
His beauty is not without pain
℘ {}℘
Alone in the darkness, she flew in a rage.
She hardened her skin, she grew out her thorns
So no other daisy could hurt her anymore.
—Rosendale, The rose.
But if I were someone else
I’d be braver and I wouldn’t hesitate
To walk right up to you and say, “Dance with me”
If I were someone else
—Beth Crowley, Someone else.
℘ {}℘
Neji extrañaba el control.
Disfrutaba de tener una zona de seguridad y quería una rutina para mantener sus días sin grandes sorpresas, lo cual apreciaría infinitamente después de… Sasuke. Necesitaba quitarse de la cabeza al maldito Uchiha y hubiera renunciado a lo que fuera por no encontrarse en la boda del pelinegro con la hermana de Naruto, Karin.
Esa noche estaba lejísimos de resultar corta.
La tarde que el moreno había anunciado su futuro matrimonio, el Hyuuga se sintió miserable. Recordaba los dolorosos latidos amenazando con destruir sus costillas, el nudo en la garganta mientras se despedía cortésmente del ojinegro, huyendo al evento de su familia al cual prometió no asistir para estar ahí. Se acordaba del cálido regazo de Tenten donde ella le acarició el pelo, tratando de levantarle el ánimo pese a nunca haber estado en sus zapatos. La castaña le dijo que podía desahogarse y Neji. sorprendido, descubrió que no tenía lágrima alguna para derramar por su amor unilateral.
Él se aseguraría de que todo anduviera en orden: ropa limpia, cabello perfecto, trabajo sobresaliente y horarios bien establecidos. Eso siempre funcionaba. Y lo hizo hasta entonces, cuando la ceremonia dio inicio y también más tarde, durante la —escandalosa— fiesta.
Dios. Únicamente quería ahogar su pena con la botella de agua que uno de los meseros le había alcanzado y él mesía de un lado a otro.
La mayoría de sus amigos habían abandonado la mesa para limpiar la pista de baile con sus ajustados trajes de gala y los maravillosos vestidos que volaban al girar de un lado a otro.
Neji podría haber aceptado la oferta de Tenten; sin embargo, el pelilargo no guardaba muchas fuerzas a esas alturas. Todas se concentraban en dejarle pasar la noche con —cierta— dignidad.
—¿Quieres tomar un poco de aire? —Preguntó alguien y Neji levantó el rostro de golpe, ligeramente aturdido. Estaba seguro de que todos lo habían dejado en su solitaria burbuja. Al parecer, Sabaku no Gaara decidió continuar ahí, satisfecho de observar a los demás disfrutando la noche. Llevaba un traje vino, playera blanca y una corbata que hacía juego con sus espectaculares orbes turquesas—. Pareces agotado.
El Hyuuga se frotó el puente de la nariz.
—Mis disculpas, Gaara-sama —dijo, sin poner el corazón en ello—. Me imagino qué debes pensar de mí como compañía de mesa.
—Bueno, me atrevería a decir que seguro no lo adivinarías —respondió el taheño, sonriéndole discretamente. Neji unió las cejas, intrigado por aquello. Siendo honesto, apenas creía que el pelirrojo a unas sillas de distancia fuera la misma persona que peleaba por nimiedades en su juventud—. ¿No te gustaría beber algo diferente?
El castaño lanzó una carcajada hueca, sin verdadero sentimiento.
—Jamás he sido fan del alcohol —admitió.
—Ni de las cosas picantes, me han dicho.
—Ok, en mi defensa, ¿quién pone esa cantidad de chile en un curry? ¡Era nocivo!
Sabaku emitió algo parecido a una risa que, pese a la música atronadora, hizo eco en los oídos del de orbes blancos como la nieve. El pelirrojo desvió su atención a otro lugar, esquivándolo como una liebre apartándose de la visión del águila.
Neji suspiró y regresó la mirada a la gente que sacudía sus cuerpos ligeramente brillantes por el sudor, colisionando entre sí de manera tan grácil. Parecían divertirse mucho, ¿no?
Se preguntó qué estaba haciendo ahí el menor, sentado junto al aburrido hombre en el cual se transformó el Hyuuga (quien, a decir verdad, puede que siempre lo hubiera sido). El corazón hundido de Neji, no obstante, se alegró de tenerlo a su lado.
—He bebido demasiado —prorrumpió el de ojos turquesas, recargando las palmas en sus muslos—. Creo que saldré ahora. ¿Quisieras acompañarme, Neji-san?
El pelilargo, francamente, hubiera elegido quedarse ahí en cualquier otro momento. Sin embargo, la amable sonrisa del taheño poseía un efecto magnético y Neji, atraído hacia ésta, fue detrás de él luego de asentir.
Una brisa fresca los recibió tras abandonar el salón. El castaño la disfrutó muchísimo. Estaba menos sofocado, aunque no lograba deshacerse de la amargura en su pecho.
Se recargó en el barandal y cerró los ojos, inhalando profundamente.
—Mi primo Sasori me mencionó alguna vez —empezó Gaara con cuidado— que tú y Sasuke tenían una relación especial.
Neji entreabrió los ojos y curvó sus labios hacia abajo.
—Sería feliz si no mencionaras nada de ese estilo —casi ladró el más alto. No muy amenazador, tal vez, a juzgar por la respuesta del Sabaku.
—También me explicó que Itachi afirmaba verlos hacerse miserables uno al otro —continuó Gaara, observándolo—. Quizá no lo parezca ahora, porque te duele. Pero… ya sabes, mereces a alguien que te haga llorar de alegría y no de tristeza.
El Hyuuga lo fulminó, levantando una finísima ceja mientras éste se rascaba el filoso pómulo, un gesto que había adoptado de su mejor amigo, Naruto.
—¿Y quién dice que le lloré? —Bufó malhumorado por la sugerencia.
Gaara abrió grandes los ojos; parecía un —lindo— mapache que se hubiera atrapado con las patitas en la masa. Finalmente, Sabaku dibujó otra tenue sonrisa (sin duda, era la razón de que tantas mujeres hubieran empezado a suspirar por él).
—Me alegra escucharlo —reconoció el ojiverde y de verdad sonaba honesto—. Odiaría que un rostro tan hermoso se descompusiera por algo así.
Hubo un largo silencio, entretanto Neji digería las palabras del taheño. De pronto, sus mejillas ardieron como si Tenten lo hubiera, una vez más, alimentado con el curry de la vida. Instantáneamente, el autor de dicha reacción también se puso colorado, hasta el punto de que era difícil distinguir entre su cara y su melena carmesí.
—¡¿P-p-p-por qué dices eso?! —Profirió el Hyuuga, escandalizado. Se sintió estúpido al tartamudear como Hinata. ¡Se suponía que él era capaz de dominarse!
Gaara dejó que se le escapara un
—Mi primo hace sonar la palabra “hermoso” tan natural cuando se la dice a Itachi-san —se quejó Sabaku, doblándose sobre sí mismo para ocultar su rostro contra la roca del barandal—. Lo lamento,si de alguna forma me he propasado.
Neji parpadeó y, de pronto, rio poniendo el dorso de su mano sobre los labios. El pelirrojo lucía un tanto sorprendido ante el sonido.
—Como intento de animarme, funcionó. Gracias —hizo una pausa—. ¿He sido tan obvio?
El Hyuuga observó la distancia, tratando de ignorar la mirada fija del Sabaku.
—Supongo que los que sufrimos del mismo mal nos reconocemos entre nosotros —musitó.
Los dos guardaron silencio, disfrutando la compañía del otro sin decir nada, sin darse cuenta todavía que sus corazones latían simultáneamente con la misma música.
THE END