1 solo camino
Desde el día en que supo el poder que tenían las marcas de alma gemela, no dió marcha atrás; pueden culpar a un sin fin de personas, decir que ellos son los causantes de lo mal que la vida lo trata, pero la realidad es que, el peso de nuestras acciones serán el resultado que tendremos que aprender a vivir día con día, nos guste o no.
Loki sabe que su amor era inevitable, aún sin haberlo dicho con palabras directas a la persona que amaba, que su corazón latía cada que lo veía y que su muñeca ardía en una picazón que era inevitable ocultar cuando el dueño de esas sensaciones se acercaba a invadir su espacio personal. Detestaba sentir eso, no quería engloriar más el hijo heredero de Odin.
Sus paseos al final del día, terminaban en la biblioteca, solo cuando acudía al llamado de guerra que el Mjolnir de su tonto hermano alcazaba, era cuando su rutina cambiaba. Sumergirse en libros de magia más difícil de manipular y leyendo historias de reinos lejanos, alegraba su ansia de conocimientos y poder. Tenía destreza en el combate cuerpo a cuerpo, pero no la fuerza que los guerreros de Asgard debían tener, su magia e inteligencia era digna de las enseñanzas que la reina Frigga había depositado en su hijo y jamás dejaría que se sintiera decepcionada. Siempre había algo nuevo que aprender, más que estar luciendo músculos y fuerza en el área de entrenamiento como siempre hacia Thor y sus amigos.
El rubio no perdía la costumbre de aliviar su hambre de poder al saberse de los guerreros más fuertes que Asgard tenía y quién más glorias y triunfos le daba a su padre, sería el heredero del reino y no había más honor que fuera tan digno como saberse el próximo rey de todo, Asgard jamás debía bajar su fulgor de ser la ciudad dorada, y de eso se encargaría él. Pero sabía que todo honor y toda gloria que traía a Asgard no era precisamente a Odín a quien le presentaba esos triunfos; se enorgullece cada vez que a su lado ve a su hermano unirse en batalla, su astucia y magia siempre serían un deleite de presenciar, tal parecía que ni un cabello se movía del lugar cuando peleaba.
Loki siempre sería su debilidad, la primera persona a quién le consultaría sus dudas, con quién tenía la dicha de consultar sus planes y estrategias, pero sobre todo, Loki representaba ese algo que no gustaba compartir. Solo lo dejaba ir cuando su madre lo citaba para sus clases privadas, cuando lo dejaba ir solo a su cuarto, pues ya ni eso le tenía permitido, Thor era el único que no debía poner un pie en los aposentos de Loki. No como eran niños y ambos dormían juntos. Se sabía ganador por qué Loki cuando lo volteaba a ver después de haberle dicho no, la mirada qué Thor le dedicaba no podía negarle nada, aún si el plan sonaba descabellado.
La armonía de ambos hermanos siempre iba en sintonía con los momentos que pasaban juntos, aún si los 4 guerreros amigos de Thor se unían a ellos, los hijos dw Odij buscaban lugar y momento para estar solo ellos, platicando o tomando, pero siempre, solo ellos dos.
Esa tarde el cielo marcaba un clima maravilloso, se sentía con energía, y quería hacerle una visita a su mal humorados favorito. Su camino fue dirigido a la gran biblioteca que había en el palacio, lugar menos favorito para pasar su día, pues siempre era regañado por lo escándaloso que era su voz en ese lugar. Nada ni nadie podía echar a perder su visita, solo buscaba que Loki le diera atención, se sentía desplazado por papel y tinta, y eso ya era caer muy bajo.
No muy lejos del castillo, el camino arcoiris que señalaba una teletransportación llevaba a los bosques cercanos, un par de ojos de distinto color abría los párpados para poder apreciar lo que era la majestuosidad que tenía Asgard desde cualquier punto de vista. Alzó en mano el rompetormenta, tenía poco tiempo si es que deseaba pasar por desapercibido frente a los ojos vigilantes de Heimdall, antes de que llamara a su padre y pudieran explicación de por qué hay dos seres viviendo en el mismo espacio.
Solo había un lugar en donde podía encontrarlo, su corazón le decía que no iba a necesitar más que un ligero contacto, una mínima caricia, pero quería verlo de nuevo, e hizo uso de todo lo que tuvo a su alcance para obtenerlo, pero pagaría el costo que fuerac con tal de ver de nuevo a Loki. Empuñó más fuerte el mando de su rompetormenta para acelerar la velocidad. Aterrizando en el balcón que contaba la biblioteca, a esa hora, solo había un habitante en esa zona, y sería poco tiempo, se repetía una y otra vez, sería un corto tiempo pero necesitaba verlo, debía verlo, aunque fuera la última vez.