Y la historia se olvidó de nosotros

Marvel Cinematic Universe The Avengers
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Y la historia se olvidó de nosotros
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Summary
Todos podrían entender qué era perder un paragón de la justicia y la esperanza como el Capitán América, un grupo más selecto entendía lo que era perder a Rogers, mas solo él sabía lo que era perder a Steve.
Note
Necesitaba algo con qué hacer catarsis luego de dos días sufriendo a causa de Septiemble.Pal Merme.

Lo último que Dean recordaba con claridad antes de todo eso, era el olor metálico a sangre. Eso fue lo que le hizo darse cuenta de la magnitud de la situación en medio del caos de los edificios cayendo, los gritos de todos los demás héroes tratando de coordinar el ataque.
Su mente había hecho que olvidara la razón de aquella pelea. Y aunque había intentado leer noticias al respecto, su cerebro se negaba a hacer la conexión entre lo que leía y lo ocurrido.
Sabía que estaba en la torre de los Vengadores, coordinando el último baile de recaudación de fondos cuando todo empezó. El cielo pasó de aquel azul infinito y puro a un tono m´rojizo y ominoso. Había intentado evacuar con el resto del personal y correr a ponerse a resguardo, pero al llegar al último piso, solo notó que el sol se oscurecía sobre él una vez más, como aquel día.
Qué coincidencia.

"Tranquilo, ya estás a salvo, Dean." le dijo aquella voz que podría identificar en un millón. La que hacía que las masas del mundo se levantaran contra fuerzas más poderosas y más antiguas que la humanidad misma.
El chico volteó y se encontró con aquellos ojos azules, serenos. Y como siempre, viéndole con toda la ternura del mundo.
Sam fue quien sacó al chico de allí, pero mientras se alejaban notó al fiel amigo del Capitán corriendo a su lado, gritando algo que no comprendió.  Cuando estuvieron en un lugar seguro, Dean se dio cuenta de que tenía sangre en las manos. El paramédico lo revisó rápidamente, sin encontrar una sola herida.

Junto con la noticia, entendió de quién venía la sangre.

"Lo siento" informó el Soldado del Invierno, tratando a su vez de no derrumbarse. "Al menos se fue sabiendo que no te pasó nada."

Luego de eso, el mundo pareció perder todo color o sonido. Captaba muy apenas las voces de los héroes que le ofrecían sus condolencias, conscientes de la relación que había tenido con el caído Capitán Rogers. El Sargento Barnes y Sam Wilson permanecieron a su lado, al menos tratando de compartir su dolor.
Aún así ¿Cómo podrían entenderlo? Decir que sentía que se le hubiera acabado el mundo era poco.

Los eventos en honor a Steve durante las siguientes semanas se sentían como volver a reabrir una herida que se suponía ya no podía sangrar. ¿Cuánto más le podían quitarle hasta que quedara realmente vacío? Quizá cuando al final llegara al fondo, dejaría de doler tanto la ausencia del súper soldado en su cama, quizá dejarían de saltar de entre los rincones el sonido de sus risas en los momentos menos apropiados. A lo mejor y podría volver a sentir algo. Y vaya que intentó encontrarlo de un modo u otro.

Abrió un perfil de citas y, luego de dos o tres citas horrendas, lo cerró. Intentó tomar nuevos pasatiempos, que solo ayudaron en parte y acabaron acumulando polvo en una repisa.
Sam llegó a sugerirle llevar un diario. Tampoco funcionó por mucho tiempo. Bucky llegó a prestarle a Alpina con la excusa de que no podía cuidarla porque iba a salir a otro lugar. Por más adorable que fuera el animalito, no ayudaba.
Comenzaron las pesadillas, que solo le hacían sentir aún más la soledad de sus noches. Una agente de SHIELD le había dicho que no sabías qué tanto te había golpeado un evento hasta que las noches se poblaban de miedos. Y no sabía si lo peor era soñar con que ya no estaba o los sueños en que aún lo sostenía entre sus brazos, en que veía sus sueños volverse realidad. Alguna vez había despertado gritando luego de soñarse con una niña con los ojos de él y su propio color de cabello.

Maldita sea, cómo lo extrañaba. No, extrañar implicaba que podía sentir algo. Era más correcto decir que, al igual que el escudo, el corazón de Dean se fue en aquella caja en aquel día tan insoportablemente bonito para un entierro y sólo había dejado atrás un entumecimiento. Una vida a medias.

Se enfrascó en el trabajo y se decidió a no volver a hablar de nada relacionado al Capitán, evitando pronunciar su nombre en absoluto. Era más fácil separar la figura pública, el héroe, del hombre a quien había amado con cada fibra de su ser. Todos podrían entender qué era perder un paragón de la justicia y la esperanza como el Capitán América, un grupo más selecto entendía lo que era perder a Rogers, mas solo él sabía lo que era perder a Steve. Nadie podría entenderlo. Incluso algunos Vengadores le habían pedido que mantuviera en secreto su relación, por miedo a que grupos extremistas tomaran represalias en su contra por "arruinar a su capitán."
El símbolo de la Libertad no había sido capaz de liberarlos a lo dos con su último aliento, parecía ser.

Así que un día, al volver caminando del trabajo (ya no le importaba mucho la sarta de protocolos que Stark le había puesto encima para protegerlo de los enemigos políticos de Rogers), se sorprendió al sentir como si su corazón hubiera aprendido a latir una vez más.
¿Finalmente había logrado superar el dolor?
No. Era su instinto de supervivencia pidiéndole que viera sobre el hombro y buscara alguna presencia sospechosa.
Era una figura bastante más alta que él. Casi del tamaño del Soldado del Invierno, superándole mucho más. Llevaba la cara oculta por la sombra de la capucha una sudadera azul rey.
Trató de repasar todo lo que sabía de defensa personal. No, no podría contra él. Tenía que encontrar un escape, de algún modo u otro. Dean aceleró el paso lo más que pudo. Se metió en una tienda de conveniencia, aprovechó su estatura para confundirse entre la multitud pero parecía que el maldito que lo seguía lo llevaba chipeado o algo, porque por más que intentaba, no le perdía de vista. Las manos le empezaron a sudar frío.
Una idea muy descabellada pasó por su mente. Se metió en el primer callejó que encontró. Total, si se lo iban a llevar, quizá era mejor darle fin de una buena vez o de menos ganar tiempo para avisarle a los amigos de él que fueran a rescatarlo.  O con algo de suerte pasaba Spiderman, Daredevil... alguien por ahí.

"Mejor... mejor déjame en paz. Tengo a la policía en espera" mintió. "No sé qué quieres conmigo. Sólo vete mientras aún puedas."

El desconocido pareció no intimidarse. Le pareció oír una risita confiada mientras se acercaba. Dios mío, sí que era inmenso, porque aparte de alto, era corpulento. Y entre más calculaba, sabía que no podría pelear contra lo que fuera que le quisiera hacer. Dean volvió a sentir su corazón latiendo como si fuera la primera vez para de pronto volverse a detener y esquivar uno o dos latidos cuando decidió plantarse desde dónde estaba y encarar a su persecutor. Y entonces...
Reconocería esos ojos azules como el cielo del verano en cualquier vida, en cualquier universo.

"Soy yo". dijo suavemente la voz, sintiendo que los meses pasados, tan grises, tan vacíos, desaparecían con aquellas palabras.