
Una promesa entre dos
Cinco meses atrás
Krakoa - Carrusel -
En un claro envuelto en una atmósfera etérea y casi fantasiosa, el cielo se teñía de tonos magentas y rosados, mientras un resplandor solar atravesaba suavemente las copas de los árboles.
Allí, en ese paisaje onírico, se encontraba un grupo cuyos miembros alguna vez fueron entre ellos meros desconocidos. Desconocidos que se convirtieron en aliados... o enemigos. Luego, en amigos. Y de esa conexión, germinó una hermandad nacida de aquello que los une y los transforma en lo que son hoy: una familia.
Esta familia aprendió a coexistir en un mundo que los teme y los odia. Guerreros, protectores, maestros y soñadores que han enfrentado no solo amenazas físicas, sino también el peso del prejuicio, la ignorancia y el miedo. En cada batalla, en cada acto de resistencia, se alzaron como una declaración viva y persistente: ser diferente no es una debilidad, es su mayor fortaleza.
Ellos no son solo un equipo.
Ellos son un símbolo.
Y ahora, los X-Men, esta familia de mutantes unidos por la adversidad, se reúnen con un propósito claro: cumplir una promesa que se hicieron a sí mismos. Encontrar, al fin, un hogar al que pertenecer.
Charles Xavier—el soñador original, el padre que nunca fue del todo—lideraba al grupo de mutantes junto a Erik.
Scott Summers caminaba al lado de Jean Grey, sus manos entrelazadas como si negarse a soltarse fuera su forma de afirmar este nuevo comienzo.
''Es hermoso'' dijo Jean, aun sin creer lo que sus ojos veían.
''¿Crees que a Nathan y Rachel les guste?'' preguntó Scott.
''¿Gustarles? les encantará, cariño.''
Ororo Munroe se mantenía cerca de los líderes, escuchando con atención cada palabra compartida.
Logan, como era costumbre, se mantenía unos pasos detrás del grupo. A su lado, Kurt Wagner irradiaba serenidad, los ojos al cielo, murmurando plegarias de agradecimiento por lo que veía como un milagro.
''Este es un acuerdo mutuo entre Krakoa y nosotros'', comenzó Xavier con voz serena. ''Él nos brinda un hogar, y nosotros le ofrecemos nuestra compañía. Le mostramos respeto, y a cambio, nos protegerá. No se trata de dominio, sino de una unión. Somos un solo pueblo.''
''Por ahora, esto debe permanecer en secreto'', continuó Erik, su tono firme y claro, sin girarse hacia los presentes. ''Solo aquellos en quienes confiamos plenamente conocerán esta verdad. Ustedes son parte de ese círculo. Junto a Charles, creemos que ha llegado el momento de dar los primeros pasos. Nos tomará tiempo... pero sabemos con certeza hacia dónde nos dirigimos.''
Ambos líderes se detuvieron, permitiéndose disfrutar del momento. Los demás los imitaron en silencio. Algunos cerraron los ojos y respiraron el aire puro de Krakoa, otros se dejaron llevar por la belleza del entorno, y unos pocos simplemente contemplaron en paz.
Entonces, Scott Summers dio un paso al frente, captando la atención de todos. ''Hablo por todos aquí cuando digo que pueden contar con nosotros para lo que sea. Cuanto antes construyamos esto, más mutantes podrán encontrar aquí un verdadero hogar.''
Ante sus palabras, Jean, Ororo, Kurt, Charles... incluso el propio Erik, sonrieron.
''Bien dicho, hijo'', aprobó Erik con una leve inclinación de cabeza.
"Qué conmovedor, Summers. Casi me arrancas una lágrima..." la voz surgió con elegante sarcasmo desde el mismo punto por donde habían llegado. "Pero estoy de acuerdo. Si vamos a levantar una nación, que quede tallado en piedra de ser necesario: no permitiremos que nadie vuelva a arrebatarnos nada. No más escuelas bajo ataque. No más muertes silenciosas. Esta vez, se juega en nuestros términos."
Ella era la Reina Blanca, la telépata de nivel Omega: Emma Frost. Una mujer cuyo cuerpo parecía esculpido por un ideal de perfección que inspiraba respeto, deseo y temor en igual medida.
Su presencia física era magnética: piernas largas y torneadas con la precisión de una bailarina, la firmeza de una guerrera, una postura altiva que nunca vacilaba, y una espalda tan recta que parecía desafiar a la gravedad misma.
Antigua enemiga, actual aliada y futura piedra angular de una nación, Emma se hizo presente entre los mutantes elegidos para ser testigos de la unión con Krakoa.
''Ese es el plan. Tienen mi palabra: los mutantes ya no se verán obligados a doblegarse.'' las palabras de Charles Xavier no solo respondieron a Emma, sino que también fueron una declaración para todos los presentes. En la era de Krakoa, él estaba dejando atrás su pacifismo absoluto. El sueño seguiría vivo, pero el mundo ya no podría ignorarlo.
Ororo giró la cabeza hacia el hombre que, a pesar de todo, había permanecido en silencio durante el trayecto. ''¿Cuál es tu opinión, Logan?''
"Suena demasiado bien para ser verdad... y todos sabemos que algo así de bueno siempre arrastra algo podrido que termina alcanzándonos.'' las palabras de Wolverine reflejaban lo que muchos habían pensado, pero no se atrevieron a decir. ''...Pero creo que vale la pena intentarlo esta vez, Charles.''
Esas palabras fueron suficientes para que la familia se sintiera más unida que nunca y se sintieran imparables en ese momento.
''Acompáñennos entonces, hay mucho que ver aún''
Krakoa - El Bosque Sagrado -
El primer lugar que visitaron fue el Bosque Sagrado. Allí, los mutantes se encontraron con Douglas Ramsey, también conocido como Cypher, quien parecía escuchar a Krakoa con la atención de un niño ante un adulto.
''Hey, bub... Veo que encontraste un sitio donde por fin eres útil''
A pesar del comentario, Doug se giró con una sonrisa al ver al grupo acercarse. ''Nos estábamos preguntando cuánto tardarían en llegar. No creí que sería tan pronto.''
''Creímos, con Erik, que este era el lugar indicado para comenzar'' dijo Charles mientras el grupo se dispersaba por el claro, que ya estaba designado como el futuro sitio del Consejo de Krakoa. ''Esperamos no haber interrumpido algo importante.''
''Todo lo contrario'' respondió Doug, echando un vistazo a los árboles que murmuraban a través del viento. ''Nuestro gigantesco amigo aquí presente estaba cuestionando cuándo comenzarían a traer a los demás.''
''Ya estamos avanzando en todos los frentes'' intervino Erik, mirando directamente a la isla viviente, antes de girarse hacia el grupo. ''Y hay mucho de lo que debemos hablar. Pero lo más importante es cumplir nuestra promesa a Krakoa: traer mutantes aquí, para alimentar a Krakoa con nuestra energía mutante.''
''Para eso necesitamos conectar con mutantes alrededor del mundo'' continuó Charles, mientras recibía de Doug dos flores de aspecto único. ''Estas son las llamadas Puertas. Al plantarlas en cualquier parte del mundo, incluso fuera del planeta, crean portales instantáneos hacia Krakoa. Y estas otras'' añadió, mostrando un segundo tipo de flor, ''son Hábitats. Permiten cultivar estructuras vivas, lo que nos dará embajadas y zonas seguras para los nuestros, sin importar la ubicación.''
''Necesitamos plantarlas por todo el mundo. Para que, llegado el momento, cualquier mutante pueda venir a Krakoa y encontrar refugio. Y no se preocupen por dónde las coloquen...'' añadió, con una ligera sonrisa. ''Solo los mutantes pueden usarlas.''
''Funcionan únicamente con nuestra clave genética'' afirmó Storm con asombro y curiosidad reflejada en sus ojos.
''Exactamente, Ororo'' asintió Xavier. ''Así que, si algún humano intenta atravesarla... probablemente termine con la nariz rota.''
Al escuchar eso, varios en el grupo se contuvieron para no reír, aunque otros simplemente ni lo intentaron. El ambiente, a pesar de la seriedad de la misión, comenzaba a llenarse de una nueva sensación: la de esperanza.
La tarde en Krakoa era una pintura viva. El cielo se tornaba ámbar, y el aire tenía esa calidez dulce y húmeda que solo se encontraba en la isla.
El Bosque Sagrado resultó ser el lugar perfecto donde discutir el porvenir.
Allí se les permitió descansar y disfrutar de lo que quedaba del día, con Charles Xavier anunciándoles con una sonrisa serena: Pónganse cómodos. Este es su hogar de ahora en adelante.
Emma Frost estaba descalza, recostada en una silla orgánica que la propia Krakoa le había cedido, dejando que la brisa le acariciara el cabello platinado.
Jean y Scott estaban cerca, compartiendo sonrisas con una complicidad serena.
Kurt colgaba de una rama, entretenido con la flora, mientras Logan se apoyaba justo debajo, en el tronco del árbol, mascando su eterno puro apagado.
Storm había cerrado los ojos, fundida en la armonía del entorno.
Xavier y Magneto caminaban junto a Douglas, debatiendo la distribución de las puertas florales en el lugar designado para el tránsito entre Krakoa y el resto del mundo... cuando todo cambió.
Sin advertencia.
Sin sonido.
Sin movimiento inicial.
Solo una onda expansiva psíquica que desgarró la atmósfera de Krakoa.
Emma se tensó y cayó de la silla, sus ojos muy abiertos, una mano presionando con fuerza su sien para contener lo que la abrumaba.
Jean se desplomó sobre sus rodillas, jadeando, mientras Scott instintivamente la rodeaba con su cuerpo, mirando a su alrededor con los visores encendidos.
Xavier se tambaleó, Cerebro desconectado bruscamente de su mente... Sangre brotó de sus fosas nasales.
Douglas dejó de entender a Krakoa por un instante. Porque Krakoa enmudeció.
La isla, viva y consciente, se estremeció. Los árboles crujieron, la tierra vibró.
''¿Qué demonios fue eso?'' gruñó Logan, ya con las garras desplegadas, dejando caer el puro de su boca.
Kurt se teleportó en un destello hasta el lado de Xavier. ''¡Charles!''
Pero el profesor no respondió de inmediato. Jean y Emma tampoco. La magnitud de lo que acababan de sentir era... inmensa. No era una mente. No era una simple señal. Era una presencia.
Una vibración primigenia. Una resonancia omega tan pura que el aire se volvió denso, como si el mundo contuviera la respiración.
Emma se sujetó las sienes, lágrimas inconscientes cayendo por sus mejillas. ''Eso no fue una mente'' murmuró. ''Eso fue una... fuerza.''
Storm abrió los ojos, sintiendo cómo el cielo mismo se tensaba sobre sus hombros. ''No fue aquí... Oriente. Japón...''
Douglas, pálido como el mármol, susurró: ''Kurama... Monte Kurama. Krakoa lo sabe. Lo... sintió...''
Xavier—tras levemente recuperarse, ignorando la sangre que escurría por su rostro y con dolor que lo hacia arrugar el rostro—activa inmediatamente a Cerebro. Encontrándose con una señal que lo dejó helado: una lectura mutante nunca antes vista, sin registro alguno, una firma psíquica... perfecta y aterradora... legible pero imposible de comprender... digno de un dios.
Scott y Logan, aunque ajenos al poder psíquico, lo sintieron como una vibración en los huesos. Algo que activó su instinto de combate, como si un depredador hubiese abierto los ojos y los estuviera observando.
Después de un largo silencio, Charles, con voz contenida pero solemne, se dirige a todos: ''Un mutante de nivel Omega acaba de hacerse conocer... Pero no puedo alcanzarlo''
Japón, Kioto - Monte Kurama -
''Deben encontrarlo, antes que sea demasiado tarde'' fueron las palabras del profesor Xavier—palabras que el grupo de mutantes se repetía como un mantra mientras avanzaban hacia su destino.
''¿Entonces... todo eso fue causado por un solo mutante nivel Omega?'' preguntó Illyana, caminando junto a su hermano Piotr. Ambos habían sido considerados necesarios para la misión al monte, aunque nadie sabía exactamente qué esperar.
''Es lo único que sabemos con certeza, gracias al profesor'' respondió Scott, mientras se adentraban más en la densa neblina. ''Nuestro objetivo es encontrarlo antes que nadie y, si es posible... convencerlo de venir con nosotros. Solo esperemos que esta niebla nos dé la ventaja antes de que se desate un conflicto.''
''¿Qué es este lugar de todos modos?'' preguntó Illyana.
''Monte Kurama'' comenzó Logan, para sorpresa del grupo. ''En Japón lo consideran un lugar de entrenamiento espiritual. Pero pocos pueden entrar, ya que está protegido por un clan desde que se fundo en la era Heian. Incluso escuché que aquí nació el Reiki'' solo pudo gruñir al ver las expresiones incrédulas o las sonrisas contenidas de algunos, y clavó la mirada en el actual líder del equipo. ''Algún problema, bub''
''Ninguno, Logan. Solo hay veces que me olvido de tu historia en Japón'' le respondió Scott con calma.
''Cuidado'' advirtió Ororo, deteniéndose en seco. Todos acataron al instante, fijando la vista en el suelo.
A tan solo un metro de distancia, la tierra parecía desgarrada, como si algo la hubiera consumido.
''¿Saben? El misterio es divertido al principio, pero ya estoy harta de esta niebla. Querida, ¿puedes hacernos el favor?'' Emma le habló a Ororo, la cual asintió con elegancia y extendió ambos brazos. El viento respondió, y la niebla se disipó como si nunca hubiera estado allí. ''Gracias, cariño''
El paisaje revelado era devastador: casas reducidas a escombros, cuerpos por doquier—algunos despedazados—y la tierra todavía humeante por donde había sido arrasada.
''Avancemos. Manténganse atentos a cualquier movimiento'' ordenó Scott.
Adentrándose en el templo, solo encontraban más destrucción. Nadie hablaba, la tensión era espesa como la niebla que acababan de disipar. Solo Kurt murmuraba plegarias para los muertos.
''¿Esto lo hizo el mutante Omega?'' preguntó Piotr, su voz grave dejando la duda en el aire mientras inspeccionaba en busca de algún sobreviviente.
''Hace unos minutos pensaba lo mismo... pero miren esto'' llamó Emma, atrayendo la atención de todos.
''Centinela'' gruñó Logan al ver los restos metálicos.
''Por aquí hay más'' advirtió Jean. Para el alivio de todos, los centinelas estaban destruidos.
''Silencio'' ordenó Scott de pronto.
Todos vieron lo mismo: un cementerio de centinelas sobre una llanura devastada, y en el centro... un solo hombre, de pie, sosteniendo con delicadeza el cuerpo de una mujer y partículas suspendidas a su alrededor que iluminaban su alrededor en aquella oscura noche.
''Lo encontramos/Es él'' las voces de Jean y Emma resonaron en la mente de todos, un susurro telepático que hizo que la guardia de todos se elevara.
El hombre depositó el cuerpo de la mujer en el suelo con delicadeza. Luego comenzó a incorporarse lentamente, sin apartar en ningún momento la mirada de ella.
Las mujeres presentes, incluso Illyana, quedaron momentáneamente absortas ante su figura.
Alto e imponente.
Su cabello blanco, inmaculado, revuelto por la energía a su alrededor, como si cada hebra flotara ligeramente.
Su rostro joven parecía tallado con precisión, rasgos finos, angulosos, casi esculpidos con intención divina.
Y sus ojos... Sus ojos eran de un azul tan puro que parecían tener su propia luz, su propio lenguaje.
''Su mente... Es como una supernova cubierta con una capa de hielo. No puedo tocarlo.'' les dijo Jean a los demás.
''Cabello blanco, ojos como cristales pulidos... claro, como si el universo necesitara otra persona atractiva'' agregó Emma, con una mezcla de sarcasmo y genuina intriga.
''¿Tú fuiste el causante de todo esto?'' preguntó Logan con la mirada clavada en el mutante.
''Logan, creo que esa no es una buena manera de empezar una conversación'' dijo Jean, mirándolo de reojo mientras mantenía abierto el canal telepático con los demás.
''No te preocupes, Jeannie. Solo quiero quitarnos la duda rápido.''
''No'' respondió el hombre, sin apartar la mirada de Logan. No parecía molesto ni desafiante, más bien como si intentara descubrir algo en él.
''Un hombre de pocas palabras'' resopló Illyana. ''En serio, alguna de ustedes dos debería meterse en su cabeza para que esto avance. Ya parece un concurso de miradas.''
''Lo estoy intentando'' dijo Jean. ''Pero cada vez que me acerco, es como si se deslizara lejos. ¿Tienes algún resultado tú, Emma?''
''Jean, ¿ves el panorama a nuestro alrededor y aún así quieres que intentemos entrar en su mente?''
Emma no había dejado de observar el lugar desde que llegaron.
Ya había llegado a una conclusión: los centinelas no parecían haber dado mucha batalla, más bien habían sido aplastados por un solo ataque.
En cambio, los cuerpos de los habitantes del lugar contaban otra historia: cortes, quemaduras, incluso orificios limpios de un lado al otro del cuerpo. Víctimas de los centinelas, claramente.
''Es la única forma que tenemos de conocer sus verdaderas intenciones'' replicó Jean. Ambas se miraron; no necesitaban palabras ni telepatía para entenderse.
''El intento es en vano de todas formas'' intervino, sin mirar a ninguna en particular. ''Me refiero a la telepatía. No pueden alcanzarme... a menos que yo lo permita. Aunque casi lo logras al principio'' agregó, mirando a una de ellas. ''No esperaba que lo intentaras tan rápido apenas me encontraron, Jean''
La tensión aumentó al instante. Illyana desenfundó su espada. Logan mostró las garras.
Pero él se mantuvo completamente sereno.
''¿Nos conoces?'' preguntó Scott.
''Son los X-Men, ¿verdad? Tendría que vivir debajo de una roca para no conocerlos, ¿no creen?'' respondió. Su rostro no reflejaba emoción alguna... y, aun así, todos sintieron que se estaba burlando de ellos.
''Nos conoces, pero nosotros a ti no.'' dijo Ororo con firmeza ''¿Cuál es tu nombre?''
El mutante perdió su máscara por tan solo un par de segundos. Tiempo que fue suficiente para el resto ver que detrás de ese desinterés había un hombre que acababa de perder algo valioso.
Los únicos que mostraron compasión en sus ojos fueron Storm, Jean y Kurt. No era por lástima, sino porque ellos entendían el dolor de perder sin razón.
No lo veían como una amenaza en ese instante... sino como alguien que acaba de dejar de ser hijo.
''Satoru...'' su voz salió baja, sin fuerza, y sus ojos se enfocaron en el cuerpo sin vida de la mujer ''Gojo Satoru''
El vacío de Moira - Base secreta del Profesor X -
"¿¡Un mutante de nivel Omega!?" Moira retrocedió, impactada por la información que Charles y Erik acababan de traerle.
Mientras Charles intentaba acercarse para calmarla, Erik continuó: "Scott y los demás deben estar en el monte en este momento, así que pronto recibiremos más noticias al respecto."
"¡NO!" Moira apartó bruscamente el brazo de Xavier, preocupando a ambos con la intensidad de su reacción. "¿¡No lo entienden!? ¡Claro que ustedes no lo entienden! ¡Porque ustedes no murieron nueve veces para llegar hasta aquí!"
Charles podía verlo con claridad: Moira estaba al borde de un ataque de pánico. Su mente era un alboroto en ese momento, tratando de imaginar todas las rutas que esta nueva problemática les podía traer.
"No hay razón para entrar en pánico, Moira. Sacar conclusiones antes de—" Erik intentó intervenir, pero ella lo interrumpió.
"¡El problema es que ustedes no lo entienden!" Su mirada fulminó a Charles. "Sal de mi cabeza, Charles... No voy a repetirlo."
"Solo quiero ayudarte. Estás demasiado alterada por alguien que aún no conocemos."
''¡Ese es el problema!'' Intentó calmar su respiración, pero era imposible. Se dejó caer contra la pared, con las manos aferrándose al cabello. ''Es la primera vez que algo así ocurre...''
Ambos hombres se miraron. Entonces lo comprendieron. Ese mutante Omega acababa de romper el patrón que Moira había tejido en todas sus vidas.
"Nunca hubo un caso así. Ni con ustedes, ni con Siniestro, ni siquiera con Apocalypse..." Su voz era apenas un susurro, temblorosa. "Ahora, todo mi conocimiento, mi experiencia... todas mis advertencias... podrían no significar nada."
"No" dijo Charles, arrodillándose a su lado mientras colocaba una mano en su hombro. "Aún son valiosas. Quizás esta sea la primera verdadera anomalía que se te presenta. Tal vez eso dé miedo... pero también podría darnos esperanza."
Moira lo miró, y luego a Erik, quien también le tendía la mano.
"Nuestras opciones están claras," agregó Erik. "Puede ser quien provoque nuestra caída... o quien nos entregue la victoria. Pero no lo sabremos hasta enfrentarlo."
Moira asintió, respirando hondo, y finalmente aceptó ambas manos para ponerse de pie.
"Eso es," dijo Charles, con una leve sonrisa. "Ahora dinos: ¿qué necesitas de nosotros?"
Moira los miró fijamente, decidida. ''Escuchen bien...''
Centro espacial - Base principal de Orchis -
''Y con la adquisición de los restos del Martillo de Sol, podemos avanzar a la Fase II e iniciar la adaptación con la Forja. El periodo estimado es de cuatro meses a partir de hoy. Para entonces, todo debería estar listo para comenzar la creación de un nuevo Molde Madre.''
''Excelente, doctora Gregor.'' Devo, el líder de la organización, habló sin apartar la vista de los documentos que Alia había repartido a los presentes. ''Esperamos que haberla colocado al frente de esta investigación sea incentivo suficiente para continuar obteniendo resultados.''
''Puede estar seguro de ello. Y en cualquier caso, gracias a lo sucedido en Genosha, el tiempo está de nuestro lado. Con la Forja, nuestro trabajo no solo se acelerará, sino que dará frutos notablemente positivos.''
''Y la salvación de la humanidad finalmente estará a nuestro alcance,'' añadió Erasmus Mendel ante lo dicho por su esposa, sonriendo con orgullo. ''Nuestra única preocupación es que, de algún modo, ellos descubran nuestros planes.''
''Eso no ocurrirá,'' respondió Omega Sentinel con frialdad. ''Están demasiado ocupados con sus propias disputas internas. Y si llegara a ser necesario, aún nos quedan centinelas en reserva capaces de ganar tiemp—''
''¡Disculpen la intromisión!'' todos se giraron hacia el soldado que irrumpió, cortando el momento. ''Traigo información sobre la misión en Japón, en Kioto, señor.''
''Habla,'' ordenó Karima, con voz cortante.
''El exterminio fue exitoso. Todos los miembros del clan fueron eliminados, no solo los rebeldes que rechazaron nuestra ayuda, sino también los infiltrados que nos brindaron información, como usted ordenó, capitana.''
Sentinel asintió levemente, complacida, aunque su expresión permaneció dura. ''Si era solo eso, podrías haber esperado a que la reunión terminara,'' murmuró, detectando el nerviosismo en la voz del soldado. ''¿Hay algo más que deba saber?''
El soldado vaciló. ''Durante la operación, se desplegaron todos los centinelas activos en tierra, ciento ocho en total. Al principio, los reportes indicaban que el exterminio del Clan Gojo y la destrucción del templo en el monte Kurama habían sido completados...''
''¿Y~?'' Karima alzó una ceja con visible fastidio.
''Perdimos toda señal de los ciento ocho centinelas. Hace cinco minutos recibimos información de que un grupo de mutantes, tres clase Omega y cinco Alpha, llegó al lugar. Y para entonces pudimos confirmar que los ciento ocho fueron completamente destruidos.''
Hubo reacciones mixtas: suspiros de frustración, gestos de enojo. Solo Devo y Karima se mantuvieron imperturbables, lo que confundió al soldado.
''Una pérdida... útil.''
''¿De qué hablas, Karima?'' Alia frunció el ceño. ''Esos centinelas pudieron haber servido para algo más significativo en vez de desperdiciarlos en un... ¿Templo de monjes?''
Karima se giró hacia ella con una mirada de acero. ''Permítame ser clara, doctora Gregor. Si pudiera retroceder en el tiempo una y otra vez... destruiría ese clan todas las veces que sean necesarias...'' Gregor y Mendel se quedaron en silencio.
''Además,'' intervino Devo, ''Eran modelos antiguos. Con nuestros nuevos avances, la próxima generación de centinelas será todo lo que necesitaremos. Y todavía contamos con los drones en Mercurio. No hay razón para entrar en pánico.''
''Exacto,'' concluyó Karima con una media sonrisa. ''Pueden estar seguros de algo: hoy nos deshicimos de un gran problema.''
La mirada de Alia se contrajo al asimilarlo todo.
Una punzada de duda, seguida de un malestar sutil en la boca del estómago, se apoderó de ella.
No pensaba dar marcha atrás, seguía creyendo en el objetivo de Orchis, pero había algo que le desagradaba profundamente: la facilidad con la que algunos estaban dispuestos a asesinar humanos en nombre de la causa.
No era la primera vez que sentía esa contradicción... pero esta vez la punzada había sido más aguda.
Por suerte, solo su esposo, Erasmus, notó ese cambio mínimo en su expresión, uno que ella ocultó con rapidez.
Japón, Kioto - Monte Kurama -
El grupo de X-Men ya no sabía cómo afrontar la situación. Reconocían que este mutante, ahora conocido como Satoru, necesitaba un momento para despedirse de los fallecidos. Pero algunos entre ellos solo querían terminar con todo e irse.
''Satoru Gojo'' lo llamó Illyana, adelantándose al grupo. Su voz resonó más fuerte de lo esperado, logrando que él volteara a verla.
Coloso intentó detenerla, pero recibió un manotazo seco de su hermana antes de que continuara su paso.
''Entendemos que no fuiste el responsable de lo que ocurrió aquí, y sabemos que estás pasando por un momento complicado. Pero vinimos hasta este lugar por ti. Así que... ¿qué tal si te damos un momento a solas, y luego nos acompañas? Este ya no es un sitio seguro. Ni para ti... ni para nosotros.''
Satoru la observó desde su sitio. Ella se detuvo a unos metros de distancia. La diferencia de altura entre ambos era evidente.
''¿Por qué debería?''
''¿Por qué?'' soltó un suspiro, levantando la cabeza para mirarlo directo a los ojos. ''Mira... la mayoría de nosotros despertamos en la pubertad. Trece, catorce... cuando todo apesta y tú cuerpo decide que todavía puede empeorar. Generalmente, algún trauma de mierda lo detona. Pero no es una regla. Algunos florecen antes. Otros... como tú, que pareces tener veintitantos, lo reprimen hasta que el universo grita más fuerte.'' se encogió de hombros, como restándole importancia. ''No hay una edad mágica. Solo el momento en que algo se rompe. Supongo que... este fue el tuyo.''
Gojo parpadeó lentamente. ''Curioso. Pero... ¿Se supone que eso debe convencerme de ir con ustedes?''
Illyana se giró y clavó los ojos en Jean. Ella entendió sin necesidad de palabras, y transmitió el pensamiento al resto. ''Que alguien tome mi lugar antes que decida partirlo a la mitad''
Kurt y Ororo estaban a punto de intervenir, buscando un enfoque más suave, pero Logan fue más rápido.
Las garras salieron con un sonido metálico.
''Escucha, bub... ya no me importa si acabas de despertar tu mutación o no. Solo sé que nos estás haciendo perder demasiado tiempo aquí. Y puedo oler que lo haces a propósito. Así que estoy considerando sacarte a rastras, si hace falta'' los suspiros no se hicieron esperar por parte de sus compañeros, presintiendo lo que se vendría. ''Tú decides...''
Satoru giró apenas la cabeza hacia él.
''Sabes... no creo que el olfato sirva para oler intenciones''
''¡No tengo tiempo para esta mierda!'' rugió.
''¡Logan!'' gritaron varios a la vez.
Kurt fue el único que actuó, teletransportándose detrás de él. Pero era tarde.
Logan ya estaba a un metro de atravesar a Gojo con sus garras, y nada parecía detenerlo...
O al menos eso pensaban.
Wolverine se detuvo por completo, a centímetros de Satoru. Sus garras de adamantium se negaban a avanzar, como si una barrera invisible se interpusiera entre ambos. El impulso lo traicionó, haciéndolo caer al suelo.
Incluso Nightcrawler lo miraba, sin comprender.
De todas formas, Logan siguió apuñalando con sus garras a pesar de no alcanzarlo, esperando que pudiera incrustarlas por algún lugar.
Gojo lo observó con calma. Solo alzó una ceja, como si fuera un detalle menor. ''La persistencia es una virtud. Y aquí estoy, viéndola en carne y adamantium'' una sonrisa burlona se formó en su rostro.
''¡RRAAGHH!'' rugió Logan, empujando con más fuerza, cegado por la frustración. Ignoraba los pedidos de Kurt para que se detuviera.
Jean estaba a punto de interferir, pero Satoru se le adelantó. ''Volverte berserker no logrará nada'' sin siquiera un gesto, hizo que Wolverine saliera volando hacia atrás.
Magik tuvo que apartarse por centímetros para no ser arrollada.
''¡¿Intentaste arrojarme su cuerpo encima?!'' gritó, apuntándolo con el dedo mientras blandía su espada.
''Quizás'' la respuesta fue vaga, apenas un murmullo acompañado con una sonrisa pícara.
''Illyana, detente'' ordenó Emma, pero la rubia no escuchó. Lanzó una estocada directa a la cabeza de Gojo.
El resultado fue el mismo que con Logan.
Chocó contra la barrera invisible. Insistió. Una y otra vez. Cortes verticales, horizontales, desplazamientos... Nada.
Finalmente, dejó caer la espada.
''No, aún no es suficiente'' y volvió al ataque.
''Sí. Sí lo es'' Gojo dio un paso hacia ella, y con otro gesto leve, la envió rodando hacia Logan, que justo se incorporaba.
''¡Sal de abajo mío!'' Illyana lo empujó con un codazo al estómago.
''¡Fuiste tú la que cayó encima, chica!'' gruñó en respuesta.
''Ya fue suficiente'' Scott se adelantó. Sus visores comenzaban a brillar.
''Tú mismo lo dijiste, Summers. Ya fue suficiente'' Emma puso su mano de diamante frente al visor. ''Ya intentaron a su manera. ¿Qué tal si ahora dejan que los adultos lo manejen?'' Un gruñido salió de Logan. Illyana frunció el ceño.
Emma se giró hacia Satoru, quien aún no se había movido del sitio, ni se había separado del cuerpo. ''Ororo, Kurt, conmigo. Jean, asegúrate de que estos dos no hagan nada estúpido. Piotr... controla a tu hermanita''
La oscuridad de la noche estaba comenzando a desaparecer en las ruinas del templo, con la brisa levantando polvo y cenizas, dando la bienvenida a un nuevo día en Japón.
Los tres mutantes caminan con cuidado. Satoru no se ha movido un centímetro del lado del cuerpo de la mujer que yace tras él.
''Sin dudas esa mujer era importante para ti, por lo que espero sepas que ella podrá encontrar paz en los brazos de Dios'' Kurt fue el primero en dirigirse a él, queriendo mostrarle respeto por su pérdida.
''No era una mujer muy religiosa a pesar de formar parte vital de este templo... pero estoy seguro de que mi madre hubiera aceptado esas palabras con una sonrisa y hubiera estado agradecida'' le contestó con una sonrisa de agradecimiento.
''¿Me permitirías orar por ella?''
Satoru miró a su madre antes de responder ''Por favor'' se hizo a un lado para permitir que Kurt pasara.
Se arrodilló junto a ella y comenzó a orar en voz baja, permitiendo que Ororo y Emma hablaran con él.
Ororo dio un paso adelante ''Tu dolor es claro, aunque intentes ocultarlo, Satoru. No pretendemos comprenderlo del todo, ni tampoco venimos por lástima o simple curiosidad'' dijo con voz serena y firme. ''Estoy segura de que sabes lo que eres... pero nosotros sabemos lo que podrías llegar a ser''
Hizo una pausa, permitiendo que el aire, cargado de cenizas y memorias, hablara también. Sus ojos recorrieron las ruinas, los cuerpos y finalmente regresaron a él.
''Eres un mutante, uno de nosotros. Uno cuyo poder sentimos estando al otro lado del mundo'' Satoru se vio visiblemente sorprendido ''Estamos construyendo algo... un hogar. Krakoa. Un refugio para los nuestros. Para quienes pensaron que estaban solos. Para los que necesitan un nuevo comienzo... Allí no te pediremos que olvides. Pero quizá... puedas empezar a construir algo más allá del duelo.''
Gojo escuchó cada palabra de Storm. No respondió. Pero para Ororo, que él escuchara fue suficiente.
Entonces, sus ojos se posaron en Emma Frost. ''¿Y tú? ¿Vas a seguir observando y analizando todo o tienes algo que decir?'' No hubo emoción en su tono, pero Emma no caería. Esa falta de expresión junto al desinterés era el escudo más obvio que Satoru podría mostrarle.
''Cariño,'' respondió Emma, firme, elegante, segura, sin necesidad de elevar la voz ''No necesito observar a mi alrededor cuando la respuesta está justo frente a mí'' Dio un paso más. No como quien avanza para amenazar, sino como alguien sin temor a la confrontación. ''No te importa lo que le haya sucedido a este lugar, ni a estas personas... lo único que te ha importado es lo que se encuentra detrás de ti, lo único que has protegido hasta ahora''
Estaban frente a frente. Sus ojos al mismo nivel.
''¿Y por qué deberían importarme?'' respondió Gojo, su voz por primera vez salía con frialdad. ''Este lugar estaba podrido desde hacía años. Un nido de traidores que se envolvieron en palabras vacías, seguidos por fanáticos ciegos... Lo único que me importa ahora es encontrar a los que enviaron a los centinelas.''
El aire a su alrededor pareció densificarse. La tensión creció entre los demás, Emma fue la única que permaneció imperturbable.
Hasta que los vio.
Los ojos de Gojo, esos azules tan claros que parecían contener un océano reflejando el sol, habían comenzado a brillar intensamente.
''¿Qué sigue ahora? ¿Vas a pedirme permiso para entrar en mi mente, o lo harás sin preguntar?''
''¿Y golpearme contra una pared?'' Emma soltó una suave y melodiosa risa ''Tengo una reputación que mantener, por si no lo sabías. No, lo que realmente quiero pedirte es... que confíes en mi'' sus palabras, firmes pero ahora libres de todo sarcasmo, fueron acompañadas por una mirada seria. Ya no bromeaba.
Se acercó lo suficiente—de forma lenta, casi pausadamente—y colocó sus labios junto al oído de Gojo.
Estaba cerca, pero no pegada. Aún así, sintió algo extraño. Algo invisible la frenaba apenas. Lo notó, y su curiosidad se encendió.
''Te ayudaré a encontrarlos'' susurró ''Puede que creas que puedes hacerlo solo, y quizás tengas razón. Pero tardarás demasiado y te detendrán antes que lo logres... Ven con nosotros. No solo encontrarás una familia en la que podrás confiar... te prometo que usaré todo en mi alcance para servírtelos en una bandeja de plata''
Se apartó lentamente, lo justo para poder volver a ver sus ojos y admirarlos de cerca, como si fueran diamantes únicos en todo el mundo o incluso en el universo.
''¿Qué dices? ¿Aceptas?''
Satoru miró a Ororo, luego hacia el grupo de mutantes que lo observaba desde la distancia.
Finalmente giró para ver a Kurt, aún junto al cuerpo de su madre. Al parecer, había reunido un lirio, una rosa blanca, un jacinto blanco, varios claveles azules y una flor de loto, formando un pequeño ramo para ofrecerle.
Una sonrisa se escapó de sus labios. Una de gratitud. una que Kurt devolvió.
Y entonces, sus ojos volvieron a enfocarse en Emma.
''¿Confiar, eh?'' su voz sonó baja, casi como un eco de sus propios pensamientos. ''Confiar es un riesgo que sólo vale la pena si estás dispuesto a perder. Yo... perdí todo.'' sus palabras no sonaron tristes. Sonaron como un hecho ya aceptado. ''Pero creo que si uno encuentra a alguien dispuesto a mirarte directo, sin miedo y sin máscaras, tal vez... deberías intentarlo una vez más.''
El resplandor en sus ojos se apagó poco a poco. No desapareció, pero se suavizó. Solo Frost lo notó. Y eso, viniendo de él, era casi un gesto de intimidad.
''Iré con ustedes.'' Emma soltó el aire que no sabía que tenía contenido. Satoru se giró a donde se encontraba su madre, la cual tenía el ramo entre sus manos. ''Solo... dejen que me despida de ella''
''Por supuesto'' la voz de Kurt fue tranquila, respetuosa. Se encargó de responder por todos ellos ''¿Me permites acompañarte, compañero?''
Gojo asintió suavemente mientras levantaba a su madre en brazos.
''Sujétate de mi brazo'' le indicó.
Antes de que cualquiera pudiera agregar una palabra, o que siquiera Nightcrawler pudiera preguntar el porqué, ambos desaparecieron del lugar.
No hubo destello. No hubo humo. Similar al poder de Kurt, pero sin dejar un rastro detrás.
El silencio reinó en el lugar. Fue Emma quien lo interrumpió: ''Infórmale a Charles que volveremos en unos minutos, Jean. Usaremos el portal de Illyana para volver al colegio y desde ahí el de Krakoa; es mejor si no dejamos rastro aquí por ahora''
Jean asintió, con un Scott visiblemente dudoso a su lado.
''¿Sucede algo, Summers?''
''¿Qué fue lo que le dijiste para que aceptara?''
''¿Mi estoico líder de campo está celoso por cómo me acerqué al nuevo niño prodigio de ojos bonitos?''
Scott soltó una risa seca antes de contestar: ''Nah, simple curiosidad.''
''Hmm... si es simple curiosidad, entonces supongo que te dejaré con ella. Solo diré que es una promesa entre él y yo.''
Moira MacTaggert
Charles Xavier
Erik Magnus Lehnsherr
Jean Grey - James Howlett - Scott Summers
Ororo Monroe
Kurt Wagner
Illyana Rasputin
Orchis