Insomnio

Spider-Man: Spider-Verse (Sony Animated Movies)
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Insomnio
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Summary
Miguel tiene pesadillas sobre el pasado tras el nacimiento de su nuevo bebé, Peter quiere que sea sincero con él.Semi AU
Note
Digamos que estas historias ocurren en el mismo AU, uno donde los Spiders están el mismo universo y muchos eventos ocurrieron de forma diferente a la película.

 No poder dormir le estaba causando estragos en su día a día. Le costaba mucho concentrarse en su trabajo y sus quehaceres, ni siquiera estaba actuando como un buen Spiderman y detestaba que fuera el mocoso de Miles quien se lo hiciera ver. Estaba cansado, necesitaba una noche tranquila, una noche donde pudiera dormir bien.

 

 No obstante, las pesadillas no dejaban de acosarle en las noches, pesadillas que creía había superado con el tiempo. No quería volver a los fármacos para dormir, estos alteraban su aroma y no quería incomodar a su recién nacido hijo, el cual ya estaba acostumbrado a su olor y lo reconocía como su padre. Tampoco quería que Peter o Mayday lo sintieran distinto.

 

 Era una de las desventajas que sus inyecciones causaban al combinarse con otro medicamento. Quería dormir bien, necesitaba estar bien para cuidar de sus hijos, de su familia, de su ciudad. Odiaba volver a tener pesadillas, esas en las que revivía la pérdida de su primera hija, era tan doloroso, le abrumaba de un modo tan espantoso que le aterraba cerrar los ojos de nuevo.

 

  Lo peor era como ahora aquel viejo sueño se combinaba con uno nuevo, uno donde perdía a su hijo pequeño. No era justo que su cerebro jugara así con él, no cuando por fin recuperaba su felicidad. Se levantaba alterado y corría a la habitación del bebé para asegurarse que estaba bien en su cuna, que no le había pasado nada y luego permanecía el resto de la noche sin poder pegar sus párpados por estar vigilando al niño.

 

 Esta vez, al llegar, la cuna estaba vacía y por un momento sintió que el corazón se le detenía. Su lado omega entró en pánico de inmediato, listo para empezar a gritar y llamar a Peter, aunque esto no ocurrió ya que el otro hombre no tardó mucho en entrar con el bebé dormido en sus brazos.

 

—Despertó hace un rato, solo tenía hambre —aclaró Peter sin tener que esperar una pregunta, el rostro impaciente y alterado de su pareja le decía todo—¿Me dirás que ocurre?

 

 Miguel apretó los labios, guardando silencio antes de sujetar al bebé para mecerlo un poco y que volviera a dormir. Sentir su aroma dulce de bebé combinado con la leche de biberón que acababa de tomar le tranquilizó, su corazón volvía a latir con normalidad. Su hijo estaba bien, estaba en sus brazos. Había llorado por hambre y ni siquiera lo había escuchado.

 

—¿Por qué no me despertaste? —Cuestionó en una especie de gruñido, cosa que hizo suspirar a Peter.

—Últimamente estas muy cansado, quería dejarte dormir. Yo podía encargarme, sé que hay que hacer, ya sabes que tengo experiencia —sonrió un poco, orgulloso de sí mismo, al menos en cuestiones básicas de bebé sentía que era un buen padre.

—Debiste llamarme —reiteró, frunciendo considerablemente su ceño.

—Miguel…

—¡Debiste sacarme de esa pesadilla!

 

 Parker se tensó ante aquel grito y no fue de extrañar que el pequeño llorase de nuevo. Miguel de inmediato se mostró arrepentido, pidiéndole disculpas a su hijo a la par que lo mecía en un intento de tranquilizarlo, incluso cubriéndole con su propio aroma, cosa que no estaba saliendo muy bien, por el contrario, su hijo solo lloraba más.

 

—Dámelo Miguel, yo puedo calmarlo.

—No, yo puedo hacerlo…

—Miguel…

—¡Yo puedo!

—¡Lo estás asustando más!

 

 Era muy raro cuando Peter levantaba la voz y se expresaba de forma tan seria, era tan extraño que cualquiera se preocupaba de inmediato y para O’Hara no fue la excepción. Miró a su esposo con algo de culpa antes de entregarle al niño. No le tomó mucho tiempo al alfa hacer que dejara de llorar y luego apoyarlo en su hombro para que se durmiera.

 

—Eso es, duerme bien campeón —Peter le acomodó en su cuna con cuidado, no tardaría en terminar de dormirse. Pasó su atención a su pareja y le indicó que salieran, no necesitaban despertar a Sergio nuevamente—. No podemos arreglar esto si no me dices que ocurre…

—¿Arreglar que, Peter? Nada está roto —se hizo el desentendido, caminando con pasos tensos hacia la habitación de Mayday para asegurarse que siguiera dormida.

—No, pero es claro que algo no va bien.

 

 Peter le sujetó de la muñeca, obligándole a detenerse y que le mirase. Estaba preocupado, claramente podía sentir la ansiedad y la angustia por la marca que compartían, esa que les unía hormonal y emocionalmente.

 

—Por favor Miguel, dime que sucede, lo solucionaremos. Sé que no estás durmiendo —insistió esta vez con un tono mucho más suave—, dijiste que tuviste una pesadilla ¿Acaso fue sobre…?

—Sí, si fue sobre el día que la perdí —se adelantó a responder, mas no se atrevió a mirar al otro a los ojos—, es tan vivido, pero ahora no solo es ella, ahora también es Sergio y Mayday, y no quiero que nada malo les pase, no quiero perder otro hijo, no lo resistiría.

—Escucha, lo que pasó con Gabriella fue un terrible accidente —Peter habló de la forma más comprensiva posible, pasando a sujetar la mano de su pareja con suavidad, notando como se tensaba tras nombrar a su fallecida hija—, entiendo lo que se siente perder a alguien que amas tanto y quizás no sea igual, pero también me aterra que algo le ocurra a May o a Sergio…

—Ya no quiero seguir viviendo esto, pensé que ya había terminado, que ya lo había superado y todo sigue volviendo.

 

 El alfa no se lo pensó mucho antes de abrazarle contra sí. O’Hara se aferró al cuerpo contrario, aspirando el aroma de su esposo, quería que este inundara sus fosas nasales y permitieran sentirse más tranquilo. Siempre le había gustado que Peter fuera más bajito, al menos porque le resultaba cómodo y disfrutaba también el olor de su champú, además que sus cabellos le causaban un ligero cosquilleo.

 

 Ahora se sentía sumamente vulnerable y la compañía de su alfa era todo lo que podía tranquilizarle.

 

—¿No te gustaría ir con un terapeuta? Es claro que esto aún te afecta mucho —dijo Peter tras un breve silencio sin quitar su cabeza de su pecho, escuchando como su corazón latía con calma de nuevo—, si tu aroma sigue cambiando probablemente el bebé se sienta algo incómodo.

—No lo sé, tal vez —respondió vagamente sin querer apartarse de su alfa—¿Podemos hablar de eso en la mañana?

—Claro que sí, pero primero ven conmigo.

 

 Tras desprenderse de su abrazo y darle una mirada a su durmiente hija, ambos fueron a la cocina, misma donde Peter se dedicó a preparar algo de té. Su tía May solía hacerle infusiones para que pudiera dormir bien por las noches en las que llegó a sufrir de insomnio, quizás podría funcionarle igual a su pareja.

 

—Debiste decirme lo que pasaba y no dejar pasar tanto tiempo —dijo Peter dejando la taza de té frente al más alto que ahora estaba sentado en el pequeño comedor de la cocina—, soy tu esposo y tu alfa, claramente me doy cuenta que algo sucede, pero quiero que seas sincero conmigo.

 

 Miguel se mantuvo callado, bebiendo un poco de la taza. El neoyorquino tenía razón, eran una pareja totalmente constituida, no debería ocultarle sus problemas de esa manera, Peter no era tonto y al estar unidos mediante una marca, era claro que se percataría de lo que le pasaba de uno u otro modo.

 

—Perdóname Peter, tienes razón.

 

 El nombrado abrió sus ojos en un gesto de exagerada sorpresa, como si le costara creer lo que había escuchado.

 

—Wow, es la primera vez que dices eso —bromeó con tal de aligerar el ambiente; O’Hara gruñó en lo que daba otro sorbo a su té.

—No tientes tu suerte, Parker.

 

 Ser llamado por su apellido ya era una señal de que cuidara sus palabras. Aun así, Peter sonrió y se acercó a su omega, besando afectuosamente su cabeza.

 

—Todo estará bien, mi amor.

 

 El mitad mexicano sonrió al escuchar esas palabras, eventualmente Peter había aprendido pequeñas expresiones en español, aunque su pronunciación seguía siendo terrible. Apreciaba su esfuerzo de todos modos, así como el cariño con el que lo decía. Terminó su té y ambos regresaron a la comodidad de su habitación.

 

 Como casi siempre, Peter se abrazó a él apoyando su cabeza en su pecho, era consciente de que su alfa disfrutaba su notoria diferencia de tamaño, así como le encantaba usar sus pectorales como almohada, según él eran muy cómodos.

 

—Si vuelves a tener una pesadilla, despiértame ¿Esta bien? Yo estoy aquí contigo —dijo Parker, sujetando una de sus manos.

—Gracias, mi amor.

 

 O’Hara entrelazó sus dedos con los de su esposo y cerró sus ojos, al menos lo que restó de la noche pudo dormir tranquilo.

FIN