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Spider-Man: Spider-Verse (Sony Animated Movies)
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Summary
Los dedos de Hobie cosquillean y le pican, siente el deseo de limpiar los labios de su amigo latiéndole en las venas y tiene que encajarse las uñas en la palma para no hacer algo estúpido.
Note
Esto no ha pasado por las manitas santas de mi beta así que puede que hayan multiples errores, mil disculpas c':

Hay una gota de néctar cayéndole por la barbilla.

La fruta que Pavitr está devorando con gusto es demasiado jugosa, y el líquido amarillento le recorre suavemente los labios, realizando un lento recorrido hacia abajo.

No puede quitarle la mirada de encima.

Los dedos de Hobie cosquillean y le pican, siente el deseo de limpiar los labios de su amigo latiéndole en las venas y tiene que encajarse las uñas en la palma para no hacer algo estúpido.

Es entonces que Pavitr nota el desastre en su rostro, y con una risita avergonzada se pasa la lengua por los labios, tratando de ingerir nuevamente todo el jugo que le mancha la cara.

La respiración de Hobie se hace pesada y el cosquilleo en su cuerpo se extiende hasta sus labios. Sería tan, tan fácil tomar al adolescente por la camisa, beber el líquido pegajoso directo de su boca, de su lengua…

Pavitr permanece totalmente ajeno a los pensamientos de su amigo, riendo y platicando animadamente con Miles y Gwen, pero el ruido le parece lejano, ahogado por la forma en que su corazón le late en los oídos.

Hobie aún no puede dejar de verlo.

Su trance se rompe cuando el celular del menor vibra y su bonita cara se ilumina al ver la pantalla.

—¡Es Gaya! Voy a contestarle, lambe samay tak nahin hoga.

El silencio se apodera del momento cuando Pavitr deja la habitación. Miles y Gwen miran a Hobie con expresiones gemelas de tristeza.

Hobie gruñe, se deja caer en el sillón y se lleva el antebrazo al rostro, cubriendo sus ojos. No quiere ver la lastima en sus miradas, no lo necesita para saber lo patético que es.
El tic tac del reloj le pone los nervios de punta. Alguien apague ese maldito aparato o…

Da un brinco cuando siente una mano cálida en la mejilla –pero que mierda, estúpido sentido arácnido hijo de…—

Abre los ojos. Unos orbes bañados en caramelo y preocupación le regresan la mirada.

—¿Estás bien, Hobie?

Odia la calidez con la que Pavitr le habla, porque su acento le acelera el corazón y le hace querer más de lo puede pedir.

—Estoy bien, Pavi. Fue una semana larga.

La picazón en su cuerpo regresa cuando el pulgar del chico le acaricia con suavidad el rostro. Ese pequeño punto de contacto arde y quema, y Hobie no sabe cómo detener el cumulo de sensaciones que le recorren de pies a cabeza.

Sabe que Pavitr no le cree, sabe que el hindú sospecha, pero no le dice nada. Solo suspira y le tiende la misma mano que recién le estaba causando un colapso.

Con dedos temblorosos y aun cosquilleantes, Hobie acepta, entrelazando sus dedos cuando Pavitr le toma la mano.

—Ven. Te prepararé un chai para que te relajes.

Hay tantas cosas que Hobie quiere decir, pero estas se pegan como melaza entre su boca, pesadas y pegajosas.

Al final no dice nada, dejándose arrastrar por Pavitr mientras la picazón y el anhelo le queman las palmas.