En un principio sólo sintió la vibración recorriendo el espacio, el eco de los latidos comenzó a escucharse cada vez más cerca y el pulso de todo a acelerarse expandiéndose como ondas a través del cuerpo destruyendo una a una las capas que le envolvían, despertando así progresivamente de un sueño. Los latidos persisten con tal fuerza que le empujan a acercarse como la corriente de un río. A lo lejos se escuchan voces amortiguadas, gritando. La sensación de frío le invade el cuerpo como agujas y a través de unos ojos que no son suyos sólo observa oscuridad.
Marc desesperado avanzó entre las rocas buscando a Randall, escuchando a su vez el eco de sus pasos golpeando el agua. Todo había pasado tan rápido, Marc iba adelante, abriéndose paso asegurando el camino y su hermano le seguía detrás, siempre cuidadoso y dando uno que otro comentario mientras Marc le respondía y a su vez analizaba las paredes como si leyera símbolos de una lengua secreta indicando el tesoro. El descenso se acompañó de murmullos infantiles soñando aventuras.
Ya había avanzado un buen trecho cuando el silencio se hizo presente, Marc rápidamente se volteó confundido pero no había señal de Randall así que volvió sobre sus pasos asustado mientras gritaba su nombre. La voz de su hermano se hizo progresivamente más cerca y cuando por fin lo encontró, una gran muralla de piedra los separaba, Randall asustado le dijo que había resbalado y caído hasta allí, Marc le hablaba a gritos, asegurándole que estaban juntos, tratando de calmarlo “Roro escúchame, estoy aquí contigo, no te preocupes”
Los ojos de Marc recorrieron rápidamente la cueva en busca de la salida. Ahora que estaban separados se había percatado que el agua estaba subiendo mucho más rápido que antes, así que no había tiempo que perder. Después de un par de segundos la solución apareció frente a él, pensó que si ambos igualaban el paso y subían lo suficiente, Randall podría encontrar el punto exacto por donde había caído y volverían juntos por la entrada principal, con esto en mente gritó otra vez
“Roro hay que subir, sigue mi voz, vamos juntos”
Mientras avanzaban, Marc sentía la fría corriente deslizarse a través de él y subir cada vez más rápido alcanzando sus rodillas, haciendo más difícil avanzar. El ruido del agua y los latidos de su propio corazón comenzaron a abrumarlo, pero en su mente acelerada el único pensamiento que le ocupaba era lograr sacar a su hermano lo más rápido posible. Siguieron avanzando, pisando fuerte y afirmándose de las rocas, con la mirada fija hacia adelante, hasta que un grito desgarrador lo detuvo, Randall estaba llorando y llamando a su madre.
Ambos estaban cansados por el esfuerzo, el agua subía peligrosamente por su estómago, Marc sabía que cada segundo que pasaban detenidos haría todo más peligroso así que gritó nuevamente:
"Roro sigue subiendo no pares"
"Quiero a mi Mami !”
“Roro!”
“Tengo miedo!"
Los pies de Marc ahora luchaban por mantenerse en el piso, el agua ya estaba comenzando a subir por su pecho, Randall era más pequeño y si a el ya le estaba costando avanzar, seguramente su hermano lo tendría mucho peor. Desesperado Marc gritó su nombre tratando de hacerlo entrar en razón, de hacerlo avanzar a pesar del miedo, pero Randall seguía llorando y rogando que alguien lo ayudara.
Las sensaciones le agobiaron, los gritos de Randall , el ruido del agua copando el espacio, el frío envolviendo su cuerpo, los latidos de su corazón y su propia respiración agitada comenzaron a mezclarse como un torbellino en su cabeza, paralizándolo. Marc con los ojos fuertemente cerrados, gritó con todas sus fuerzas buscando acallar su mente y aferrándose a las rocas intentó enfocarse en avanzar, llamó nuevamente a su hermano, pero esta vez no hubo respuesta. Marc se detuvo de golpe, Randall había dejado de llorar y ya no llamaba a nadie.
Por un momento todo pareció detenerse y sumirse en total silencio.
Marc giró lentamente su cabeza hacia la muralla, fijando su mirada en el punto exacto, un par de centímetros más atrás, donde Randall había gritado por última vez.
"Roro?" susurró con voz temerosa, pero solo el silencio fue su respuesta.
El pánico se apoderó de su cuerpo, el ruido del agua subiendo por las paredes y el retumbar de los truenos regresaron de golpe a sus oídos obligándolo a volver a la realidad.Con el agua ahora cercándole el cuello, Marc gritó una y otra vez el nombre de su hermano negándose desesperadamente a creer que lo había perdido.
Con la vista nublada logró enfocar lo que quedaba del camino, apenas un tenue rayo de luz podía verse al final, sus brazos extendidos aún intentando avanzar se aferraban a las paredes para evitar hundirse, su respiración se aceleró y Marc jadeando se vio obligado a alzar la cabeza hacia el techo para evitar tragar agua, su pulso se disparó hasta el punto en que llegó a sentir las vibraciones expandirse por su cuerpo, sus ojos se pasearon frenéticamente por la superficie rocosa.
"Voy a morir" pensó al sentir como todo se envolvía en oscuridad.
Marc Spector despertó sobre la hierba mojada, con el frío calandole los huesos y un dolor horrible instalado en el cuerpo. Con la vista borrosa y aun intentando acostumbrarse a la luz, el niño se levantó con ayuda de sus brazos y trabajosamente logró quedar de rodillas pero una sensación de ardor lo obligó a cambiar de posición y sentarse. Fue entonces cuando descubrió las raspaduras en sus rodillas y piernas y los cortes en sus manos y brazos. Ahí bajo la lluvia que se deslizaba suavemente lavando el barro y la sangre, Marc observó sus heridas confundido.
Voces amortiguadas se abrieron paso entre la lluvia, un cuerpo chocó contra el suyo pero rápidamente reconoció su olor, era su madre envolviendolo en sus brazos, un abrazo que le entregó algo de calor a su cuerpo entumecido. Tras ella reconoció la figura borrosa de su padre con un paraguas.
"Elías, llama una ambulancia ahora!"
Wendy Spector sostuvo el rostro de su hijo entre sus manos buscando su mirada, pero el pequeño aun estaba desorientado, Wendy repitió su nombre, llamándolo incluso dándole un par de palmaditas en la mejilla, intentando captar su atención. Cuando por fin Marc pudo enlazar su mirada con los ojos de su madre sólo vio preocupación. Wendy clavó fijamente sus ojos en Marc y con voz temblorosa preguntó:
"Marc… dónde está tu hermano"
Marc no podía recordar bien cómo llegaron a casa, pero si el sonido de las sirenas y las voces apresuradas que lo subieron a una camilla blanca para tomar sus signos vitales, cuando ellos terminaron, su padre llegó con una muda de ropa seca y le ayudó a cambiarse dentro de la ambulancia, una vez terminados le ofrecieron una bebida caliente y le envolvieron con una frazada termica para finalmente dejarlo descansar en el sillón de su casa. La paramédico le dio unas recomendaciones a su padre, le dijo que en caso de cualquier emergencia ella estaría cerca del carro y que por ahora se enfocara en mantener a su hijo lo más calmado posible sin asediarlo con preguntas.
Elías sentado a un lado acaricia suave y cuidadosamente la cabeza de su hijo, quien guarda silencio. El único sonido que interrumpe la tensa tranquilidad es el tic toc del reloj en la pared frente a ellos. Wendy está afuera de la casa, su presencia silenciosa se mantiene cerca de la ambulancia o el personal de bomberos que está trabajando en el rescate a la espera de cualquier información. Así pasan varias horas, el sol a punto de desaparecer dirige sus últimos rayos a las ventanas de la casa, Elías entonces se levanta cuidadosamente del sillón para no despertar a su hijo y se acerca a una pequeña lámpara sobre la mesa para intentar prenderla. Justo en ese momento uno de los bomberos abre la puerta, Elías se voltea a verlo, el hombre con voz seria pero con expresión sumamente triste le dice "Señor..necesito que me acompañe afuera".
Su padre se congela por unos segundos, el bombero se retira dejando la puerta entreabierta, Marc se endereza y mira a su padre quien ahora se arrodilla frente a él tomando entre sus manos temblorosas las de Marc "Hijo, necesito que te quedes aquí si? N-nos acaban de llamar así que… por favor quédate aquí" Marc asiente sin decir nada y observa cómo su padre se dirige a la puerta para salir.
Sin saber porqué él también se levanta y avanza lentamente hacia la ventana, a lo lejos ve a su padre abrazar a su madre mientras una cuadrilla de bomberos se acerca cargando una camilla naranja con una bolsa que colocan sobre la camilla blanca de la ambulancia donde él había estado. Alguien abre el cierre de la bolsa un grito desgarrador escapa de su madre, Marc ve su figura colapsar frente a la camilla, arrodillada Wendy aferra sus manos al metal de la estructura, llorando a gritos totalmente desconsolada, su padre a un lado acerca una de sus manos a la parte inferior de la bolsa, mientras mueve la cabeza de un lado a otro dolido y llorando.
Marc comenzó a temblar, como si su cuerpo por fin fuera liberado de aquel estado adormecido. De pronto escuchar el llanto desesperado de su madre o ver sus cuerpos colapsar bajo el peso de la pena se volvió demasiado y solo atinó a agacharse intentando contraer su cuerpo para hacerse lo más pequeño posible. Marc lloraba silenciosamente mientras con sus manos tapaba sus oídos, el nudo en su garganta bloqueaba las palabras casi sofocándolo, pero en su mente llena de culpa, su voz pedía disculpas a gritos. "No debí haberlo llevado ahí"
Repitió una y otra vez mientras la casa oscurecía.
La noche había llegado.