Abrázame en silencio - Cicatrices

Wednesday (TV 2022)
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Abrázame en silencio - Cicatrices

Recomendación musical para acompañar esta historia

 

Dentro de una habitación una joven sentada sobre una silla al lado de un gran ventanal se hallaba envuelta en una manta mientras contemplaba el cielo, su mente parecía completamente ajena a su alrededor.

Por ratos ella alzaba una mano y la miraba, con la misma delicadeza la acercaba a su rostro y dejaba que sus dedos repasaran los surcos que irrumpían parte de su mejilla y que alcanzaba al borde de uno de sus ojos.

Una pequeña lágrima silenciosa caía desde el lado opuesto y sin hacer ningún sobre esfuerzo por limpiarla suspiraba aferrándose más a la manta, como si el deseo de hundirse a sus preocupaciones le dejara ignorar el mundo solo un poco ese día.

La puerta de la habitación se abrió levemente para dar paso a la otra persona, una joven de trenzas ingresaba, tras de ella una mano cercenada parecía hacer un sobre esfuerzo por empujarla más dentro del lugar, ella movió la cabeza intentando buscar a la joven y la encontró sentada en la silla.

Sin atreverse a dar un paso más, habló esperando ser escuchada.

 

La chica en la silla no respondió, dejó que su rostro cayera hacia adelante y alzo sus rodillas para abrazarse a si misma hecha un bulto que respiraba al compas del único reloj que sonaba en la mesita de uno de los extremos del lugar.

Wednesday dio un par de pasos, empujada por la mano que no parecía querer rendirse, sus dedos golpeteaban el suelo y hacían gestos apresurados para intentar comunicar su desesperación.

Con cierta dificultad, Wednesday asintió y acortó paso a paso la distancia entre ella y la joven sobre la silla, al estar más cerca notó que giró un poco su rostro por instinto, evitando darle la cara.

Ella estiró su brazo y de un tirón le arrancó la manta.

Wednesday se rehusó a devolvérsela y en cambio se plantó frente a ella, su inexperiencia en lidiar con los problemas emocionales de los demás le quitaba las opciones sobre que paso dar a continuación, no sabía si darle palmadas de apoyo o poner una mano en su hombro y asentir fingiendo que entendía por lo que pasaba.

Se fue por la primera cosa que cruzó por su cabeza.

Enid, ofendida por la pregunta siguió con el rostro girado negándose a contestar, como no tenía la manta le era un poco más difícil esconderse de la mirada inquisitiva de Wednesday, así que apretó los puños clavándose las garras en las palmas de las manos ansiosa, su mirada seguía apuntando al suelo y pensó que sería mejor si saliera corriendo de ahí. 

No quería tener que explicarle a Wednesday el ahogo emocional por el que pasaba en ese momento.

Claro que no entendería, ella nunca entendía al resto de personas y sus preocupaciones superflúas cargadas de futilería, de chistes bobos y sarcasmo arrogante, todo eso era un gran laberinto de palabras y muchas veces no tenía la capacidad de sentarse a armar ese rompecabezas.

Con cuidado acercó su mano tomando el rostro de Enid, aunque parecía forzarla a mirarla, ella cedió a medio camino, porque incluso parecía entender que Wednesday jugaba su propio papel con sano interés y no simplemente para convertir ese diálogo en un intercambio vacío de palabras.

Sus dedos vacilaron al notar lo fresco de las marcas sobre su rostro, no estaba segura de si le dolía, pero sintió el calor que emanaba de la piel corrompida por surcos que ahora ocupaban gran parte de su mejilla.

Enid tomó la mano con la suya y negó intentando alejar sus dedos de las cicatrices. Una sonrisa amarga parecía querer descolgarse de sus labios cuando con voz lánguida respondió

Y a la luz de esa tarde Wednesday se rehusó a soltarla, a alejarse y a dejarla, se rehusó a que abrazara una idea estúpida, implantada quizás por los estándares ridículos de las criaturas que creen que la perfección solo se mide en superficies lisas y brillantes.

Y así en silencio inerme Enid se lanzó hacia adelante atrapándola en un abrazo, por segunda vez desde que la conoció, se aferró a ella, se dejó sostener y calmó latido a latido las preocupaciones preguntándose porque sus corazones parecían sonar al mismo ritmo, al mismo compás. 

Como una canción vieja, escrita solo para las dos.