Miénteme [ONE SHOT]

Naruto (Anime & Manga)
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Miénteme [ONE SHOT]
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Summary
Sasuke y Ahime son rosas que atraviesan una fría temporada.Las rosas durante el invierno deben permanecer inactivas; pero, Sasuke siguió luchando y abandonando a su amada durante el invierno, quizás fue por eso que su relación dejó de funcionar.Los brotes de crecimiento invernal a corto plazo pueden dañar gravemente los brotes y tallos jóvenes y vulnerables; bueno, eso explica porque todo el amor que Ahime desarrolló por Sasuke terminó por destruirla, ella es tan joven y vulnerable, tan sólo quiere amar y ser amada.Sólo queda esperar que atraviesen éste frío y doloroso invierno y lleguen con vida hasta la próxima primavera.

—Miénteme. ¡Miénteme pero no me dejes, Sasuke! —suplicó en un intento desesperado por detener el andar del shinobi, su determinación lo guiaba hacia la puerta sin mirar atrás—. Dime que eres feliz, pero desaparece durante días. Dime que me amas aunque me escupas en el rostro. Miénteme, no pares de hacerlo; finge que aún estamos bien, que jamás me dejarás, que nos amamos más que nunca, aún cuando tu corazón le pertenezca a Sakura.

El frío metal de la perilla rozó los dedos del Uchiha, quien se detuvo al escuchar las palabras de Ahime. Quería terminar con todo de una vez, pero no podía hacerlo de esa manera, no sabiendo las absurdas conclusiones a las que apresuradamente había llegado la mujer a la que alguna vez amó. Ahime lo miraba postrada sobre sus propias rodillas, dispuesta a suplicar por un poco de amor, aún cuando sabía que era completamente falso.

—Dime que soy un desastre, que jamás escucho. —la estabilidad de su voz no duraría mucho, las lágrimas escurrían audazmente por sus mejillas—. ¡Llámame por su nombre si es lo que deseas!, ¡seré Sakura Haruno para ti!

Sasuke ahogó un gruñido molesto, sus finos labios se apretaron para después alejarse de la salida e ir hacia Ahime, mirándola con furia y dolor; como si hubiese ofendido a todos los difuntos de su clan, aunque era peor, había ofendido los sentimientos tan profundos que Sasuke había desarrollado por ella con el pasar de los años. La sujetó por el antebrazo con firmeza, no tuvo delicadeza alguna cuando la obligó a ponerse de pie, sus piernas flaqueaban.

—Escúchame bien, Ahime. —sus miradas se conectaron, el Uchiha le advirtió con la mirada sobre lo que estaba por venir—. No te dejo por Sakura y lo sabes, ambos estamos conscientes de ello. —la arrojó para apartarla de él, no le importaba si fuese a dejar una marca; después, se pasó la mano por el cabello, en un intento por tranquilizarse—. Cambiaste, me hiciste perder hasta la última pizca de amor que sentía; desde hace tiempo que estoy obligándome a permanecer junto a ti. Fingiendo que estoy cómodo con el hecho de que te comportes como una lunática cada vez que estoy junto al resto de mi equipo. 

—¡Sakura siempre ha estado enamorada de ti y lo sabes! —se acercó peligrosamente hacia él, aún cuando observó cómo el Uchiha retrocedió, se negaba a tener contacto físico—. Desde que comenzaron a verse nunca estás en casa y cuándo lo estás no quieres tenerme cerca. Sasuke, ¡soy tu pareja!

El Uchiha negó mientras movía su cabeza de un lado a otro, golpeó el florero que yacía sobre la mesa al lado del sofá; Ahime se sobresaltó cuando los pedazos de vidrio cayeron a sus pies. Sasuke jamás había hecho nada parecido.

—¿Cuántas veces habrá que repetírtelo? —estaba cansado, terminaría rindiéndose ante la actitud de Ahime—. Sakura está con Rock Lee. Ambos son felices, como tú y yo solíamos serlo antes.

—¡Aún lo somos! —se apresuró a tomarlo por su camisa grisácea, apretándola con fuerza entre sus puños desesperados, se negaba a aceptar la realidad; las palabras de su amado no podían ser sinceras—. ¡Podemos seguir intentándolo! Ya lo verás, seremos muy felices con nuestros hijos corriendo por toda la casa, y me aseguraré de verme hermosa para ti todos los días.

Sasuke sujetó las manos de la kunoichi con delicadeza, uniendo sus miradas por unos breves segundos, los ojos de Ahime brillaban con la misma intensidad que la primera vez que se encontraron; pero el sentimiento no era el mismo, sabía muy dentro suyo que no estaba siendo sincera consigo misma. Lo suyo ya no era amor. La apartó con brusquedad.

—Jamás volveremos a ser lo que éramos. —escupió con amargura antes de darse la vuelta, ignorando cualquier intento de súplica por parte de su antigua pareja—. Esto se acabó para siempre, no quiero volver a verte. —no, el corazón de Ahime no podría soportarlo, todos esos años no podían irse a la basura tan fácilmente, sus sentimientos seguían siendo tan fuertes como lo fueron en un inicio. Sasuke no tenía el derecho para decidir por ambos, ¡jamás lo dejaría!—. No me busques más, no hables con nadie sobre mí y no sigas engañándote; ya no hay nada que salvar aquí.

Cada palabra era como una apuñalada a su corazón, las lágrimas seguían cayendo con desenfreno, amar dolía, pero volvería a vivir ese dolor mil y un veces si eso significaba que podría estar con Sasuke cada vez; porque su amor por él era demasiado grande. El Uchiha la miró por el rabillo del ojo, sintiendo el corazón doler por la manera en la que todo había terminado, pero Ahime no le había dejado otra opción.

Aún con sus ojos veloces no fue capaz de visualizar la rapidez con la que Ahime sacó un kunai del bolsillo en su muslo y lo posó sobre su propia garganta como una amenaza, la seriedad en sus ojos rojizos por el llanto le asustó. No, no era seriedad, era locura, rabia, exasperación. Lo que él no entendía es que no podía dejar a Ahime, ellos se aman, ¿no? La mente de Ahime no lograba comprender por qué Sasuke era el único que parecía no entenderlo.

—¡Voy a acabar con mi vida si no puedo tenerte! —pequeñas gotas carmesí resbalaban desde su piel sensible, ella iba en serio—. ¡Eres mío, Sasuke!, ¡prometiste amarme por siempre! —su garganta se desgarró, pero los sollozos de dolor no le permitían pensar en ello. Haría lo que fuera para que jamás la dejase, lo perseguiría hasta la tumba de ser necesario—.

—Ahime. —dijo con suavidad, intentando en lo máximo posible no clavar sus ojos en el objeto que permanecía contra el cuello de la joven. Únicamente la miraba a los ojos—. Tranquilízate, por favor. Hablemos...

—¡No, no quiero calmarme! —el movimiento le cortó un poco más— ¡Dime que me amas! —exigió, soltando un gemido de dolor al clavar la punta del arma en su cuello—. ¡Dime que me amas y que jamás dejarás de hacerlo!, ¡dime que esto es sólo una broma cruel y que no abandonarás!, ¡dímelo ahora!

—Ahime...

—¡Dímelo, Sasuke! —estaba temblando, pero no temía por su vida, sino por su futuro junto al hombre que más amaba. Todo lo que deseaba con cada una de las fibras de su cuerpo, era escuchar, directamente de los labios de Sasuke, lo mucho que la amaba. Ese maldito Uchiha del que toda su vida ha estado enamorada no podía limpiarse las manos con tanta facilidad. Él le enseñó lo que es amar hasta que duele, ¿por qué no aceptaba su responsabilidad?— Las personas dicen que somos raros... —el rostro angustiado de Sasuke no la hacía sentir mejor— pero no entienden que simplemente te amo demasiado. Si pensa-

—No. —un dolor punzante se clavó en el pecho de Ahime, todo finalmente había terminado, se sentía vacío, roto y doloroso. Sasuke, no...—. Ahime, ¿no lo entiendes? Nos aferramos demasiado el uno del otro, nos estamos lastimando. —tenía que convencerla de alguna manera, dejarse era lo mejor, no podía simplemente cometer una estupidez para forzar el amor entre ellos—. Lloramos más de lo que reímos, nos decimos palabras hirientes en lugar de "te amo", cada vez que estamos juntos peleamos como si no quisiéramos volver a vernos; ¡pero volvemos al día siguiente!

Esas palabras no causan ningún efecto positivo, el labio de Ahime comenzó a temblar desmesurablemente. Entonces todo fue real, en verdad Sasuke no la amaba.

—¡Deja de mentir! —suplicó, ahogándose con su propio llanto. Aflojó ligeramente el agarre al sentirse débil—. ¡Me amas y siempre lo harás!, ¡confiesa de una vez!

Un último suspiro pesado abandonó el cuerpo del Uchiha.

—No Ahime, ya no te amo.

No lo permitiría, si Sasuke quería marcharse de su vida y desaparecer con tanta facilidad, entonces lo haría arrepentirse de esa decisión; inmediatamente la furia comenzó a acumularse en su pecho. Cargaría con la culpa de haber extinto la llama de su vida, Ahime se marcharía con la única condición de siempre estar en la mente de su amado.

—¡Bien! —exclamó, recuperando su determinación—. Tú no lo entiendes, Sasuke. ¡Pero sin ti no soy nada!

El kunai atravesó su piel y rasgó de lado a lado, separando los músculos de su cuello; la sangre brotó a borbotones, y sabiendo que probablemente no sería suficiente, apuntó directo a su pecho, en su corazón que tanto dolía. La alfombra pasó de beige a escarlata en tan sólo unos cuantos segundos. Se desplomó justo en los brazos del Uchiha, quien temblaba al sentir el cálido líquido escarlata manchar sus manos; no pudo detenerla, no fue lo suficientemente veloz, jamás lo fue cuando se trataba de Ahime. Quien decidió aspirar por última vez el aroma tan varonil que siempre caracterizó a su pareja, al Uchiha que siempre amó. De verdad lo hizo con toda el alma, ¿por qué Sasuke dejó de hacerlo?

—Tienes una vida por delante, no dejes que éste amor enfermizo sea más fuerte que tú. —la desesperación se apoderó de él, se deshizo de su camisa y la colocó en las profundas heridas; Ahime moriría, debía ser tratada de urgencia—. De-debo llamar a Sakura.

No, no quería que lo hiciera, ¿ni siquiera en su lecho de muerte podía dejar de pensar en esa chica? Ahime lo amó con todas sus fuerzas, con toda su alma, le abrió su corazón, aceptó su dolor; fue fuerte por él, aceptó cargar con el enorme peso de hacer feliz a Sasuke a como dé lugar, y falló.

—N-no, Sasuk-ke... —fue capaz de pronunciar—. No-o... habl-bles con ella j-jamás...

—¡Idiota, vas a morir! —Ahime sintió unas gotas saladas caer sobre su frente y mejillas. Era la primera vez que Sasuke lloraba por ella, y ni siquiera era capaz de verlo, sus mirada estaba borrosa—. ¡Te amo, pero no quiero que nos dañemos más!

La tomó entre sus brazos y salió con rapidez hacia el hospital de Konoha; una débil sonrisa adorno el rostro moribundo de la joven, haciéndola sentir dichosa. Él no lo sabía, pero sus corazones estarían conectados por toda la eternidad, se amarían hasta que ambos murieran, tal y como se lo prometieron. Porque de algo podían estar seguros, y eso es que un amor como el suyo jamás se olvida.

—Y-yo ya estoy muerta... —murmuró sintiendo su inminente final, no sabe cómo es que logró sobrevivir por tanto tiempo— . Me apuñalé-é en un p-punto vital. —extendió su mano, deseando tocar el rostro de Sasuke por un última vez, pero incluso antes de palpar su mejilla húmeda, sus fuerzas la abandonaron, su mano cayó duramente y quedó suspendida en el aire. Los ojos de Ahime perdieron por completo su brillo; no había nada más que oscuridad en ellos—.

Sasuke pateó sin cuidado la entrada del hospital, exigiendo atención inmediata para la mujer a la que sostenía. Sin embargo, ya era tarde. Ahime había partido momentos antes, y con ella se llevó el corazón de Sasuke, lo arrancó sin piedad, recordándole lo mucho que duele estar vivo.

Toda Konoha se presentó en su funeral, incluida esa pelirrosa a la que tanto odio; siempre se sintió como su reemplazo y eso le dolía, pero jamás se lo confesó a Sasuke. Todos sus amigos y conocidos lloraban su temprana partida, lamentándose por no haber sido capaces de notar el dolor por el que ella pasaba. Pero, el peor de todos era Sasuke, nuevamente se encontraba solo. Todos y cada uno de los días que pasaban se culpaba a sí mismo, no hizo nada para detenerla; aún la amaba, ¿por qué no le dijo que lo hacía? Su amor era tóxico, al principio hermoso como una rosa; para después tornarse doloroso como las espinas de la misma. Ahime era una rosa, a la cual dejó marchitar. Sasuke también era una, y antes de que llegara su siguiente primavera, decidió cortar su tallo, acabando con su vida. En sus últimos momentos rogó a todos los dioses por encontrarse con su querida Ahime en la vida siguiente.