
Equipos
Hoy era el día por el cual espero tantos años, en el cual el Equipo 7 nacería, y Chieko no podía estar más ansiosa de que ocurriese.
Solo pasaron unas horas desde que Kakashi vino acompañado de Hiruzen, revelándole así que sería el maestro del equipo de sus hijos (a pesar de que ya lo sabía). Cuando llegaron la pelinegra ya los esperaba, dejando que los hombres entraran a su hogar y revisaran las habitaciones de los adolescentes. Incluso el estado de sus lugares de descanso contrastaban mucho entre sí, demostrando las personalidades de sus dueños.
La habitación de Naruto era de colores cálidos, con un naranja pálido pintando las paredes; cortinas blancas cubriendo las ventanas, dejando el paso a pequeños halos de luz. La cama estaba hecha sin mucho esmero, el acolchado blanco no cubría del todo las sabanas anaranjadas debajo, con las almohadas esparcidas por toda la cama; ropa tirada por todo el piso menos en el canasto donde deberían ir, algunas hojas esparcidas con algunos sellos a medio dibujar sobre el escritorio al lado de la cama. En resumidas cuentas, la habitación era un perfecto desastre. Los adultos miraron a la joven, esta solo se encogió de hombros.
-Cada uno está a cargo de la limpieza de sus cuartos, yo solo entro a recoger la ropa y abrirles las cortinas para despertarlos. Son adolescentes, no aprecian mucho que uno se meta sin su permiso a su lugar privado-
El Sandaime estaba de acuerdo, recordando los momentos cuando él era padre de dos adolescentes revoltosos; sentía un poco de piedad por la mujer, hasta ahora la única compañía femenina que tiene es de una anciana costurera, siendo la mayoría de sus amigos hombres.
Siguieron con la habitación continua, siendo el opuesto total de la anterior. El cuarto de Sasuke era de colores fríos, las paredes pintadas de un azul marino y blanco, con cortinas blancas cubriendo las ventanas. La cama estaba pulcramente hecha, situada en el medio de la habitación en vez de al lado de la pared como la tenía el rubio, con un acolchado azul marino cubriendo perfectamente las sabanas blancas; la ropa estaba doblada dentro del canasto listas para ser llevadas a lavar, el escritorio acomodado impecablemente debajo de la ventana; en resumidas cuentas, la habitación estaba inmaculada.
Algo que noto el peliplata era la foto que ambos niños poseían, uno la puso al lado de su cama en la mesa de luz y el otro sobre su escritorio. Era una foto reciente, donde aparecían los tres juntos sonriendo, uno más que otro. Una sonriente Chieko estaba en el medio, abrazando a los adolescentes por los hombros atrayéndolos hacia ella, Naruto en su izquierda y Sasuke en su derecha. Madre e hijo miraban sonriendo brillantemente a la cámara, el azabache mirando hacia su costado como si le hubieran obligado a sacarse la foto, pero sus ojos enfocando a la cámara con su minúscula sonrisa decían todo lo contrario.
Así que los dos niños atesoran a la joven kunoichi que se hizo cargo de ellos.
``Interesante… Parece que lograste conquistar sus corazones Chieko´´.
Era lo que pensó su amigo peliplata una vez terminaron la revisión, siendo esa la conclusión final de su pequeña investigación.
Ahora la pelinegra buscaba distraerse arreglando el jardín, dejando que el tiempo pasara sin prisas. Unos recuerdos la asaltaron de golpe, su clon al fin cumpliendo con lo que le pidió. Sabía que estaba bajo vigilancia, el hecho que sus dos protegidos hayan robado un pergamino prohibido –aunque hayan sido engañados para hacerlo- la había puesto de nuevo bajo el ojo del huracán, siendo el más insistente con el asunto el líder de RAIZ.
Danzō no era ningún idiota, dándose cuenta de cómo la pelinegra frustró cada uno de sus planes para obtener al niño Uchiha bajo sus manos y el de usar al Jinchūriki como un arma a beneficio de la aldea. Cuando salió a la luz su intento de compromiso con el heredero Uchiha él trato de usar eso a su favor, alegando que podría ser una posible cómplice del traidor Uchiha. Chieko no podía creer lo caradura que era el bastardo sabiendo que fue totalmente su culpa que eso ocurriese, pero era muy temprano para desvelar eso al mundo, aun debía encontrar las pruebas suficientes para lograr demostrar la inocencia de su amigo, por lo que a duras penas se contuvo de arremeter con furia.
Por suerte Sarutobi se puso de su lado, poniéndose firme ante la decisión de los lideres Uchihas de dejarle su segundo heredero en manos de la chica. Shimura trato de argumentar que era raro que la familia principal Uchiha hubiera decidido eso, poniendo sobre la mesa la idea de que Chieko era una aliada de ellos y que de algún modo estuvo involucrada en los planes del clan. Todos se dieron cuenta que la pelinegra tuvo suficiente al ver sus ojos dorados ardiendo en rabia contenida, contestándole con veneno al hombre lo que pensaba de sus absurdas acusaciones, dejando entrever entre líneas que mientras más siguiera jodiendo con el tema ella revelaría su participación en el hecho.
Aunque consiguió la custodia total de los chicos, sabía que fue un movimiento ultra arriesgado el dejar entrever al tipo que tenia conocimientos sobre sus fechorías, hasta Hiruzen una vez terminada la reunión le miro preocupado por su accionar. Una vez calmados hablaron sobre el asunto, el Sandaime no dejo lugar a discusión cuando le impuso que dejaría a uno de sus mejores anbus cuidándola, desconfiando absolutamente del hombre vendado, temiendo que decidiera tomar represalias en contra de la muchacha. Por suerte no pasaron a mas, pero el bastardo aprovechaba cada oportunidad que tuviera de dejarla mal ante el consejo ante cada acción ‘sospechosa’ que realizase.
Por eso habían más de treinta misiones sin reportar o con alguna prueba de que existieron, misiones que realizo en incógnito en búsqueda de información y pruebas en contra del Danzō, algunas siendo un total éxito y otras una pérdida de tiempo. Cada prueba contaba, cambiaría las cosas y si quería hacerlo debía deshacerse del traidor más grande en la aldea, demostrando así la inocencia de su amigo y recuperar a su familia.
Porque Chieko sabía que su familia nunca estará completa mientras el mayor de los Uchiha no pudiera volver. Ella cambiara eso, debía hacerlo.
Las imágenes en su mente pasaron como una película, viendo en los recuerdos como su clon encontró los archivos clasificados, esquivando a los ninjas de RAIZ y escondiéndolos en un lugar seguro: la cueva donde encontró sus espadas.
Nadie más que ella y sus compañeros sabían la ubicación de esta cueva, los cuatro juraron guardar el secreto cuando el miembro femenino les contó que allí obtuvo sus espadas, todos llegando a la conclusión de que lo más conveniente era no desvelar los orígenes de tal armas de gran calibre ni del arte que practica, porque hasta el día de hoy a la pelinegra le costaba explicar el cómo las obtuvo.
Este archivo era uno de los últimos, gracias al genjutsu que le enseño Hideo fue capaz de sacarles información a los anbu de raíz antes de matarlos para no dejar testigos. Ya conocía la ubicación de los dos últimos, estaban en una de las viejas guaridas de Orochimaru cerca del sur del país. Una vez que dejen de tenerla en observación partirá inmediatamente.
Los clones de cristal eran muy útiles en estos casos, se manejaban muy bien solos y eran difíciles de eliminar, así que mientras ella jugaba su papel de ama de casa y tutora de dos niños a la perfección, su clon en las sombras completaba su misión, juntando las piezas faltantes para empezar a jugar contra el destino.
Termino con el jardín, recolectando algunas hierbas medicinales para hacer sus brebajes y pomadas, su hijo torpe le obliga a tener siempre listos algunos; de alguna extraña manera Naruto siempre consigue involucrar a Sasuke en sus travesuras, la última vez llegaron empapados y cubiertos de raspones. La pelinegra se abstuvo de preguntar, muchas veces la mejor manera de lidiar con estos asuntos era ignorarlos, si no preguntaba no se haría mala sangre por lo que sea que hubieran hecho, sabiendo que si no tenía un par de ninjas en su puerta exigiendo la ubicación de su hijo pues no era tan grave.
Así paso la tarde, sonriéndoles a los niños cuando llegaron a casa, los dos bastantes disgustados con su nuevo sensei.
``El día en que Kakashi llegue temprano a alguna reunión será el día en que me dé cuenta que soy un hombre, o sea, nunca´´
La joven sonrió divertida ante las divagaciones exasperadas de su hijo y la mirada molesta del azabache ante la primera impresión que tuvieron del hombre. Rio sin poder contener sus carcajadas cuando el rubio largo un comentario de cuanto gel debía gastar el hombre para tener un peinado así.
Una vez calmada tomo una gran bocanada de aire, limpiándose la lagrimilla en su ojo producto del ataque de risa. Los niños la miraron confundidos, casi estalla de vuelta pero supo contenerse.
-Veo que ya conocieron a Kakashi, ese tipo sí que sabe dejar primeras impresiones-
-¿Eh? ¿Lo conoces Okāchan?-
-Claro que si, hemos estado realizando misiones juntos desde hace tiempo-
El rubio quedo conforme con su explicación, mas el Uchiha se dio cuenta de algo mientras la mujer hablaba, no perdiéndose de vista el cariño brillando en los orbes dorados cuando hablo de su nuevo maestro.
-Parece que son cercanos-
-¿Mm? ¿A qué te refieres Sasuke-kun?-
-Lo llamaste por su nombre, sin honoríficos, además que implicaste que lo conoces lo suficiente como para saber cómo se presenta ante los demás-
El silencio inundo la sala, madre e hijo procesando las palabras del azabache. Naruto miro sorprendido a su amigo, maravillado en como el chico no descansa ni un minuto a la hora de celar a su madre, igual no le molesta porque muchas veces ni se da cuenta de cosas como estas. Gracias a los celos del Uchiha le era más fácil distinguir quién podría ser una posible amenaza* para su mamá.
Chieko se carcajeo, posando una de sus manos en la cabellera del niño azabache, despeinando sus cabellos con dulzura. Otra vez ignoro las señales de los sentimientos del chico, para este punto la mayoría de sus conocidos (por no decir todos) se dieron cuenta de lo densa que era la pelinegra cuando se trataba de ella y los sentimientos, sintiendo un poco de lastima por el Uchiha perdidamente enamorado de ella.
-Eres muy perceptivo Sasuke-kun, me gusta- se perdió el leve tono carmín que adquirieron las mejillas del menor ante el halago- Si, Kakashi y yo somos buenos amigos, es con él con quien siempre voy a almorzar cuando ustedes están ocupados-
Un aire frio recorrió la espalda de la mujer, dándose cuenta tarde de la magnitud de su error. Las miradas sombrías de los adolescentes fue suficiente prueba de ello, eso sí ignoramos el aura oscura que los rodeaba.
``Si me hubieran dicho de antemano que así era tener un hijo varón siendo madre soltera lo hubiera pensado dos veces, si hubieran estado en mi anterior vida se morían de los celos al ver la cantidad de amigos hombres que tenia al lado de las tres mujeres que llegue a considerar verdaderas amigas. Ahh ~ sí que me metí en problemas, perdón Kakashi…´´
-Bueno che*, no hagan tan obvio su disgusto chicos. Somos amigos, nos hemos salvado la vida cientos de veces desde que nos conocimos, tenemos una bonita amistad que no se convertirá en una relación, se los prometo. Además, Kakashi no es mi tipo y si queremos agregar el hecho que me lleva siete años…-
El par se fue relajando ante cada frase de su tutora, hasta que llego al tema de la edad. Sasuke sintió como si le clavaran un kunai en el pecho, dándose cuenta que era la misma cantidad de años que le llevaba la pelinegra, un aura depresiva rodeándolo de repente. Naruto miro con pena a su amigo, sabiendo de antemano lo que le dolía escuchar sobre las diferencias de edades. Como siempre Chieko ignoro esto, su cabeza en otra parte mientras hablaba.
Pobre, la tienes muy difícil Sasuke.
La cena estaba servida y la pequeña familia disfrutaba de una amena charla junto a la comida, hasta que un tema toco el interés de los menores.
-Okāchan, cuando te graduaste y te pusieron con tu equipo ¿Kenshin-san les hizo alguna prueba?-
-Claro que sí, todos los jōnin-sensei lo hacen pero depende de cada uno como y que evalúa-
Los niños estaban intrigados, prestando absoluta atención a lo que decía su tutora.
-¿Qué prueba les hizo Okāchan?-
-Pues…digamos que nos hizo jugar a las atrapadas- las miradas en blanco que recibió le obligaron a explicarse mejor- Nos dijo que debíamos buscarlo y el que lo encontrara debía pelear con él e intentar cortar unas borlas amarillas que tenia atadas en su cinturón-
-¿Los tres lo consiguieron? Pero apenas eran unos genin recién graduados contra un héroe de guerra- la interrupción del azabache no los sorprendió, cuando estaba en un ambiente de su gusto y con gente de su confianza Sasuke se soltaba mas con las palabras, no al punto del rubio pero algo es algo.
-Es obvio que en un enfrentamiento de genin contra un jōnin el último ganara, mas si es como Kenshin-sensei que posee un kekkei genkai-
-Entonces ¿Cómo aprobaron? Por lo que recuerdo ese día cuando llegaste celebramos que pasaste la prueba…-
-Es fácil muchachos, trabajamos en equipo-
El silencio que siguió después de la declaración de la fémina fue brutal, Chieko tuvo que contener las carcajadas en su garganta al ver las expresiones de suma seriedad y confusión en los chicos ¿Qué no les enseñan nada en la academia?
-¿Trabajo…?-
-¿…en equipo?-
-Sí, trabajo en equipo. Sabemos que un solo genin es imposible que le gane a un ninja de nivel jōnin ¿Pero tres?- con solo ver sus rostros sabia que todavía no captaban el mensaje. ``Que mierda le enseñaste Iruka´´ . Suspiro; debía ser más clara- Daiki, Hideo y yo destacamos en algunas ramas del arte ninja; Daiki en taijutsu; Hideo en genjutsu y yo en ninjutsu, los tres por separados no habríamos podido hacer nada contra Kenshin-sensei, pero uniendo nuestras habilidades las posibilidades de triunfar aumentaban a nuestro favor. En vez de ir cada uno por su cuenta los tres nos unimos y armamos un plan; cuando lo encontramos atacamos Daiki y yo al mismo tiempo, la idea era darle una abertura a Hideo para que usara un genjutsu en nuestro sensei. Una vez que lo pusiéramos en la ilusión aprovecharíamos para sacar las borlas. Y funciono, no fue perfecto pero lo hicimos funcionar-
Los muchachos estaban callados, analizando la explicación de la pelinegra. Una luz se encendió en sus cabezas, por fin entendiendo lo que quería decirles.
-Los equipos están hechos para equilibrarse y su equipo es conocido como el ‘Equipo Genio de Konoha’*; dices que cada uno se destaca en una de las ramas del jutsu y trabajando juntos lograron derrotar a Kenshin-san. Eso significa que cada uno cubre el vació que dejan los otros dos en lo que se refieren a técnicas, complementándose-
El Uchiha era muy hábil analizando, llegando a conclusiones acertadas la mayoría de las veces, como ahora. Ena sonrió brillantemente, orgullosa del azabache.
-Exactamente Sasuke-kun, el objetivo de la prueba es que nos diéramos cuenta él porque fuimos afiliados juntos, jamás nos hubiéramos dado cuenta de nuestra sincronización natural si cada uno decidía trabajar por su lado. Además si te ponen en un equipo es por algo, sino directamente nos pondrían solos desde el principio-
Un brillo de entendimiento se cruzo por los ojos azules y negros, captando el mensaje de la mujer. Ella sonrió, sabiendo lo que cruzaba por sus cabezas.
-¿Quién es su compañero de equipo? Por lo que vi cuando llegaron no es tanto de su agrado-
-Es una chica, Haruno Sakura. Te hable de ella alguna vez Okāchan-
-Mmm, creo recordar. Espera ¿No es una de tus fanáticas Sasuke-kun?-
Un gruñido bajo fue la respuesta que recibió, mirando con simpatía al niño, Naruto mirándole igual.
Por suerte Chieko pudo intervenir a tiempo antes de que su hijo desarrollara fuertes sentimientos por la pelirosa, no le mal interpreten, Sakura le parecía un buen personaje pero no le gustaba ni un poquito el cómo trataba en casi toda la seria al rubio, prefiriendo miles de veces a la heredera Hyūga en su lugar.
Hace tiempo cuando un pequeño rubio le llego un día con que posiblemente estaba enamorado de una de sus compañeras casi se va al piso de la impresión, aunque no lo demostrara muy seguido la pelinegra era muy posesiva con los que consideraba suyos, hasta sus amigos. Sabiendo que era a causa de la pelirosa Chieko le explico lo que era el amar de verdad a alguien y que si esa persona no te valoraba o te maltrataba pues era mejor tenerla lejos antes de salir lastimado. Gracias a los dioses a las próximas semanas su hijo le conto que su ‘enamoramiento’ se le quito, dándose cuenta de cómo le trataba la niña, todo lo contrario a como su madre le trataba, argumentando que él solo se casaría con una mujer como su Okāchan. El regocijo que sintió ese día no tenia nombre, ella misma se encargaría que así sea.
-Mmm, no quiero perjudicar a Kakashi con su prueba, así que lo único que les diré es que es alguien que valora mucho el equipo y que es muy bueno en el engaño-
Los niños captaron su mensaje, mirándose y asintiendo entre ellos, la de ojos dorados casi viendo como las ruedas en sus cabezas empezaban a girar a gran velocidad armando planes para mañana.
Chieko sonrió, pero no una sonrisa normal sino traviesa, casi zorruna. Oh Dios, como disfrutara la cara que pondrá su amigo cuando lo visite después de esto.
Solo esperaba que los chicos fueran capaces de involucrar a la pequeña niña en sus planes. Solo ellos sabrán.
Nuestra protagonista caminaba sin prisas por Konoha, teniendo tiempo de sobra para su próxima cita con su doctora/sensei. Sonrió con burla al recordar la bulliciosa mañana de hoy.
Antes de irse a dormir oculto todos los relojes de la casa e hizo que los niños durmieran más tiempo, despertándolos a la hora que usualmente lo hacían. Desayunaron en armonía, dejando que la pelinegra preparase sus bolsos para el día de hoy con las cosas que le pidieron anoche mientras ellos iban a cambiarse. No pasaron ni cinco segundos cuando un grito agudo seguido de una maldición se escucho por toda la casa, provocándole sonoras carcajadas.
Unos alterados y furiosos Uzumaki e Uchiha corrieron a gran velocidad hasta donde ella se encontraba, todo para ser calmados por la pelinegra al decirle que su amigo peliplata era famoso por llegar tarde a todos lados, y este día no sería la excepción, apostando a que tendrían tiempo de sobra aun cuando ya iban ‘tarde’.
Ya estando todos calmados los tres partieron juntos de su hogar, los niños separándose a mitad de camino yendo al campo de entrenamiento acordado. Ella se dirigió a paso perezoso al hospital, yendo a su chequeo mensual con Shinobu-sensei.
Cuando llego saludo a todo el personal, siendo ya una cara conocida para todos los de la institución médica. Fue directo al consultorio de su maestra, tocando la puerta y esperando ser invitada. Cuando obtuvo confirmación entro sin más, encontrándose frente a frente con su primera maestra.
La doctora Shinobu Satō era una mujer hermosa a pesar de sus ya cinco décadas vividas; con sus cabellos castaños recogidos siempre en un moño apretado con un flequillo recto cubriendo su frente y con penetrantes ojos chocolates finamente delineados, una boca en forma de pétalos de sakura y su pálida piel marquesina; toda una belleza oriental. Vestía lo de siempre: una remera ajustada blanquecina de margas cortas y un hakama rojo suelto, con su hitae-tae atado en la cintura simulando un obi y sandalias ninjas con tacón; la chaqueta medica encima de todo sin cerrar.
-Buen día Shinobu-sensei-
-Buen día Chieko-chan, ven siéntate, empezaremos con tu chequeo-
Directo y al grano, la pelinegra se sentó en la camilla del consultorio esperando que la castaña encontrara su archivo medico. Una vez con los papeles en mano empezó la revisión.
Una hora paso, tardando más de lo debido a causa del rechazo que sentía la más joven ante el chakra ajeno, teniendo que hacer todos los estudios de forma manual o siendo ella misma quien los hiciera, siendo supervisada de cerca por la mayor.
Una vez terminado todos los estudios, la mujer mayor anoto todo en su portapapeles, murmurando por lo bajo.
-Parece estar todo en orden, incluso aumentaste de peso volviendo a tu ideal. Tenía razón en darte unos días libres, estas lista para volver al ruedo-
Chieko suspiro aliviada, solo fue anoche cuando Hiruzen le aviso que Danzō desistió en su vigilancia, por lo que ya era libre de hacer cualquier misión que quisiera. Se despidió de su maestra, prometiendo que volvería para la revisión de los chicos.
Una vez afuera camino en dirección a la Torre Hokage, debía hablar con Hiruzen sobre su última misión en búsqueda de pruebas y mostrarle sus notas sobre lo que pasara de ahora en adelante. Tenía miles de planes en mente, pero lo primero era cumplir con el arco del País de las Olas, teniendo ya dos vidas en mente que debe salvar.
Hoy será un día largo.
Ya era casi el final del ocaso cuando los niños hicieron acto de presencia en su hogar, con sonrisas satisfechas y el cuerpo cubierto de tierra. Sin importarle sus aspectos la mujer los abrazo con fuerza, levantándolos un poco del suelo en euforia, sacándole risas felices a su hijo cuando los hizo girar.
Después de calmarse y asearse correctamente los muchachos procedieron a contarle como lograron superar la prueba del peliplata, anunciando orgullosos la formación oficial del Equipo 7.
Un pequeño banquete fue hecho en honor de su triunfo, con la presencia de sus allegados, incluso de los compañeros y maestro de la pelinegra. La felicidad en los menores eran notable y sincera, la de ojos dorados viendo desde su lugar en la cocina como sus pupilos se regocijaban –uno siendo más obvio que el otro- en las felicitaciones que recibían.
Chieko guardo esta imagen en su mente, deseando que la vida los encontrara siempre así, con todos sus seres queridos reunidos, sonriendo brillantemente en la paz que los rodeaba. El agarre en su copa se intensifico, hará hasta lo imposible para conservar a su familia unida, no fallara esta vez, no lo haría. Luchara con uñas y dientes contra los mismos dioses que le dieron su oportunidad si así lo requiere; su familia vivirá, vivirá y encontraran la felicidad al final de todo, ella lo jura en nombre de sus seres amados perdidos, lo jura por su vida que la historia no se repetirá, no los perderá de nuevo.
El juego está en marcha y solo es cuestión de tiempo a que sus piezas estén completas. Solo de una cosa esta segura en esta segunda vida.
Ella no perderá, no lo hará.