
Kate no entendía nada, estaba en clase de historia y su cerebro estaba fundido, había demasiadas fechas y nombres que aprender y tantos sucesos que memorizar qué simplemente ya no podía.
Comenzó a juguetear con su lápiz y a hacer rayones en su cuaderno fingiendo tomar nota, no sabía en qué momento su vista comenzó a nublarse y en su mente cruzaron varios pensamientos poco puros. Estaban a pleno invierno pero aún así la chica tenía mucho calor y empezó a estar muy ansiosa, sintió una mano deslizarse por su pierna y todo su cuerpo se erizo, volteo a ver a su compañera de mesa, y novia, que la miraba preocupada.
Le rogó con los ojos, intentó que su mirada le transmitirá toda la necesidad que tenía, noto como la chica garabateaba en su libreta un "vamos a fuera" y antes de que pudiera procesar la petición ya le había avisado al profesor que necesitaba sacar a su compañera y la jalo hasta el baño más cercano.
— No debiste haber venido, si hoy entraba tu celo pudiste pedir permiso y faltar. — gruñó Yel, dando vueltas desde el otro lado de la puerta.
— Según yo aún no iba a pasar, pensé que aún tenía unos días. — Lloriqueo un poco mientras se retorcía de dolor. — ¿por qué no entras a ayudarme? Te necesito alfa. — Rogó mientras sentía como sus ojos se aguaban.
— Estamos en la escuela, no puedo entrar por más que quiera. Voy a ir rápido a la enfermería y por favor no salgas hasta que vuelva. — Kate asintió aunque sabía que su contraria no podía verla.
Menos de 10 minutos pasaron, pero Kate lo sintió como si llevara todo el día encerrada en el baño, su cuerpo se ahogaba en calor y su mente estaba completamente nublada por el deseo. Solo fue sacada de su transe cuando el olor de su alfa y unos cuantos golpecitos en la puerta se presentaron. La puerta se abrió ligeramente y llegó a Kate un termo con agua y una caja de supresores.
— Me avisas cuando estés mejor. — Le dijó Yel antes de cerrar la puerta.
Kate, ya resignada, se tomó la pastilla y dejó que el tiempo siguiera pasando hasta que el calor disminuyó y puso salir del baño encontrando a su novia esperando sentada en el piso.
— Debes de ser más cuidadosa con esto Kate, por suerte yo estaba ahí y sé cómo controlarme, no todos los alfas son tan civilizados. — Una de las cosas favoritas de Kate sobre su novia era que parecía no perder la calma, podría estar preocupada o molesta por su irresponsabilidad y aun así su voz era calmada e intentaba no hacerla sentir mal.
— Perdón, te prometo que llevo la cuenta, pero se adelantó. — Su mirada estaba en el piso, sus tenis eran muchísimo más reconfortantes que afrontar la situación de cara.
— Te creo, no te preocupes. Las cosas están bien y ahora tu y yo nos iremos a tu casa, saque tu justificante para que puedas irte temprano y a mi solo me queda la clase con el señor Smith que jamás pasa lista, así que podemos ir a descansar un poco.
Kate asintió con emoción, siempre disfrutaba pasar tiempo con su novia y los supresores la ponían más sensible que de costumbre, así que estar acurrucada con su alfa durante toda la tarde le parecía el mejor plan del mundo.