
Shi no shinjitsu
El desierto era implacable, sus fuertes correntadas ahuyentarían hasta los más valerosos, mas no a cierto par de personas que caminaban calmos por las calientes arenas.
Dos figuras encapuchadas se movían tranquilos en medio de la escurridiza arena, moviéndose con tal elegancia que parecían flotar en medio del desierto.
Los dos encapuchados llegaron hasta las puertas de Sunagakure, dos ninjas conocidos de la aldea les esperaban. Con un asentimiento general de saludo de parte de todos fueron escoltados hasta la oficina del Kazekage, atrayendo las miradas de los pocos transeúntes que seguían por las calles a pesar de los fuertes vientos. Llegaron a la puerta del lugar, esperando pacientes ser atendidos. Cuando les dieron el permiso entraron solos, los ninjas que le escoltaban yéndose al ver su objetivo logrado. Fueron recibidos por un pelirrojo sentado recto apoyando sus codos en su escritorio, con una seña permitiéndoles pasar.
-Ha pasado mucho tiempo, me sorprendió cuando recibí tu carta con la información que obtuviste, te agradezco que hayas decidido compartirla para prevenir a las demás aldeas, estaré en deuda contigo-
Las dos figuras se inclinaron en saludo, sacándose al mismo tiempo las grandes capuchas que ocultaban sus rostros, mostrándole al mundo unas cabelleras negras y rubias junto a unos relucientes ojos verdes con otros brillantes ojos dorados, ambos sonriendo con picardía ante lo que oyeron.
Es hora de comenzar de nuevo.