El día que Wednesday se robó la Navidad

Wednesday (TV 2022)
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El día que Wednesday se robó la Navidad
Summary
Una historia narrada de un modo muy peculiar.

Corría el mes de diciembre,
una época bastante festiva.
Aunque no tanto para quien sería
nuestra protagonista.

En la Academia de Nevermore
se escuchaban los cantos,
las sirenas habían preparado
un repertorio bastante amplio.

Por los pasillos y apresurada,
la protagonista escapaba,
de la marea de verde y rojo
que a su paso solo encontraba.

Cuando llegó a su habitación,
frenó en seco con gran desesperación.
Frente a ella un enorme árbol
hacia luminosa aparición.

— ¡Howdy roomie! —Enid saludó,
con adornos en la mano
y mucha escarcha alrededor.

— ¡En el nombre de Satanás! —Wednesday exclamó—
Dime que no planeas
dejar esa decoración.

Señalando al árbol
esperó impacientada
a que Enid le dijera
que una broma le jugaba.

Aunque no hubo respuesta,
solo un refunfuño apagado,
mientras el corazón de la loba
se removía apenado.

Nadie más que ella
amaba tanto la navidad
una época de dar
sin esperar nada más.

Pero Wednesday tenía otros planes
escaparía donde sus padres,
para evitar que la atraparan
en una festividad tan barata.

Cuando cerca a la fecha
ella se encontraba
decidió hacer maletas
completamente apresurada.

No le había dicho a su roomie
a dónde escaparía
pensó que no importaría
si solo desaparecía.

Cuando hubo terminado de alistar maletas
tuvo que avisar a sus padres
que pasaran por ella
en ese mismo instante

Enid irrumpió en la habitación
seguida de un chico
que no recordaba haber visto
más que en una ocasión.

— Mamá dice que no vengas
—decía el joven lobisón—
dice que la montaña será riesgosa
si aún no tienes tu transformación.

— ¿Quiere que me quede aquí?
— Es lo mejor para tí.
— ¿Y que haré en nochebuena?
— ¿No tienes amigos aquí?

El chico salió rápido
sin dar más explicación
dejando a Enid abrumada
y completamente en shock.

Wednesday dudó un momento,
ella odiaba la Navidad,
pero el dolor en la voz de Enid
la hizo reflexionar.

— Puedes venir a mi casa
si es que no tienes planes
—habló casi por inercia
esperando que le haga un desaire.

— No planeo interrumpir
las festividades de otra familia,
aunque la mía no me quiera
no debo arruinar a nadie en esta fecha.

— No hagas que te lo pida
como si me hicieras un favor,
puedes venir a mi casa
aunque no prometo diversión.

La sonrisa de Enid
se iluminó de repente,
sin decir más palabras
se alistó rápidamente.

Ambas chicas viajaron
directo a la Mansión Addams,
una completamente feliz
y otra deseando morir.

Aunque quizás un poco menos
que al inicio de este cuento
nuestra Wednesday haya encontrado
una razón para que yo siga narrando.

La nada festiva casa Addams,
lúgubre por esencia,
les abrió las puertas a ambas
y fueron recibidas con diligencia.

Desde que Wednesday les dijera
que su amiga les acompañaría
los Addams se apresuraron
en facilitarles la estadía.

Enid no esperaba 
que la Mansión Addams brillara,
o que las luces y adornos
aparecieran de la nada.

Era feliz en casa de su roomie,
y eso le bastaba,
ya encontraría la forma
en la que esa festividad se celebrara.

Luego de una tarde
en que los Addams la deleitaron 
con unas clases de tango
y unos réquiem acompañados con violoncelo y piano

Enid agradeció la comida
y todas las atenciones
se hundió en la cama de invitados
emocionada por sus vacaciones.

Pero al caer la noche por completo
nuestra Mansión no estaba en silencio
una sombra se movía arrastrando
un pequeño deseo.

Y como un traficante de festividades
acompañada de su fiel ayudante
Wednesday y la mano cercenada
dispusieron ordenar todo rápidamente.

Guirnaldas aquí y allá,
desde el techo caían y colgaban, 
esferas de nieve cobraban espacios
en cada uno de los anaqueles.

Un gran árbol, talado por Thing,
que tiene una excelente mano,
se ubicó en medio del gran salón
rodeado de luces de arriba hacia abajo.

Mientras Wednesday terminaba de colocar
cada detalle de esa colorida navidad
imaginó por un segundo la felicidad
de aquella persona especial.

Su frio corazón amenazaba con crecer
no uno, ni dos, ni tres
sino cuatro veces su tamaño
hasta por completo enloquecer.

Terminado el trabajo se escabulló
directo a su propia habitación,
traficante de festividades,
así fue como lo sintió.

Al amanecer del siguiente día
Wednesday se alistó temprano
tocó la puerta de Enid
con mucho, muchísimo cuidado.

La chica recién despertaba
pues la encontró a medio bostezo,
ella amablemente
le pidó algo de su tiempo.

Al salir de la habitación al pasillo
Enid comenzó a notar
que muchas cosas no estaban
exactamente en su lugar.

Renos sujetos desde la cabeza,
un santa claus intentando 
acabar con su vida
colgado desde una maceta.

Las guirnaldas tenían extrañas formas, 
pero se unían como telerañas entre si
y al llegar al salón un gigantesco árbol
de tonos oscuros y adornos de taxidernia.

— ¿Tú hiciste esto?
—cuestionó Enid
sin dejar ver su rostro.
— Así es —contestó.

Quiso añadir que quizás 
en temas sobre la navidad
era todo menos una experta
que faltó más preparación.

Pero ninguna palabra salió
Enid se lanzó hacia ella
y en un abrazo de garras
envolvió su torso y la prensó.

Y el pobre y pequeño
corazón de Wednesday
no creció una, ni dos, ni tres.
Cuatro veces su tamaño ese día se volvió.

Entendió que la navidad,
no viene del adorno correcto
ni del regalo perfecto,
ese día recien comprendió.

Que la navidad llega desde el corazón.

— Feliz navidad —le dijo Enid
aún sin poder soltarla.
presa de la alegría 
que solo su roomie en ella lograba.

— Feliz navidad —respondió Wednesday
finalmente rendida
ante el sentimiento
que su pecho oprimía.

De esta historia es hora de partir.
Gracias por leer como Wednesday
logró robarse la Navidad
únicamente por un buen fin.