
Peor que eso
Es desorientador despertarse. Decide Naruto.
Está acostado en el suelo, con las extremidades entumecidas, una de sus piernas encima de una silla lo que explicaría el calambre en esa zona. Pero el resto no ha caído sobre ninguna otra cosa, por lo que no hay razón para sentirse tan adolorido. Le toma unos segundos, pero finalmente puede recordar cómo terminó así.
Hay una imagen de Sasuke, mirándolo directamente con los ojos bien abiertos, orbes negros que giran a carmesí en un segundo.
Sharingan.
Le recuerda una voz al fondo de su mente, lo que le da el impulso para levantarse. Afuera está el atardecer, por lo que no debió haber estado mucho tiempo inconsciente, tal vez cinco o diez minutos desde que se toparon con Kakashi sensei.
No debe estar lejos.
Hay esta de nuevo, esa sensación extraña en su cabeza. Como si su subconsciente le estuviera pidiendo cosas. En otro momento, se habría asustado por escuchar su propia voz tan diferente en su cabeza, en cambio cierta los ojos y se sumerge entre el mar de Chakra a su alrededor, sabe lo que está buscando así que cuando alcanza a sentirlo, apenas rozando su límite, hecha a correr.
Hacia donde el fuego y las cenizas lo llevan a un área apartada cerca de los muros exteriores.
El ruido del centro empezó a disminuir conforme se adentraba a esa zona, al igual que la cantidad de gente en las calles, algunos le dieron una mirada extraña cuando tomo un desvió por el que nunca había estado. Ninja sobre todo.
Después de unos minutos lo único que podía oír era el viento meciendo las hojas de los árboles, con el ruido del pueblo como una melodía lejana que apenas distinguía. Frente a él, se alzaban grandes muros que impedían ver por completo el interior del lugar. Indeciso, se detuvo justo en la entrada. Tragando saliva miro una vez más el símbolo grabado sobre el arco de madera.
Un abanico, mitad rojo mitad blanco. El que veía todos los días en la espalda de su compañero de equipo. La única persona en toda Konoha que por sangre, podía usarlo. Y ahora él estaba aquí, a un pie del recinto del Clan Uchiha. Y por más que se lo repitiera, simplemente entrar sin permiso se sentía mal.
Incluso si la sensación del fuego pareciera estar apagándose cada cierto tiempo, solo para resurgir más fuerte. Una y otra vez.
Los clanes eran bastante reservados acerca de quien entraba en sus tierras, eso puede recordarlo bien, el anciano se lo dijo después de que entrará al terreno del clan Nara por error hace algunos años. En ese entonces no hubo problema, el hombre con las cicatrices en el rostro dijo que no era su culpa no saber que estaba prohibido, y sólo le dio una palmadita en la cabeza antes de despedirse. Pero el anciano le advirtió, que otros clanes no se lo tomarían tan bien como ese hombre. Entrar al territorio de un clan sin invitación o autorización era como un insulto para ellos, y los miembros del recinto podían atacar si lo querían. Eran recelosos con sus hogares.
Pero Sasuke... Sasuke es el único reciente de este clan. A veces Naruto olvidaba que él había tenido alguna vez una familia, que este lugar tan silencioso como es ahora pudo haber estado lleno de vida. Y ahora, ahora ya no queda nadie.
¿Qué es peor? ¿El dolor de nunca haber tenido una familia? ¿O tenerla y haberla perdido?
Naruto aún no lo sabe, pero cree que algún día entenderá la diferencia.
Así que no tiene de otra que dar un paso dentro, susurrar al viento una disculpa, un suave con permiso, y echar a correr siguiendo la sensación de fuego y cenizas con la que está tan familiarizado. El distinguir tan claramente a alguien por su energía es algo que le a tomado tiempo, pero ahora sabe como se siente cada miembro de su equipo. Kakashi-sensei es el mas fuerte de ellos, se siente como electricidad moviéndose de un lado a otro pero sin desbordarse, controlado y a la vez salvaje. Como sus invocaciones. Sakura es mucho más leve que ellos tres, también es suave, sin picos de Chakra fuera del contorno que es su esencia, pero hay una concentración en sus brazos cuando se enoja.
Por último Sasuke, él siempre a sido como su sensei, un leve zumbido eléctrico debajo de la piel, que es escondido en su mayoría por la sensación del fuego y las cenizas. Lógico, ya que sus técnica favorita se basa en ese elemento. Pero ahora hay algo más ahí, una leve capa de algo espeso y a la vez fluido que rodea el fuego. No es agua, pero tampoco parece ser algo que haya sentido antes.
Y sabe, sabe que eso es Chisaki.
Encuentra al Uchiha tres minutos después.
Está en el patio de la casa central, es fácil identificarla porque el camino de la entrada conduce directamente allí. Y si la voz murmura que tal vez está solía ser la casa de Sasuke, Naruto finge que no la oye. Salta la cerca y cuando cae a unos pasos del pelinegro este ni siquiera reacciona. En cambio, sigue mirando fijamente las dianas colgadas frente a él, donde hay seis kunai encajados a la perfección en el centro. Otros tres fuertemente agarrados entre sus dedos.
Ninguno de los dos dice nada, Naruto porque aún siente cansado y Sasuke parece esperar que sea él quien hable.
—Es por eso que los civiles te odian —el Uchiha se rinde cuando queda claro que Naruto sólo observará. Por un momentos ambos están en un lugar oscuro y el aire es espeso, es difícil respirar y algo les está gritando, gritando que los matará— Esperaba... algo diferente—una respiración—, peor.
El cuerpo de Sasuke se gira hacia él y Naruto puede distinguir el rastro algo rojizo manchando sus mejillas, como si hubiese arrastrado su mano por su cara descuidadamente para limpiarlo. Los orbes oscuros lo miran fijamente, y luego bajan a su estómago, él se tensa, sabe lo que hay ahí y ahora sabe que Sasuke también. Jamás había tenido la intención de decírselo, ni a él ni a Sakura, no está seguro de Kakashi pero es de esperar que el lo sepa como su Jounin sensei.
Sintiendo su incomodidad el Uchiha regresa su mirada a la diana, dándole oportunidad de cruzar sus manos frente a él, sujetando con fuerza su chaqueta. Como si eso pudiera evitar que Sasuke volviera a mirarlo, él no lo hace.
—¿Peor que el Kyuubi? —intenta sonar divertido, pero es forzado e incómodo.
Y ahora Sasuke le está frunciendo el ceño a la diana como si acabase de insultar su existencia.
—Es estúpido —escupió, lanzando los últimos tres Kunai y acertando. Porque así de bueno tenía que ser el maldito Uchiha, incluso si los objetivos estaban moviéndose con el viento y uno incluso estaba al revés—. No eres él, eres el contenedor, es diferente. Eres... eres la defensa—Naruto se congela, le habían dicho que no era el Kyūbi, pero Sasuke lo había llamado la defensa, como un alagó que no entendía del todo pero parecía significar más si la mueca avergonzada del más alto era una indicación— ¿Entonces porqué..?
—No lo sé.
—Es estúpido —resopla de nuevo, viéndose exasperado—, los aldeanos son estúpidos, tú eres estúpido ¡Todo es estúpido!
Normalmente es aquí donde saltaría sobre el pelinegro por insultarlo y empezaría otra pelea, pero es desconcertante tener que ver la forma en la que es su furia, patea el resto de equipo ninja fuera de su camino. Es aún más desconcertante saber que tendrá que acostumbrarse a eso.
—Sasuke no se comportaría así—menciona casualmente. Lo que le gana una mirada enojada de su compañero—. No frente a alguien al menos.
Parece estar a punto de gritarle, hasta que parece recordar algo porque toma una larga bocanada de aire antes de relajar los hombros, exhalando mientras sus ojos se desvían por un segundo hacia la línea de los árboles que se asoman más allá de la cerca de la casa.
Naruto se da cuenta que Sasuke no lo a mirado a los ojos en todo este tiempo.
—No —un murmuró—supongo que no.
Él se va.
Después de que el Uchiha lo despida diciendo que mañana deben reunirse en el campo de entrenamiento habitual, recordando la mentira que le dirán a Kakashi. La postura tensa se a ido, y no quiere fijarse pero es imposible no notar la naturalidad con la que guarda sus manos dentro de los bolsillos, le da una palmada en el hombro y le asegura que está bien cuando pasa junto a él y entra a la casa.
Naruto no cree que sea cierto, pero aún así se va.