Logan se apoyó en el árbol en el que estaba encaramado, su mirada perdida en algún punto de la explanada natural que se extiende por los alrededores de la mansión. El silencio se extendió por ¿minutos? ¿horas?, ya no podía estar seguro de ello, mientras su mente divagaba en todo lo ocurrido en tan corto tiempo.
Storm se había ido.
Magneto era su nuevo líder.
Jean y Scott ahora tienen una familia…
El más imperceptible suspiro abandonó sus labios, la certeza de que Jean estaba fuera de su alcance se asentó como una verdad inamovible en su ser. No era la primera vez, él lo sabía desde hace mucho, pero es hoy, cuando han sido golpeados en una crisis de odio a los mutantes, y en el surgimiento de una nueva vida que Logan por fin puede entender que jamás sería la persona especial que Jean necesitará.
Es una constante universal, un designio que podría explicarse como la decisión del destino mismo, Jean y Scott son una pareja perfecta, una pieza complementaria donde su amor por la pelirroja no tenía cabida. La verdad no hace que el dolor aminore, sus sentimientos son un lío desesperado, sus dientes se aprietan en un gruñido contenido en su garganta y sus nudillos pican por sacar sus garras en un frenesí de destrucción.
Solo quiere aminorar el dolor.
Su nariz se mueve, el olor reconfortante y conocido de Morph entrando en escena, los pasos de su amigo son silenciosos cuando su figura delgada se deja vislumbrar como un salvavidas en medio del caos. Hay una sonrisa en el rostro de ellos, la expresión es suave y algo en Logan se calma lo suficiente para captar la intención del contrario. Las cervezas y la comida son tentadores, la perspectiva de pasar un momento tranquilo al lado de Morph lo es aún más, él quiere pasar una velada tranquila con su amigo.
Le gusta pasar tiempo con Morph.
Pero no puede, sabe en lo profundo de su ser que no será una buena compañía para Morph, está amargado, afligido e irritable, su amigo no merece soportar su estado de ánimo, ellos son como una luz que brilla incandescente y él no desea apagar su agradable alegría con sus demonios. El golpe de la bolsa de bocadillos lo sacó de sus pensamientos, pero no lo sorprendió, ellos siempre son así, le gustaba jugar con fuego, era el único quien podía entender lo que Logan necesitaba y en el momento que lo necesitaba, incluso mejor que él mismo.
El segundo golpe llegó de una manera predecible, sus garras salieron y golpearon las latas derramando el líquido, sus ojos buscaron al cambiaformas en medio del desastre que ahora rodeaba la base del árbol en el que había estado. El azul de sus ojos se encontró con el blanco sin pupila, las facciones del rostro de Sabertooth le devolvieron la mirada mientras ambos adquirían una posición de combate destinada a los mutantes que poseían una cualidad salvaje.
Era justo lo que necesitaba.
Los movimientos son impredecibles e implacables, las garras chocan con un sonido metálico mientras ambos buscan mantenerse alertas por el próximo movimiento que podría realizar su oponente. Cada acción es feroz con una certeza ineludible mientras evocan sus instintos más indomables a cada segundo, el tiempo pasa en un abrir y cerrar de ojos, nadie los molesta en la intimidad de los jardines de la mansión y el único sonido que rompe su pelea son las respiraciones agitadas que embargan a ambos participantes.
La pelea no duró mucho más.
El cansancio se nota en sus figuras después de horas de ejercicio.
La mente de Logan está despejada, ahora libre de pensamientos errantes y la melancolía subyacente puede pensar con claridad, la adrenalina ha encendido todos sus sentidos, y su corazón late con fuerza ante la cercanía que ambos comparten. Logan está sobre Morph, sus manos sujetaban sus brazos, y sus ojos no pueden dejar de ver la sonrisa plasmada en el rostro ajeno, habían terminado tirados en la hierba después de un desafortunado tropiezo, pero ninguno hace el amago de alguna objeción.
“Está bien, me rindo… ¿Te encuentras mejor?”. El cuestionamiento llega en un susurro que Logan escucha, pero no tiene la intención de responder con algo más que un gruñido de afirmación. “Bien… entonces estamos con pocas palabras, ¿Te comió la lengua el gato?”. La conversación continúa, pero lo único que Logan puede escuchar es la cadencia de la risa ajena al final de la pregunta, el sonido musical siempre ha sido su favorito y una sonrisa propia emerge en sus facciones. En la oscuridad solo irradiada por la luz de la luna llena, Logan piensa en los momentos que han compartido juntos, y el dolor que desgarró su corazón cuando supo de la supuesta muerte de Morph.
Él no quiere volver a experimentar eso.
Porque es un dolor desgarrador que lo consume todo, una desesperación que congela sus sentidos e impulsa una ira vengativa que no puede controlar, es un sentimiento más fuerte que cualquiera que haya sentido. Se mueve lentamente, la cercanía en cada uno va disminuyendo, Logan se inclina un poco más y los centímetros que faltan son acortados por Morph. Cuando sus labios se encuentran por primera vez, es cuidadoso, apenas un roce suave que dura unos segundos, pero se siente como la eternidad, sus manos liberan los brazos ajenos, mientras buscan más cercanía, las extremidades ahora libres de Morph lo abrazan y Logan intensifica la exploración en la boca ajena en una danza celestial que sus lenguas comienzan a bailar.
En el momento que se separan, Logan puede apreciar el rostro sonrojado de su compañero, una vista agradable que acelera su corazón y una mano avanza hacia el contrario, las yemas de los dedos de Logan acarician la mejilla agradablemente rosada, y sus labios susurran una sola palabra que define todos los sentimientos que se desbordan.
"Te amo”