
— ¡El centro comercial está por cerrar!
Una voz sonó a través de los parlantes en el lugar y se sintió el tumulto de gente arremolinarse hacia la entrada, en una de las jugueterías un pequeño miraba emocionado el gran vidrial donde se exhibía una docena de soldaditos fabricados enteramente de plomo y pintados a mano, sus ojos viajaron con emoción desde el diseño de la caja que prometía horas de diversión hasta el diseño de cada soldadito tan bien trabajado y que quedarían increíbles en su cuarto de juegos.
Pero el sueño se cortó abruptamente cuando su madre tomándolo del brazo casi lo arrastró fuera del lugar a pesar de sus quejas.
Mientras el sitio se iba vaciando y algunas tiendas comenzaban a apagar las luces externas un hombre corpulento vestido en uniforme de guardia era seguido por dos personas con las mismas prendas, se detuvo al centro del lugar y giró.
— Bienvenidos al turno nocturno, ustedes son eh... —miró los gafetes que llevaban en el pecho— ah si, Tyler y Wednesday, bueno, en la capacitación ya se les explicó lo básico a tener en cuenta si van a moverse por el lugar, ya saben, no pueden estar juntos, cada uno ocupa un ala diferente y las rondas deben ser continuas, estamos en una fecha complicada por ser navidad en unos días así que por eso ha sido necesario reforzar este turno con dos personas durante estas dos semanas. Espero contar con ustedes.
Ambas personas asintieron, el sujeto antes de finalizar le extendió a Wednesday un pequeño silbato, la joven frunció el ceño.
— Es obvio que vamos a necesitar que tú uses esto, no me mires así, digo después de todo tu no... bueno, ya sabes —hizo un gesto sacando la lengua y Wednesday rodó la vista— me voy, tienen mi número para cualquier emergencia —pensó un segundo— que espero que no suceda, buenas noches.
Cuando el tipo se alejó y dejó a ambos chicos solos Tyler abrió la boca para dirigirse a Wednesday pero ella ya caminaba hacia uno de los extremos del lugar mientras manipulaba su linterna en la mano.
— ¡Espera! —alcanzó a decir y la chica se detuvo— Lamento que haya sido un idiota por decirte eso, espero que nos llevemos bien estos días de turno.
Wednesday que había girado un poco para escucharlo bien solo asintió y continuó su ruta.
Durante la noche y madrugada se dedicó a observar cada uno de los pasillos opuestos a la ruta de Tyler, apuntaba la linterna ante la detección de algún ruido desconocido y luego proseguía.
Tener este trabajo temporal era algo que había aceptado a regañadientes, sus padres la habían presionado mucho sobre no ser ambiciosa ni perseguir ningún tipo de ideal que no fuera estar en cerrada en casa con sus libros o escribiendo y parte de su treta para darles la contra consistía en obtener un trabajo de medio tiempo en condiciones "no tan favorables" para verlos irritarse ante la idea de que una Addams tenga que recurrir a ese tipo de actividades para ganarse la vida.
Estaba bien entonces soportar unos días esa actividad.
Cuando la luz del amanecer cayó sobre el edificio se estiró satisfecha de haber cumplido sin contratiempos su tarea, Tyler tampoco se había acercado a buscarla así que todo habría ido bien, ahora era más notorio la apariencia de algunos escaparates y los productos que vendían, realmente nunca había sido asidua a los Centros Comerciales, demasiada gente y mucho ruido, por lo que su curiosidad la llevó a detenerse a una de tonos pastel que rezaba
"Princess Tutú"
Un pequeño pato adornaba el letrero pero lucía un tutú, inclinó un poco la cabeza de lado tratando de entender hasta que una voz risueña le habló detrás.
— Es por el Lago de los Cisnes.
Wednesday giró con brusquedad, lo cual fue resentido por su cuello, una joven un poco más alta que ella y de sonrisa amplia le saludaba alegremente, todo en ella parecía indicar que era la dueña del lugar.
— ¿No te impresiona? —le dijo la chica— La mayoría de personas siempre me pregunta porqué hay un pato en el letrero.
Wednesday negó con la cabeza, no era que no tuviera dudas era que intentaba encontrar la forma de decirle que no podía hablar.
— Soy Enid, por cierto, la dueña de esta tienda ¿eres nueva aquí no? Nunca te había visto, lo recordaría.
En su intento de comunicarse con la chica dejó caer su linterna y gesticuló un "Espera" con las manos por inercia, para su sorpresa Enid tomó la linterna y respondió.
— Espero... ¿qué debo esperar?
"¿Hablas con señas?"
— Oh si, mil perdones, no sabía que no podías... ya sabes —Enid señaló su boca y Wednesday se sintió curiosamente distraída por lo rosa de sus labios, sacudió la cabeza— Si quieres podemos conversar en lo que abro la tienda.
"Me tengo que ir, adiós"
— Lo siento, fue un gusto igual... Wednesday —notó el gafete en su pecho— Espero verte pronto.
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Al atardecer de ese día Wednesday apareció unos minutos antes de iniciado su turno, sus padres, como había esperado, dieron el grito en el cielo al verla envuelta en un trabajo como ese, donde la gente va y viene cargado de risas y alegría y ninguna producto de la locura o alguna consecuencia producto de un veneno mortal.
Con el mismo uniforme del día anterior llegó y sus pies la llevaron directamente a la tienda en la que se topara a Enid, la joven lucía muy entretenida con una madre y su pequeña a la que le estaba haciendo los últimos ajustes a un pequeño tutú de color verde esmeralda, se sintió observada por un segundo y al alzar la vista sus ojos se cruzaron con los de Wednesday.
Cuando la madre y la niña salieron de la tienda, Enid se quedó parada en el umbral y movió el brazo para llamar su atención.
— ¿Tiene cita para hoy señorita Wednesday? —preguntó divertida al verla acercarse.
"No me explicaste lo del pato", respondió mediante gestos la joven.
— Oh es verdad, bueno, es un secreto.
"Entiendo"
— Eso les digo a todos pero... ¿quieres saber la verdad?
"¿Me vas a contar?"
— Tal vez, si te veo mañana al regresar, hoy debo cerrar y salir corriendo. Tengo que atender unos asuntos urgentes.
Mientras la voz en los parlantas anunciaba que las tiendas estaban por cerrar, Enid le hizo un gesto de despedida con la mano y fue hacia adentro de la tienda para guardar las cosas, Wednesday se fue a reportar con su jefe.
— ¡Excelente noche la de ayer no? Pude dormir por fin mis ocho horas como me lo recetó el doctor —el tipo rio pensando que había contando un buen chiste pero ni Tyler ni Wednesday daban asomo de seguirle la broma— Estos jóvenes, ok entonces... segunda noche, recuerden comunicarse conmigo si detectan algo y solo si es urgente.
Se alejó dejando a los chicos solos y Tyler aprovechó la oportunidad nuevamente.
— Oye Wednesday, mañana que terminemos el turno ¿no te gustaría ir por un café o algo?
La chica negó con la cabeza y giró para empezar su rutina de vigilancia.
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Durante los días siguientes Wednesday solía quedarse unos minutos extra después de terminado su turno para esperar a Enid y al final del día volver a encontrarse con ella antes de que cierre su tienda.
Esta especia de cotidianeidad tan abrupta que se había instalado entre ambas era agradable para Wednesday, no solía interactuar con la gente no solamente por que se negaba a salir de su casa, sino porque no todas las personas tenían la disposición de comunicarse con ella y entender su lenguaje de señas, y una vez que superabas la vaya de colores brillantes que adornaban la presencia de Enid era una persona cuya sonrisa alimentaba de algún modo sus adormiladas emociones.
Había descubierto que era profesora de ballet, a parte de tener la tienda en el centro comercial, que era su sueño de toda la vida viajar por el mundo como parte de una compañía de danza pero que debido a temas económicos se había conformado con educar a futuras niñas interesadas en este arte así como proveer materiales que sean apropiados para su enseñanza.
Ella era como un libro abierto y parecía abrazar cada palabra que gesticulaba Wednesday a través de sus manos con bastante atención y eso en cierto modo la hacía sentirme extrañamente familiar, cercana.
La víspera de navidad, Enid decidió cerrar temprano, se hallaba poniendo llave a la puerta de su tienda cuando sintió una mano sobre su hombro, giró sonriente ya que sabía que se trataba de Wednesday, que la miraba algo confundida, como si se preguntara si había llegado más tarde que otros días.
— Hoy cierro temprano —le comentó— es víspera de navidad y debo ir a cenar con mis padres
"Entiendo", gesticuló e incluso sus manos mostraron un gesto al entristecido.
— Pero me alegra verte, quería hacerte una consulta.
Wednesday la miró interesada, Enid sonrió.
— Quiero saber como se dice una frase ¿me ayudas?
"Claro, ¿cuál es?", respondió de inmediato.
Enid tomó con cuidado las manos de Wednesday y acercándose un poco más para que solo ella pudiera escucharla susurró.
— Me gustas ¿quisieras salir conmigo?
Enid se separó de ella y aclaró su garganta, sus mejillas enrojecidas hacían juego con la chalina que llevaba puesta.
— Mañana no abriré la tienda pero vendré a verte para tomar un café y que me enseñes como se dice en lenguaje de señas ¿te parece? Te dejo mi número así que solo avísame cuando ya estés libre para pasar por ti.
Wednesday asintió aún recuperándose del shock.
— ¡Perfecto! Nos vemos mañana.
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Wednesday caminaba con inusual emoción por el ala que le tocaba vigilar, su mente distraída entre lo mucho que faltaba para acabar el turno y las palabras de Enid la tenían en un estado confuso.
Tardó un poco en notar que había un ruido inusual del otro lado, intentó vislumbrar la linterna de Tyler pero no la encontró así que caminó cada vez más aprisa acercándose al ruido armada únicamente con su luz, el ruído venía de una de las joyerías de ese lado del Centro Comercial, sacó su teléfono y se lamentó, no tenía el teléfono del Jefe, habían convenido que Tyler lo llevaría ya que ella no podía hablar y era más rápido que el se comunicara a esperar que lea un mensaje.
Cuando llegó al sitio encontró a dos personas vaciando las estanterías y llenando un par de maletines alumbrados por unas linternas, el ruido se dio a porque estaban discutiendo sobre cuándo más llevar antes de irse, ella retrocedió un poco y sacando su silbato lo sopló con fuerza, con suerte Tyler acudiría rápido o llamaría al jefe de seguridad.
Uno de los tipos giró y salió rápido de la tienda por la puerta, aunque traía un pasamontañas la mirada inconfundiblemente era de Tyler.
— Ah Wednesday, pensé que demorarías más en unirte a la fiesta.
La chica retrocedió más queriendo correr hacia el otro lado pero Tyler fue más rápido y la atrapó reduciéndola en el suelo, su colega salió para alcanzarlos con el otro maletín.
— ¿Qué haces?
— Solo me ocupo de un asunto, pásame la cuerda.
Con cierta dificultad, la ató y la arrastró hasta otra de las tiendas, abrió con un llavero maestro y la lanzó dentro mientras su cuerpo golpeaba contra uno de los anaqueles, Wednesday forcejeó aún más y comenzó a safarse de las cuerdas, Tyler bufó enojado y sacó unas esposas de su cinturón.
— Habrá que hacerlo por las malas entonces.
La encadenó a un tubo de de metal que sobresalía del techo y la miró.
— Quise hacer esto por las buenas desde un inicio, pero me obligaste a dejarte fuera de este negocio.
Después de que cerrara la puerta Wednesday intentó seguir forcejeando pero fue en vano, sus manos se hallaban bien sujetas por las esposas, el ruido cercano de las alarmas le hizo pensar por un momento que pronto llegaría alguien a encontrarla, pero al mismo tiempo notó con terror como un brillo comenzaba a levantarse en la parte exterior. Tyler había provocado en un incendio.
Volvió a forcejear pero fue inútil, las sirenas de las ambulancias retumbaban fuera del centro comercial y podía escuchar gritos de personas pero ella incapaz de hablar no encontró forma de pedir ayudar, se vio a si misma atrapada y entendió que su destino estaba sellado, poco a poco el humo comenzaba a colarse por las rendijas mientras el calor ardía en sus mejillas, pensó en Enid y en como llegaría al día siguiente y encontraría el lugar consumido en gran parte por las llamas, pensó que aún había muchas preguntas que quería hacerle y pensó en la frase que le dijo antes de despedirse.
Mientras comenzaba a atontarse debido al humo que ya era imposible no respirar escuchó a los lejos unos gritos, no eran de los bomberos, era una voz que chillaba su nombre, más y más fuerte, se forzó a abrir los ojos que le ardían por el ambiente cargado de ceniza, humo y calor y notó una sombra saltar frente a ella rompiendo parte de la puerta.
— ¡Wednesday!
La chica intentó moverse pero fue en vano, se sentía engarrotada por la postura, los brazos de la rubia la rodearon intentando forcejear para sacarla de ahí pero también notó que era imposible safarse sin tener las llaves de las esposas, montada en cólera dio una patada al suelo y la miró de nuevo, el rostro cansado de Wednesday parecía decirle que se fuera, que no valía la pena arriesgarse estando ahí.
— Los bomberos tardarán en llegar, yo me colé por la parte trasera porque no estaba segura que estarías aquí pero tuve este mal presentimiento.
Tosió al tragar parte del humo, Wednesday se intentó zamaquear para hacerle notar que mejor se fuera pero Enid negó rotundamente con la cabeza.
— Lo lamento, soy una idiota pero quería decirte por la tarde que me gustabas y te jugé esta broma estúpida y ahora todo es un infierno de la nada —intentó cubrir su rostro con parte de la sudadera pero esta también se hallaba manchada de cenizas.
— Estaré aquí, te abrazaré y alguien vendrá, pero no te dejaré sola —Wednesday hizo un último esfuerzo por mirarla y su boca se movió intentando gesticular la frase "también me gustas"
Mientras lo bomberos fuera del sitio intentaban en vano amilanar los esfuerzos del incendio que deboraba con facilidad las paredes y cada una de las tiendas, Enid se abrazó a Wednesday como si intentara con su abrazo protegerla del terror de las llamas, hasta que el corazón de ambas dejó de latir por última vez.
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— ¡Eres un idiota Tyler!
Una Enid de siete años ingresó llorando al pequeño salón de clases escapando de la hora de recreo, había discutido con Tyler, el más alto del salón, que le había arrebatado su bailarina y su soldadito para utilizarlas de experimento en el patio de juegos mientras las hacía arder en llamas junto con otros juguetes que tampoco le pertenecían.
"Esa bailarina está vieja y el soldadito incompleto", se excusó mientras le quitaba los juguetes de la mano.
Enid amaba esos juguetes, aunque no estuvieran tan nuevos, el soldadito fue un obsequio del primer recreo que compartió con Wednesday y la bailarina fue una que escogió específicamente por que ella le decía que se parecían mucho cuando se ponía a bailar en clase. Siempre jugaba con estos, a veces imaginaba incluso que eran personas viviendo vidas distintas a través de sus manos, no siempre eran el soldadito y la bailarina, a veces incluso eran dos desconocidas que se hicieron cercanas sin querer y cada día era una aventura distinta, como ella y Wednesday.
Enid se abrazó a sus rodillas y se recostó sobre la pared intentando controlar sus lágrimas en vano, la sonrisa burlona de Tyler mientras encendía el fuego con un encendedor que de seguro había robado a su padre aún resonaba en su mente.
Wednesday ingresó al salón cargando un recipiente sellado, solía aprovechar las horas de recreo para explorar los alrededor y recolectar algunos insectos para alimentar a Nerón, su pequeña mascota, caminó directo hacia Enid cuando la vió.
— ¿Enid? —la pequeña Addams intentó poner una mano sobre su cabeza pero se contuvo— ¿Puedo preguntar porqué estás llorando?
La pequeña solo tardó un par de minutos en contarle todo el problema y Wednesday dando media vuelta se alejó del salón bastante molesta.
Al cabo de un rato cuando Enid ya se hubo calmado el timbre sonó anunciando el fin del recreo, terminó de secar sus lágrimas y fue hasta su escritorio, Wednesday llegó junto con los demás niños y se acomodó a su lado, dejando caer un pequeño trozo de plomo en forma de corazón que tenía una especie de lentejuela de color rosa pegada a este.
— Lamento no haber podido recuperarlo del todo —se excuso ella.
— No tenías porqué hacerlo. ¿Qué pasó con Tyler? —preguntó llevada por la curiosidad.
Pero en ese momento el aula del salón se abrió y la profesora Thornhill apareció con una expresión seria mirando en dirección a Wednesday, le hizo una seña para que se acercara.
— Acompáñame, Addams. Niños vuelvo en unos minutos.
Mientras caminaba por el pasillo la profesora suspiró largo y tendido.
— No es que no intente entender porque haces a veces las cosas Wednesday, pero debes admitir que me lo pones difícil. Mira que llenar los calzoncillos de Tyler con arañas, hormigas y cucarachas.
— También había una mantis religiosa —acotó la pequeña Addams.
— Tus padres están en camino, hablaremos cuando lleguen.
Pero Wednesday solo tenía en mente la expresión de terror de Tyler mientras se revolcaba en el suelo pidiendo inútilmente perdón por haberse metido con Enid, su Enid.
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Y arrancamos con un nuevo reto.
Espero que les guste esta aventura navideña en la que nos vamos a ir de lleno.
No hay mucho que decir solo que ¡gracias por leer!
Abracitos navideños.