
Chapter 2
Pese a que Naruto es el sultán su palabra no siempre es la ley, sus visires y pashas siempre le contradecían y obstaculizaban su gobierno, por ello no aceptaron que se casara con el Uchiha, pues que mal porque el sultán tomó una decisión, a parte que esos buenos para nada nada no le resolvían su problema actual y el como el Gran sultán del imperio de Fuego debe velar por todos. Así que contra todo juicio en la asamblea con los visires y pashas y otros delegados el Sultán Naruto el majestuoso anunció que tendrá por sultán consorte a su único esposo Uchiha Sasuke, no un una haseki, sino que el gobernará juntó a él, y como se esperaba muchos estaban descontentos a este punto Naruto temía una revuelta, sorprendentemente la guardia real de los jenízaros fue la primera en defenderle y jurarle lealtad, protegerlo y defenderlo de esos arribistas. Nadie en su sano juicio se metía con los jenízaros y vive para contarlo, teniendo un gran líder como lo es Maight Guy mejor conocida como la bestia verde de Konoha seguido de ellos fueron el otro grupo de guardias de élites los Anbus con ropas extrañas y máscaras para mantener el anonimato y la pretensión, eso sin contar a su círculo íntimo; al final no pudieron contradecirlo y por decreto del sultán en menos de un mes se celebraría la boda y ese mismo día coronarían a su esposo. Luego como si el susodicho sabía que hablaban de él, llegó un mensajero acompañado varios guardias con cofres llenos de mucho oro, incienso y otros artilugios caros que fueron mandados nada más ni menos que por el futuro sultán consorte. Demás decir que los viejos codiciosos tuvieron que morderse la lengua. Sin hacer más larga la espera Naruto les dio el pago por su sucesión al trono a los anbu y a los jenízaros y a todos los sirvientes y demás que les debía dar el pago, además de eso un mes sin impuestos para los plebeyos, ciertamente su prometido frustró los planes de la oposición del sultán Uzumaki. Luego de que pago su deuda ante el pueblo el sultán al fin pudo encontrar algo de paz, pues no es fácil tratar con gente que lo quiere deponer cuando es su derecho al trono, el cómo monarca repele peligro tras peligro, de sus ministros, en el palacio, dentro y fuera de su reino. Sus concubinas se esmeraban por querer atenderlo, pero el Uzumaki no estaba con nada de humor, al contrario, para la satisfacción de su mejor amigo Shikamaru estaba estudiando y creando planes con él y Kakashi, necesitaban mostrar un frente unido y sin fallas. También tenía como preocupación la ceremonia de su casamiento inminente y la coronación de su futuro esposo, incluso le preguntó en una carta como quería la ceremonia, contrario a lo que Naruto esperaba, Sasuke quería una celebran en la plaza principal de Konoha y que todos los aldeanos, plebeyos, nobles y pueblo en general asistan, las familias nobles hacían normalmente una recepción con otras familias nobles y hacían gala de su poder, sin embargo su consorte no quería invitados especiales, ni regalos caros, si acaso querían quedar bien con él, quería que trajeran más comida y bebidas para la gente. Tampoco pidió que vinieran delegados de las otras naciones que conforman parte del imperio de Fuego. Su actual gran Visir Hiruzen Sarutobi le aconsejó que no era nada prudente hacer eso, que lo podrían envenenar o matar y además de ofender a sus nobles súbditos, pero el sultán seguía implacable con sus nuevas reformas, y le dijo que dado que su futuro esposo es el que pagará la boda, se hará como el omega mande, a menos claro que el gran visir encuentre una manera para solventar todos los gastos que el futuro consorte está llevando por su cuenta. A regaña diente se tuvo que callar y dejarlo hacer porque es claro que el gran visir no tenía como resolverle al sultán, al contrario, casi parecía que está en su contra. Luego estaban sus concubinas unas omegas celosas, que ciertamente no estaban nada contenta que su sultán tenga un esposo que ni siquiera pasó por el harén. Tsunade en ese sentido hacía de intermediaria pues también comprendía los corazones de esas mujeres y sobre todo ella más que nadie deseaba que su nieto tuviese un reinado largo y próspero así sea que se salté todas las reglas.