Thor. Lo examiné en silencio, tratando de recordar quién era. Fandral se llamaba, pero no recordaba si era alguien muy importante para Thor. Probablemente solo un amigo. Busqué a Thor con la mirada, y no fue difícil adivinar que estaba sacando todas las bebidas que teníamos escondidas en la cocina.

—¿Por qué bebieron? —pregunté directamente a Fandral, sin siquiera devolverle su saludo.

Antes de responderme sonrió, como a veces Thor solía hacerlo: coqueto. ¿Fue Thor quien copió a Fandral la sonrisa o fue al revés? Y si fuera de cualquier modo, ¡porqué lo harían!

—No siempre hay motivos para beber —contestó al fin. Y Thor apareció con las manos llenas de latas de cerveza.

—Loki, siéntate y bebe con nosotros —Thor me alcanzó una lata, mientras se sentaba a lado de Fandral y empezaban a retomar la conversación que probablemente habían tenido desde hace horas.

Los observé, fijamente, comprendiendo que Thor podría ser todo lo que deseaba que fuera, pero mientras se rodeara de otros, él se corrompería y me haría a un lado. Solo bastaba que alguien como yo, más astuto e inteligente, lo obligara a dejar de amarme.

Y no podía permitirlo.

—Yo maté a Jane —pronuncié, creando un silencio sepulcral en segundos. Ambos me miraron, con diferentes gestos. Thor estaba claramente asustado mientras Fandral confundido y al final rompió el silencio con una carcajada solitaria.

—Tu amigo realmente es gracioso —comentó Fandral, perforando mis oídos o tal vez mi cráneo entero al escuchar “tu amigo”.

—Soy su novio —corregí.

Y otra vez, Fandral soltó una carcajada, cuando observé a Thor, descubrí algo más: él no solo me mentía a mí, sino también a otras personas.

—Thor no es gay, amigo. ¿No dijiste que mataste a Jane? Pues, ella era la novia de Thor, a la que llora cuando puede —lo último lo dijo compasivo, dándole una palmada en el hombro al hombre que creí lo tenía bajo mis manos.

—Debió dolerle mucho su muerte —traté de sonar casual pero un nudo en la garganta delató que estaba lastimado. Él la estaba llorando, me dijo que no lo hacía. Entonces todo lo que me dijo era una mentira. Hice tanto para estar juntos, maté por él, incluso en ese clima tan horrible salí a buscarlo preocupado de que le sucediera algo o me hubiera abandonado, mientras Thor estaba feliz con su amigo, bebiendo y también llorando a la perra de Jane. —Pero a Jane le dolió más cuando su asesino la torturó de formas inimaginables, descuartizándola, viol…

—¡Cierra la boca! —me gritó Thor, empujándome. Ni siquiera pude prevenirlo, simplemente se levantó tan rápido a empujarme con fuerzas. No caí, no fue tan fuerte el golpe.

Fandral se puso de pie, para interponerse entre nosotros, mas al parecer notó que su presencia solo agravaría las cosas: salió casi corriendo.

—Dime que es mentira, tú no pudiste haberle hecho esto a Jane.

—Yo nunca te mentí, Thor. Pero tú sí —escupí.

—¿La mataste o no? —exasperado y con lágrimas desbordando me sacudió.

Reí mientras sacaba del bolsillo de mi pantalón la foto que siempre miraba para decirme que lo hice por amor. Ahí se podía ver a Jane, tumbada en el piso mientras la sangre teñía todo su cuerpo.

—Deberías haberla escuchado, Thor. Gritaba como una cerda.

Un golpe llegó a mi rostro, y no pasó mucho cuando otros dos llegaron, aturdiéndome. Jamás creí que Thor se atrevería a tocarme. Entonces, recomponiéndome, devolví los golpes. Thor estaba ebrio, por lo que fue más fácil vencerlo y tumbarlo en el piso. Ninguna de las terapias que tomé de niño me ayudaron para detenerme, ni cuando vi cómo la sangre brotaba por su boca.

Las manos empezaron a temblarme, mi cuerpo se aferró a un incontrolable temblor de la rabia, y no pude detenerme, aunque no hice esfuerzo en parar con lo que le hice. Corrí a la cocina, tomé un cuchillo. Ni siquiera dudé en mis pasos, ni un poco, solo corrí de vuelta a él y le mostré el cuchillo mientras le decía:

—No llores, cariño. No te haré sufrir…

Entonces clavé una y otra vez el cuchillo en su pecho, sintiéndome casi satisfecho con la sangre caliente que salpicaba hacia mí.  

No puedo recordar muy bien cuántas puñaladas fueron. Me dijeron que fueron treinta y seis, pero en mis memorias se siente como si fueran al menos ciento cincuenta.

No tuve que llamar a la policía, fui yo quien caminó hacia ellos aterrando a la gente en la calle, al vérseme en tal estado. Ahora estoy a la espera de mi condena. Y mientras narro esto, llegó algo a mi mente que empieza a molestarme. Ahora que Thor está en un lugar mejor donde nadie lo corrompería y sería fiel a mí, pues también estaría junto a Jane.

Error tras error. Buscaré el momento ideal para suicidarme, e ir al encuentro de Thor. Él es solo mío.

Fin.