Día 15 - Luz
Deidara es mi sueño, mi luz, mi vida, ese chico rubio se ha convertido en el amor de mi vida.
Él es un gran misterio, así como un libro de secretos sin fin.
Me gusta leer entre líneas, buscar pistas y todo para hallar el final.
Pero creo que ningún libro de suspenso me hizo prepararme para el suspenso de su mirada.
Deidara es un libro que no quiero dejar de leer.
Que leería una y mil veces, jamás me aburriría de tenerlo todos mis días y admirarlo de la misma forma como hice la primera vez que lo vi.
Lo tengo aquí, a la par mía durmiendo felizmente como lo hace todas las noches conmigo.
Pero si lo tuviera lejos de mi alcance, buscaría un mapa y lo doblaría en dos para que caiga del cielo a mis manos y cargarlo eternamente.
Y a veces hay días en los despierto sintiéndolo todo, otros días simplemente sintiendo nada, pero al ver tu mirada solo es cuestión de segundos para ignorar todos esos sentimientos y verte a ti, que es lo que me hace sentir bien.
Es él mi gran melodía, mi mejor composición, mi más nota perfecta, el mejor sonido que hace vibrar corazón.
No sólo es eso, si no sus ojos.
¡Oh dios! Sus ojos son vida, en ellos puedo perderme en los sueños del país de las maravillas.
¿En que momento me volví tan sensible con un ser humano?
¿En qué momento mis ojos solo ven hacia una dirección?
Qué es tu mirada, por cierto.
Tengo cientos de preguntas y nadie me las puede responder, ni siquiera tu.
Porque a pesar de que me respondas todas las preguntas, seguiré sintiéndome insaciable, preguntaría más y se que te cansarás de responder cada una de mis preguntas sin sentido.
Solo tengo una duda, que ni yo mismo puedo responder.
¿Cómo me enamoré de ti?
No tengo idea de cómo preguntarlo, es simple y a su vez complicado, me responderías «No lo sé» porque ni tú mismo sabes que hiciste para enamorarme, ese es el problema.
Tu no sabes, yo menos.
No sé cómo hiciste para enamorarme de ti.
No sé en qué momento pasó, como ocurrió o cuál fué la base para todo esto.
Pero cuando me di cuenta de todo...
Ya estaba metido hasta el cuello.
No quiero dejarle ir, no le dejaría ir jamás, lucharía por él hasta dar los últimos granos de mí.
Porque si algún día lo dejo ir... Sería mi peor decisión y me arrepentiría diariamente. No soy nada sin él.
Y abres los ojos.
Volvemos al inicio.
Tus ojos color azul muchas veces los confundo con unos verdes azulados y los verdes azulados los confundo con unos azules como el mar.
Pero al final de todo puedo encontrar aquel color verdadero.
Y no importa el color que sean, son simplemente perfectos.
—Sasori, buenos días, querido mío.
Querido mío, él me hace sentir querido, también soy su querido, eso me hace que el también sea mi querido.
Deidara, eres luz en mi vida, cada día lo pienso y cada día lo confirmo, con tu voz, tus ojos y también todo tu ser.
Yo ilumina.
Luz mía.