
Chapter 14
Los aplausos de los betas y omegas, acompañaban los gritos de los alfas guerreros que habían presenciado la unión de su soberano con su esposo.
Las manos de la pareja de recién casados se mantenían entrelazadas mientras sus bocas unidas se movían al compás. Ambos compartiendo un mismo espacio, ambos compartiendo el aire que comenzaba a faltar en sus pulmones. Ambos probando por primera vez el sabor y la calidez del contrario.
Naruto sonrió en cuanto se alejó apenas, acariciando con suavidad las mejillas sonrojadas del omega que lo observaba con aquellos profundos ojos negros.
Itachi se movió apenas en cuando sintió un par de brazos cortos rodear su cintura y bajando la cabeza, se encontró con su pequeño hermano que lo miraba con una sonrisa y sus ojos brillantes.
Pasando sus manos por debajo de los brazos del menor, lo elevó hasta su altura y sintió las piernas de Sasuke rodear su cintura mientras sus brazos rodeaban su cuello con fuerza.
—Te extrañé, Itachi.—El mayor besó su cabeza antes de enterrar su nariz en el cuello del pequeño, olfateando el suave aroma que desprendía.
A pesar de no haber pasado tanto tiempo, podría jurar que estaba más alto. Aún cuando sus facciones seguían siendo igual de delicadas que la última vez en que lo vio. Aún cuando sus mejillas seguían siendo igual de regordetas o incluso, cuando su cabello no había crecido ni un solo centímetro.
Sasuke permanecía igual a ojos de cualquiera, pero demasiado cambiado a ojos de su hermano, e Itachi no quería pensar en el tiempo que pasó o en las actividades que el pequeño realizó en las cuales él no estuvo a su lado.
Naruto acarició la cabeza del niño con un suave toque y luego de besar la frente de su esposo, se alejó con pasos calmos hacia su padre, quien lo esperaba con los brazos extendidos mientras una sonrisa se apoderaba de sus facciones.
—Y tú no querías dar tus votos.—Sonrió el mayor en cuando envolvió a su hijo en un abrazo.— Fueron hermosos, mi niño.
Kakashi llegó a ambos acompañado de su esposo y su hijo. Los tres realizaron una reverencia ante los rubios.
La mano de Naruto se elevó y Obito la unió con una de las suyas, escuchando el sonoro golpe que se había realizado ante la silenciosa felicitación y demostración de camaradería.
—¿Quién diría que después de tanto tiempo de insistencia, finalmente encontraría a la persona con la cuál se uniría? —Una sonrisa se mostró en los labios del rubio.— Felicidades, alteza.
Naruto agradeció y tomó al pequeño que se mantenía unido a la mano de Kakashi para elevarlo, escuchando la suave carcajada por el zangoloteo. Lo sentó sobre sus hombros sin importarle que su impoluta camisa pudiera ensuciarse, mientras mantenía sus manos entrelazadas como protección.
Kakashi observaba al pequeño con una sonrisa, sin ser capaz de refutar los modales que pudiera tener el duque.
Independientemente de que tan importante sea el duque, aquello no le quitaba la amabilidad con la que trataba a las personas, sobre todo a los niños.
Más de una vez había visto a su hijo jugar con Naruto y su mascota. Momentos así, a los sirvientes les recordaba a aquel pequeño alfa rubio que corría y gritaba en el interior del castillo, queriendo encontrar la diversión por si solo al no tener amigos.
—Ha llegado un pequeño con el que podrás jugar, Shisui.—Habló el monarca. El niño sobre sus hombros se inclinó hacia un lado con una sonrisa emocionada, intentando encontrar la mirada de su alteza.— Es un omega, así que no debes ser brusco con él ¿Entendido? —El infante asintió repetidas veces.— Bien, te llevaré con él en un momento.
Kakashi le sonrió con la tristeza tiñendo sus ojos. No lo agradaba ver como los niños que habitaban las zonas aledañas y que con frecuencia rondaban por los alrededores del castillo, lo hicieran a un lado.
Shisui era un pequeño simpático y amable. Solía jugar con sus padres en el interior del castillo cuando alguno de los dos tenía tiempo libre o con el duque cuando se encontraba acompañado de Kurama.
Más de una vez, el omega de cabello plateado había visto a su pequeño jugar con los soldados o simplemente, acompañándolos en sus entrenamientos al no saber que más hacer.
—¿Ha venido su madre? —La pregunta de Minato, trajo al tutor a la realidad.
—Así es, no he querido quedarme mucho con ellos.—Comentó el alfa, sintiendo los piecitos de Shisui golpear con suavidad su pecho cada vez que los movía hacia adelante y hacia atrás.— Estuve por un momento cuando Sasuke se acercó, pero no vi que su madre lo hiciera también.
Los cuatro adultos giraron en dirección en la que se encontraba Itachi con su hermano en brazos. Las sonrisas que se dedicaban, acompañadas de los besos en las mejillas o los nuevos abrazos que llegaban una vez más, solo los hacían sonreír.
—¿Vas a hablar con alguno el día de hoy? —Preguntó su padre.
Un suspiro escapó de los labios del duque.
—Quiero hablar con Sasuke.—Respondió.— El pequeño no me mentirá.
°
—¿Es un buen alfa? —Itachi sonrió a la vez que asentía.
—Es un alfa maravilloso.—Respondió.— Se ha comportado muy bien conmigo. Es muy atento y amable.
El menor asintió mientras observaba la sonrisa que su hermano mayor tenía plasmada en su rostro.
Desde que se había marchado de su hogar, lo único que anhelaba saber era que el alfa con el que Itachi estuviera iba a ser la clase de persona que el omega merecía tener a su lado.
Sasuke podía confirmar que su hermano mayor era alguien especial. Un joven bondadoso, amable y protector.
Siempre sintió el amor que Itachi le transmitía con palabras o acciones e incluso a veces, solo con miradas. Siempre se sintió protegido entre los brazos de aquel omega, como cuando su madre se enojaba o también, lograba encontrar consuelo allí, tal como sucedió luego de la partida de su padre.
Ahora que no se encontraba Itachi junto a él, pudo comprender mejor el papel de su hermano dentro de su hogar. Era quien lo cuidaba, quien veía por él y lo protegía de los enojos que su madre solía tener sin que haya una situación de por medio. Itachi jamás lo había dejado solo en su hogar como Mikoto lo había hecho.
Una nueva sonrisa se mostró en los labios del menor. A pesar de mantener el wataboshi en su lugar generando sombra sobre la mitad del rostro del omega mayor, Sasuke podía notar con claridad el brillo de felicidad que su hermano tenía en sus oscuros ojos.
—Felicidades, Itachi.—La voz de su progenitora pareció hacer eco aún entre tanto bullicio, rompiendo la pequeña burbuja en la cual se habían encerrado ambos hermanos.
Itachi asintió en agradecimiento aún si la seriedad se había apoderado de su rostro.
—Te agradezco.—Respondió cortante.
Mokoto rodó sus ojos con hartazgo y extendió sus brazos en dirección del menor, quien cerró con fuerza sus manos arrugando la tela del shiromuku.
—Es hora de irnos, hijo.—Habló con suavidad.— Habíamos acordado venir a la celebración, más no quedarnos.
—Pero... Pero hace días que no veo a Itachi.—Dijo Sasuke con gesto afligido.— Solo un poco más ¿Si?
Mikoto cruzó sus brazos y negó en silencio.
—Puede quedarse esta noche en el castillo.—Propuso el azabache.
Las cejas de la dama se fruncieron con molestia al oír la contradicción que su hijo mayor hacía.
—Acabas de casarte, Itachi.—Comentó como si quisiera que comprendiera la situación.— Hoy será tu noche de boda. ¿Crees que pueden dormir juntos como en casa? Debes estar con tu esposo.
La mirada del mayor recayó sobre la de su hermano, notando la tristeza que invadía sus ojos en aquel día donde se suponía que todo debía ser felicidad.
—Se cuales son mis responsabilidades.—Dijo molesto.— Tenemos muchos cuartos acomodados en el castillo. Puede quedarse.
Mikoto se acercó a sus hijos e Itachi, se vio obligado a dejar a su hermano pequeño en el suelo en cuanto vio aquel peligroso acercamiento.
—Debes entender tu lugar.—Siseó furiosa, sin percatarse de que Sasuke ya no se encontraba con ellos.— No puedes tomarte las libertades de elegir en un lugar que no es tuyo. Tus decisiones están por debajo de las de tu esposo.—Su mirada recorrió de arriba a abajo a su hijo mayor, observándolo como si fuera menos que basura.— Tu deber es mantenerte a espaldas del duque, bajar la cabeza y solo obedecer a todo lo que te ordene.
Una sonrisa burlona se elevó en los labios de Itachi.
—¿Qué dices? Soy el esposo del duque, por supuesto que este lugar me pertenece.—Respondió con altanería.— ¿Crees que el duque no cumplirá mis deseos? Solo necesito decírselo y él hará lo necesario por conseguirlo.
Las manos de Mikoto se apretaron con fuerza, mientras que Itachi intentaba no bajar la mirada.
Necesitaba demostrar seguridad en sus palabras y si quitaba sus ojos de los de su madre, ciertamente quedaría en evidencia que no estaba seguro de cada una de las sílabas que habían salido de su boca. Porque si bien Naruto era el duque y también su esposo, no podría asegurar que fuera capaz de cumplir a sus caprichos.
Esperaba que no se negara a su petición frente a su madre.
—No puedes negarle a tu esposo lo que ahora le corresponde por derecho. ¿Crees que el duque permitiría que tu hermano se quede aquí en esta situación?—Dijo la dama.— Es tu noche de bodas y debes acompañar a su alteza en el lecho, claro está, si es que no lo haz hecho antes.
El ceño del omega se frunció con molestia.
—¿Cómo te atreves a insinuar algo así? —Habló molesto. Ciertamente, que insinuara que no había llegado puro a su boda, le resultaba ofensivo.— No olvides que desde que me convertí en el esposo del duque, soy tu señor. ¡No voy a tolerar una falta de respeto aunque seas mi madre!
Mikoto lo observó con la sorpresa tiñendo su rostro y antes de que pueda refutar a las palabras de su hijo, Naruto se acercó a ambos con Sasuke tomado de su mano.
Itachi se acuclilló frente al niño para envolverlo en un abrazo. Podía notar que estaba a punto de llorar y en su aroma, podía sentir el miedo que lo invadía.
—¿Puedo saber qué significa este alboroto?—Preguntó con tranquilidad y a pesar de que Mikoto estaba segura de que se lo preguntaba a su hijo, los ojos azules del alfa se encontraban clavados en su persona.
—Lamento la situación, alteza.—Respondió sonrojada a la vez que se inclinaba. El sonido de los alrededores habían cesado casi por completo.— Solo un pequeño intercambio de palabras.
Naruto observó a su esposo arrullar al pequeño en sus brazos, susurrándole palabras de las que estaba seguro, eran para tranquilizarlo.
—¿Un pequeño intercambio de palabras?—Su mirada se posó una vez más en la mujer frente a él.— Está alterando a mi esposo y Sasuke se encuentra asustado. No quiero que esta situación vuelva a ocurrir.
Mikoto jadeó entre sorprendida y asustada por la presencia imponente del duque. Sus manos apretujaron su vestido con fuerza mientras que bajaba su mirada sin querer hacerle frente al soberano.
—Te he pedido que Sasuke se quede por hoy. No lo he visto en días, lo quiero conmigo.—Dijo más tranquilo.
La fémina elevó su mirada en el mismo instante en que Naruto sujetaba una de sus manos entre las suyas, acariciando con cuidado sus nudillos. Su hijo menor se mantenía oculto en el cuello de su hermano mientras que sus brazos se aferraban con fuerza en él.
Los ojos oscuros de la omega, se posaron en el rubio que le regresaba la mirada, esperando por una negativa de parte del alfa ante tal descabellado pedido que no había sido consultado con su esposo.
—Tenemos cuartos libres en los que Sasuke se puede quedar.—Habló el duque y en su mirada, Mikoto pudo notar que no iba a recibir una negativa por respuesta.— Itachi ha estado queriendo tenerlo con él desde que llegó al castillo. No voy a negarme.
La omega apretó su mandíbula con impotencia y soltando un cansado suspiro, accedió.
—Lo quiero conmigo mañana temprano.—Sentenció antes de alejarse de la pareja.
Naruto la observó hasta que desapareció de su campo de visión, siendo acompañada de uno de sus guardias hasta la salida de castillo.
—Yo... Te agradezco esto.—Dijo Itachi, casi en un susurro.
El alfa sonrió envolviendo con sus brazos a ambos hermanos y depositando un beso en la frente de su esposo.
—Vamos a dejar pasar este encuentro y vayamos con los demás. Están esperando por felicitarnos.—El azabache sonrió acomodando en sus brazos a su hermano, quien salió de su escondite para poder secar sus lágrimas que habían descendido finalmente.— Tengo un pequeño que está esperando por jugar contigo ¿Qué dices, Sasuke?
El infante soltó un suspiro, ya más tranquilo y asintió, pidiéndole a su hermano que lo baje para tomar las manos de ambos mayores y permitir que lo guiaran.
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El par de hermanos observaba con atención el camino que debían recorrer.
Las casas coloridas se mostraban cerca del muelle y los pequeños corrían de un lado al otro bajo la supervisión de sus padres.
—¿Estás seguro de que éste es el lugar?—Preguntó el alfa.
—Me dijeron que debemos ir a la capital.—Respondió el menor de los dos.— Allí encontraremos a nuestra familia, Madara.—Habló con una sonrisa.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!