Diez cosas que odio de ti

Naruto
F/M
G
Diez cosas que odio de ti
All Chapters

La respuesta

Minato habría querido esperar hasta que la pelirroja volviera a la aldea para poder hablar tranquilamente y así confesarle sus sentimientos, aun creyendo que sería rechazado. Por desgracia, el Sandaime tenía otros planes para él y su equipo porque 3 días antes del regreso de la pelirroja los mandó a una misión fuera de Konoha.

A pesar de sus protestas, cosa que sorprendió a muchos ya que nunca había rechazado una misión, Minato acepto derrotado, temiendo que para cuando volviera Kushina ya se le hubiera declarado a ‘Ese Perdedor’ como le gustaba llamarlo.

Horas antes de irse el rubio tuvo una idea. Podía hacer eso después de todo, ¿Qué tenía que perder?

Tomando una hoja y una pluma se puso a escribir antes de que cambiara de opinión.

 


 

 

Cuando Kushina regresó todo parecía estar como siempre. El Hokage no había muerto, no los habían invadido, Yoshino y Shikaku se pelearon vaya uno a saber porque esta vez y Shikaku había echado más leña al fuego a llamarla ‘problemática’ a la cara.

Evitó entrar a su casa simplemente arrojando sus cosas a través de la puerta y volviendo a cerrar. Le había prometido a Nagato que hablaría con Mina-chan cuando volviera a su casa, no cuando entrara en la aldea. No es que estuviera posponiéndolo, se dijo mientras se dirigía a Ichiraku Ramen, es solo que quería hacer otras cosas antes.

Casi dos horas después fue a dejar el informe de su misión a la torre Hokage en donde le informaron que Minato debía regresar mañana a Konoha, y como no tenia deseos de cocinar esa noche fue a darse un baño en las aguas termales (después de asegurarse de que el pervertido no andaba por allí) antes de ponerse a buscar un sitio donde comer.

Kushina llego a la aldea a eso de las cinco de la tarde y entro a su departamento pasada la medianoche. Se había encontrado con unos amigos y había aprovechado para celebrar en un bar. Se hubiera quedado un poco más, pero Kyuubi-chan no la dejaba tranquila llamándola ‘Cobarde’.

La primera cosa que llamó su atención no fue que alguien hubiera puesto la mochila en un rincón, sino que ese mismo alguien estuviera todavía en su casa dando vueltas por su sala.

“¿Mina-chan?” Se sorprendió la pelirroja al reconocer al intruso. El aspecto de su amigo dejaba mucho que desear, estaba despeinado, su ropa estaba arrugada y  tampoco parecía que hubiera dormido mucho últimamente.

“¿Lo amas?” Preguntó el rubio apenas la vio entrar.

“¿A quién?” No entendía nada.

“Al perdedor al que le escribiste esto”. Contestó blandiendo la carta.

“¡No es ningún perdedor!” Lo defendió de sí mismo la Uzumaki.

“Si hasta ahora no se ha dado cuenta de lo que sientes por él, debe ser la persona más estúpida de todo el planeta”.

“Bueno, admito que por eso ahora no parece muy listo-”

“Es un idiota y mereces algo mejor”. Añadió Minato.

“Pero eso no cambia lo que siento”. Finalizó escondiendo una sonrisa ante su último comentario.

Al escuchar eso el jounin bajó la cabeza derrotado y sin decir nada más se encaminó hacia la puerta. Se hubiera ido sin mirar atrás si no hubiera sido por el repentino mareo que lo aquejo de repente. Hubiera terminado besando el suelo si no fuera por los rápidos reflejos de la pelirroja.

“¿Mina-chan, te pasa algo malo?” Preguntó la pelirroja sujetándole la cabeza para poder mirarlo a los ojos. Más que el extraño brillo en ellos fue el olor de su aliento lo que le dio la respuesta”. “¡Estas borracho!”

“Solo tome un vaso de sake en casa del sensei”. Se excusó este.

“Para alguien como tu es lo mismo que tomar todo el alcohol que hay en la aldea”. Lo reprochó Kushina arrastrándolo hasta el sillón.

“¿Adónde me llevas?”

“Si crees que te dejare salir a alguna parte en este estado es que en realidad no me conoces”. Contestó yendo a buscar una sábana. “Pero déjame decirte una cosa antes: La persona de la que estoy enamorada…” Le hablaba a la pared, el pobre ya se había quedado profundamente dormido. Sí que se le subía rápido la bebida. Estaba por alejarse cuando noto que tenía un papel fuertemente sujeto en sus puño. Con cuidado lo saco, lo aliso y se puso a leerlo.

 

“Odio que pases tanto tiempo con tus amigos. Sé que yo fui quien te dijo que les hablaras en primer lugar, pero es que detesto compartirte con otro hombre. Especialmente si no tiene novia como Hizashi, Inoichi o Chouza. O se pelea a cada rato con ella como Shikaku.

Odio que nunca me dejes tranquilo. Cuando estoy tan cansado que siento que no puedo dar un paso más, tú me empujas, molestas y presionas hasta que vuelvo a ponerme de pie y comienzo a perseguirte.

Odio que a veces me busques para contarme cada cosa que te pasa como si fuera una especie de sacerdote: Al final terminamos hablando durante horas olvidando de que hablábamos al principio ¿No te das cuenta de que yo también tengo mis propios problemas?

Odio las veces en las que me haces participar en alguna de tus bromas (aunque me pongo todavía de peor humor cuando se lo pides a alguien más). Ya no somos niños, pero sigues actuando como una. Igual debo admitir que en el fondo disfruto cuando haces travesuras, especialmente cuando te descubren y tratas de librarte culpando a los Uchiha.

Odio cuando sales en alguna misión peligrosa. Ya sé, ya sé ‘Mira quien lo dice’ pero no puedo evitar preocuparme por ti. Sé mejor que nadie que eres una gran kunoichi, pero hasta los mejores cometen errores.

Odio que regreses a la aldea lastimada y actúes como si nada hubiera pasado. Que seas la jinchuriki del Kyuubi y que este cure tus heridas no te hace invencible. Creo que nunca podré olvidar la vez en la que estuviste casi una semana en estado de coma, aferrándote a la vida. Y cuando al fin despertaste preguntaste quien se murió. Todavía no sé cómo contuve el impulso de gritarte.

Odio que no me cuentes cuando algo te está molestando. Se supone que somos amigos pero no puedo ayudarte si no me dices que es lo que pasa ¿No te das cuenta de cuanto te quiero?

La cosa que más odio en estos momentos es que estés enamorada de alguien más. La sola idea de que otro hombre posea tu corazón me enferma. No puedo soportar que algo tan precioso esté en manos de alguien que no sepa valorarlo. Odio a ese perdedor con todas mis fuerzas por robarse lo que debió ser mío.

A estas alturas seguramente adivinaste que leí la carta que le escribiste. No voy a disculparme por eso ni tampoco espero que me correspondas, aunque nada me haría más feliz. Lo único que pido es que me dejes estar a tu lado por el resto de mi vida. Y por supuesto poder matar lenta y dolorosamente a ese perdedor si te hace sufrir alguna vez.

Te amare por siempre

Minato Namikaze

PD: Por lo que más quieras en este mundo Kushina ¡Cierra con llave cuando salgas!”

 

“Idiota, no pusiste las diez cosas”. Murmuró con ternura dándole un beso en la frente.

 


 

 

Lo primero que sintió al despertarse a la mañana siguiente fue un dolor de cabeza monumental golpeándole las sienes.

“Es la última vez que acepto un trago que me ofrezca Jiraiya sensei” Murmuró Minato sentándose en la ‘cama’. “¿Cómo llegué hasta aquí?”

Había terminado su misión antes de tiempo y  decidió deshacerse de la carta que le escribió a Kushina. En vez de eso la iba a esperar en su departamento. Se lo dijo al sensei y él le ofreció un trago para darle valor. Lo siguiente estaba borroso.

Con cuidado bajo los pies y entonces noto un papel pegado en su camisa como si fuera un babero. Era la carta que tanto dolor le había causado, solo que ahora tenía un agregado.

 

“Olvídate de las otras nueve, lo que más odio de ti MINATO NAMIKAZE es que no te hayas dado cuenta de que es a ti a quien amo. Cualquier otro se habría dado cuenta de que la carta era para ti, hice varia referencias a cosas que pasamos juntos ¿De verdad pensaste que podría enamorarme de alguien más? Tu eres el único ‘perdedor’ al que amare en esta vida, quizás incluso hasta en la siguiente.

Tuve que salir a buscar el desayuno, volveré dentro de un rato. No intentes cocinar tú mismo si no quieres morir envenenado.

Con amor

Kushina Uzumaki”

 

Sintiéndose mejor de lo que había estado en semanas, el rubio se puso los zapatos y subió al departamento de arriba para contarle a Jiraiya sensei lo sucedido. Ni se le paso por la cabeza que el Ero-Sennin al verlo aparecer con la ropa de la noche anterior y una sonrisa de oreja a oreja, había sacado sus propias conclusiones de lo ocurrido.

 

Sign in to leave a review.